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¿Depresión es igual a suicidio? por Sebastian Bruzzoni

¿Depresión es igual a suicidio? por Sebastian Bruzzoni
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Uruguay es un país que presenta desigualdad relativa en términos de felicidad

Uruguay tiene una de las tasas  de suicidio más alta en Latinoamérica, según datos de la Organización Mundial de la Salud.  Desde 2013 la curva viene subiendo de manera casi ininterrumpida. En ese año hubo 505 suicidios, mientras que en 2019 los casos se elevaron a 705.

Muchas veces se utiliza la frase “como el Uruguay no hay” haciendo alusión a los logros y proezas conseguidas, pero ese término  se puede interpretar de otra forma.

Uruguay hacia el mundo siempre dio una imagen de solidez, de homogeneidad y compromiso social, pero a nivel introspectivo esto no es tan así.

Pablo Hein, sociólogo del grupo prevención de las conductas suicidas de la Udelar converso con nosotros sobre depresión y suicidio, entre otras. Y para darnos cierta perspectiva a nivel micro social. Lo que se expresa a continuación poco tiene que ver con lo psicológico y psiquiátrico, está abocado a hacia lo humano, desde una perspectiva social y colectiva.

Para el exterior se da imagen de serenidad y cohesión social,  pero hacia adentro es distinto.

“Si miramos y nos preguntamos ¿depresión es igual a suicidio? yo te diría que sí. El Uruguay no es el Uruguay que nos pintan, no hay un compromiso con los vínculos, con la comunidad. Hay una concepción egoísta y a partir de eso generamos incapacidades para la reconstrucción colectiva”. Aparecen los egos a dar los que otros no pueden dar y “se truncan posibilidades más universales de compromiso y de obligación colectiva.” agregó Hein

Ante esta afirmación, se le preguntó si el Uruguay/yo es depresivo: “Catalogar a un país de depresivo o no depresivo es medio complicado, depende como hablamos de depresión y cómo miramos las situaciones. Sin desmero de eso Uruguay tiene unos indicadores que son muy paradigmáticos en el sentido que va contra pelo de lo que pensamos de Uruguay. Existe una alta tasa de suicidio y es uno de los países que tiene más personas medicalizadas con antidepresivos y este también es un indicador al menos que habla de un país que no es lo que se piensa.” expresó Hein.

Siguiendo esta línea, el sociólogo reafirmó lo dicho en el párrafo anterior e hizo hincapié en la pérdida del compromiso colectivo: “De alguna manera es un país que presenta desigualdad relativa en términos de felicidad. En las últimas tres o cuatro décadas se ha perdido esa impronta igualitarista que teníamos, el vernos cara a cara que era un patrimonio de toda la sociedad, hoy ya algunos sectores sociales los están perdiendo (…)  entonces hay mayor desigualdad, la desigualdad genera desconfianza, genera individualismo, un individualismo también mercantil, también social, también cultural”.

De un tiempo hasta parte se han producido cambios a nivel social y comunicativo, se ha dejado de hablar ciertos temas y se ha empezado a hablar de otros y eso también incide. Para el sociólogo “pensar esas cuestiones que nos daban cierta cohesión social como sociedad están siendo transformadas y en esa transformación de sociedad algunos uruguayos y algunas uruguayas se pierden por el camino, no es  que nos hemos venido a menos sino que se pierden ciertas cuestiones, eso es lo importante. En este cambio societal que hay en estas últimas dos o tres décadas, marcadas por algunos sociólogos, hay gente que se está perdiendo y eso es lo que nos está pasando”

“En Uruguay históricamente hay más suicidios que homicidios, históricamente tres o cuatro veces más. Estamos hablando de aproximadamente 700 suicidios y estamos hablando de 200 homicidios. Y también bastante más que muertes por accidente de tránsito”

Sucesos coyunturales también influyen (crisis, dictadura, pandemia) y Hein dio su visión sobre el COVID-19: “Esta crisis de pandemia sin ninguna duda tiene una repercusión económica y va a tener una repercusión social y cultural también, va costar algún tiempito ser los mismos que antes. Vamos a volver a tener ese individualismo exacerbado, esa mirada del ombligo de cada uno, no vamos a salir fortalecidos como sociedad.”

Y  con esto nos volvemos a meter en el tema del suicidio “las cifras hablan por sí solas, año a año van en aumento las tasas de suicidio y el Uruguay es poco solidario porque está haciendo muy poco. Lo que se tiene que hacer con el tema específico del suicidio y salud mental, son temas que se tienen que apostar hoy para buscar una mejora para dentro de cinco o diez años, no hay una pastilla, no hay una vacuna que nos libre de eso”

Cuestiones erradas

Se tiene ciertas concepciones sobre los suicidios que son erróneas. Hein explica:  “Los suicidios en uruguay no son impulsivos, por su puesto que hay casos impulsivos, pero no son la gran mayoría, no es el común denominador”

Otra cuestión que es errónea es el aumento de casos en invierno “eso también es una mentira que no se corresponde con los datos. El suicidio en Uruguay es bastante homogéneo en todos los meses y si hay alguna tendencia puede ser más a fin de año, eso nos habla que hay mucha gente sola, hay mucha gente que autoimpone metas que no las cumple, hay desestructuración familiar, gente de la tercera edad que no tiene con quien levantar una copa a fin de año y ahi pasa lo que tiene que pasar.”

¿Hablar, socializar y concientizar, sirve?

Hace veinte o  treinta años había dos bibliotecas: una que decía que no era necesario hablarlo  y otra que decía que sí lo era. “La primera respuesta que sale natural  en Uruguay es : bueno, hace 30, 40 años que no hablamos del tema y sigue aumentando la tasa de suicidio,entonces esa biblioteca que decía que no hay que hablar me parece que mucha razon no tenía. Otra respuesta, por los hechos se demuestra, es lo que están haciendo otros países con cierta cultura y homogeneidad, que Uruguay podría entrar en ese paquete, por ejemplo España, Chile, Argentina, que es hablar el tema en su correcta dimensión de lo social, porque parte de la solución para bajar la tasa de suicidio es hablarlo, escucharlo y es entender. Yo me inclino más por la biblioteca de hablarlo en su justa medida”.

A modo de reflexión

“Se habla mucho de homicidio, de accidente de tránsito, pero de suicidio no se habla, porque también nos conviene a todos no hablar, porque en realidad encapsulamos el tema, encapsulamos a una familia, siempre los culpamos a ellos, porque nos queda muy cómodo, es lo más fácil y no es así. Son familias comunes y corrientes que les sucedió ese hecho”.

Por último, el sociólogo puso como ejemplo a Europa: “Europa en los últimos 20 años, hizo una política muy fuerte de comunicación del tema y en 20 años ha bajado un 19% los casos, me parece que hay que apostar por ahí”.

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