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Cambios, en espera  por Ruben Montedonico

Cambios, en espera    por  Ruben Montedonico
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Por ahora siguen los festejos y los signos de esperanza de sectores progresistas, socialdemócratas y de izquierda por el triunfo de la opción de cambio en Colombia.

Como previo, digo que los dueños del capital -dispuestos a trasgredir el Estado de Derecho- pregonan su adhesión a principios institucionales (como el ex presidente Uribe, que honra con la palabra lo que afrentó con hechos) que se trasmutan con rapidez convirtiéndose en guardias pretorianas. En parte del área pacífica se encuentran como conjuntos mayoritarios de variantes continuistas. 

En Colombia, con Gustavo Petro y Francia Márquez, la lucha contra la corrupción de los funcionarios públicos y la recuperación de la soberanía de la defensa, seguramente estarán en un primer escalón de abordaje del futuro gobierno.

Tras una reforma impositiva segura y necesaria que grave progresivamente al capital, deberán atenderse demandas de combate y desarticulación de focos de violencia colectiva -esa sí organizada por la delincuencia común y amparada desde los poderes derrotados- el trabajo informal sin derechos sociales ni sindicales, el desempleo, la educación, la salud y la vivienda; todo aquello que estuvo dando señales de repudio por décadas y que se hizo protesta en los últimos años. Acabar con más de dos siglos de injusticias no es la labor de una única administración: solo tiene la obligación de principiar un estado de justicia.

Otros temas que deberá abordar el nuevo gobierno será el de las relaciones con el ejército -adoctrinado por la oligarquía y dependiente del imperialismo que le inculcó las peores ideas de la “guerra fría”: con los grupos alzados en armas, cumpliendo con las obligaciones inherentes a los que las depusieron, además de la ubicación del país en lo internacional.

En tanto, desde Ecuador, se informó el pasado sábado que el Ejecutivo levantó el toque de queda que afectaba una parte de las provincias. Esta era una de las demandas de la CONAIE. Sin embargo, es engañoso sostener que se produjo un primer encuentro entre esa organización y el régimen de Guillermo Lasso: reuniones ha habido desde hace más de un año y, el “matiz” del último tiempo fue represión, muertos, presos y amenazas.

Por su parte, el Legislativo inició la discusión de un eventual relevo de autoridades (que destituye al presidente) incoado por los 47 diputados del ex presidente Rafael Correa. Los cortes carreteros contra la inflación, el aumento en los combustibles que repercute en el incremento para trasladar la producción indígena, chocaron con la insistencia presidencial por mantener un gobierno neoliberal, antipopular, que tuvo como contestación la represión. Las manifestaciones de la CONAIE convocadas por “terroristas”, “antidemócratas” y “anarquistas” -según Lasso- no se hicieron esperar y superando acciones liberticidas, con prisión de alguno de sus líderes, se lanzaron a las ciudades, abarcando Quito, concitando la adhesión de obreros, maestros, transportistas y estudiantes. Pero la crisis, profunda, está ahí, no ha cambiado, mientras que gran parte de sectores de la burguesía siguen manteniendo su rechazo a las protestas, que mal encubre su racismo. Por cierto, en este caso, al igual que en otros países, muchos medios de comunicación se asumen como corifeos de los ciudadanos en varias oportunidades, dando forma en sus espacios a sentimientos conservadoras, de clase, intentando su incrustación como “opinión pública”,

 Más al sur, Pedro Castillo, de origen rural, expresó su reconocimiento a los campesinos “por su trabajo y valioso aporte a la producción agrícola del Perú”. Este presidente, que se supone fue electo para beneficio de las clases sumergidas de las que él mismo procede, al parecer solo lo desvela el mantenerse en el Palacio de Gobierno, cambiar a cada rato el gabinete o a alguno de los ministros y sobrevivir a los ataques legislativos que -en general- son encabezados por la fracción orientada por Keiko Fujimori.

Hombre de gran sombrero blanco, aludo, se verá como tantos otros, cruzado por graves problemas que han desembocado en varias crisis y diversas represiones -previas a su juramentación. Si bien es cierto que hereda un país con graves problemas, una población mayoritariamente pobre, asolado por la pandemia de Covid y con un sistema débil de salud, con irresueltos problemas de derechos humanos (trabajo, vivienda, desempleo, informalidad, segregaciones raciales, falta de apoyos a campesinos, etc.) no se contabilizan otras cosas que el extractivismo que beneficia a empresarios extranjeros y algunos empleados nacionales, sin que se observen acciones del Ejecutivo que procuren soluciones a las grandes mayorías postergadas.

Por otro lado, la ineptitud de algunos ministros provocó el paro nacional del agro por dos días y se adelantan medidas de este tipo en otros sectores, como el del transporte carretero.

Cerrando esa lista norte-sur sobre el Pacífico, Chile, cuyo Ejecutivo lo preside Gabriel Boric. Un gran observador como Marcos Roitman sostiene sobre él: “Sin mayoría en el parlamento, sus decisiones están permeadas por el resultado del plebiscito constitucional (del) 4 de septiembre. La necesidad de aprobar la nueva Carta Magna es un objetivo prioritario. Su rechazo provocaría una hecatombe. La derecha lo sabe y ha puesto toda su actividad en demostrar que la propuesta sobrepasa todas las líneas rojas. Por consiguiente, es poco representativa del país. Presa del estallido social, está sesgada por miembros que la han secuestrado, avivando viejos odios políticos que alteran la paz y el buen orden. Por otro lado, dirán, los convencionales progresistas son incompetentes y frívolos.” Parece ser que los integrantes del Ejecutivo, sin cambiar cosas que ya podrían hacer, solo están expectantes del resultado electoral, mientras la derecha y los concertantes del pasado se recomponen.

Observo que los cambios con Boric y Castillo están distantes y son difusos;  habrá que esperar por Petro y el futuro que la CONAIE o el Congreso dispongan para Ecuador.

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