El Frente Amplio es el mayor partido político del Uruguay actual.
Acarició casi el 40% de los votos en octubre pasado y le faltó muy
poco para ganar la presidencia en el balotaje de noviembre de 2019
Pero perdió.
Y hoy nos gobierna una coalición encabezada por los blancos.
¿Cómo se debe parar el Frente en su nueva condición opositora?
Si recordamos los quince años de gobierno, vimos a los otros
partidos pataleando por muchas cosas, muchas veces sin razón,
pero fueron olímpicamente ninguneados por la mayoría frentista.
No se caracterizaron por una actitud constructiva, y cada tanto por
cualquier motivo entonaban su grito de guerra: “Renunciá Bonomi”.
Basándonos en esa experiencia, deberíamos hacer otra cosa.
Pero el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la
misma piedra, y el Frente no parece ser la excepción a la regla.
Ahora un plenario acaba de decidir por mayoría apoyar la
recolección de firmas para convocar el referéndum contra la LUC.
Más allá de que hay muchos artículos en esa ley ómnibus que
limitan derechos logrados, no es una refundación reaccionaria.
Y por algún motivo el propio Frente voto casi la mitad de la ley.
Entonces, cabe preguntarse porque se embarca en este baile.
Las apelaciones a que es una respuesta al clamor popular,
demuestra que las paredes de la pecera frentista provocan eco.
¿Alguien piensa que la gente no duerme por la vigencia de la LUC?
Peor aún son las declaraciones de mal agüero del secretario
político, que justifica el apoyo diciendo, que es mejor que los
muchachos junten firmas y no salgan a enfrentarse con la policía.
Vaticinando potenciales enfrentamientos estilo trasandino.
Aparte de la irresponsabilidad institucional que implica, muestra una
subestimación de la base frenteamplista, dando a entender que
estos “militontos” necesitan tener algún tipo de actividad útil.
Me huele a una necesidad de auto justificación de la “nomenklatura”
que le saca el glúteo a la jeringa por la derrota e inventa tareas para
que no le vengan a pasar factura por los muchos errores cometidos.
El Frente debería asumir un rol de oposición constructiva con
propuestas realistas para los múltiples problemas existentes.
Y sobre todo pensando en elaborar un futuro proyecto de país.
Es la hora de la responsabilidad y no de jugar a la revolución.
Alfredo García
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