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“Cada vez quiero decir más cosas”

“Cada vez quiero decir más cosas”
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La escritora Mercedes Rosende acaba de publicar la novela “Qué ganas de no verte nunca más”. Un relato policial que sucede en Montevideo y que tiene el legendario túnel de la cárcel de Punta Carretas como eje. Y donde vuelve a aparecer el personaje de Úrsula López. La autora contó a Voces cómo fue volver a construir un relato en torno a ella.

Mercedes Rosende ha publicado y participado en medios radiales, escritos y televisivos como columnista y panelista. Sus obras son: “Demasiados blues” (La Gotera, Montevideo, 2005) que fue premio en el concurso de la Intendencia de Montevideo, “La muerte tendrá tus ojos” (2008), con el que obtuvo el primer premio del Premio Anual de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, “Mujer equivocada” (2011) publicada también en Argentina, España y Suiza, y su última novela, “El miserere de los cocodrilos” (2016), publicada también en Suiza en 2018. Fue ganadora del premio LiBeraturpreis edición 2019, otorgado por Litprom de Frankfurt.

Se dice como adelanto de “Qué ganas de no verte nunca más”: “Úrsula se acerca y camina más despacio, pasa por el costado, casi pegada a los conos y a la cinta amarilla, se detiene y la mira: no logra sentir nada por un muerto tan invisible. Es casi
como si pasara al lado de un montón de escombros, aunque asome el zapato marrón de hombre que ahora sabe viejo y gastado. Aspira y huele: alcohol, guiso y miseria. Huele la tristeza. Úrsula lo piensa y se decide, levanta un pie y pasa al otro lado de la valla, saca su teléfono y se toma una selfie con el zapato marrón gastado que sobresale del plástico negro. A veces tiene la sensación de que le está por suceder algo maravilloso y absurdo, algo muy loco una finta o un galanteo con la muerte (…).”

Y se anota: “Mercedes Rosende teje en Qué ganas de no verte nunca más una novela negra vertiginosa y atrapante. Como caracteriza a la autora, la psicología de los personajes es tan sugestiva como la acción que los acompaña. En este caso, la historia se desdobla en múltiples relatos ambientados en una Montevideo
oculta y poco común para los simples mortales. Intrigas, muertes, robos, corrupción, chantajes y secretos rodean a la protagonista y dan vida a esa ciudad que se mueve en las tinieblas y en un túnel que, aunque oculto, permanece en la memoria.”

¿Cómo es el proceso, ya con Úrsula instalada en tus trabajos anteriores, volver a convocarla?

La cosa empieza así, en todas mis novelas. Primero tengo una escena, hay una escena que a mí se me ocurre y yo sé que esa escena está en alguna parte de la novela. Aunque no escribo linealmente, escribo escenas. Se me ocurre una escena que en este caso era que Úrsula se escapaba por el túnel de los tupamaros, por el túnel de Punta Carretas. Esa era la idea madre de la que yo partía y tenía que llegar de alguna manera a eso. Entonces empiezo la novela con Úrsula hablando con su padre, que está rigurosamente muerto.

Rigurosamente muerto y metafóricamente vivo …

Exactamente. Y en el medio se suceden un montón de peripecias. Lo del túnel hacía mucho tiempo que a mí me gustaba y me rondaba la cabeza. Traté de averiguar dónde estaba, cómo estaba, cuánto medía. Hice una indagación digamos, y ahí fue saliendo toda la peripecia que hay en el medio, que además tiene que ver con el robo al blindado, con una cantidad de dinero que está abandonada en un auto en las últimas dos cuadras de San José. Empiezan a sucederse un montón de aventuras de Germán y Úrsula, porque hay un montón de gente que está atrás de ese mismo dinero. Todo conduce al momento cúlmine que es cuando Úrsula y su hermana Luz escapan por el túnel de Punta Carretas, y van a dar a la vereda de enfrente.

¿Cómo es tu vínculo con Úrsula como autora?

Como yo soy una escritora perezosa me baso en personajes que ya existen para no tener que trabajar tanto… o para evitarme trabajo (risas). Entonces Úrsula fue un paquete que me trajeron así, enterito, salvo el hecho de que sea delincuente, o asesina o lo que sea, todo lo demás es la otra Úrsula, la real, la de verdad. Cuando me contaron de la Úrsula real, lo que tuve que hacer fue depurarla un poco porque era inverosímil. La relación que tenía con el padre era incluso peor que la que  yo estoy contando acá, tuve que rebajar la realidad un poco. Y en sí surge “Mujer equivocada”, que es donde la introduzco en la literatura… Y mi relación con ella ha ido como mejorando …

Te estás llevando mejor con ella…

Me llevo mejor con ella porque al principio yo pensé que era un personaje muy antipático y después me di cuenta, por los lectores, que a los lectores les caía muy bien que Úrsula fuera una asesina. Que tuviera humor. Es como una asesina simpática. Y ha ido creciendo, porque además le volqué un montón de preocupaciones que yo tengo. Quizás empecé solamente con la parte estética, que es una mujer que es gorda, que eligió estar sola, que no tiene hijos, que no tiene pareja. Una mujer que está por fuera de lo que se espera de las mujeres. Y ahora terminó siendo un personaje bastante más sofisticado que en aquel entonces, porque ya no solamente quiero decir que el cuerpo de las mujeres a veces no es como los cánones lo marcan, sino que transcurre por otros carriles. Ahora quiero decir más cosas, cada vez quiero decir más cosas.

¿Cómo surgió el título de esta novela?

Quería un título que dijera mucho sobre la trama del libro y quería que fuera un tango. Me repasé todos los tangos que había, y no había ninguno que tuviera un título que dijera nada … Y una y otra vez me topaba con éste, y no lo quería. Pero al final dije “es éste”. Detesto el pop, no me gusta Valeria Lynch, no me gustan sus vibratos, pero bueno, tango no hay. Y se lo pregunté a tres o cuatro personas qué les parecía y todos me dijeron que era horrible… Entonces se lo puse (risas).

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