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AFUTU: ¿De un sindicato a un club de socios?   Leonardo Flamia

AFUTU: ¿De un sindicato a un club de socios?     Leonardo Flamia
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 Ante la tristeza que generan las noticias sobre las finanzas de AFUTU en los últimos días, con lo que esto representa para los intereses de los trabajadores, nos vemos obligados a hacer un análisis de la situación en tanto afiliado y militante del sindicato.

 Origen de la situación

En el Congreso de Junio del 2015 fueron expulsados de AFUTU quienes ejercieron la Presidencia del sindicato y la Secretaría de Finanzas hasta octubre del 2012. Como se sabe, los sindicatos se financian con los aportes de los afiliados, y el mecanismo general es que un porcentaje del salario del afiliado es retenido por el empleador, que luego se lo entrega a la dirección del sindicato. Quedó comprobado que las personas expulsadas cobraban el cheque y luego depositaban en la cuenta de AFUTU un monto menor al que se les entregaba, no pudiéndose justificar en qué se usaba la diferencia. O sea, había un faltante de dinero, no de comprobantes. Esta es solo una de las razones que llevaron a que, en la instancia más importante del sindicato como es un Congreso, se decidiera expulsar a los mencionados dirigentes.

El 8 de noviembre de 2012 asume un nuevo secretario las finanzas e instala un nuevo sistema de trabajo. Se deposita mes a mes en la cuenta de AFUTU el mismo cheque que le da el empleador (en este caso el Consejo de UTU, CETP), sin “morderlo” entre que se cobra y deposita como se hacía antes. Y los giros desde la cuenta de AFUTU a las de las distintas secretarías y regionales del sindicato, incluidos pagos por servicios, salarios, aportes, etcétera, se hacen mediante transferencia electrónica. En pocos casos se han emitido cheques para pagar algún gasto, pero lo importante es que la totalidad de los aportes de los afiliados se han volcado a la cuenta de AFUTU, y que todas las transferencias desde la cuenta de AFUTU hacia terceros están registradas, algo que no sucedía en la anterior administración.

A fines del 2016 hubo nuevas elecciones en AFUTU, se presentaron seis listas, entrando cinco en la dirección del sindicato. Las secretarías se eligen por orden según los votos, y en esta oportunidad la de Finanzas fue asumida por un integrante de la lista 314, que salió tercera en la elección. Y aquí estamos ante una de las claves de la situación actual, quien asume ahora las finanzas fue uno de los acérrimos defensores de los expulsados en el Congreso del 2015, y parece haber estado esperando el momento para desquitarse.

 

Circo mediático

La semana comenzó con la noticia de que en AFUTU faltaban comprobantes por más de U$S 500.000, unos 16 millones de pesos, del período 2015-2016. Lo primero a destacar es que, si bien está sugerido en todo momento, no se habla de falta de dinero, sino de comprobantes. Y es que nadie puede hablar de falta de dinero, porque como decíamos arriba, todos los aportes de los afiliados han sido depositados en la cuenta de AFUTU, y todos los giros desde la cuenta de AFUTU están registrados. Si hay dudas se pide un listado de las transferencias al BROU y listo. Si hay más dudas se investigan las cuentas a donde se giró dinero, levantándose el secreto bancario de ser necesario, y chau problema. Pero la intención de ensuciar buscó otras vías.

El Secretario de Finanzas gira dinero a secretarios o regionales, por ejemplo, que luego deben rendir en qué gastaron el dinero, y por ahí empieza la maniobra. El actual Secretario de Finanzas, en alianza con el Secretario de Organización (de la lista 201718), se aferra a una resolución que les solicita pedir presupuestos para una auditoría externa (algo pedido por el anterior Secretario de Finanzas en el 2015) para hacerse cargo ellos mismos de la auditoría, contratando contadores de su “confianza” sin ninguna resolución de la dirección del sindicato al respecto. En ese proceso recibieron una caja con boletas del período 2015-2016 que parecen no haber llegado a sus contadores de “confianza” (al sindicato sí llegaron las cajas con las boletas). Y esto habilitó a que salieran a la prensa hablando del faltante.

Ahora analicemos los números, el total de ingresos del período 2015-2016 es de 25 millones de pesos. Al final del período se entrega las finanzas con dos millones setecientos mil pesos en la cuenta, por lo que deberían justificarse 22 millones 230 mil pesos. Se aduce que faltan comprobantes por 16 millones, por lo que, si esa plata no estuviera, el sindicato funcionó con seis millones de pesos en esos dos años. Y más allá de los normales gastos de funcionamiento (salarios de funcionarios, alquileres de locales que pagan los regionales, gastos de traslados para las sesiones de Secretariado y Consejo Nacional, aportes al PIT CNT, etcétera) el período tuvo situaciones extraordinarias. En primer lugar hubo elecciones de consejeros votables del CETP (a las que AFUTU presentó 4 candidatos) y elecciones de AFUTU (fiscalizadas por compañeros del sindicato de la Corte Electoral) y las finanzas costearon tanto campañas como elecciones (incluyendo alquileres de autos, viáticos y hoteles de los candidatos). Por otro lado hubo un conflicto importante en el 2015, que implicó varias Asambleas Nacionales de delegados (o sea, alquiler de locales, pasajes, gastos de hotel, y comida de centenares de delegados de cada UTU del país que llegaban a Montevideo). Y también hubo un Congreso ordinario en el 2015 y otro extraordinario en el 2016. Solo en los dos congresos ya se gastan unos seis millones de pesos ¿Cómo se hicieron las demás actividades? Los denunciantes saben esto, porque participaron de los congresos, de las asambleas, de las elecciones y usaron autos alquilados. De hecho el hoy Secretario de Finanzas era Secretario de Asuntos Laborales en el período anterior.

Las diferencias con una resolución de un Congreso llevan a estas personas a generar un circo mediático para desprestigiar a algunos adversarios, sin importarles que en esa práctica lo que destruyen es la imagen del propio sindicato. Los denunciantes son minoría en AFUTU, se han suspendido sus derechos por violencia, con denuncias ante el PIT CNT, pero siguen desacatando las resoluciones y manejando los dineros de los afiliados a su antojo. Y más aún, llevando a los medios no solo sus versiones, sino actas internas de resoluciones de la dirección.

 

¿El PIT CNT un socio caro?

En la cuenta de tweeter que manejan los denunciantes hablan de los “socios y socias” del sindicato. Hace unos meses en una sesión de la dirección el actual Secretario de Finanzas decía que el PIT CNT era un “socio caro” de AFUTU, por el monto de los aportes. O sea, estas personas que no tienen problema en destruir la imagen del sindicato y debilitarlo, ven al mismo como una empresa, o un club, y no defienden a los trabajadores sino a sus “socios y socias”. No tienen diferencias políticas con la dirección del PIT CNT, no discuten sobre si está bien o no un convenio, no, la diferencia con el PIT CNT es empresarial, no es un buen “socio”. Y ahí está la clave, cuando los sindicatos dejan de ser una herramienta de los trabajadores, con una política propia e independiente; cuando se pierde de vista que la lucha es por derechos laborales y económicos de todos los trabajadores -no solo de los afiliados-, pero que tiene como objetivo último la emancipación de los asalariados, cuando se pierde de vista todo eso, los sindicatos pasan a ser solo administradores de dinero, y la lucha por administrar esos dineros (y morder lo que se pueda) pasa a ser central.

Quienes hacen estas denuncias falsas, circenses, que dañan mucho más al sindicato que a una o dos personas, prefieren que los servicios de comida de asambleas y congresos no las hagan los compañeros del SUGHU (sindicato de gastronómicos) sino empresas privadas, con el argumento de que es más barato el servicio de los privados y así cuidan los dineros de los “socios”. Claro, las empresas privadas cobran menos porque explotan a sus empleados pagándoles salarios de miseria, pero como no hay una perspectiva de clase detrás de estas cabezas, no les importan los compañeros explotados que no son de su sindicato, ni siquiera los de su sindicato que no son “socios”. Y esa es la lucha clave que estamos viviendo, por un lado están quienes, desde una perspectiva liberal, ven el sindicato como dineros a gerenciar y beneficios a otorgar (y recibir por supuesto), y por otro quienes creemos que un sindicato, antes que nada, es una herramienta política de los trabajadores. Y esa es la lucha que se dará en el próximo Congreso. Veremos que queda al pasar la raya, pero quien escribe no se queda ni un segundo en un sindicato que defiende a “sus socios” olvidando el proyecto político propio que deben sostener los trabajadores.

 

 

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.