Home Entrevista Central Álvaro Delgado, Secretario de Presidencia “No sé hoy quién representa al Frente Amplio”

Álvaro Delgado, Secretario de Presidencia “No sé hoy quién representa al Frente Amplio”

Álvaro Delgado, Secretario de Presidencia  “No sé hoy quién representa al Frente Amplio”
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Es un bicho político de larga data que para mucha gente recién se hizo visible con la llegada de la pandemia. Juega de memoria con el presidente de la República, quien le tiene absoluta confianza. Tienen años de andar juntos recorriendo el país. Su llegada a la Torre Ejecutiva es un cambio radical, ya que su cargo pasa de ser ocupado por un técnico a un político de raza. La charla empezó a las siete y, con alguna interrupción presidencial, terminó a las diez de la noche. Intentamos sacarle jugo, ustedes dirán si lo logramos.

Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos: Rodrigo López

Empezaste hoy a las ocho y media de la mañana en la televisión. Son las siete de la tarde. ¿A qué hora te vas hoy?

Como a las diez.

¿Tenemos tres horas?

Menos, porque tengo una reunión con el presidente en un rato. Le dije que estaba con ustedes. “Tienen problemas”, me dijo (risas). Después tengo dos audiencias más, y después el comunicado del SINAE.

Lo larga el SINAE, no vos.

Pero el que está coordinando la Junta del Sistema Nacional de Emergencias soy yo, por eso siempre lo miramos antes.

¿Porque son enredados los números y las cifras?

Estuvimos por cambiarlo. Quisimos ser desde el principio muy transparentes con la información. Lo que pasa es que al principio era más sencillo: se hacía tal cantidad de test, y unos eran positivos y otros negativos. Después se hizo más complejo, en la medida en que se fue ampliando la capacidad de testear, con más departamentos, e incluyendo, lamentablemente, el tema de los fallecidos, y la aclaración de cuántos son del personal de la salud, que nos pareció un dato importante, y la aclaración de cuántos casos recuperados y activos hay. Una cosa son los casos positivos y otra los nuevos casos, con un informe epidemiológico aparte, que viene un poco más tarde. Estamos limitados, porque la gente se acostumbró a recibir la información a determinada hora. Y mucha gente se hisopa más de una vez.

Confunde.

En general ha sido bastante aclarado. Muchas veces no coinciden los números entre los test realizados y los nuevos casos positivos del día, porque muchos dan positivos, pero son casos viejos. En el tema epidemiológico, teniendo mucho cuidado con los nombres, hay todo un tema de seguimiento. El SINAE tiene un sistema de georreferenciación: dónde están, dónde viven, los contactos.

¿Son orientados los test? ¿Cómo se determina el núcleo? ¿Cómo se conforma cuando hay mil test?

Con varios insumos. Nosotros empezamos a desarrollar una capacidad diagnóstica que tuvimos que irla creando, con protocolos casi desde cero. Esto es como un tsunami que vino a los trece días de haber asumido el gobierno. A la primera semana de haber asumido, empezamos a ver que había en Brasil, en Argentina, en Paraguay. Le pedimos al subsecretario de Salud Pública hacer un informe sobre el Covid, y ahí se empezó a trabajar en protocolos epidemiológicos. El 13 de marzo nos fuimos con Luis al inicio de la zafra de cosecha de arroz en Bella Unión, y a la vuelta nos dijeron que había cuatro casos positivos. Ahí mismo se citó a la Junta Nacional de Emergencia. Ese día, después de un largo debate, se decretó una serie de medidas que fue muy dura, por encima de lo que determinaba la propia Organización Mundial de la Salud para esa fase.

¿Quién fue el duro?

La decisión última, de tomar medidas drásticas, la tomó Luis. Y te voy a contar algo que poca gente sabe. Ahí tomamos la medida de suspender los espectáculos públicos, las ceremonias en ambientes cerrados, el decreto de emergencia sanitaria, dimos cuatro días para la suspensión de vuelos diarios desde Europa, e íbamos camino a cerrar las fronteras. Hablamos con los shoppings para que se dispusiera el cierre. Esa noche, además, tomamos la decisión de tratar de que la gente se quedara en la casa y se resguardara lo más posible. Como no hay cura, lo importante es cambiar el hábito y la costumbre. El hábito tiene que ver con el alcohol en gel, y la costumbre tiene que ver con mayor restricción circulatoria.

La única vacuna hoy es el distanciamiento social.

Ahora estamos insistiendo mucho con el distanciamiento físico sostenible. Estamos caminando casi a oscuras. Lo único que teníamos era saber lo que había pasado en otros países, los que habían trabajado bien y los que habían subestimado la enfermedad. Este Covid-19 tiene una tasa de contagio y morbilidad muy alta, muy explosiva. Se venía el invierno. Sabíamos ya que, en los países que entra, lo hace con picos de contagio muy altos al comienzo. Lo que hicimos fue tratar de que el pico se fuera transformando en curva. Se dio. Muchos de los espectáculos suspendidos ese 13 de marzo eran de autorización municipal. El Congreso de Intendentes se involucró. Había que conseguir los recursos, y ahí empezó el “recalculando” de todo lo que habíamos dicho que íbamos a hacer el primer año. Novecientos millones de dólares de ahorro y el tema del déficit fiscal. Pero a diferencia de lo que pasó en 2002 no es un tema de Uruguay sino mundial. Ese día, además, se determinó que un millón de gurises y adolescentes salieran del sistema educativo. Se dijo que no se iba a tomar asistencia en la Universidad, en la UTU, en el liceo, en la escuela y en el jardín. Me acuerdo que las autoridades de la educación hablaron de que era mejor suspender las clases por catorce días, que es el período de incubación. Esa tarde llamé a Luis para informarle y saber qué le parecía. El presidente hizo mucho hincapié en que sí, pero sin dejar de darles de comer a los gurises que iban a la escuela y, además, recibían la comida. Tuvimos que buscar todo un mecanismo a nivel de Primaria y se aseguró la comida. Ese día anunciamos la suspensión de las clases por catorce días. En esto uno tiene que ponerse metas cortas.

Por el dinamismo, la situación cambia.

No sabías a qué te enfrentabas ni cómo iba a ser el desarrollo. En el período de incubación buscamos frenar los vectores de contagio más importantes: la circulación, los lugares cerrados y las aglomeraciones de gente. Los niños muchas veces no tienen síntomas, pero son vectores. Lo otro es la población de riesgo, de más de sesenta y cinco años.

¿Qué es lo que ibas a contar que poca gente sabe?

La decisión se tomó el viernes 13 y el sábado se cambió. El viernes se habló de no asistencia y el sábado de suspensión. Asegurando la comida, que era lo importante, era mejor sacar de circulación a un millón de posibles vectores de transmisión. Obviamente, nosotros sabíamos que no era por catorce días, porque después venía la semana de turismo, que no fue de turismo.

¿Nos vas a contar la historia de lo que ya vivimos, o vas a contar lo que vas a hacer de ahora en más? Sos un gran político, estás contando la historia.

No, yo soy un político incipiente que en el Poder Ejecutivo estoy aprendiendo todos los días. Nací a la vida política siendo oposición en el Parlamento. Trataba de incidir. Ahora tratamos de decidir. Te quería contar esta historia porque después fuimos incorporando cosas, y apelamos mucho a la responsabilidad social de la gente. Creo que los uruguayos son los responsables del resultado de hoy, que no es éxito, pero es auspicioso. En esta etapa de nueva normalidad, haber tenido, además de la política sanitaria, un grupo científico asesor y honorario universitario de primer nivel, que, aunque no es vinculante y no toma decisiones…

Da información.

Asesora, lo que nos da insumos para tomar decisiones. Lo hicimos con los comercios, lo estamos haciendo ahora con los shoppings y las escuelas. Ahora están los monitoreos. En este proceso tenemos test aleatorios, realizados con la dispersión estadística que permite el Instituto de Estadística. Habilitamos la construcción, por ejemplo. Pasos cortos, seguros, responsables y monitoreados.

¿Qué quiere decir monitoreados?  

Evaluados. En la construcción hicimos un test aleatorio, que lo hizo el Instituto de Estadística. Lo mismo estamos haciendo en Rivera y con las escuelas rurales. Empezamos a incluir cada vez más laboratorios. Mientras tanto, ganábamos tiempo para tener más diagnósticos y camas de CTI. Los casos sintomáticos muchas veces cursan leves, pero hay factores de riesgo. Ganamos tiempo en generar ventilación. Los que van a CTI necesitan ventilación mecánica. Hoy llegamos a un proceso de adelantar el invierno no solamente adelantando la vacunación, para evitar las enfermedades predisponentes, como la gripe, sino, además, con una capacidad de CTI que va a ser casi el doble de la que teníamos al inicio. Un 60% más que al inicio de la pandemia. Citamos al Sindicato Médico, a la FEMI, a las mutualistas, a Salud Pública y ASSE, y fijamos un protocolo de actuación médica. Primero: si te sentís mal, quedate en tu casa y llamá. Además de la aplicación para que puedas hacer las consultas de telemedicina correspondientes, para tratar de no colapsar los centros de atención primaria, las emergencias, y evitar el contagio. Segundo, lo que hicimos fue trabajar en un protocolo médico a raíz de que había mucha dispersión en cuanto a cuándo los médicos determinaban un diagnóstico, porque los prestadores lo tenían que hacer. Nosotros estábamos obligando a los privados a hacerlo.

Al principio quedó cada prestador a su criterio.

Fuimos aprendiendo y corrigiendo sobre la marcha. Dijimos que el gobierno les iba a pedir a los prestadores que fuera obligatorio que la prescripción médica la realizara un prestador. Aumentamos la capacidad, con otra vía de hisopados, además de los aleatorios y los voluntarios, y los laboratorios que lo empezaron a hacer. Ahí tenés cómo se fue llegando al número de test. Es más, cada vez hay más test hechos, y la tasa de prevalencia es menor, sacando el foco de Rivera, que nos dio una alerta amarilla: el resultado es auspicioso, pero no hay nada ganado.

¿Por qué se da ese afloje? ¿No hay un mensaje subyacente demasiado optimista?

Si vamos bien es porque la gente fue responsable. Si la gente empieza a subestimar al Coronavirus, como pasó en otros países no muy lejanos, ahí viene el rebrote. No te olvides que viene el invierno, con enfermedades respiratorias predisponentes. Como no podemos tener a la gente todo el tiempo con confinamiento voluntario, porque, además, al aire libre con distanciamiento físico sostenible es sano usar tapabocas y alcohol en gel, lo que hicimos fue tratar de concientizar a la gente de que si tiene que salir tome esas precauciones. Hablamos con el transporte y el comercio, involucramos a los sindicatos y los empresarios, para generar las condiciones en que cada rubro tenga su protocolo de apertura avalado por Salud Pública y un asesoramiento científico, y un control. Detrás de cada una de las actividades que se abren van a ir los monitoreos aleatorios.

¿Alcanza con el exhorto? Uno sube a un ómnibus y la inmensa mayoría de la gente va con tapabocas.

Hay un gran acatamiento.

El más peligroso es el que no lo usa.

Pero al tenerlo los demás, se cuidan. Al principio el SINAE donó tapabocas a los ómnibus y supermercados. En los supermercados podíamos obligar al uso. Los ómnibus son un servicio público.

El anterior gobierno pudo obligar a que no se pudiera fumar.

Mañana tenemos reunión con la Intendencia, para buscar mecanismos. A mi juicio, lo que logramos es que los propios ómnibus empezaran a distribuir tapabocas, con cartelería y concientización. De hecho, hay un control social. Se logró. A ver, es imposible tener a la gente cuatro meses adentro de la casa. Si vamos a ir abriendo actividades, hay que tener un protocolo. Somos el país que más protocolos va a tener. Lo vamos evaluando con científicos.

¿Cómo eligieron al grupo de científicos?

Fue una iniciativa de Luis. Tuvo mucho que ver el presidente del BPS, Hugo Odizzio, y creo que un poco lo generó el propio Rafael Radi. Se han involucrado mucho. La dirección es desde el gobierno.

Pero están jugando un rol importante.

Me da mucha espalda, mucha garantía. Creo que a la población también.

Hay a quien echarle la culpa si algo sale mal.

“Menos mal que están estos”, dicen algunos (risas). Dicho con humor y con respeto. Si algo hemos sido es pragmáticos. Y hemos puesto la salud por arriba. Lo dijo la ministra de Economía: acá lo que importa es la salud, la plata es secundaria, y va a estar. Después de nombrar a Keynes no queda más nada.

De eso no se vuelve.

Lacalle Pou nombra a Keynes. Andá dos meses para atrás… Mirá que no solamente vos no lo entendés. Hay muchos que están descolocados.

La oposición pedía la cuarentena total, y el Sindicato Médico también. ¿Cómo fue tomar la decisión en contra, con los riesgos que podía implicar?

Fueron los días más difíciles. Había una presión social. Tabaré Vázquez había tenido una audición. La pedía parte del Frente Amplio. En el Sindicato Médico después se licuó, pero se daba a entender lo mismo. Vimos lo bueno y lo malo en otros países. Fue una decisión muy personal de Luis decir que nosotros no podemos exigir lo que no podemos hacer cumplir, y que no queremos un Estado policíaco, porque además hay medio país que va a seguir funcionando, abasteciendo a la otra mitad. ¿Íbamos a terminar en la paranoia de que un vecino denunciara a otro por incumplir la cuarentena, cuando en realidad estaba yendo a trabajar a un frigorífico, para que haya carne en los supermercados? Lo que no podíamos permitir era que hubiera más procesados que infectados. Se apeló a la conciencia y la responsabilidad social personal. Todo el mundo asume que fue una buena decisión. Hay declaraciones de un connotado dirigente frenteamplista en cuanto a que fue una buena decisión no haber hecho una cuarentena obligatoria que no se podía cumplir. Era un riesgo asumirlo en el momento. Te estoy hablando desde el día después.

Con lo que estás diciendo queda descartado que en algún momento pueda haber una cuarentena obligatoria.

A esta altura no sé cómo evoluciona esto. Tengo mi proyección. Obviamente no soy médico, soy veterinario, pero puedo ser médico de cabecera de algún dueño de diario.

Esto es una zoonosis, como veterinario estás habilitado.

No sé si es una zoonosis. Todos los días están descubriendo algo nuevo. Lo que te puedo decir es que vamos a aprender sobre la marcha, tratando de dar pasos firmes, evaluados. Es ensayo y error, tratando de errar lo menos posible, porque cuando errás, jugás con la vida de la gente. Hasta ahora es auspicioso, y la gente viene cumpliendo. Si hay que dar un pasito para atrás, se da. Por ejemplo con el tema de Rivera, cuando aparece un foco. El gobierno tomó la decisión de ir a Rivera, hacer un anillo sanitario y tomar una cantidad de medidas más. Los resultados los vamos a evaluar dentro de catorce días.

¿Cuánta guita aportó el Fondo Coronavirus?

La expectativa era de cuatrocientos millones de dólares. No sé en cuánto está hoy. Se nutre de donaciones, de los sueldos de funcionarios públicos superiores a ochenta mil pesos líquidos en cuatro escalas, del aporte de la escala mayor del 20% de los cargos políticos y de particular confianza por dos meses, de las ganancias de Banco República, de la CND y de préstamos contingentes.

¿Quién maneja el Fondo Coronavirus?

El Ministerio de Economía. Ahí están imputados todos los gastos asociados a la pandemia, porque también tiene que ver con los subsidios. Excepto con los seguros de desempleo, que los maneja el BPS, que son casi doscientos mil.

Te das cuenta que vienen ustedes y hay un desempleo bárbaro. Mirá lo que lograron.

Sin Coronavirus, en febrero había 10.5, y 5% de déficit fiscal. Eso es lo que te puedo decir. Después apareció el Coronavirus y no sé en qué va a terminar este proceso.

¿Van a hacer públicos los números?

Obviamente.

¿Cuándo, una vez finalizada la pandemia?

No lo sé. Justamente, además, se creó un fondo para tener bien controlado de dónde venían los ingresos, y también cómo se imputaban los gastos, los subsidios, la tarjeta Uruguay Social y la canasta básica. Es notorio y necesario. Creo que va a andar arriba de los seiscientos millones de dólares. Es una impresión que puedo tener.

Uruguay tiene dos mil quinientos millones de dólares adjudicados para posibles préstamos. ¿Cuánto se ha usado de eso?

Una parte importante. No te olvides que no todo se ha imputado al Fondo Coronavirus sino, también, a tener funcionando la economía. Quizás menos de lo que uno pensaba que se iba a usar, al principio. Hay una variable: que ni vos ni yo ni nadie de los que estamos acá sabe cuánto dura este proceso. No podés quemar todos los cartuchos juntos, y tenés que ir midiendo, también. Si bien en este caso el gasto en salud es preponderante, tenés que ir viendo a cuánto alcanza la deuda. También es verdad que es algo mundial. Que va a aumentar el desempleo y el déficit fiscal va a aumentar. En campaña electoral decíamos que los dos objetivos que teníamos era generar empleo, mejorar el déficit fiscal y tratar de ahorrar. Bueno, vino este tsunami a los doce días de asumir. Hoy estamos a los noventa días de empezar el gobierno, y parece que hace un año que estamos. Son jornadas largas, y son los fines de semana acá adentro. En lo personal, hubo solamente dos fines de semana que no estuve en la Torre Ejecutiva con el equipo. Acá hay un equipo que trabaja espalda con espalda. Salinas, Cipriani, Ferrés… Todos.

Hace unos días, TECHO habló de que hay cincuenta mil gurises comiendo en ollas populares. ¿No se está poniendo poca plata?

Con la aplicación que se generó para los que no están registrados en ningún lado, los que viven el día a día, por fuera de Uruguay Social y de la Asignación Familiar, el MIDES me dijo que van en doscientas veintiséis mil canastas, al día de hoy. Hoy se aprobó la duplicación de la tarjeta Uruguay Social, por segunda vez. ¿Sabés lo que pasa? Hay un Uruguay social que es muy solidario. Lo vi en parte en la crisis del 2002. Es un país donde hay una red de contención que va más allá del gobierno, y que tiene que ver con las ONG, con voluntariado, con una cantidad de cosas. En 2002 me acuerdo que hubo países con situaciones violentas, mientras que, en Uruguay, con la malaria que hubo, y que no era mundial, hubo una contención social. Hay mecanismos de solidaridad increíbles en este tema de la pandemia. Todo el mundo entendió que este fue un tema exógeno que nos vino, y que al gobierno este tema le vino en la cabeza a los trece días de asumir, y que era un tema mundial que venía en serio, en el que se jugaba con la vida. Mañana le puede pasar a cualquiera de nosotros, de la forma más insólita posible, y por más que tengamos todas las medidas. No es changa esto. No es solamente un tema económico. Acá hay un tema de salud, de vida. Hasta que no haya una vacuna, no hay cura. En Uruguay el post Coronavirus, si existe, no va a ser igual que el antes. No va a haber una cura que diga: “ahora no existe más”, entonces todos vamos a cuidarnos mucho más, en todos los aspectos.

¿No se macheteó con la plata? Es una situación muy especial, y hay gente que se fue al bombo y no tiene un mango.

No tienen un mango porque, además, vivían el día a día. Lo que habló Luis de no terminar de cerrar la economía tuvo que ver con eso. Era muy difícil cerrar el país. Mucha gente al borde de la informalidad se cayó, sí, lógico. Nosotros vamos a seguir apostando a mayores niveles de ayuda. Hay una primera tanda que tiene que ver con los subsidios, con los préstamos, con los subsidios en el tema eléctrico, con los corrimientos de vencimientos, con un seguro de desempleo especial. Cambiamos las causales para que más gente pueda tener seguro de desempleo, gente que no podía acceder porque no llegaba a los jornales mínimos.

Pero canastas de mil doscientos pesos parecen hasta ridículas.

También es verdad que se están dando canastas varias veces a la misma persona.

Si sobrevive, puede sacar otra.

Es la preocupación que tenemos todos los días. El que vive la diaria.

La perilla de soltar la plata fue la única que no funcionó. Luis la encontró trabada.

No te creas. Funcionó bastante. En todo este proceso debe haber invertidos arriba de seiscientos millones de dólares, más los seguros de desempleo y una cantidad de cosas, sin contar el endeudamiento. Esto sigue, y el invierno no es un aliado para enfrentar al Coronavirus.

Es un enemigo.

Uno puede tener interpretaciones, y creo que todas son válidas. Soy bastante respetuoso de los procesos políticos y las opiniones. Pero también creo que la gente valoró que hay un gobierno que se hizo cargo, que hubo un presidente y un equipo que se hicieron cargo, que dieron la cara, que fueron transparentes con la información, que se remangaron y laburaron, que no fueron prescindentes en este tema ni lo subestimaron. Algunos de los infectólogos Grado 5 dicen que gracias a las medidas fuertes que se tomaron al principio es que terminamos con esto, remontado hasta el día de hoy. Y lo aclaro y lo subrayo: hasta el día de hoy.

No hay certezas.

La única certeza es que no hay certezas.

Cuando hablás de postergación en el vencimiento de deudas, es pan para hoy y hambre para mañana. La gente va a salir con deuda acumulada.

Te hablé de algunos subsidios de cargo fijo, de potencia. En algunos casos hubo préstamos que no tienen intereses, y que se van a pagar en muchas cuotas. Tenemos la esperanza de que algunos sectores que pasaron de cien a cero, a los que tratamos de generar ayuda —será mucha o poca, eso será discutible— tengan mañana la capacidad de repago.

¿Cómo ves la economía pospandemia?

Me cuesta decir “pospandemia” porque no sé cuándo se da, pero vamos a tomar como válido ese término. Creo que va a haber un incremento del consumo, con la nueva normalidad muy protocolizada, si las cosas salen bien, cuidando los rebrotes, teniendo claros los pasos cortos, seguros, responsables y evaluados, si sigue como viene hasta ahora, como el endeudamiento, el desempleo y el déficit fiscal van a ser fenómenos mundiales, en Uruguay las consecuencias no van a ser chicas. Estoy convencido de que el gobierno va a tener que atender mucho las consecuencias de esto. Es con medidas, con incentivos a la construcción y a generar empleo. Uno de los problemas más grandes que vamos a tener es el tema del empleo.

¿El teletrabajo llegó para quedarse?

En muchas cosas esta pandemia puso en tela de juicio hasta roles y competencias laborales. Por la vía de los hechos, adelantó diez años el proceso. Con eso también tenemos una discusión adicional, a nivel organizacional de las empresas. ¿Cómo va a ser? No lo sé. Quiero ser cauto con lo que voy a decir…

No queremos que seas cauto.

A diferencia de la entrevista que no me hicieron cuando era senador (risas).

Porque no tenías nada que decir.

Ahora lo digo en el piso 11 de la Torre Ejecutiva (risas). Lo que quiero decir es que en Uruguay, a raíz de cómo se comportó la población, y del liderazgo del gobierno, valoro mucho el rol de todos los actores. Estuvimos reunidos con el Sindicato Médico y lo incorporamos a las decisiones de los protocolos. A los trabajadores, en las reaperturas. A FUECYS, a los sindicatos de los maestros. Y también a la oposición. En esto creo que todo el mundo entendió que era demasiado importante y riesgoso como para andar con mezquindades y pase de facturas políticas. Sí lo será por la LUC, pero en el tema de la pandemia todo el mundo le dio la derecha al gobierno.

¿Fue tan así? ¿Lo sentís de esa manera, que la oposición no se paró de punta en algunas cosas?

Excepto en la cuarentena, donde tuvimos el momento más difícil. En lo demás vinieron, entregaron un documento con algunas propuestas y dijeron que la línea del gobierno era correcta, aunque habrían preferido profundizar en algún aspecto, o ir por la renta básica. Y dieron la derecha al gobierno. Que no es lo mismo que un gobierno de derecha (risas). Quiero que quede claro. Pragmatismo. El gesto de Luis de ir a ver a Vázquez el otro día con el documento…

Es una jugada política elegir el interlocutor. No seas malo. No la pintes color de rosa.

El que hizo el documento fue Tabaré Vázquez. A mí me lo entrega Javier Miranda y yo se lo paso al presidente. Y el presidente lo llamó por teléfono y fue a visitarlo, para hablar de ese documento. Alguien que en realidad durante cinco años…

No lo recibió.

…intentó generar una relación más auspiciosa con el presidente Vázquez, que no tuvo, a pesar de que todos los 2 de marzo le hacía propuestas. Lo que hizo fue, ante un documento que presentó, ir a hablar de ese documento. Y hablar de las coincidencias en el documento. Más allá de las picardías…

Que las hubo.

Que siempre hay, de todos lados. Más allá de eso, el gesto, la foto, creo que distingue al Uruguay. Por algo el Uruguay está siendo referencia por cómo encaró la pandemia, por el tema del liderazgo. Obviamente somos un país más chico, y en algunas cosas es más fácil, la gente es más disciplinada, hay una cadena de solidaridad. ¿Cómo hicimos una coordinación? Un día volvía de Paysandú y estaba hablando con las mutualistas y los sindicatos, y a las seis de la tarde tuvimos una reunión por el tema de los geriátricos, donde había empezado un foco. En España, el 30% de los desenlaces fatales se dio en los geriátricos. Vimos que ese era un tema crítico. Y en ese momento citamos a Salud Pública, a ASSE, y a todos las mutualistas, con las del interior y a las cámaras de emergencia móvil, y al MIDES, para que a partir de entonces el tema de los geriátricos lo empezaran a coordinar el MIDES y Salud Pública. Pusimos arriba de la mesa algo que era hacer visible lo invisible: que hay cuarenta geriátricos habilitados, que hay cien que están en proceso de registro, que hay ciento cuatro que están por debajo del respeto a los derechos humanos, y doscientos cincuenta en situación crítica.

Pero a su vez no podés decir: “Te lo clausuro”.

Como me dijeron una vez a mí siendo senador, cuando visité un geriátrico con una situación muy jodida en cuanto a las condiciones humanas… Fui muy duro con ese geriátrico, y generé algún pedido de informes. “Senador, no tenga problema”, me dijeron. “Yo mañana lo cierro, dígame dónde le deposito a los viejos”. En esto también tenemos que tener mecanismos para ir mejorando. Contratamos hoteles. En los geriátricos que no estaban en condiciones de separar los contagiados de los no contagiados, los contagiados fueron a hoteles, que acondicionamos con tablas de vida, respiradores y todo lo demás. Ese tipo de cosas, de colaboración público-privada, también es muy difícil en otros países. Los resultados en la relación test-infectados, infectados-recuperados, o la que quieras, posicionan al país en el mundo por las medidas que tomó y la respuesta de la gente, y también creo que, por esas cosas, mañana esto se transforma en una oportunidad, y no para el gobierno sino para el Uruguay. Este es un país serio, que toma en serio las cosas, que tiene liderazgo, donde las instituciones funcionan. Las oportunidades también son para inversión. Sobre todo, estos fondos, que terminan siempre en los lugares que dan más garantías. En eso destaco a Uruguay. Este es un proceso agudo, y la salida va a ser difícil. Quizás no se llegue con todos los niveles de expectativa que la gente está esperando del gobierno, pero estamos pensando en medidas más allá de la pandemia. Ya estamos elaborando el presupuesto nacional quinquenal, que es la columna vertebral de los cinco años de gobierno.

Es medio arriesgado eso.

Y bueno, pero lo tenemos que hacer. Primero porque hay plazos constitucionales. Hay un Uruguay que sigue, y que tiene que reactivar la economía. Me preocupa el nivel de empleo.

¿Quién es el interlocutor hoy entre el gobierno y la oposición?
No elegís el interlocutor. Yo te podré decir que, formalmente, hablo muy seguido por teléfono con Javier Miranda. También hablo con muchos legisladores del Frente Amplio. No sé hoy quién representa al Frente Amplio. Obviamente hay un Frente Amplio más atomizado que el que había antes, con sectores notoriamente diferentes. Los propios legisladores me dicen que en la LUC se nota que hay sectores muy atomizados, con posiciones muy diferentes.

¿Notás una actitud de posible diálogo? ¿Que no haya un quiebre del país en dos mitades?

Creo que hay una señal en ese sentido. Es parte de lo que Luis dijo en campaña. Creemos que esa grieta estaba demasiado profundizada, que si eras del gobierno en aquel momento, eras bueno; y si no eras del gobierno, eras malo, neoliberal y todo lo demás. Asumimos el gobierno y resulta que en el MIDES faltaban refugios nocturnos. Empezamos a ver que nada era blanco y negro como te lo pintaban, y que siempre hay oportunidades de mejora.

Ustedes también pintaban las cosas negras.

Sí, sí, nosotros decíamos lo que entendíamos estaba mal. Y esperemos que también dentro de cinco años la gente diga dónde nos equivocamos o qué prometimos y no cumplimos. Partimos del 10% de desempleo y de un 5% de déficit fiscal, después de quince años de bonanza. Lo que me cuesta asumir del Frente Amplio es no haber aprovechado la bonanza. La situación actual atraviesa cualquier decisión del gobierno. La prioridad es la plata para el Coronavirus, pero tenemos que ir pensando más allá, en la reactivación, medidas de estímulo y desarrollo, en una agenda de desarrollo. Eso es determinante.

Hay ciertas cosas que tienen que ser políticas de Estado, como la reforma de la seguridad social, que es de lo que se plantea que va a venir.

En estos días vamos a estar citando, informalmente, porque la LUC todavía no está aprobada, a los diferentes referentes del gobierno.

Ustedes hoy gobiernan con una coalición, que es como el Coronavirus, no hay certeza de cuánto dura.

Ni hay vacuna tampoco (risas).

¿Hay posibilidad de acuerdos con la oposición? Ustedes siempre hablaban de tender puentes.

Soy más optimista con respecto a la coalición que ustedes, seguramente. Estoy convencido de que no se trata de que si al gobierno le va mal, entonces a algún integrante de la coalición le va a ir bien. No, si al gobierno le va mal, a los integrantes de la coalición, también. Por eso todos deben tener la responsabilidad de empujar para que al gobierno le vaya bien. Después se darán las disputas que haya que tener. También es verdad que dentro del Frente Amplio hay gente que no está tan distante de muchas de las cosas que yo pienso, por ejemplo. Hay gente que está en otros lados muy lejanos, obviamente. Pero otros, no. Nos podemos juntar a hablar. Lo hice antes siendo oposición, éramos dialoguistas, y les consta que era así. Tenemos que serlo más ahora. No podemos hacer en el gobierno lo mismo que criticábamos desde la oposición. No podemos creer que porque tenemos mayoría tenemos la verdad revelada, punto y chau.

Tampoco tienen mayoría. La LUC demostró que las mayorías son coyunturales. Sacaron un montón de artículos y otros los modificaron.

El Frente Amplio, en este caso, siempre tuvo la virtud de la alfombra grande. Creo que alguna vez lo leí en alguna editorial, lo de la alfombra grande y barrer debajo de la alfombra (risas). Si los blancos hoy parecemos casi colorados…

Y no es colorados de vergüenza…

No, me refiero a que este Partido Nacional asumió el desafío del gobierno, de la responsabilidad, del liderazgo. De tratar de discutir los temas a la interna. El Partido Nacional siempre fue más de ebullición, y de no disimularla.

Sigue sin disimularla mucho.

Desde que Luis gana la interna, que es un punto de inflexión, creo que hasta ahora ha sido un liderazgo muy metódico, muy firme, muy estudiado, pensado. Hicimos una campaña que podrá gustar más o menos, pero que fue muy profesional, y eso fue producto del trabajo, del estudio. En ese aspecto el Partido Colorado siempre tuvo un sentido más de gobierno, por motivos históricos. Tuvo ese génesis, ese ADN. Creo que el nuevo Partido Nacional tiene mucho que ver con una actitud de decir que esto no es un proceso que termina con Luis Lacalle presidente. Es un proceso que empieza con Luis Lacalle presidente.

¿Sigue con Álvaro Delgado?

No, no. Hablo de que sigue con procesos para adelante, que tienen que ver con una concepción del Uruguay, del desarrollo, de la integración, de la brecha, de la democracia, el respeto, la tolerancia.

Han demostrado gran pragmatismo y marcha atrás. ¿No hay improvisación, también? Van y vienen, en algunas cosas.

Mi percepción es que no. En los últimos tiempos del Frente Amplio, sobre todo en el último año, me acostumbré a que el Frente Amplio funcionaba como un supermercado, donde había desde esponjas de aluminio hasta vinos chilenos. Desde cervezas artesanales hasta hojas de afeitar.

Ahora tenés un Macromercado (risas).

Ahora lo que tenemos es que administramos una decisión de la gente, donde vamos administrando perfiles. Es normal que haya que hacerlo. Mirá que una cosa es correrse un poquito de la tropa y otra es saltar el alambrado.

Los alambrados los salta Luis.

Es bastante rupturista en eso. El Partido Nacional debe ser el partido que más renovación hizo. Una renovación que se dio democráticamente. Tú viste el proceso que hicimos con Aire Fresco desde el 2009, cuando íbamos con una lista al senado y terminamos con una candidatura a presidente. Veinte kilos de yerba por todo el país. Eso se fue consolidando. Había un objetivo. Este nuevo Partido Nacional es un partido de gobierno. Obviamente, no gobierna solo, porque el mensaje de la gente fue que tenía que gobernar asociado a una coalición de gobierno. Ese es el mensaje y lo tuvimos que asumir como tal. Al principio costó entender cuando Luis, en la campaña rumbo a octubre, mostraba los programas de gobierno de los demás partidos políticos. La gente no entendía, si tenía la bandera del Partido Nacional y la marcha Tres Árboles. ¿Por qué hablaba de las coaliciones? Porque pensaba en el día después. Porque teníamos la impresión de que el Partido Nacional iba a ser el más votado, como fue, y que teníamos la responsabilidad de liderar ese proceso de cambiar la resignación por ilusión, y la frustración por esperanza, como se dio. Luis lo encarnó, y armó una coalición, y sobre eso armó un nuevo documento, que se llamó Compromiso por el país. Hubo responsabilidad compartida. Reitero que no soy de los que piensa que estos procesos tienen fecha de vencimiento. Hay un mandato de la gente que es mucho más fuerte. En esto la gente te condiciona. No voy a hablar en términos de unidad de acción y todo lo demás, como les gustaría a ustedes.

Nunca la tuvieron, siempre fueron una manga de díscolos.

Ustedes la dejaron de usar.

Pero quedó la mano de yeso.

Claro, el traumatólogo (risas). No hablo de unidad de acción sino de rumbo. Reitero: no se trata de que si al gobierno le va mal, entonces a tal o cual partido de la coalición le va a ir bien. Eso lo tengo claro.

Organizaciones sociales. El Partido Nacional allí tiene muy poco peso. Vos con el PIT-CNT te llevás bien porque sos muy lambeta, vas a los actos del 1º de Mayo y todo eso (risas). Pero, en general, ¿cómo se va a llevar el gobierno con las organizaciones sociales?

Aprieto el play y digo lo que tengo que decir: que vaya a escuchar no quiere decir que tenga que coincidir, igual que pasa cuando voy a la Asociación Rural o a la Cámara de Industria. Y hace veinte años que voy, no es de ahora. Y hubiera ido este año también.

Lo prohibiste, para no ir.

(Risas) Me están ofreciendo ir mañana a un programa con Fernando Pereira. Tengo buena relación con el PIT-CNT. Los actores del PIT-CNT eran generacionalmente muy afines, desde mi tiempo en el Ministerio de Trabajo, cuando no eran los capos, eran los que estaban emergiendo. Se generó un vínculo de confianza personal que es intransferible. Lo mismo con la Universidad, estuve en el Consejo Directivo Central. Hay cosas personales que se van generando, más allá de ideológicas. Está claro que tenemos los roles bien definidos: no hay cogobiernos. Quizás antes los límites estaban más difusos. Pero hay diálogo. La decisión de Luis de llamar a COFE a decir lo que iba a pasar fue una actitud de diálogo. No se consultó lo que se iba a hacer, pero se transmitió antes. Veo en el Partido Nacional un partido muy maduro, aprendiendo de sus propios errores o de terrenos perdidos. Que nunca entendí por qué. Es un partido que va a tener un alto contenido en lo social, en el diálogo. Claro, todo esto lleva mucho tiempo. Y lo que no te puede quitar es la capacidad de decidir. Arriba del presidente no hay nadie. Hay decisiones que hay que tomarlas, no consultarlas.

¿La pandemia fue una auditoria adelantada, en muchos casos?

¿A quién?

A la situación. Mostró un montón de carencias.

Uruguay es un país que no estaba acostumbrado a prepararse para las epidemias. Tuvimos que aprender sobre la marcha. En la aftosa terminamos con rifle sanitario, una situación de enfermedad que te condicionaba los mercados, y sumada a la corrida bancaria terminó siendo una crisis económica. Esto es mucho más profundo, es una crisis de salud que condiciona lo económico y lo social, y que no tiene un fin determinado, donde todo lo que podés hacer es preventivo, no curativo. En lo otro se podía actuar. En esto, no. No sé si hablar de auditoría, pero sí de que el Uruguay, como país, maduró mucho.

¿No mostró carencias que estaban tapadas?

Las dos cosas.

Y fortalezas que ustedes negaban.

También, que muchas veces no se valoraban como tales. Destaco que esto es transversal. Vamos a hacer auditorías en lo que encontremos, como prometimos.

¿Qué encontraste cuando llegaste acá a la secretaría?

Acá se armó un equipo muy bueno. Se trabaja mucho en equipo. Es un equipo que venía ya trabajando mucho en la campaña.

¿Juegan de taquito?

De memoria, y además hay mucha confianza, personal y política. No es menor eso. Vos viste, en gobiernos pasados del Frente Amplio, cuando lo que primaba era la desconfianza. Acá hay distribución de roles, en todo sentido. Y mucho respaldo. Luis es una persona que delega mucho y respalda decisiones.

Los hace laburar.

Está bien, para eso nos pagan. Yo estoy mucho con la coordinación de gabinete, y obviamente Luis está informado de las decisiones que se van tomando. Pero respalda decisiones, y tiene la decisión última, que uno después implementa.

¿Y qué encontraste acá?

Una gran soledad. Este piso era un desierto.

La famosa soledad del poder.

Es un piso al que entraba muy poca gente, entre otras cosas porque el presidente no estaba acá. Había pocas audiencias. Y los que estaban, con los cuales tuvimos una buena transición, no tenían un perfil político notorio. Yo vengo, sí, de un perfil político notorio. Fui electo senador y dejé el senado para estar acá. Pero notoriamente hace diez años que venimos recorriendo, hablando, recibiendo, y esa misma dinámica, sumada al Coronavirus, es la que seguimos teniendo. Hoy, y a Luis le debe de pasar lo mismo, tengo cinco hojas de pedidos de entrevistas, entre agrupaciones, agremiaciones, círculos empresariales, proyectos de inversión y lo que se te ocurra.

¿Hay proyectos de inversión hoy?

Sí, están viniendo iniciativas privadas. Estamos haciendo muchas teleconferencias con posibles inversores. La gente está pensando más allá de este proceso. Y plata en el mundo es lo que sobra. En las colocaciones, a las tasas que están, en un país serio, donde haya seguridad política, calidad democrática y donde se respeten las instituciones… Creo que el manejo de esto ayudó a posicionar al Uruguay, también.

Venía bien posicionado de antes.

Por eso hablé de seguridad, no de este gobierno. Y el tema del Coronavirus. Por cómo se dieron las circunstancias, hoy Uruguay es referencia. Y no lo digo camiseteando. Lo digo con mucha humildad. Estas cosas ponen al Uruguay en la agenda del mundo. Somos un país en el que a veces tenemos mucho narcisismo. Pero somos un país de tres millones y medio de habitantes, en América del Sur. Hay que traer capitales para acá. Y hoy se están discutiendo proyectos de inversión.

¿Con el Mercosur medio resquebrajado y todo?

Con la situación que tenemos, que no la elegimos. Tenemos que adaptarnos a esta realidad, donde además los socios nos queremos matar. Con lo cual Uruguay también tiene una oportunidad con el Coronavirus: ser la bisagra del Mercosur.

Hace años que somos el país tapón, ahora vamos a ser la bisagra. Sos un optimista bárbaro.

Soy.

¿Algo que haya sorprendido acá, por su existencia o no existencia?

Debe ser muy difícil trabajar con un presidente lejano.

Con la simbiosis no será fácil tampoco.

Muchos suponían que Luis iba a ser un presidente que iba a estar en los detalles todo el tiempo.

Está en todos los detalles. También hay muchos en la oposición que lo consideran vago.

Sin embargo, está enterado de todo, toma decisiones todo el tiempo y delega mucho. Obviamente que para que eso ocurra tiene que haber una confianza personal y política. En lo político conmigo, y en lo jurídico con el prosecretario de Presidencia.

¿Van a hacer auditorías cuando termine esto?

Ya las estamos empezando. Ya fueron anunciadas. La de INEFOP ya fue anunciada, y también en otros lados, algunas por la Auditoría Interna de la Nación, algunas quizás sean externas.

Vamos a hablar de la LUC. Le sacaron treinta y cinco artículos, modificaron trescientos treinta. Al final era un Frankenstein.

Si será pragmático este gobierno (risas). ¿Sabés qué pasa? Los psicólogos no los ponemos nosotros. A ver, nosotros sabíamos que una cantidad de artículos posiblemente en el Parlamento tuvieran otro camino. El presidente tomó la decisión de llevarla igual. Lo que se modificó sustancialmente fueron tres o cuatro cositas, no mucho más. Después algunas cosas irán por la vía del presupuesto, o por ley aparte. Pero en la esencia, el 90% de la LUC quedó como vino originalmente. Creo que la coalición hizo una buena tarea. Tan así es que en la última conferencia de prensa participaron todos los líderes de la coalición, con un 95% de acuerdo en todos los artículos. Fue el debut parlamentario de la coalición, exigido, con una ley grande, con una cantidad de temas diferentes, en un proceso de urgente consideración.

Falta diputados.

Falta diputados.

Mandar un programa entero de gobierno utilizando este mecanismo, ¿no es forzar el espíritu con el que fue creado el mecanismo?

Creo que fue un sentido de oportunidad. Nosotros habíamos dicho que lo íbamos a hacer. Y con el tema del Coronavirus me reafirmo más en este proceso de la LUC, en cuanto a hacerla como de urgente consideración. Los temas parlamentarios van a otro ritmo, porque así funciona el Parlamento, pero con el Coronavirus eso fue mayor. Entonces era la oportunidad de tomar decisiones, en algunos casos con decisiones programáticas. Un 40% de la LUC es seguridad y educación, temas que para mí son urgentes, y que la gente está esperando. A mi juicio. ¿Es constitucional? Nadie lo puede cuestionar. ¿Esperamos para que el Parlamento adaptara su funcionamiento? También. No lo enviamos la primera semana de marzo, como estaba previsto. Es más, yo era contrario. Y Luis, a fin de enero publicó el borrador de la LUC en la página web. Dije que era una locura, y sin embargo hubo una cantidad de instituciones que hicieron sus aportes que se incorporaron al proyecto final, como la Asociación de Fiscales. Y después Luis tomó la decisión de mandarla a los parlamentarios quince días antes de que fuera al Parlamento.

Quinientos un artículos…

Está bien, pero yo en quince años de diputado y senador…

La ley de educación la mandaron antes.

Los proyectos de ley de presupuesto y rendición de cuentas, que algunos fueron de ochocientos setenta artículos, otros de setecientos noventa, y demás, nunca los tuve antes.

¿Es una venganza?

Es un dato de la realidad.

Tampoco importaba, porque ustedes no tenían mayoría. 

Es un gesto, Por lo menos valorá el gesto.

Explicá el circo de llamarse a cuatro ministros ustedes mismos.

Bueno, ahí tenemos una coincidencia. Yo no lo hubiera hecho. No lo comparto. Creo que el gobierno es transparente y da la información. En el memorándum de entendimiento con UPM nos tocó ser parte del acuerdo. Es público, lo hemos dicho en todos los medios de prensa. Generamos para Uruguay, entre nuevas inversiones y ahorro, trescientos cinco millones de dólares más, adicionales, que no estaban previstos originalmente. Hicimos lo que teníamos que hacer, lo que dijimos en campaña. Guste o no guste, es otra cosa. En el proyecto de la tercera planta de celulosa estuvimos siempre del mismo lado.

Lo tenemos claro.

Lo recuerdo porque a veces te olvidás. Mirá que la primera planta no salía si no se votaba el tratado de protección de inversiones. ¿Te acordás como salió la votación?

En contra del Frente Amplio.

Y el primer proyecto lo firmó Batlle y lo ratificó Vázquez.

No nos sorprende nada, si ya escuchamos al presidente Lacalle hablar de Keynes.

Para bien y para mal. Más allá de que estés a favor o en contra de la planta, lo que es notorio es que dijimos que no íbamos a cambiar lo que estaba firmado, en un momento en que lo que queremos, además, es inversiones, y esta es una empresa que cotiza en bolsa.

Están a favor, entonces.

Sí. Todo lo que estaba encaminado, o no estaba encaminado, y podíamos incluir en cuanto a más inversiones y ahorro para el Uruguay, en cosas que supuestamente tenía que pagar Uruguay y que ahora va a pagar UPM, hicimos todo lo posible. Y fue este paquete de trescientos cinco millones de dólares.

El Frente se debe haber bajado los lienzos con Finlandia. Ustedes los subieron un poquito nomás.

Nos los subimos todo lo que pudimos.

O sea que no estás de acuerdo con el circo. No te convence.

No, no me convence. Me parece que, si hubo una instancia con el Ministerio de Obras Públicas, los diputados, además el presidente informó a los ministerios sobre este proceso, particularmente al líder de Cabildo Abierto, el senador Manini. No entendí esta convocatoria. En aras de la transparencia, obviamente los ministros van a ir. Por lo que me dicen, se les va a preguntar más por el contrato anterior que por el nuevo.

¿Quién va en ANTEL?

Todavía no está definido. Se va a definir en estos días. El martes van las venias al senado para los entes autónomos y los servicios descentralizados. De todos los partidos, también del Frente Amplio. El gobierno electo, en febrero, hizo algo que me pareció un buen gesto: anunciar, previamente a asumir, los lugares donde el Frente iba a participar. Obviamente, los organismos de contralor, entes autónomos y servicios descentralizados. En el gobierno pasado me tocó a mí negociar con el gobierno del Frente Amplio, por el Partido Nacional, siendo Sendic vicepresidente, y después con Roballo. Fue el 14 de abril, una vez instalado el gobierno. Me pareció un buen gesto hacerlo antes de asumir, y así pasó. El Frente presentó los nombres a su tiempo, y la idea es que, cuando vayan las venias, vayan las de todos.

¿El gobierno va a aceptar todos los nombres sugeridos por los partidos?

Me preguntaron eso del Frente Amplio. A menos que haya algún tipo de situación vinculada a algún tema con la Justicia, sí. Es lo que está pidiendo el presidente, y así lo transmití yo a los partidos políticos, es que para cada uno de los lugares de responsabilidad tengan una carta firmada por los partidos políticos, con los nombres para cada uno de los casos.

¿No se va a vetar a nadie?
En principio, no.

Puede pasar lo que pasó en ANTEL. ¿Se asume ese riesgo?

Sí. Hay casos. Pasó en el gobierno pasado, también. Imaginate con quiénes.

Estamos hablando del futuro, no del pasado.

Me parece correcto.

Un nuevo país, un nuevo proyecto.

Una nueva mayoría.

Circunstancial.

Como todas las nuevas mayorías.

No hay vacuna, acordate.

Hay profilaxis. Mirá que los respiradores funcionan.

Cuando se cuestionó el tema del hijo de Julio María Sanguinetti, dijiste públicamente que era un tema del que no te correspondía opinar. Pero vos sos el gobierno.

Tampoco cuestioné los nombres del Frente Amplio. Tengo el listado del Frente Amplio, y lo tiene el presidente. La orden que tuve es habilitar la resolución para que estén las venias correspondientes, con los nombres que el Frente Amplio mandó. Me gusten más o menos. Hay muchos que no me gustan, otros me gustan más. Hay gente con la que tengo más empatía, otra con la que no. Pero cada partido, en su lugar, después que terminamos de acordar, manda una nota firmada por el partido, haciéndose responsable de sus propios nombres.

Durante la campaña, el presidente hablaba de “los mejores a los cargos”, de la idoneidad. ¿No es esa una exigencia para los otros partidos también?

¿Te acordás de “un solo programa, un solo candidato”? ¿Te acordás de eso?

Éramos muy chicos (risas).

Yo también, pero lo leí. Ahora escuché lo mismo, “los mejores para los cargos”. “Al que meta la mano en la lata se la cortamos”. ¿Te acordás de todo eso? Lo que te quiero decir es que, en el Partido Nacional, en nuestro sector, entendemos que los nombres que van a ir tienen la capacidad técnica y el respaldo político para poder asumir la responsabilidad. En lo demás, porque estamos en un gobierno de coalición, y esto se extiende al Frente Amplio, que va a tener coparticipación, la responsabilidad es de quien los nombra. Y la evaluación es de la gente.

Te lavás las manos. El Coronavirus trajo buenas cosas. Mucho alcohol en gel.

Uso un frasco por día (risas).

¿Cada vez que firmás algo? (risas).

Ustedes saben que no (risas).

¿La LUC va a mejorar la seguridad con los allanamientos nocturnos?

La va a mejorar no solamente por eso, sino por todos los artículos que tiene. En algunos artículos se perfeccionó. Hoy tiene un consenso que antes no tenía. Estoy convencido de que el Frente Amplio va a votar una cantidad de artículos. Quizás más de los que te imaginás, lo cual habla bien del Frente Amplio, pero sobre todo de la LUC.

Del Frankenstein que quedó. El tema de la seguridad fue caballito de batalla durante años y en campaña electoral en especial de Larrañaga. ¿No lo está obligando al ministro a tener que defender cosas hasta excesivas, en algunos casos?

El ministro está convencido y fue a defender sus artículos. Si algo fue Larrañaga, además de estar en la primera línea de la seguridad, fue ser vehemente en su defensa de los artículos de la LUC.

La pandemia sacó la seguridad del primer plano. Antes era todos los días y ahora no habla nadie, y es la misma inseguridad o más que hace tres meses.

Creo que algunos indicadores fueron mejorando.

No hay pruebas.

Te la podrán dar los indicadores. También es verdad que hay otra realidad. Hasta los accidentes de tránsito son menos que antes, porque hay menos gente circulando. Esto atravesó todas las actividades, las buenas y las malas. Las sanas y las non sanctas.

Subieron la inflación y los asesinatos.

Los indicadores de violencia doméstica subieron. Me extrañaron las cifras vinculadas al 0800 de apoyo psicológico. El tema del confinamiento voluntario. Hay un gran apoyo de muchos psicólogos trabajando las veinticuatro horas. A ese tema le tengo mucho miedo, por eso nosotros trabajamos mucho a nivel de violencia intrafamiliar y doméstica. Hay muchos que por estar en la casa no se animan a denunciar. Trabajamos con los médicos para que puedan detectar cosas y hacer las denuncias correspondientes. El tema de la violencia de género va a ser una de las prioridades, entre otras cosas con una compra histórica de tobilleras.

Es un abordaje muy difícil.

Cambió no solo la costumbre sino los hábitos. También los que sufren el día a día, el cuentapropista, el feriante. También lo sufre el chorro, el que afana, porque hay más gente en las casas.

¿En qué avión fue a Rivera Lacalle Pou?

En el de la Fuerza Aérea.

No en el presidencial.

No, en el avión Bandeirante. ¿Por qué?

Porque decían que estaba usando el avión presidencial. Y que durmió en un regimiento.

Durmió en el mismo hotel que todos. Pero se crean fábulas.

¿Qué expectativa tenés? ¿Cuál va a ser el gran cambio que va a hacer este gobierno después del Coronavirus? ¿Se va a cambiar la educación?

Creo que va a haber un cambio notorio en seguridad y educación. Estamos apostando muy fuerte en esas dos cosas. Espero que después de este proceso, y más allá de algunos procesos legales que hay que aprobar, esto se note y la gente se sienta más segura, y la Policía más respaldada. Es el primer objetivo del gobierno, más allá de que hoy la gente, por tema de necesidad, de salud y hasta de miedo, tenga su principal avidez de noticias vinculadas a la pandemia. Es normal. Pero el tema seguridad sigue estando, y va a ser el primer tema de combate del gobierno, que la gente esté segura y la Policía respaldada. Tenemos una apuesta muy fuerte por la mejora de la educación. Quizás los resultados demoren más en verse. Ojalá, tengo la gran esperanza, que con la agenda de desarrollo que se está pensando, que tiene que ver con inversiones descentralizadas y un gobierno muy presente y que dé la cara… El caso de Rivera no solamente fue estar ahí en un momento difícil, además de llamar a Bolsonaro y tomar algunas medidas. Tuvo el gesto de estar ahí, donde la gente tenía miedo. Son pequeños gestos que el gobierno va a ir tomando, con un sentido más global del Uruguay, no tan montevideano, con una agenda de gobierno donde seguridad y educación son el gran desafío. Seguridad con mayor impacto. En educación los cambios van a demorar más en verse, porque los resultados siempre son más lentos. Te estoy hablando en términos de cinco años. El tema del empleo es, también, quizás el tema más importante.

Desde la oposición se cuestiona que con los cambios que hace la LUC en la cosa financiera se facilita el lavado.

Me río, es gracioso. Dicen que cuando derogás la obligación financiera, o la bancarización, a la que además le ponés tope… Es un compromiso de campaña. Creo que el mundo va hacia la inclusión financiera. El error del anterior gobierno fue hacerla obligatoria, tenés que dar las condiciones para que la gente pueda incluirse y no se vea perjudicada por eso. Y que tenga la opción. Creo en la libertad. El gobierno cree en la libertad. Fue un acierto haber puesto a Jorge Chediak al frente de la Secretaría de Lavado de Activos y Combate al Crimen Transfronterizo. Me parece que nadie puede cuestionar a alguien que ha sido tres veces presidente de la Suprema Corte de Justicia, que tiene especialización en este tema. Nadie puede cuestionar que el gobierno pueda bajar un grado el nivel de exigencia vinculado al lavado de activos. Y haber puesto a Chediak me parece que nos da garantías.

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