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Efectos colaterales

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El 13 de marzo del año pasado se suspendieron gran parte de las actividades presenciales, el teatro entre ellas. Este límite, impuesto, generó un primer momento de parálisis para luego sumar diversas propuestas para denunciarlo y trascenderlo. Entre las acciones de denuncia, estamos en la actualidad siendo testigos de una de las más potentes, la que el colectivo Primer Ensayo y el fotógrafo Alejandro Persichetti proponen bajo el nombre Ensayo Pandémico. Esta propuesta consiste en una serie de puestas en escena contemporáneas de pinturas que retratan los efectos de otras pandemias (Un episodio de la fiebre amarilla, de Blanes), de la miseria económica y social (Los comedores de papa, de Van Gogh) o del abuso del poder (Los fusilamientos del tres de mayo, de Goya). La serie, que habla de nuestro presente por supuesto, permanece abierta y merecerá alguna nota específica en otro momento. La otra línea de acción tiene que ver con las propuestas “teatrales” que pretenden saltar por encima del límite del encuentro presencial, algo que define al “convivio” teatral ¿Se puede hacer teatro sin que haya encuentro en el mismo espacio físico entre artistas y espectadores? En principio no, y aquí ni se propone ni se desea que el teatro como espacio de encuentro presencial desaparezca, pero las posibilidades tecnológicas de nuestra época permiten repensar algunos conceptos, como el de espacio mismo. El zoom permite, por ejemplo, un encuentro sincrónico en condiciones análogas entre artistas y espectadores. La herramienta no sustituye el encuentro presencial, y esto es particularmente claro en la educación de niñas/os y adolescentes, pero sí genera un espacio virtual en el que se puede pensar un nuevo “convivio” entre artistas y público. Esta es la propuesta de Bernarda Símil Teatro que en abril pasado cumplió un año de estrenada.

La referencia en la propia obra al símil chocolate parece delatar el escepticismo respecto a las posibilidades de esta nueva forma de acercarse al original, pero el resultado vence cualquier prejuicio previo . El primer acierto parece ser la elección de partir de La casa de Bernarda Alba, de Lorca. Si bien a priori resulta difícil relacionar nuestro espacio urbano con el drama rural original, el encierro que Bernarda le impone a sus hijas para respetar la memoria del patriarca muerto parece perfecto para trabajar en el contexto de encierro del que el equipo de Símil Teatro parte. Pero además la sombra del orden patriarcal, en donde el varón puede moverse libremente contrastando con la obediencia impuesta a la mujer, se reformula en el nuevo contexto. Si el detonante trágico de la pieza de Lorca era la infidelidad oportunista de Pepe, en el contexto de encierro contemporáneo se han potenciado las situaciones de violencia de género, algo que el presidente de nuestro país denominó “efectos colaterales” de la pandemia. De esta forma Símil Teatro desarrolla una forma artística que sí es un efecto colateral de la pandemia, abordando una temática de violencia estructural de nuestra sociedad que se ha exacerbado con el encierro impuesto.

Le continuidad trazada entre forma y contenido no puede dejar de lado otra serie de hallazgos artísticos entre los que queremos destacar dos. La presentación, que transcurre íntegramente en la cocina a modo de secuencia inicial de un filme pero con la cámara fija, lo que permite ver a la criada -habitante de ese espacio doméstico- solo de la cintura hacia abajo. El otro aspecto sumamente interesante es la intimidad desde la que se manifiestan los personajes. Las protagonistas de la historia se nos presentan desde la intimidad del baño, arreglándose, higienizándose, evacuando el interior de su cuerpo, acercando un aspecto material-corporal de esas criaturas encerradas de una forma que el “teatro” no es capaz de lograr. Por contradictorio que parezca, la distancia de la cámara permite una gran cercanía a la intimidad del espacio en el que las actrices/personajes se mueven. El contraste entre el deseo carnal de Adela y la represión ceremonial de Angustias se manifiesta desde una cercanía inusitada. El deseo y la represión sexual solo se ven, pero pareciera que por momentos se pueden sentir y oler.

La capacidad para crear y transmitir ese mundo de sensaciones, represiones y agobio quedó patente, para quien escribe, en el foro posterior a la función del 24 de abril pasado. La respuesta de parte del público fue emotiva, lo que demostró la capacidad del colectivo artístico de explorar ese mundo puertas adentro que puede ser una cárcel para muchas mujeres. Pero si el límite del encuentro presencial permite esta reformulación para el encuentro con el público, qué decir de las posibilidades de encuentro sincrónico entre las propias actrices. Porque el equipo artístico se “encuentra” en la sala virtual desde cada uno de sus hogares, y esto hace posible que actúen juntas actrices que viven en Montevideo y Berlín, algo que no hubiera sido posible en el “convivio” tradicional.

Símil Teatro nos muestra otra forma de sortear límites, otra forma que no anula el teatro, pero que genera nuevas formas de encuentro que parten de las herramientas teatrales, y que permiten cercanías que el teatro presencial no permite. Y además demuestra la potencia de algunas herramientas para acercarnos a la intimidad de algunos personajes, y para emocionar desde esa intimidad. Por ahora no hay nuevas funciones previstas de Bernarda, pero estén atentos a este colectivo y a futuras propuestas, seguramente sea el inicio de una colaboración que ya no se detendrá.

Bernarda Símil Teatro. Performers cocreadoras: Tefi Crocce, Noelia Herrera, Oriana Irisity, Inés Rocca, Valentina Vaccargiu.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.