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¿A la altura de las expectativas? por Romina Andrioli

¿A la altura de las expectativas?  por Romina Andrioli
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Ubiquémonos en octubre- noviembre de 2019. En el ambiente hay una sensación de que se viene un cambio, de que el Frente Amplio, luego de tres períodos de gobierno, sufre el desgaste, de que se quedó sin nuevas ideas y pasó a ser el statu quo. Ha perdido pie y feeling con la ciudadanía. La inseguridad continúa al tope de los problemas de la gente. No hay reflejo de cambio. Tabaré Vázquez, que supo encantar a las masas y conectar perfectamente bien, viene – a diferencia de su primer mandato- de años de descuido en la comunicación. La economía ya no ayuda como en otros tiempos; los salarios reales moderan su crecimiento y el consumo se enfría. Los empresarios hacen sentir la asfixia de que llevan años pagando salarios por encima de la inflación y con marga rentabilidad. En la ciudadanía quedó el sabor amargo de la renuncia de Sendic y del poco reflejo del Frente Amplio. Hay sensación de que el péndulo se fue muy a la izquierda en las relaciones laborales y que siempre se tira para el mismo lado. Hay una clase media que creció mucho y tuvo muchas conquistas, pero que demanda más, algo que entusiasme de nuevo.
En el otro lado, hay un dirigente como Luis Lacalle Pou que aprendió de su derrota en 2014, y que lleva desde entonces planificando su revancha. Cuida su comunicación, conecta con la gente. Arma una alianza política impensada e inédita. Habla de que hay una emergencia en materia de seguridad y que es imprescindible ejercer la autoridad y que la policía se sienta respaldada. Promete bajar el precio de los combustibles y de la energía eléctrica, y abatir el déficit fiscal ahorrando 900 millones de dólares de ineficiencias del Estado. Habla de hacer respetar el derecho al trabajo en una ocupación, de mejorar los resultados en educación y abatir los niveles de deserción, además de asumir el compromiso de llevar a cabo una necesaria reforma jubilatoria. Pero sobre todo genera sensación de algo diferente, de que viene con nueva fuerza y nuevos vientos.
¿El resultado de la elección? El previsible, el que en voz baja vieron venir y comentaban todos, de un lado y del otro.
Asume el gobierno y 12 días después literalmente cambió el planeta; se viven transformaciones profundas en todas las dimensiones de la vida humana. Con el diario del lunes, un presidente nuevo que supo gestionar bien la pandemia y mostró liderazgo. Mientras todos los países de la región estaban en llamas en términos políticos y sociales, acá la crispación nunca llegó a ser intolerable. Las libertades fueron respetadas y se comunicó de forma tal que la ciudadanía estuvo a la altura. Eso le valió al país la reafirmación de una buena reputación internacional y que muchos extranjeros lo piensen como destino donde vivir. Pasar por alto este episodio mundial en cualquier balance de su gestión, no sería justo. El mundo es otro y Uruguay dentro de todo, la lleva.
Aún es pronto para saber si tenía razón la oposición cuando le reclamaba al gobierno mayor inversión en contención social con la advertencia de daños de larga duración, o si -como sostuvo el gobierno- la inversión fue alta y adecuada para superar la crisis sin dañar la sustentabilidad de la economía.
Pero recién este año se empieza a jugar el partido en serio, en donde se puede comenzar un balance propiamente dicho.
En seguridad pública, no era tan fácil. Hay mejoras en algunos delitos como el abigeato, pero la sensación es que el problema se mantiene. Nos afecta menos porque por ahora la mayor parte de las atrocidades son “entre ellos”. Y si bien era necesario probar con una impronta diferente y dar la sensación de que la Policía manda, no era tan fácil, ni la solución era mágica. En todo caso habría que discutir más públicamente si estamos dispuestos a tolerar este nivel de homicidios para combatir las bocas, el microtráfico o narcomenudeo.
Algo similar sucede con el déficit fiscal. Que era necesario bajar urgente el rojo en las cuentas públicas porque había llegado incluso a records histórico, no hay duda. El tema es si no se nos fue la mano y nos pasamos para el otro lado, porque en el medio puede haber (hay) necesidades a atender: las ollas populares, los desequilibrios de precios en los departamentos de frontera, la violencia doméstica, entre otros tantos.
La rebaja en las tarifas públicas es una promesa incumplida, pero entendible teniendo en cuenta la crisis energética que vive el mundo. El error en todo caso es embretarse en discursos de campaña poco realistas, que no contemplan todas las casuísticas que un gobierno puede tener y que dejan en bandeja el problema de no resistir el archivo.
En educación los cambios parecen ser pocos en relación a los que se necesitaban, pero si se mantiene la determinación de llevar a cabo la “transformación educativa” ya habrá valido la pena considerando lo que pasó en las anteriores administraciones.
La reforma jubilatoria que plantea el gobierno parece razonable, pero aún tiene que pasar el desafío y lograr concretarse.
Es decir, a dos años y medio de gobierno, la administración Lacalle Pou aún no tiene una reforma grande abrochada como para mostrar, y suelen ser en esos primeros 36 meses los más viables políticamente para concretar transformaciones relevantes.
Lo que le falta a este gobierno es encontrar un buque insignia; un proyecto que haga soñar, que entusiasme. El plan de erradicar asentamientos era una buena idea, pero aún está lejos de lograr algo significativo, y a mi criterio ni siquiera se apostó a él con mucho entusiasmo.
Ahora, también es cierto que en campaña Lacalle Pou no prometió “ese proyecto movilizador”, que nos enamore; apuntó a gestionar diferente y está cumpliendo con ese mandato. El punto son los resultados, que la ciudadanía valorará llegado el momento. Puede que termine siendo recordado por – justamente- cómo gestionó la pandemia en un mundo dado vuelta, o por su gran liderazgo político que le permitió zurcir una coalición que hasta ahora parecía impensada como para lograr una alternativa al Frente Amplio.
El presidente aun cuenta con tiempo y con una muy buena imagen ante la opinión pública para concretar más.

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