Home Reflexion Semanal 1 de Marzo: ¿Un día muy especial?

1 de Marzo: ¿Un día muy especial?

1 de Marzo: ¿Un día muy especial?
0

El domingo primero de marzo asume el nuevo gobierno y marca el fin de una etapa de quince años de gobierno del Frente y el comienzo de un periodo gobernado por Luis Lacalle Pou y la coalición.  Queremos relevar las experiencias vividas ese día. ¿Qué análisis hace del acto de asunción? ¿Cómo estuvo el discurso del presidente electo?  ¿Marcó el camino que va a darle a su mandato? ¿Cuál fue a su criterio el hecho político del día? ¿Hubo algo que le sorprendió? ¿Fue una fiesta democrática?

 

Genuino y saludable republicanismo

Renato Opertti

El acto de asunción del presidente Luis Lacalle Pou estuvo marcado por un genuino y saludable republicanismo que hace honor a nuestra tradición democrática transversal a credos, afiliaciones e ideologías. Por un lado, el respeto y el apego a las formas y a los procedimientos de nuestra democracia liberal por el sistema político en su conjunto, por la ciudadanía, y en particular, por las conductas ejemplares del Presidente saliente y del entrante. Por otro, la presencia de actores e instituciones, de lo que suele conocerse como el Uruguay profundo, que revitalizan nuestra democracia y que, a la vez, deben hacernos reflexionar sobre los centralismos que muchas veces, son hegemónicos en ideas, elencos, recursos y decisiones. El discurso del presidente estuvo signado, entre otros aspectos, por tres ejes que entendemos como notas salientes. En primer lugar, por el tono, la coherencia y el alineamiento del Presidente a las propuestas incluidas en las definiciones programáticas de su sector político, del Partido Nacional y de la coalición multicolor. En segundo lugar, el compromiso y la intencionalidad de transformar su discurso de campaña en prácticas concretas de gobierno sin mayores ruedos. En gran medida, un llamamiento generoso de uruguayas y uruguayos a las cosas. En tercer lugar, por colocar la discusión sobre la libertad y los derechos en el centro del accionar político buscando integrar diferentes sensibilidades y sin caer en oposiciones ideológicas que lleven a crispaciones y juegos suma cero. En su conjunto, se puede avizorar que el gobierno va a tener un posicionamiento pragmático asentado en una concepción de sociedad libertaria que ampare los derechos de expresión y de participación de diversos colectivos y de las personas como tales. La centralidad de la libertad va a tono con una preocupación mundial de cara a las amenazas que derivan de los autoritarismos, las democracias “iliberales” y los populismos de diferente signo. No se trató de una pieza oratoria de excelencia, de brillo intelectual, imbuida de referencias históricas, o signada por dejar estampada un antes y un después, sino de entender la vida política, desde una inteligencia pragmática, como asunto de la cotidianeidad de la gente que debe encararse y resolverse sin refundaciones ni anteojeras ideológicas. Esto no implica vaciado de contenidos sino la prolija articulación de un discurso de asunción de mando como un compromiso ético ante la ciudadanía plasmado en un conjunto de referencias concretas a acciones que podrá verse a posteriori si han marcado, de qué forma y con qué resultados la acción de gobierno. Quizás también implique una renovada forma de hacer política que denote un cambio generacional asentado en la conformación de equipos con múltiples identidades, alienados con un programa, y ejerciendo un liderazgo distribuido. Dejamos planteadas tres órdenes de preocupaciones. Primeramente, la ausencia de una reflexión más global sobre los cambios disruptivos planetarios y el mundo, y de qué manera impactan en el desarrollo y logro de una sociedad de oportunidades justas. Asimismo, la falta de referencia a los jóvenes, a sus expectativas, necesidades, ilusiones y resquemores, como un eje central del accionar del gobierno aun cuando puedan parcialmente encararse por la vía de la educación que sí aparece como un asunto prioritario de gobierno. Finalmente, la no mención a temáticas de salud que entendemos como claves para forjar estilos de vida en Uruguay que distan de ser saludables y sostenibles.

Rodeado de autoritarios, solo, y sin rumbo

Leonel Groisman

En una medida por lo menos controversial, el nuevo Presidente no invitó, expresamente, a los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¡Una primera lectura podría indicar que cada uno invita a quien quiere, pero no era el cumpleaños del Presidente! Se trataba nada menos que de la asunción de un nuevo Presidente de la República (es decir también de todos los uruguayos) … En 1984 el Dr. Sanguinetti invitó a Fidel Castro, al Presidente de China… porque esa ha sido la historia de la política exterior del Uruguay… Pero no. Tal vez por eso su asunción tuvo la asistencia de la peor delegación internacional de la historia del Uruguay moderno. China envió al Ministro de Ecosistema … No vino ninguna figura de la UE. La única figura relevante pareció ser el Rey Felipe (¡un Rey!), y nadie de Francia y Alemania, no vino Argentina, USA mandó una delegación de 5ta importancia: el Administrador de la Agencia de Protección Ambiental (¿cuánto le importará este tema a Donald Trump?). Ni siquiera Guaidó, el autoproclamado Presidente de Venezuela, quien envió una figura de quinta línea de un “gobierno” carcomido por la corrupción y en vías de extinción. Si comparamos estas delegaciones con las que asistieron a la Proclamación del Presidente Tabaré Vázquez, las diferencias son asombrosas… Sólo desde USA en aquella oportunidad vino Hillary Clinton… Sin embargo, el Presidente eligió rodearse de las figuras más autoritarias de nuestra América Latina. Jair Bolsonaro, quien la semana pasada llamó a una manifestación contra el Congreso de Brasil, dinamitando la indispensable separación de poderes. El homofóbico, el que admira la dictadura brasileña, paraguaya y chilena, el que el corresponsal de TN en Brasil, Bruno Bimbi, llama directamente “fascista”, y efectivamente lo es. Fue la figura central de esta asunción. La semana pasada, el NY Times publicó una investigación realizada entre otro por la célebre MIT. En ella, se desmiente tajantemente la más mínima posibilidad de un fraude del Presidente Evo Morales. Ya no hay dudas: fue un Golpe de Estado. Pues bien, el recién asumido decidió invitar a la golpista Jeaninne Añez Chávez, y el que orquestó, planificó y ejecutó el Golpe: Luis Almagro. Responsable directo, además, de no haber hecho absolutamente nada cuando la delegación de la OEA observó que en Honduras se había realizado un fraude electoral con un consiguiente Golpe de Estado. El dos veces promotor de golpes, fue la segunda figura de la fiestita privada de Luis Alberto Jr. Desde hace seis meses en Chile hierve la sociedad toda. “Vamos a tener que darle algo a los pobres”, parece que dijo la Primera Dama chilena luego de las primeras manifestaciones, mientras se sucedían violaciones a detenidas y detenidos, detenciones ilegales, seguimiento de personas, uso excesivo de la fuerza contra la población, y señalamiento de manifestantes utilizando disparos a sus ojos. Todo eso fue obra y gracia del cuarto invitado en importancia: el inefable Piñera. Claramente la causa de la no invitación de Cuba, Venezuela y Nicaragua, es su autoritarismo y no el hecho de que se autoproclamen de izquierda… Claramente…

Solo y Aislado

Así que una fiestita privada, rodeada de autoritarios como principales figuras, no podía convocar otra cosa que un pequeño puñado de uruguayos felices y contentos, rodeados del olor a bosta de caballo por las heces vertidas por los 150 caballos que vinieron cabalgando, y los 1300 que vinieron en camiones para tapar el papelón que hubiera supuesto que sólo vinieran 150 (seguramente peones obligados -tal vez a latigazos- por patrones que venían en 4×4 y se subieron al caballo hoy a la mañana). La comparación de las fotos de las anteriores asunciones (aún la de su padre), habla por sí sola. Estaba en una reunión íntima que previó 50 mil personas y a la que sólo asistieron mil quinientas.

Un Gobierno sin Rumbo

Salpicado antes de su inicio por hechos de corrupción y graves delitos económicos (el Caso Moreira, el Caso Bascou, el Caso Da Silveira y podríamos seguir), este gobierno fluctúa entre lo que dijo en campaña y lo que le será posible hacer. Y esta fluctuación es cierta acerca de la salida a la situación de Venezuela y la salida dialogada que hoy apoya y que fue buque insignia del gobierno anterior. Pero hay más ejemplos. Entre la promesa de campaña acerca de hacer grandes transformaciones en ASSE, y pedirle al Carámbula que siga en su cargo.  Entre liberar el ingreso de combustible y sus socios que no quieren hacerlo (¡125 millones de dólares hubiera perdido el país si se hubiera hecho eso en 2016!). Darle voz y voto a los docentes en el CODICEN, o sostener su promesa de campaña de no hacerlo. Hablar contra las políticas del FNR, y asumir sin haber nombrado un nuevo Director/a. Entre que va a hacer un plan de austeridad e irse a vivir a la Casa Presidencial a un costo de 100 mil dólares mensuales, o de crear la nueva figura del Vocero Presidencial. De que va a bajar las tarifas públicas y que no se pueden bajar… Y así todo. Todo esto sin tener en cuenta la Ley de Urgente Consideración, que ya fue criticada por la propia dirección de la coalición, que no se sabe qué va y qué no irá y de la que sólo se sabe que dos grandes constitucionalistas han dicho que es inconstitucional. Lo único seguro es que, a una de arroz, dos de agua. Y que la semana que viene comeremos las sobras de la fiestita privada. Y tal vez la otra también.

  “Los hombres necesitados no son hombres libres” (1)        

Julio A.  Louis

    Las imágenes de la toma de posesión de Lacalle Pou recorren al mundo. Uruguay es uno de los países de democracia (liberal agregamos) mejor reconocidos. No nos corresponde juzgar las intenciones de otros seres humanos. Sí los hechos de los que somos protagonistas. El pensamiento del título no es de ningún marxista, sino… de Franklin D. Roosevelt, famoso presidente de Estados Unidos (1933-1945). Mientras tanto en los períodos pre electorales, los candidatos de la coalición multicolor, han “descubierto” la pobreza y la indigencia. Pero las cifras de este Uruguay – el país más igualitario de la región- son concluyentes. En estado de indigencia en 2006 estaba el 1.40% de la población, mientras que en 2018 había descendido al 0.10%. Y el de pobreza, en 2006 estaba el 32.50% de la población y en 2018, el 8.10%. Estos seres humanos, tan necesitados de lo más elemental, ¿son libres? Pero aún más, sin llegar a tales extremos, los necesitados para vivir de la ocupación que ofrecen las patronales privadas, o aún el Estado capitalista, que ni siquiera garantiza a sus ciudadanos muchas veces el derecho de la vida (salud, alimentación, vivienda) ¿son libres?    Con seres humanos tan limitados en su libertad, ¿se puede construir una democracia? La democracia es el gobierno del pueblo. Y para que haya una verdadera democracia, tienen que ser todos los seres humanos libres.    El acto de traspaso del mando presidencial, fue respetuoso y a la vez lamentable. No se invitó a presidentes por no ser “demócratas” (Díaz Canel, Maduro, Ortega), pero si a Bolsonaro, Piñera, y otros de conductas anti democráticas. Y es ése el hecho político del día. El discurso de Lacalle no es creíble para la clase trabajadora y las clases y sectores populares, como no lo son los que le hacen los mandados al imperialismo y a la oligarquía. Y del hecho de que hayan festejado muchos uruguayos, gran parte de ellos humildes, no puede concluirse que haya habido una fiesta democrática por lo ya expuesto.  Sí ya queda claro que el pueblo -empezando por el más culto políticamente- y las organizaciones políticas, sociales, sindicales que se oponen a ser servidoras fieles del imperialismo y de la oligarquía, deben comenzar a resistir para no perder los derechos logrados y conquistar otros, como lo están haciendo, por ejemplo, los pueblos de Chile y de Brasil.

(1) Cita extraída de “Breve historia del neoliberalismo” de David Harvey. 2005

Sobre mitos y ritos

 Gonzalo Pérez del Castillo

Toda nación, toda organización política o social, se nutre de sus mitos y de sus ritos. Los mitos se construyen sobre las mejores tradiciones de esa organización; sus momentos de mayor gloria. Los ritos son la forma en que tales momentos se recuerdan y se festejan. Una sociedad que desatiende sus mitos y sus ritos carece de alma y de identidad. De joven no lograba entender estas cosas, pero los años me fueron demostrando que es así. Este domingo en Montevideo se vivió una jornada cívica que puede ser tomada como ejemplo en el mundo entero. Sé muy bien lo que estoy diciendo. No hay ni una pizca de exageración o de desubicado patriotismo en lo que afirmo. Un joven Presidente acompañado de una señora Vice Presidente, juró ante la Asamblea General respetar la Constitución y pronunció un discurso sin estridencias o revanchismos invitando a todos los uruguayos a unir fuerzas para continuar con un esfuerzo de superación que es de todos. Nada de proyectos refundacionales; se oyeron muy pocos reproches hacia quien gobernó durante quince años abusando en ocasiones de su mayoría parlamentaria. Las estadísticas que se dieron sobre el lamentable estado de la educación, de la seguridad o el déficit fiscal son datos objetivos de una triste realidad. La transmisión del mando en la Plaza Independencia fue sencillamente admirable. ¿Cuántos países del mundo son capaces de pasar el mando por voluntad del pueblo, de un bando a otro, en un ambiente de respeto, paz y camaradería como el que presenciamos en Montevideo? Grandes fueron sus dos protagonistas. Ambos presidentes, entrante y saliente, dejaron sus rivalidades y diferencias en algún rincón y cumplieron sus roles con la altura, la sencillez y la caballerosidad que corresponde. Así debe ser y así fue. Se cumplió el rito y se fortaleció el mito del Uruguay democrático y republicano. Lo negativo fue la magra representación de los jefes de Estado de las democracias de los países occidentales. La de Uruguay era una transmisión de mando para que estuvieran todos. Es sabido que el mundo occidental y su sistema político están siendo amenazados, desde adentro y desde afuera. Esta era una oportunidad para que se demostrara aprecio por un país que ha sabido mantener en alto, en una región muy complicada, los valores de la democracia liberal y republicana. ¿O acaso el Uruguay no representa los valores que las democracias occidentales pretenden difundir en el mundo?  ¿Qué significa que el Presidente Trump, famoso por la escasa importancia que asigna al tema medioambiental, designe como su representante personal al encargado del medio ambiente? Hillary Clinton estuvo en la asunción de Mujica ¿Qué debemos interpretar? El presidente de nuestro país hermano, la Argentina, con quien tuvimos serias discrepancias en su gobierno anterior que terminaron en la Corte Internacional de La Haya ¿No pudo hacer un gesto, un sencillo acto de presencia simbólico, antes o después si es que le era imposible llegar en algún momento de la ceremonia? La presencia de otros primeros mandatarios fue apreciada y bienvenida. En lo personal me resultó desagradable ver tantos asientos vacíos correspondientes a legisladores nacionales. El representante que apareció con una camiseta con la bandera de Cuba evidentemente aprecia las libertades y tolerancias que nuestro sistema político le ofrece y que no existen ni por asomo en el régimen totalitario que él tanto admira.

 

 Un 1º de marzo diferente

Juan Rodríguez Puppo

Tan diferente a los demás que creo que nunca o casi nunca hubo un cambio de gobierno luego de un 29 de febrero año bisiesto y además con el condimento extra de haber recaído sobre día domingo. Hasta 2045 no habrá de nuevo un cambio de mando que se celebre un domingo. Pero por fuera de estas banales coincidencias que solo preocuparían a Ludovica Squirru, no fue un 1º de Marzo más en la historia moderna de este país. El Frente Amplio había llegado para quedarse. Luego de un 1º período en que las cosas rodaron muy bien y un 2º período de gobierno en el que el pueblo se encandiló con un voto de simpatía por identificación hacia un ex guerrillero reconvertido en dicharachero demócrata se puede decir que en líneas generales y tomando en cuenta -circunstancias externas favorables como nunca y algunos aciertos puntuales que vale reconocer- el uruguayo volvía a dar un voto de confianza para que el FA (que rompió la hegemonía histórica de partidos tradicionales) tuviera una nueva oportunidad para confirmar sus bondades. Pero la realidad pudo más. El Frente Amplio terminó decepcionando y en octubre 2019 el mismo pueblo les pasó factura en el cuarto intento. (Tal cual lo pronosticara el Dr. Jorge Batlle). Votaron solo un 39 por ciento. Lo de noviembre –a pesar de un resultado ajustado- fue solo un trámite. Se sabía que Lacalle ganaba y así sucedió. Por tanto, este 1º de Marzo fue una fiesta para un pueblo que soñaba dar un giro importante no solo al signo de gobierno; sino también a un Uruguay que había perdido hasta el rumbo que le había marcado originariamente el propio Frente Amplio cuando planteaba sus sueños en un programa de gobierno allá por 1971. La situación de la inseguridad se había descontrolado a límites ya no tolerables, el desempleo empezó a asustar a los uruguayos y el país productivo empezó a darse de bruces con un Estado cada vez más caro, más pesado y con urgencias ajenas a las necesidades del hombre de trabajo. Sea éste agricultor, peón, estanciero, almacenero, carnicero o dueño de un kiosko. Ni hablemos del descalabro cultural y educativo. El acto estuvo a tono con ese nuevo paradigma de lo que el imaginario colectivo llama “EL PUEBLO”. Ésta vez el Pueblo no fue exclusivamente un yo proletario masificado y tal vez estigmatizado o no como funcionarios públicos o miembros de algún sindicato de base en alguna empresa del país o la barra de “la movida cultural” etc. Este acto del 1º de marzo tal vez no tuvo esa multitud masificada de otrora. Hubo un cambio significativo visible en las calles. Las mismas fueron tomadas por uruguayos de todos los rincones del país y de todas las clases sociales. Llegaron hasta allí “montados en bestias” como dijera Maldición de Malinche. Sólo que esta vez las bestias eran lo más parecido posible a los legendarios caballos que tanto tienen que ver hasta con los símbolos y la historia de nuestra patria. Fue la caballada desde el interior hacia Montevideo más importante de la que jamás se haya visto en este país. Pero no solo fueron a caballo. Muchos otros llegaron a pie, en ómnibus, en fuscas o en 4×4. Hubo de todo el domingo. Un 1º de Marzo tan multicolor como multiclasista. Una cachetada en la cara al Uruguay del relato único y del discurso sensiblero de una izquierda que –sin dudas- tendrá que aggiornarse y hacer su autocrítica si quiere un día volver a ganar. Amigos del FA…El Pueblo somos todos; también es pueblo… el uruguayo del interior. No lo olvidéis. Pero volviendo al 1º de Marzo muchos aspectos laterales a resaltar:

No hubo presencias del extranjero que llamaran la atención ni en calidad ni en cantidad, pero sí vinieron los suficientes mandatarios, dignatarios y diplomáticos para que la fiesta tuviera prestigio. Claramente hubo una mueca de simpatías del bloque anti chavista con visitas de algunos presidentes amigos y la llegada del Rey de España le dio un toque de jerarquía al acto. Solo me dio pena que el Rey haya estado aplaudiendo el Pericón -muerto de calor- en Plaza Independencia a la hora que jugaban Real Madrid y Barcelona. Pero buehhh… No todo se puede en esta vida. Ni siquiera al Rey de España le es permitido darse todos los lujos. El discurso del Presidente electo no fue una pieza oratoria de altísimo contenido filosófico ni mucho menos, pero tuvo sus aristas sobresalientes que vale destacar. Si bien habló de un país de reencuentros no escatimó en críticas hacia el tiempo frenteamplista que finalizaba. Dejó bien claro que tanto en seguridad como en educación y relaciones exteriores entre otros temas se parará sobre los errores y omisiones de la era progresista para construir un tiempo nuevo. Me encantó su frase “El hombre no puede ser lobo del hombre”. Me complace que un presidente uruguayo por más que se lo catalogue de “derechas” entre Rousseau y Hobbes se sienta identificado con el primero. En fin, no esperaba grandes definiciones filosóficas o políticas, pero sí quería confirmar que estamos ante un presidente joven que vino “a hacerse cargo” y que se jugó a delinear públicamente sus sueños en un discurso inicial en el que solo puede esperarse que genere esperanzas. La gente votó un cambio y Lacalle prometió ir por ese camino. Que nadie espere más de lo mismo. Eso sería imperdonable. Es más, sería perdonable que se equivoque. No será perdonable que el error consista en “no hacer” o hacer más de lo mismo. Capítulo extra pero no por ello menos importante, el simbolismo de la entrega de mando por parte del Dr. Vázquez. Sin caer en inocentadas y sabiendo que allí se encontraron “2 bichos políticos” astutos y con “boliche”. No me olvido que Vázquez venia de violar la constitución el pasado viernes al finalizar su mandato con un acto político –claramente- impedido por la Carta Magna. Aun así, vale el gesto político del domingo. Ambos con sus rituales, saludos y su andar del brazo dieron una lección al mundo respecto de la buena salud de nuestra democracia. Pueden ser duros en la batalla interna, pero ante la gran platea internacional muestran la mejor cara del Uruguay. Esto demuestra una vez más que las formas –a veces- pueden más que la sustancia cuando se trata de trasmitir valores a una sociedad. Solo aplausos y más aplausos a ambos. Éxito, trabajo, probidad y ponderación es lo que le pedimos al Dr. Lacalle Pou. Démosle tiempo para mostrar que puede haber un Uruguay mejor, más seguro, culto y hasta más próspero. Depongamos todos, actitudes soberbias, bravuconadas tontas y odios que a nada conducen. Es tiempo de mejorar lo que se hizo mal, pararse sobre las virtudes de los últimos gobiernos y eso sí…hacer lo mucho que aún no se hizo. ¡Uruguayos…a las cosas!

¿Un mapa de ruta con sentido ideológico?

Federico Irazabal

Los discursos presidenciales del 1 de marzo constituyen un buen instrumento para predecir y entender algunas de las políticas a llevar adelante por la administración que inicia. Luis Lacalle Pou pronunció ante la Asamblea General un discurso concreto, y exento de novedades con respecto a lo que fueron sus alocuciones durante la campaña electoral. Su alocución puede dividirse en cuatro grandes bloques; el primero de ellos apunta a la valoración de la democracia como sistema, pero resaltando su carácter cambiante y necesitado de permanente cooperación y cuidado colectivo, en una clara señal tanto para sus actuales socios de la coalición multicolor, como para aquellos que hoy se encuentran en la oposición. Un segundo capítulo refirió al carácter de servidores públicos de los gobernantes, y la rendición de cuentas a la que están obligados, como «inquilinos transitorios». La transparencia y el accountablity, operan de contrapeso a la idea de «hacerse cargo», varias veces manejada por el entonces candidato del Partido Nacional durante la campaña. La tercera parte contuvo una serie de acciones y políticas a llevar adelante por su gobierno: reducción de costos; apertura de mercados; abatimiento del déficit fiscal; reforma de la seguridad social; combate a la inseguridad; cambios en la gobernanza de la educación, etc. Lo particular de esta enumeración de medidas es que en la mayor parte de ellas se buscó contener al abanico completo de protagonistas, utilizando figuras antagónicas o extremas para describir las situaciones. Por ejemplo, al referirse a temas de seguridad, aludió a cuidar a aquellos que se encuentran presos, pero también a quienes han sido víctimas de la delincuencia. El bloque final fue tal vez el más novedoso, en un discurso casi carente de citas o alusiones intelectuales -excepto por una referencia también utilizada anteriormente a Thomas Hobbes y su idea del hombre como lobo del hombre-, y muy centrado en medidas de gobierno. En tiempos donde la política se ve invadida por actores ajenos a ella, que cual iluminados vienen a anunciar la muerte de la vieja política y el fin de las ideologías, Lacalle Pou pronunció casi un manifiesto de la concepción liberal en sentido amplio, y le imprimió de esa forma un tono más a su futura administración. Luego de recorrer diversos ámbitos donde el liberalismo se practica, utilizó el aumento de la libertad de los ciudadanos al final de su período como medida de éxito de su gestión.  A pesar de no ser un discurso que pasará a la historia por frases célebres, contiene elementos para poder evaluar la magnitud e intensidad de los cambios que el gobierno de Lacalle Pou prometió llevar adelante. En cinco años, lo veremos.

¿Un nuevo discurso o un discurso nuevo?

 Rodrigo da Oliveira

No se había generado mayor expectativa acerca del discurso ante la Asamblea General por parte del Presidente entrante. Antes bien, se lo intuía reafirmando conceptos y sí, nada menor, sentando la declaración ahora oficial acerca de la asunción de responsabilidades de gobierno, esas que tantas veces hemos reclamado desde el llano.
Un compromiso formal con la población, con quiénes lo eligieron y con quiénes no, llegó desde el sitial de la presidencia del hemiciclo. Mezcla de emociones familiares, partidarias, electorales y una sensación de cosa nueva, de recambio necesario, de conciencia cívica puesta sobre la mesa y a la orden, se sintieron nítidamente. Es buena cosa. Imprescindible.
15 años de brazos levantados sin discutir, de bloque, de masa, comenzaban a quedar atrás.
Llamó la atención la ausencia de algunos legisladores FA durante la ceremonia, vaya a la cuenta de su acumulado deterioro institucional, de su irrespeto por las formas, de la pérdida de calidad republicana que alentaron. ¿Esperaba mejores actitudes? Sí, aunque esas debilidades no terminaron marcando sino su propia incapacidad de adaptación, su desapego a algunas cosas que nos son muy caras, a elementos formales que si bien no determinan lucen importantes para muchos de nosotros. Allá ellos.
Importante el llamado a la libertad y a las libertades, a secas, en el discurso presidencial.
Esas bastardeadas, aunque esgrimidas retóricamente, por el discurso llorón de esos que en las cámaras gritan y en la práctica niegan, apoyando dictaduritas de izquierda con las que comulgan ideológicamente.
Significativo el hecho de no haber invitado a los tiranuelos de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Gran gesto hacia esos gobiernos de hecho y hacia esos países hermanos y amigos.
Gesto hacia sus habitantes, cuyos emigrantes forzosos eligen por miles este país para instalarse, vivir y criar a sus hijos, bienvenidos todos ellos. En esta tierra la libertad se practica, ejerce y cuida cada día, también desde la formas institucionales que algunos convenientemente olvidaron cultivar, (ojalá que no haya sido por otros intereses, personales o económicos).
El intercambio en Plaza Independencia, el contraste entre la cercanía de Lacalle Pou con Vázquez y la distancia palpable con Mujica, visible hasta en algunas imágenes difundidas, fueron también parte del colorido de las ceremonias.
Parafraseando a Lacalle Herrera, el discurso pareció estar signado por aquello de «ser cortos en la promesa, para ser largos en el cumplimiento».
Al nuevo gobierno, todos los créditos posibles sin que ello implique un cheque en blanco para tolerar, permitir o alentar irregularidades, falta de transparencia ni excesos de tipo alguno.
Le va mucho a la administración entrante y es conciente de ello, esperamos que estén a la altura de las circunstancias.
Si al 1ro de marzo de 2025 este país es más libre, a nivel colectivo e individual, se habrá cumplido la tarea. Así sea, Sr Presidente.

A caballo impuesto, hay que examinarle los dientes

Leo Pintos

Desde el punto de vista cívico, uno no puede más que alegrarse del tono de la ceremonia, del clima de regocijo de quienes pusieron a Lacalle en la Presidencia y admirar el imponente espectáculo que significó esos miles de jinetes acompañando a su líder, y que constituyó todo un mensaje, tanto de compromiso para el gobierno saliente como de reproche para el centralismo metropolitano. Desde el punto de vista político, está claro que los nuevos bríos que el conservadurismo adquirió en la región impregnaron el ambiente. En ese sentido ver a militantes coreando el nombre de Bolsonaro pinta perfectamente parte del tinte ideológico que regirá estos años. Tristeza y vergüenza es lo que dio. La misma tristeza y vergüenza que provocó y provoca las medianías o apoyos de gran parte de la izquierda hacia regímenes también autoritarios. En cuanto a lo político, cada acto de asunción es esperado, y muchas veces recordado para bien o para mal, por el discurso del nuevo Presidente. Y en ese sentido me temo que este no será el caso. Un discurso frío, pobre y carente de esa épica que estos cinco partidos coaligados pretendieron darle al cambio. Sin embargo, también es cierto que la calidad de una pieza oratoria para nada se puede tomar como un indicador de lo que será el éxito o fracaso de la gestión que se inicia, y con esa premisa habrá que darle al nuevo presidente y su equipo el tiempo necesario para implementar los cambios, deseando por el bien de todos una buena gestión. En cuanto al contenido del discurso de Luis Lacalle quiero destacar la mención al tema vivienda. Fue una grata sorpresa enterarnos de la apuesta por utilizar nuevas técnicas de construcción. Las políticas de vivienda históricamente han apostado por las técnicas tradicionales, que muchas veces resultan caras, ineficientes y contraproducentes por la particularidad de nuestro clima. Me permito pues abrir aquí una carta de crédito. Porque el acceso a la vivienda digna es acaso el punto de partida para la solución de tantos males hijos de la pobreza. Por lo demás no queda otra que aguardar la aplicación del plan de gobierno, y compararlo con lo hecho por el Frente Amplio en sus tres períodos. Sabiendo también que el partido mayoritario dentro de la coalición no permite mayores expectativas en el uso transparente de los recursos públicos. Uno supone que, si las vergonzosas irregularidades en los gobiernos departamentales no supusieron las más mínimas medidas disciplinarias del partido, las esperanzas por que dichas irregularidades no sucedan también en el gobierno nacional son nulas. Y para reafirmar esto, la visita del hoy Presidente al ex intendente Pablo Caram días atrás es un ejemplo claro del concepto de ética y rectitud en el ejercicio de la función pública con el que asume. Otro pasaje del discurso de asunción que quiero destacar es aquel en el que el nuevo Presidente dice que son inquilinos del poder. Y lo destaco como un momento jocoso. Suena hasta irónico escuchar esas palabras en un político cuya familia está enquistada en el poder desde hace más de un siglo, con su padre ex presidente aplaudiéndolo en un palco para luego pasearse en un auto perteneciente a su bisabuelo. ¡Las cosas que hay que aguantar! Han pasado 30 años desde el discurso de su padre, y es triste constatar que ya en aquel tiempo se hablaba de lo impostergable de una reforma educativa y de la seguridad social. Un triste recuerdo que nos devuelve a la cruda realidad de ser un país que camina en círculos desde hace ya mucho tiempo. Otro pasaje del discurso que quiero destacar es cuando nuestro Presidente dice que dará «apoyo legal y apoyo moral a los uniformados de azul. Toda una frase que encierra más una superstición que un posicionamiento criterioso ante la realidad de la seguridad pública. Sensación que vi reforzar con el discurso de asunción del ministro del Interior. Si en la lucha contra la delincuencia va de poner cara de malo y lanzar frases que se podrían escuchar en la cola de la fiambrería, mal vamos. Durante la era de Gengis Khan los chinos decían «lo que los mongoles no comprenden lo destruyen». Bien, aquí lo que no compartimos lo destruimos. El intento de desmontar la negociación colectiva, el furibundo ataque al sistema de cuidados, la relativización de lo que fue la dictadura en este país, la histórica renuncia de la derecha a la búsqueda de los desaparecidos, la derogación de la inclusión financiera, la flexibilización de medidas contra el lavado de activos, y un largo etcétera sirven como ejemplo de cómo este país no termina de consolidar un rumbo cierto. El 1 de marzo asumió un nuevo gobierno. Débil en lo que refiere al apoyo electoral, pues rejuntar votos para desalojar del gobierno a otro partido no es fortaleza. Débil políticamente, porque se trata de una alianza de dos partidos testimoniales, dos partidos históricos en declive desde hace varias elecciones y un partido emergente con una fuerte impronta personalista, populista y reaccionaria. Uno siente que el clima que dio lugar a esta coalición no surge de un ámbito positivo, sino como una respuesta de un sector ideológico a quienes no nos comportamos como ellos quieren.

Cambio de gobierno… a secas

Oscar Mañán

Personalmente, no creo en las frases rimbombantes que a menudo se vuelven clichés, cuya valía conceptual resulta indirectamente proporcional a su repetición. El cambio de gobierno, es justamente eso, un acto protocolar donde las autoridades electas asumen un mandato temporal establecido por un orden constitucional. Por sí mismo, tiene poco que ver con expresiones tales como “fiesta de la democracia” más allá que algunas personas la puedan vivir como tal o que las nuevas autoridades lo vivan con la emotividad que puede tener llegar a una investidura de gobierno. El vocablo democracia, más allá de usos, a veces confusos, profusos o difusos, tiene varias dimensiones que exceden ampliamente, el funcionamiento del régimen político y las elecciones formales de autoridades. Lo que significa dicho acto protocolar es la continuidad de un determinado régimen político, que para el caso de este país tiene un acto parecido cada 5 años. Tuvo una connotación especial, el 1° de marzo de 1985 que se recuperaba la democracia (en el sentido de un régimen político basado en elecciones), o puede tenerlo para los partidos de la coalición que asumen el gobierno luego de 15 o 25 años, o para aquellos que lo hacen por primera vez. Desde los votantes y militantes, el país aparece fracturado en dos mitades, la una que pretendía la continuidad del gobierno saliente y la otra que pretende un cambio radical; por lo que afloran sentimientos encontrados de alegría desenfrenada o tristeza. Respecto al discurso del presidente se plantearon los temas plasmados ya en el borrador de la LUC. La educación, cuya crítica al fracaso del gobierno saliente para ampliar la cobertura en la enseñanza media resalta, y donde aún se discute si se irá contra autonomías y que tanto se cambiará la gobernanza. La seguridad, quizás el caballo de batalla más recurrido en campaña, pero sin olvidar la economía, el empleo y el ahorro del Estado y la inversión, entre otros varios presentes desde que se asumió el triunfo electoral. Se resaltan las características del nuevo gobierno que, a modo de resumen, plantean la centralización de decisiones en el titular del ejecutivo y su responsabilidad última en las decisiones; el fortalecimiento de la policía en la creencia de que la represión es el antídoto contra la seguridad; el modelo liberalizante de un Estado eficiente en sus decisiones y, a la vez, mínimo que se repliegue ante las decisiones de mercado. Asimismo, fluye la contradicción entre algunas necesidades señaladas por todos, como vivienda, infraestructura, cuidado del ambiente, políticas sociales, seguridad social, dadas las señaladas restricciones al gasto. Si bien no viví de cerca la asunción del nuevo gobierno, parece ser que las ansias de un cambio que tenían los principales actores de la coalición multicolor hicieron que este partido comenzara a jugarse mucho antes. Es decir, hubo quizás un desgaste innecesario antes de la toma de las riendas del ejecutivo que expusieron demasiado a jerarcas, lo que podría acortar los tiempos de la “luna de miel” que a menudo gozan los gobiernos en los primeros 100 o más días iniciales. Nada fuera de lo normal, el chico que debuta en primera división, con los flashes que penden sobre sus movimientos, le hacen mojar la cama adelantando las jugadas que propiciará al día siguiente. La forma de la coalición multicolor hizo que el partido comenzara antes, muchos nervios, y quizás, eso afecte a la hora de jugarse el partido que ahora impondrá un “hacerse cargo” lejos del spot publicitario.

Libertad en todas sus formas

Max Sapolinski

Posiblemente el discurso del Presidente Luis Lacalle Pou en el acto de su asunción al cargo no constituya una pieza histórica de oratoria en el entendido de concepto académico. Sin embargo, fue digna del proceso carente de errores que lo llevó a la primera magistratura. Con un lenguaje directo y sin escaparse a los temas que pretende que guíen su gestión fue al corazón de las inquietudes de la gente. Marcó su preocupación por la marcha de la economía y la necesidad de atacar el gasto público descontrolado; planteó empoderar el orden público en todo el territorio y dar batalla a la delincuencia, al narcotráfico y al abigeato; prometió los cambios necesarios para terminar con el retroceso en los procesos educativos; estableció la vivienda popular como una prioridad para su gobierno y se comprometió a jerarquizar la gestión del medio ambiente. También envió mensajes a nuestros vecinos. Ratificó el mecanismo del Mercosur, pero adelantó su objetivo de flexibilizarlo para poder avanzar en procesos bilaterales y abogó por concretar los procesos iniciados, en particular el tratado firmado con la Unión Europea. Realizó un fuerte llamado a bregar por la libertad en todas sus formas. Aunque quizás haya quien quiera atribuir intenciones ideologizadas, su reclamo se constituyó en búsqueda de bienestar para toda la ciudadanía. Para ello planteó un listado taxativo del contenido del concepto de libertad: poder vivir en paz, poder elegir un trabajo digno, poder darle un techo a la familia, poder perseguir los sueños personales, poder expresar las ideas de cada uno sin temor a hostigamientos. Todos ellos, planteos más lindantes con el estado de bienestar al que todos aspiramos (y más aún aquellos que profesamos convicciones batllistas) que a posicionamientos ideológicos rígidos. Todo el ceremonial llevado a cabo en tan magna oportunidad, aún sin perder la dignidad que la ocasión establecía, estuvo enmarcado en una naturalidad espontánea y sensible, acentuada por la participación de nuevos actores como la caballada multitudinaria que acompañó el tradicional recorrido desde el Palacio Legislativo hasta la Plaza Independencia. Una vez más nos enorgullecimos de ser uruguayos. Sin distinción de banderías. Con el ejemplo de un nuevo Presidente que se compromete con los desafíos. Pero también con el ejemplo de un Presidente saliente que, en la ocasión, hizo honor a las más caras tradiciones de nuestra democracia. Sobre ellas debemos impulsarnos. Porque por algo, pese a nuestros problemas y nuestras diferencias, seguimos manteniendo rasgos distintivos que nos diferencian de otros países. Los ejemplos están cerca. Tal vez llegaron los tiempos en que dejaremos de desperdiciar oportunidades y logremos obtener resultados en aquellas áreas que se nos presentan adversas.

Del Sueño a la Realidad

Celina McCall

No sé si es porque era domingo, pero viví el día de cambio de mando como si fuera día de votación.  Ese día generalmente me levanto temprano y ansiosa.  Es una jornada de ejercicio de la democracia, de emoción republicana.  Día esencialmente de libertad, palabra que Luis Lacalle Pou usó diversas veces en su discurso.  Pasé demasiados años en el exterior sin poder votar, por eso para mí siempre es y seguirá siendo un momento emotivo e insustituible.   Además, este domingo, asumía aquél que yo había elegido.  Nunca me había pasado, era festejo doble. Hubo muchos momentos para llenarte de orgullo como uruguaya, empezando por aquel magnífico Salón de los Pasos Perdidos luciendo todo su esplendor.  No voy a repetir acá los gestos de deferencia entre adversarios políticos y que dejan bien parado al país ante un mundo que está cada día más intolerante.  Aunque uno haya sabido después que hubo gente que no estuvo a la altura de las circunstancias, nada ensombrece la alegría de ese día de esperanza renovada. Opté por ir a ver a la caballería pasar y grité ¡Viva la Patria! junto con ellos. Será un recuerdo imborrable.  Traté de no entrar a las redes para no empañar el momento.  A mucha gente ese día le cayó la ficha de que ahora otros iban a gobernar, y mostraron su desagrado e inconformismo.     Lo que no fue muy fácil de digerir.  “La democracia es la alternancia partidaria y los cambios culturales dentro de ella, así, una sociedad se hace más acorde al presente. Negar eso, combatirlo o herir ese sentir colectivo es solo caer en dogmatismo”, escribió Washington Abdala en Twitter después del cambio de mando.  Y en dogmatismo se cayó y mucho. Como dijo el padre del flamante presidente, ahora es hora de mucho trabajo y de preocupación.  Por algo elegimos un cambio de gobierno.  No estábamos satisfechos con el rumbo que estaban tomando las cosas, y todo indica que a pesar del relato del gobierno saliente, las cosas están peor de lo que uno imagina.  No va a ser fácil, pero déjenos soñar un poquito más. Lo mejor que tienen los sueños es que se pueden hacer realidad, decía el Barón de Coubertin.  Esperemos que se pueda y dejen hacer realidad al menos un cuarto de lo prometido.  Ya con eso nos conformaríamos.  En la noche del domingo el programa Séptimo Día hacía un compendio de los discursos de asunción de los últimos 35 desde el retorno de la democracia.  Lo que pudimos ver es que casi la totalidad de los mismos siguen estando irresueltos.  Espero que esta vez sea diferente.  Por el bien del país.

La diferencia.

Cristina De Armas

El domingo 1° de Marzo comenzó un nuevo gobierno, asumió un nuevo presidente, y el acto y el discurso se pueden comentar desde distintos puntos de vista. Desde el mío; el acto es eso, un acto protocolar con agenda al que apenas cambia el factor humano; en este caso se dio en el traspaso de la banda presidencial donde el presidente electo devolvió la fraterna gentileza que el presidente saliente le brindara no hace mucho tiempo en Buenos Aires, un acto de grandeza que recorrió el mundo, nos llenó de orgullo y nos etiquetó como la democracia plena y orgullosa república que somos. A la vez  sorprendió que entre los presentes no dejaban de apoyar con sus cantos al presiente Vázquez de tal forma que se apagaron micrófonos y se impulsó el grito de: Uruguay, Uruguay. Por primera vez en las ocho tomas de mando que lleva nuestro país desde la vuelta a la Democracia, un día antes se le realiza un acto multitudinario al presidente saliente. Fueron calles y más calles atestadas de gente que con voz quebrada intentaba cantar levantando a sus hijos sobre sus hombros, quizás para enseñarle a su líder que siguen llegando sembradores de la tierra cultivada. Caminé entre ellos y vi lágrimas en los rostros de hombres y mujeres pero también miradas de determinación. Me di vuelta en un punto para mirar a lo lejos al líder que en ese momento les decía: ¡no se rindan!, y un grito profundo como salido de las entrañas llenó el ambiente, erizó mi piel, hizo temblar mi carne. El Domingo 1° llegaron los jinetes del campo para acompañar al nuevo presiente Lacalle Pou, él mismo reconocía al consultarle sobre eso que su presidencia la debe al Uruguay profundo, al campo. Indudablemente tiene razón. Montevideo salió a saludarles, se agitaban las banderas nacionalistas a su paso, la alegría de la militancia blanca se hizo presente en el Palacio Legislativo esperando la palabra de Pou. Ya en la Asamblea General el nuevo presidente pronuncia su discurso que no será histórico pero que lo representa, leído, medido y conciso, sin arriesgar a lo ya sabido; termina hablando de libertad, no de democracia ni de república; se comprometió a dar distintas libertades de tener y de hacer. Sin dudar se refiere a los miembros de la Coalición, sabe que sin ella es imposible. Ese recurso que le dio resultado una vez en 2014 y que usó y abusó en 2019 de quebrar la voz, la emoción, esa que en este momento podía entenderse como en ningún otro como real, esta vez, no lo usó. A nivel internacional el acto se caracterizó por ausencias, la más notable la de Argentina; sólo cinco mandatarios asistieron, sólo cuatro de la región, entre ellos Bolsonaro, Duque y Piñera, presidentes electos, si, de democracias, si, cuestionados, también. Terminó el Acto. La carrera hacia 2024 comenzó.

Uruguayezmente correcto

 Por Danilo Arbilla

 Tal cual lo previsto se cumplió con la trasmisión de mando y Luis Lacalle Pou asumió como presidente de la República. Ni día histórico, ni una nueva etapa y menos el inicio de una nueva era. Simplemente un trámite constitucional que hace a un sistema democrático. Si no se cumple, no hay democracia.  Tampoco justifica ese insuflamiento de uruguayez que nos ataca, mezcla de soberbia que nos lleva a compararnos con el mundo entero y de hipocresía, celos y disimulos en lo interno.  La verdad, de todas maneras, es que estuvo muy correcto. No faltó algún nabo y algunos maleducados y el desubique de unos pocos, pero todo muy menor por donde se lo mire. Muy correcto; ejemplar podría decirse, que nadie está libre de que también le venga el “ataque”.  Una ceremonia acorde con lo que ha sido el estilo del novel mandatario desde que se embarcó en la campaña para llegar a la presidencia. Prudente, sin agresividades ni grandes promesas con tono conciliador, pero no flojo.  Un discurso bien interesante. Mucho para ver y analizar. En esta primera aproximación, como es natural me centraré en mi rubro. Dijo el presidente: “A la democracia uruguaya la construyen quienes votan cada cinco años, eligiendo de manera libre y soberana a quienes van a representarlos”.  ” La construyen los profesionales de la comunicación, que nos suministran información y alimentan el debate público”.  Y así es, pero lo segundo va primero.  Ser libre es elegir y cuantas más opciones haya y más se sepa de lo que hay para elegir, se es más libre. Y eso es lo que garantiza la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo sin ningún tipo de trabas. Sin libertad de prensa no hay democracia y no hay elecciones libres sin libertad de prensa. La censura de prensa es el primero de los fraudes electorales, sostuvo Justino Jiménez de Aréchaga. Dijo el Presidente: “Debemos recordar que somos los empleados de los ciudadanos y estamos para servirlos”  ” Y por eso el Gobierno que hoy empieza pretende, con sus empleadores, tener una relación transparente, de comunicación constante” Aplauso: no todos lo recuerdan. Son empleados, se les paga un sueldo y se les asignan determinados privilegios para que por un periodo determinado se hagan cargo de los asuntos de los ciudadanos. Están obligados, por tanto, a dar cuenta diaria de cómo atienden esos asuntos del empleador, del soberano.  Hasta hoy no se conoce un mecanismo más idóneo para saber cómo se atienden esos asuntos, que la existencia de una prensa libre. Este es sin dudas el mayor compromiso que asumió Lacalle Pou. Lo es por tratarse de la primera de las libertades, custodio de las restantes. Lo es porque su cumplimiento y sus resultados se le pueden exigir a partir del día siguiente de su asunción y durante cada uno y todos los 1826 días que restan.

Todo cambia y nada cambia 

Fernando Pioli

Tras la asunción del nuevo gobierno han quedado claras un par de cosas. La primera es la ausencia de fervor popular que respalde a las nuevas autoridades. La segunda es la falta de capacidad para completar la titularidad de varios cargos. Si se analiza con frialdad, ambas son esperables. En el primer caso los síntomas estaban claros tras el notorio pasaje de votantes de los partidos de la coalición hacia Daniel Martínez entre la primer y segunda vuelta, lo que quedó sostenido con un notorio repunte del respaldo de la gestión del gobierno de Tabaré Vázquez al momento del paso de mando. Estas señales son claras, existe una solidez y vigencia política del frente Amplio que lo sigue colocando en un rol protagónico de la escena nacional. Seguramente si hubiese sido capaz de conectar con el electorado con una autocrítica más sustancial y un mensaje más cercano y sostenido, hubiese podido superar las marcas profundas que quedaron tras el caso Sendic, del mismo modo que es difícil cuantificar el peso de la insistencia en sostener en el poder ejecutivo ministros resistidos como Bonomi o Muñoz. La endeblez de la coalición multicolor es sospechada por todos los sectores políticos, incluso los que la integran. Si se desintegra, el mastodonte que hay que domar es el F. A. con su 40% en el parlamento. Aún en la derrota sigue siendo una fuerza formidable, que de todos modos debe renovarse y lavar su cara. Luego tenemos el problema de la falta de preparación de sus cuadros y la incapacidad para completar los cargos que le corresponden tras 3 meses de transición, un periodo más que generoso y que alguna vez se ha dicho que es excesivo. La percepción de improvisación salta por todos lados, es casi una marca en el orillo de esta gestión que inicia. Esto podría ser dramático en otras circunstancias, pero por suerte tenemos el respaldo de la cultura institucional y democrática. El gobierno puede cambiar, pero seguiremos siendo uruguayos y por más bueno que esté cambiar, hay cosas que no cambian.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
Semanario Voces Simplemente Voces. Nos interesa el debate de ideas. Ser capaces de generar nuevas líneas de pensamiento para perfeccionar la democracia uruguaya. Somos intransigentes defensores de la libertad de expresión y opinión. No tememos la lucha ideológica, por el contrario nos motiva a aprender más, a estudiar más y a no considerarnos dueños de la verdad.