Home Cine Dirk Bogarde privado, valioso documental británico
0

Dirk Bogarde privado, valioso documental británico

Dirk Bogarde privado, valioso documental británico
0

Dirk Bogarde privado es un notable documental, dirigido en 2001 por Adam Low para la filial Arena de la BBC de Londres. Este film de 140 minutos, realizado dos años después de la muerte del actor, puede rastrearse hoy en varias plataformas de internet. Sigue al excelente intérprete inglés en su labor para el cine, aunque hace hincapié en la zona más personal de su vida. Ese material no tiene desperdicio.

Pocos hombres públicos fueron tan celosos de su intimidad como Dirk Bogarde. Antes de morir prendió fuego a la mayor parte de sus papeles, fotografías y cartas, entre los que figuraba un diario escrito durante su visita al campo de exterminio de Bergen-Belsen, inmediatamente después de la liberación del lugar en 1945. Dirk Bogarde privado se encarga de señalar motivos muy controvertidos para esa inusitada reserva emocional. En 2001 se supo que Bogarde había dejado a su sobrino predilecto Brock una enorme colección de films caseros rodados entre fines de los años 50 y mediados de los 70. Esos pequeños cortos, todos en color, componen el cuerpo sustancial de este impactante documental de la BBC, y capturan las instancias vividas por el actor junto a los amigos que lo visitaban en sus mansiones de Sussex, Buckinghamshire o Provence: allí asoman Elizabeth Taylor, Capucine, Jean Simmons nadando en una piscina, los sobrios Michael Wilding y Gregory Peck, la hermosa Ava Gardner junto a un caniche, Judy Garland hamacándose tristemente en un columpio. “Dirk me entregó los films en 1989”, cuenta el sobrino, “y nunca quiso volver a ver esas películas caseras después de la muerte de Tony. Le hubiera resultado muy doloroso hacerlo: demasiados recuerdos. Mi tío iba a deshacerse de ellas, pero me las confió porque supo que me interesaban”. 

El Tony al cual se refiere Brock era Anthony Forwood, el hombre con quien Bogarde vivió una profunda relación sentimental durante cuatro décadas y que en cierta forma es coprotagonista de la copiosa autobiografía del actor. Sin embargo, esas memorias nunca confesaron claramente la auténtica naturaleza del lazo afectivo que unió a esos hombres. Tanto en sus libros como en sus entrevistas Bogarde se refería a Forwood como “mi representante” o “mi amigo”. Pero, como revela Dirk Bogarde privado, en la vida cotidiana Forwood era Tote, apodo que el actor le impuso porque sentía que su compañero era “totally divine” (totalmente divino). Con británica discreción, a través de centenares de cortos caseros -adecuadamente mezclados con escenas de los mejores films de Bogarde y variadas notas periodísticas- el documental permite al espectador asomarse a otro mundo, otra época, llena de irresistible encanto porque, como el propio Bogarde aclara, “no nos abandonábamos a los caprichos; eran los caprichos los que salían a nuestro encuentro”.

La sobriedad del film permite también adentrarse en los meandros más riesgosos de la vida del protagonista, y es por allí que asoma la bella Capucine, actriz con la que Bogarde mantuvo férrea amistad y con la cual los ejecutivos de los estudios intentaron endosarles un romance a fines de los 50. La negativa del actor a caer en un matrimonio por conveniencia le costó el estrellato en Hollywood. Es en esa zona del film donde se explican también los motivos que llevaron a Bogarde a negar su relación con Forwood: en esos años la homosexualidad era ilegal y pasible de pena de prisión en el Reino Unido. Además, el apuesto actor era uno de los solteros más codiciados del cine, y tampoco era cuestión de tirar por la borda una década de talentosa labor artística. Una de sus últimas amigas, Helena Bonham-Carter, opina que “Dirk sufrió íntimamente hasta el fin de sus días ese secretismo, ya que nunca se sintió capaz de enfrentar el hecho de haber sido forzado por las circunstancias a padecer un sinfín de mentiras y ocultamientos durante más de cuatro décadas”.

Ahora este film pone las cosas en su lugar. Lo hace con adecuada seriedad y con el convencimiento de no ir contra los deseos últimos de Bogarde: “Él sabía que después de su muerte estas filmaciones verían la luz pública”, declara el sobrino: “Dirk siempre dio a entender que no le importaba lo que ocurriera cuando hubiera muerto. Su problema fue vivir entre secretos”. De Dirk Bogarde privado se desprende la imagen del actor como un ser humano muy emotivo, influido por el matrimonio no demasiado feliz de sus padres, herido por la distante relación con su progenitor, y hondamente marcado por la guerra y su horrendo contacto con el campo de exterminio de Bergen-Belsen, que le ocasionaría un irreprimible temor hacia los alemanes. Con esos datos en la mano el espectador podrá aquilatar en su justa medida la notable capacidad del actor para componer una galería de personajes sádicos y despreciables, sean nazis (La caída de los dioses, Portero de noche) o no (El sirviente, Todas las noches a las 9), pero también el nivel de compasión que volcó en roles más cercanos a su personalidad, donde sumó una extraordinaria habilidad para trasmitir sentimientos y preocupaciones íntimas, convirtiendo sus labores en una verdadera forma de arte: el hijo despreciado por un padre tiránico en Providence, el homosexual casado que mantiene una doble vida en Los vulnerables, su antológico trabajo en Muerte en Venecia, como músico traspasado por una irreprimible adoración a la belleza perfecta, encarnada en un joven efebo. Allí radica el mayor mérito de Dirk Bogarde privado: deja conocer una vida y una época muy particulares, pero además permite verificar hasta qué punto los propios dilemas personales del actor le permitieron una comprensión más honda de la verdadera naturaleza de los roles a su cargo. Mejor imposible.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
temas:
Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".