Home Entrevista Central ENRIQUE YANNUZZI, periodista deportivo: «En el fútbol tuvimos una dura batalla que todavía unos pocos siguen librando»  

ENRIQUE YANNUZZI, periodista deportivo: «En el fútbol tuvimos una dura batalla que todavía unos pocos siguen librando»  

ENRIQUE YANNUZZI, periodista deportivo: «En el fútbol tuvimos una dura batalla que todavía unos pocos siguen librando»   
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En un tiempo en que todo parece ser futbol, nos pareció adecuado entrevistar a un icono del periodismo deportivo que pasó hace un tiempo a cuarteles de invierno.  El hombre no ha perdido su característica de hablar sin  ataduras y no se calla nada. Con tanto chanta en la vuelta, no te comas la pastilla: ¡Lee a Yannuzzi!

Por Jorge Lauro y Alfredo Garcia / Fotos Rodrigo López

¿Montevideano?

Nací en el barrio Bella Vista, en una casa en la calle Ricaurte y Gral. Farías, en la proa frente a la plaza San Martín. Dos casas para abajo, por Gral. Farías, vivía Carlos Solé. Nunca hablé con él, que era muy amigo de mi viejo.

 

No influyó en nada en tu rumbo.

No, yo estudié periodismo dos años. ¿Se acuerdan de aquel presentador de noticias, Leonel Tuana? Estudié con él, y tuve la suerte de encontrarme con Zanochi, con Mosteiro, un profesor de gran nivel. Fue gente que me ayudó mucho. No empecé haciendo periodismo deportivo, yo quería ser periodista. Después te vas acomodando y van surgiendo las chances. Soñaba con ser periodista. Empecé con pasantías. Trabajé en Acción, y después cuando salió BP Color. Ahí trabajé. Recuerdo que ahí conocí a Amodio Pérez, que trabajaba en la parte de armado. En el momento no lo conocí, ni cuenta me di, pero con el tiempo me enteré que había estado ahí.

¿Qué cubrías?

En Acción hacía información general. Conferencias de prensa, eso de cuando uno empieza. En Extra y en BP Color había una agencia de noticias del interior, la ANI, donde refritábamos las noticias que venían del interior. No era como ahora, con internet, que las noticias llegan en el momento. En aquel momento las noticias había que esperarlas, y a veces salían, y a veces no. De ahí pasé a policiales.

Que es tremenda escuela de periodismo.

Sí, y no era como ahora. No teníamos tanto trabajo. Teníamos que ir a ver a la gente que había sido procesada, y muchas veces les teníamos que sacar fotos. Íbamos con el fotógrafo. Sobre todo los partes policiales eran muy fáciles de conseguir. Había otra llegada con la policía. Te estoy hablando del año 68. Ahí empezó un momento muy complicado en el país, que nos tocó vivir a todos. Por el año 70 o 71 concursé en el Plan Citrícola del Ministerio de Agricultura y ahí me dediqué a laburar en eso, porque no me daban los tiempos. Después me reenganché con la radio, y ahí es donde empecé con el periodismo deportivo.

¿En Universal?

No, no, Juan Ángel Miraglia—que fue otro gran periodista, y un maestro, que me conocía y con quien teníamos amigos en común— sacó una publicación que se llamaba Todo Fútbol, donde se escribía solo sobre fútbol, y además tuvimos un espacio en radio Centenario, que fue mi primera participación en radio. Después vino Estadio Uno, a raíz de eso. Me empecé a mover en un mundo donde las conexiones son muy importantes, y tuve la suerte de que siempre me pidieron para trabajar. Ahí vino lo de Dalton Rosas Riolfo que me llevó a SADREP, y ahí trabajé con Morás, que tenía una escuela bárbara, aunque una persona difícil, complicada, muy exigente. Era una época difícil para el país, y de lo que se hablaba más era de fútbol, porque estaba todo cercenado. Trabajé como siete u ocho años en SADREP, en La Voz del Aire y en El Tiempo. En el año 84 entré en Sport, donde estuve un año. Después vino Kesman, que me estaba escuchando en una previa y me dijo que no gritara tanto, que bajara un poco el tono de voz. Al otro año me llevó él, y desde el 85 hasta el 2015 estuve en Universal, con pasajes por Deporte Total en televisión.

Qué infamia que se terminara Estadio Uno.

Creo que estuvo bien. Con la estructura que tenía últimamente era poca la posibilidad. Hoy hay una forma de hacer televisión que es mucho más dinámica, y ya se veía el final. Lo lamento por mis compañeros, pero creo que el fin estaba marcado. Y me parece que está bueno que haya quedado prendido en la gente.

Pero llegar a los cincuenta años, y ese tipo de cosas simbólicas…

No daban los tiempos, me parece. Para Sánchez Padilla, que es el que inventó todo esto, por razones biológicas también era difícil que llegara y mantenerse en una actividad que es muy exigente. No nos olvidemos que Estadio Uno estaba bastante cercenado porque no tenía los goles. El gran producto de Estadio Uno fueron siempre los goles, y al no tener goles se complicó, se hizo muy repetitivo. Yo el final un poco lo preveía, y lo hablábamos siempre con Bardanca. Lo lamento por mis compañeros, para los que era una fuente de trabajo. Pero no le veía una larga duración en el tiempo, después de tantos años. Cuarenta y siete años. Yo me fui un poco antes. Cuando me fui de Universal, me fui de todo. Cuando me jubilé, me jubilé de todo.

En el Mundialito del 80, ¿ya estabas transmitiendo?

Sí, estaba en la transmisión de Estadio Uno, que transmitió el Mundialito. Lo relató Carlos Prieto y lo comentó Edgard T. Hernández conmigo y con Del Bono. Yo hacía cancha, y fue la primera transmisión de Estadio Uno en vivo desde el Estadio. Es una cosa increíble, porque en el 80 cuando viene el Mundialito el que me va a buscar a mí es Kesman, para llevarme a la sede de Maldonado, y le tuve que decir que no, porque yo estaba muy bien en Estadio Uno, estaba bárbaro. Estadio Uno para nosotros fue una fuente de trabajo espectacular y estoy muy agradecido. Cumplidora, además. Y me sentía cómodo. No podía irme a Maldonado, cuando me necesitaban acá. Estadio Uno fue, antes que los canales, el primer programa en ir a las prácticas con la cámara. Los jugadores se asustaban, no querían. Salvo Morena, que estaba un paso adelantado, había jugadores que no querían. El Bombón González, con quien me conozco del barrio y con quien tengo una amistad bárbara, me veía y se escondía. Los jugadores no querían cámara, no estaban acostumbrados. Después, cuando Estadio Uno empezó a pasar notas, ahí empezaron los canales a mandar cámaras. Pero no había periodistas como ahora. Por ejemplo, yo fui al mundial del 78, en Argentina, y vos entrabas a las prácticas caminando, con la acreditación. Era como ir a una práctica de Wanderers ahora. Ahora no podés llegar ni a cinco cuadras. ¡Ni a cinco kilómetros! Y eso que estábamos en un país que debe haber tenido de las dictaduras más crueles, aunque ni cuenta nos dábamos en ese momento. Con el pasar de los años uno se va enterando.

Acá tampoco había información como para saber.

Tengo que ser muy sincero. Quedaría bien decir que fuimos. Fui a Mar del Plata y anduve por todos lados. Eso fue en el 78. Después sí, con el correr de los años… En la Copa América del 83 me encontré con gente de Argentina y todavía seguían hablando de ese mundial. En la final en Bahía había muchos argentinos, y te seguían con el tema de que ese mundial no se debería haber jugado nunca. Y uno en ese momento no se daba cuenta, más allá de que sabíamos que había una dictadura. Se veía, además, igual que se veía acá.

No se hablaba de los desaparecidos.

Ni idea. Tenía una idea de que había cosas muy feas, pero… Fijate que el día de la final entre Argentina y Holanda estaba Videla en el palco, y la gente estaba enloquecida con que Argentina fuera campeón del mundo. Fue como un sedante. Había gente en Argentina que se oponía al campeonato del mundo. Hubo manifestaciones, o no manifestaciones pero sí lo que se pudo hacer. Son cosas que pasaron, que nos tocó vivir, y que esperemos que no se vivan más en ninguna parte.

Sos un caso muy extraño en esto, al jubilarte. Los periodistas deportivos, como los políticos, son de morir agarrados al micrófono. ¿Qué te llevó a esto?

Varias cosas. Me parece que uno tiene que tener la libertad suficiente para tomar determinaciones que a veces los que están por fuera no entienden. Ni en la radio ni Alberto, con quien trabajé treinta años, nunca creyeron que yo iba a ponerle punto final a mi carrera. Y mucha gente tampoco. Una de las mejores cosas que me pasan es que la gente me diga que quieren que vuelva. Me pasa.

¿Hay chance?

Ninguna, ninguna. Fue una determinación pensada. Trabajé cuarenta años en el periodismo. Treinta años en Radio Universal. Me quería ir bien. Y otra cosa: la situación actual del fútbol me había superado. Tuvimos una dura batalla que todavía unos pocos siguen librando.

Más que antes. Los jugadores.

Lo de los jugadores es increíble. Nunca pensé que iba a pasar esto. Igual no habría provocado que me quedase. No fue ese el motivo más importante, pero fue una situación en la que yo consideré que la batalla estaba perdida. Y creo que lo está, que no tiene solución. El fútbol profesional uruguayo —el que jugamos acá, no el de la selección, que no tiene nada que ver— no tiene posibilidades de vida. Si quienes están en el fútbol fueran conscientes, no habría fútbol. Es imposible que haya fútbol profesional. No dan los números. Hay un poder paralelo que hace imposible que el poder político del fútbol se pueda mover con libertad. Y va a pasar en pocos días —y ustedes lo van a ver cuando vengan las elecciones del nuevo consejo directivo— que va a pesar mucho el problema económico. Pesa tanto que la gente que está en el fútbol no tiene posibilidad de tomar determinaciones. Salvo que aparezca una solución externa. En el caso mío, cuando tomé la decisión, fue primero porque yo quería irme a vivir a Piriápolis. Lo pensé mucho, no lo decidí en 2015. En 2014, en el mundial, le dije a Alberto que me iba a ir y él se reía. En la Copa América en Chile le reiteré que tenía todo pronto para la jubilación, y se reía, hasta que se dio cuenta que era en serio. El otro día le mandé un mensaje deseándole un gran mundial. Estuvimos juntos en casi todos los mundiales, y en las copas América y los juegos olímpicos. Me contestó que era una pena que yo no estuviera y que él habría querido que la despedida fuese en este mundial, porque él entiende que va a pasar algo grande y que habría sido un broche de oro. Le dije que yo quiero que Uruguay sea campeón del mundo, como todo uruguayo, y que no importa si yo estoy acá, en la China o en Rusia. No pasa por ahí. No soy de los que creen que los periodistas se cuelgan estrellas por ir a los mundiales.

Pero se las cuelgan.

Para mí no va por ahí, no comparto eso. Tengo seis, siete mundiales, y quince copas América, y juegos olímpicos, y no me lo voy a colgar. No soy más periodista por eso. Hay muy buenos periodistas que no tuvieron la suerte de ir a un campeonato de bochas. Grandes periodistas. Un periodista es otra cosa.

A Rusia ha ido una crema increíble.

Cada uno que vaya o que no vaya. Yo fui a los mundiales por mi experiencia, nunca fui pagando un peso. Siempre me pagaron viáticos, la estadía y los vuelos. Yo eso no lo acepto, y me parece que es algo que le está haciendo mal al periodismo. Los empresarios se benefician con periodistas que consiguen los avisos y los pasajes, y que se pagan la estadía. Para mí eso es lamentable.

Y despidiendo a los periodistas profesionales y sustituyéndolos con estudiantes para pasantías.

Es terrible. Aporté treinta años a la caja de jubilaciones, todos los meses. Fui siempre empleado, y lo presenté cuando me jubilé. A mí las empresas siempre me pagaron. Nunca llevé un aviso. El que tiene que llevar los avisos es el productor, el que camina la calle. Ahora no viaja el mejor, viaja el que tiene más avisos. Y mirá que esto no pesó para que yo me fuera. Universal en ningún momento quiso que yo me fuera.

Sentías que había terminado tu ciclo.

Yo me quería ir. No tiene que ver con Universal ni con mis compañeros. No estaba a gusto en el fútbol, y nunca más fui a un partido. Solo voy a ver a Bella Vista, cuando estoy en Montevideo. Y te voy a decir la verdad: no puedo tomar frío, porque tuve un infarto, así que si es en el Nasazzi tengo algún rinconcito para ver los partidos. Pero no fui más, solamente fui a ver un partido entre Uruguay y Paraguay porque mi señora nunca había ido al fútbol conmigo y quería ver un partido. Fue el día en que los goleamos a los paraguayos, en la otra eliminatoria. Pero no volví nunca más al Estadio ni a una cabina. Y no estoy renegando, es que me fui. Cuando uno se va, se va. Y uno tiene que irse seguro de lo que hace. Yo estaba seguro, lo hablé con mi familia. Y ya te digo: al fútbol le agradezco todo lo que me dio. Y yo le di mucho también, mucho trabajo y muchas horas. Ahora hay más fútbol que cuando yo estaba, hay fútbol todos los días, pero en otro tiempo yo me perdí los cumpleaños de mis hijos. No lo pongo como pretexto, pero me los perdí. Me perdí un montón de fiestas de escuela, y viajes que hizo mi señora con mis hijos. Es una actividad muy exigente, desde el momento en que estás en un lugar de vanguardia, porque Universal siempre estuvo arriba, en la cresta de la ola. Me pagó muy bien y me cumplió siempre, pero me exigía. Creo que una de las cosas más lindas que me pasaron fue cuando a Alberto en un programa le preguntaron qué destacaba de mí, dijo que además de considerarme un buen periodista no falté nunca. En el diario no es tan así, aunque también tiene sus exigencias, pero en la radio la transmisión empieza y vos no podés llegar diez minutos más tarde, ni a la hora justa. Yo llegaba una hora antes, porque tenía que estar al tanto de todo lo que iba a pasar. Nunca distinguí entre una previa de un clásico o una de la Libertadores. Todas me dieron muchas satisfacciones, y me encantaba hacerlas, y creo que tuve un estilo y la gente me lo reconoce. Iba a ver a Peñarol contra Progreso en el Paladino como si fuera Wembley. Era mi trabajo. De ahí viene un poco el respeto hacia uno mismo. Yo todo el trabajo lo tomaba como una final del campeonato del mundo. Y cuando me fui de la radio me fui con el reconocimiento de mis compañeros, que para mí es lo más importante. Y el de la gente, y el de la radio. Pero creo que el fútbol, en Uruguay y en el mundo, está pasando por un tema comercial de falta de independencia. Y a mí me molesta la falta de independencia en las decisiones. Creo, por ejemplo, que la empresa Tenfield tiene todo el derecho a manejar los programas deportivos de la empresa, y creo que los periodistas que trabajan ahí son iguales a los demás. Es una empresa como cualquier otra, pero me parece mal que una empresa periodística tome decisiones dentro del fútbol. Dentro del contrato, todo. Fuera, nada. Ese es el problema que tiene el fútbol uruguayo.

¿Cómo es la libertad de expresión de los periodistas deportivos uruguayos con esta circunstancia de Tenfield dominando?

En los lugares en donde yo trabajé tuve libertad absoluta. Y trabajé con Alberto (Kesman), que trabaja en Tenfield. Nunca tuve problema. Ahora bien, lo que pasa adentro de Tenfield no lo conozco. Para la gente que trabaja ahí hay un montón de situaciones en las que debe ser muy difícil poder hablar del contrato de la televisión y decir que es una locura llevarlo hasta el año 2031, o 2029, como lo quieren llevar ahora. Es una locura. Estamos hablando de que no sabemos si llegamos al mundial del 30, y lo quieren llevar hasta ahí. Tengo la sensación de que para los periodistas debe ser difícil manejarse.

Mario Bardanca ha tenido problemas.

Y yo también. Yo tuve la suerte que no tuvo Mario: tuve una empresa y a Alberto que me bancaron.

Y ni que hablar de Sánchez Padilla, que se opuso a Tenfield desde el inicio.

Pero Mario y yo quedamos un poco solos. Hay una lucha desigual. Fijate que para el mundial los periodistas de Tenfield están desparramados por todos los canales, lo que te demuestra que Tenfield está dentro de los canales privados.

También los que se oponen a Tenfield quedan afuera…

El oyente de fútbol es el que un poco marca la capacidad y calidad de los periodistas. Cuando ves que en un acto sale Atilio Garrido a hablar de lo de “Sangre de campeones” y lo silba todo un cine… No es que lo silbaron Yanuzzi y Bardanca. Yo no estaba ahí, vi el video. Creo que Bardanca tampoco estaba. Pero lo silbaron casi todos. Eso es la gente. La opinión pública tiene mayoría de periodistas que defienden la postura de Tenfield, porque son los que están en los espacios más importantes y escuchados, en comparación con gente que ya no está. ¿Dónde está Bardanca, ahora? Estaba en el Canal 4 y ya no está más. La gente olfatea, se informa, y se da cuenta que la situación está mal.

El “Gracias, Paco” en placar del Estadio ya no sería posible hoy.

Fue Ramón Barreto, que era presidente de Rampla. Le habían dado la plata y…

Pero hoy sería imposible. La gente incendia el Estadio.

No te creas. Cuando el señor Freddy Varela no le paga a los jugadores de El Tanque, que no cobraron un mango, y se va a Rusia, o quiso ir, no sé si fue, no tengo idea. Y quería que lo llevaran en el chárter ese famoso, un avión de lujo, un despropósito. Quería viajar ahí, llevado por la AUF. Cuando vos ves eso… Varela es la imagen del dirigente del fútbol uruguayo. Hay excepciones. Varela no le paga a sus jugadores y no tiene la vergüenza de decir que cómo va a ir al mundial si no le paga a los jugadores de su club. Es una vergüenza.

Y tampoco dice que cómo va a seguir votando en las asambleas.

Y va a seguir votando. Esa es la situación actual del fútbol uruguayo. Esa es la síntesis mejor del fútbol uruguayo, el presidente de El Tanque. Esa es la realidad del fútbol uruguayo, que no debería comenzar su actividad después del mundial. No tiene sustento económico, todos están en déficit económico.

¿Por qué no lo tiene?

Hay un tema del Estado, también. El problema de la seguridad terminó de apretarle el cogote al fútbol. Es impagable. Tengo entendido que el presidente de River dijo que quiere ser visitante todos los partidos, para evitar los gastos de seguridad. Y hay dos o tres equipos que quieren jugar a puerta cerrada. Si vamos a hacer un fútbol así, ¿cómo pude funcionar? Acá hay dos equipos que tienen el 90% de la afición, que además en estos momentos son socios de Tenfield. ¿Por qué lo son? Porque es a quienes les paga. Tenfield decorosamente les paga a Nacional y a Peñarol.

Y a Defensor y Danubio, después.

Un poquitito. Y al resto, nada. ¿Cómo hacen los otros clubes? No tienen posibilidades. No te olvides que ahora los jugadores se venden con apuro, porque quedan libres. Por ejemplo, en el año 82 Wanderers hizo una asamblea multitudinaria, con gente afuera, para vender a Francescoli, y llegó a embolsar cuatrocientos treinta y dos mil dólares, que en aquella época era un disparate de plata. Bueno, hoy eso no es posible. Además la FIFA, en defensa de los poderosos, hizo que los jugadores queden libres. Entiendo que los jugadores deben tener liberad, como la debemos tener todos, pero si vos no formás un jugador, es muy difícil. Te hablo de casos de jugadores que se han ido rápidamente: Valverde, en Peñarol; Bueno, el zaguero; Buschiazzo; Johnatan Rodríguez. Los tuvieron que vender después de lo que pasó con el Cebolla, ahí explotó todo. Fijate que ahora a fin de año queda libre Espino, lo escuché ayer en el informativo. Es un lateral, pero queda libre. Queda libre Polenta, por contrato. Cuando vos contratabas a un jugador por cuatro años, no quedaba libre. Por la vieja ley, tenías derecho a renovarle. Polenta jugó cuatro años en Nacional, se va y no le queda un peso. ¿Qué provoca, esto? Provoca que gastás y no recaudás.

Ha habido infinidad de casos. Mora, en Defensor.

No sé cómo están las obras en el Parque Central, ni cómo están las deudas. Nadie dice nada. ¿Peñarol paga? ¿Puede pagar? ¿Nacional puede terminar la obra? Porque si yo le debo al Banco República, me ejecutan.

Pero vos no sos Peñarol ni Nacional.

Por eso te digo que es un tema económico muy grueso. No sé cuánta plata quedará del mundial, no tengo idea.

¿Hay lugar para tantos cuadros?

No, no. Hay una vieja palabra que se usaba ya cuando empecé a hacer periodismo: reestructura. Nací y me fui con la reestructura, y nunca se reestructuró nada. Me acuerdo que tuve una asamblea con una bellísima persona, que además nos hacía reír mucho, Bonfrisco, dirigente de Cerro, que presentó un proyecto donde, llevando el número de cuadros en primera de diez a veinte, para después volver a diez… Nadie entendía nada. Quería llevarlos a veinte por diez años. Esas cosas pasaban. Y ahora no hay veinte, como quería él, pero hay dieciséis.

Está el caso famoso de Huracán Buceo, que bajó y lo subieron.

Cuando estaba Figueredo, me acuerdo. También Danubio en una época tuvo una bajada y subida, con un campeonato especial. No me acuerdo si no fue el mismo año en que subió Huracán Buceo. Esas cosas pasaron. Ahora bien, la parte económica es insalvable.

Y no hay un fútbol nacional.

Es imposible, y te lo digo porque conozco el interior. Es peor que acá. Mirá los cuadros del interior…

Pero porque fueron injertos.

No, no. Es imposible.

Paysandú Bella Vista, Frontera Rivera Chico.

No va nadie. Yo ahora estuve en Tacuarembó en la despedida de Danielito López Moroy, que es amigo mío. Tacuarembó es una lucha de doscientas personas. Si gana está todo el pueblo, pero a la hora de poner dinero y apoyar… Pasa en la mayoría de los pueblos.

¿Y cuántos son en Bella Vista?

Y así está. Este es un país bipolar, como lo fue siempre políticamente. En este país siempre hay una oposición pero es muy limitada. Es decir, la gran oposición del fútbol uruguayo es Peñarol-Nacional. ¿El tercero quién es? ¿Defensor, Danubio? ¿O tiene más gente Rampla? No hay un tercero en discordia. En Chile están Universidad de Chile y Colo Colo y atrás viene la Católica. En Brasil y Argentina ni que hablar. En Argentina tenés cinco grandes y todos los grandes del interior, tenés a San Martín de Tucumán, que es más que el Atlético, que es el cuadro del pueblo y lleva cuarenta mil personas por partido. No tenemos gente, acá. Acá te dicen de hacer la Copa Uruguay… ¿Cómo hacés para bancarla?

Son costos tremendos de bancar, como le ha sucedido a Tacuarembó y Cerro Largo, con los cuadros que tienen que viajar.

Y el fútbol juvenil tendría que ser regionalizado. No creo que haya posibilidad de una integración profesional de alto nivel. No creo. No dan los números. Además, ha pasado que al interior van Nacional y Peñarol a jugar y hay más gente hincha de ellos que para los cuadros locales. ¿Sabés dónde los cuadros son siempre visitantes? En Tacuarembó y Cerro Largo, que son los que han tenido más identidad. Porque, claro, Paysandú Bella Vista el resto no quería que jugaran, le fijaban otros partidos a la misma hora. Creo que todo pasa por lo económico.

Hoy lo económico central en el fútbol es la televisación.

¿Viste que televisan el campeonato del interior?

Lo está pasando VTV.

¿Sabés cuánto le pagó a veinte equipos? Setenta mil dólares.

Para repartir entre veinte.

No alcanza ni para la luz y el agua. Además, los obligan a jugar en estadios municipales, donde tienen que pagar. Los periodistas tienen que salir de traje, y hay un caso conocido, o que por lo menos a mí me llegó en seguida, que un periodista tenía un traje de mil doscientos pesos y le pagaron mil doscientos cincuenta: se llevó cincuenta pesos a la casa. Y esto mismo les pasa a los jugadores. Acá no hay consciencia. Los jugadores de fútbol profesional no hablan con Tenfield porque están peleando el derecho de imagen, mientras los jugares del interior se matan por salir en una cámara para mandarles un saludo a la señora y a los hijos. No hay consciencia. Los clubes del interior, que pelearon toda la vida por el derecho al pase con consentimiento, por igualdad, arreglan todo el campeonato por setenta mil dólares, cuando acá algunos pelean para mejorar el contrato. Les dan setenta mil dólares para veinte cuadros cuando les dan trescientos o quinientos mil dólares a los grandes. Y te hablan de profesionalismo… Hay cosas que no cierran. No tiene lógica.

Cuando llegó Lescano, en el primer gobierno del Frente, vino con el discurso del cepillo de alambre y jabón.

Tuve una reunión con él, nos llamó a Bardanca y a mí. Salí de la reunión diciendo que no nos iba a llamar nunca más.

¿Ustedes fueron los que lo manijearon?

No, no. Yo tengo respeto por Lescano. Lo echaron, lo hicieron renunciar. No es de mi palo, yo en el Frente no soy de su misma posición, pero soy crítico de cosas del Frente. Él tuvo buenas ideas, pero chocó contra el poder. Es imposible, contra el poder no se puede. Entiéndanme: no es un poder de armas, es un poder de mucha gente poniendo trabas. Tuvimos una reunión donde se nos preguntó un montón de cosas, y terminada la reunión yo le dije a Mario que no nos iban a llamar nunca más. Desde el momento en que a Gorzy lo nombran presidente de la Pista, siendo un antifrentista de toda la vida, y que ahora parece más frentista que los que somos frentistas… Desde el momento en que lo ves en un cargo tan importante, más allá de lo que pueda haber conseguido pintando la pista o arreglando los vestuarios… Eso, además, lo hacía cualquiera. Todas las cocardas que se le ponen… ¿Por qué llegó? Porque es un hombre de Tenfield. Se van metiendo ahí. Le costó el cargo a Lescano, que se quiso enfrentar al poder y lo barrieron. Y lo más lindo es que no lo barrieron desde afuera, sino desde dentro. En política siempre digo que están los frentistas del 71, de cuando se formó el Frente, y después la gente que llegó, y por lógica, porque fue un partido que creció mucho. En el área deportiva el Frente muy pocas veces se fijó en la gente que siempre estuvo en el Frente y que se sacó la foto cuando no se la sacaba nadie. Yo tengo una foto con Carlitos Peinado, con Tato López… Éramos pocos en la foto. Fue en las primeras elecciones después de la dictadura.

¿Del Bono no estaba?

Yo fui con él, con el querido Ariel del Bono. Un maestro. Seríamos unos veinte. Salió en todos los diarios la foto, todos escrachados como los deportistas del Frente. Y ninguno después tuvo actividad en el Frente, y no por haberte sacado una foto tenés que tenerla, pero no sé si después a alguno lo llamaron. A mí me llamaron a alguna reunión.

¿Estaba Etchandy en la foto?

No, no. Es colorado.

Pero está vinculado a…

Sí, sí, no tengo nada que decir, pero es del Partido Colorado, de toda la vida. No está mal que esté, si es capaz. Pero hay gente que no es capaz y que estuvo, como en el caso de Gorzy. Fue una de las cosas que critiqué desde el primer momento, y cuando lo nombraron en el primer gobierno de Tabaré Vázquez me hizo una nota Canal 10. Yo no lo podía creer. Aquella foto fue en la primera elección después de la dictadura. Ya para la segunda se llenaba la mitad de la escalera, y después de ganar la primera elección necesitabas el Estadio Centenario para sacar una foto, porque se subía todo el mundo. Esa es la realidad. El Tato López es una eminencia, es un fuera de serie. Cuando lo llevaron a la federación de basquetbol lo terminaron echando, se terminó yendo. ¿Cómo es eso? ¿Nunca nadie del deporte dijo de preguntarle a Tato, a ver qué hacemos con esto? Una eminencia.

Pasa en todas las áreas, pasa en la educación.

Ni que hablar, debe pasar. Y mirá que no soy sectario, porque hay gente que tiene sus valores. Pero estas cosas pasaron y pasan, acá en el Uruguay. Y en el fútbol mucho más.

¿Por qué Mujica echa a Lescano?

Y no solamente a él, también echa a Bauzá. Mirá que yo voté a Mujica, y discrepo en muchas cosas y en otras estoy de acuerdo. No soy de decir a todo que sí, como le dicen a todo que sí a Paco. Porque acá si Paco Casal con su gente se para en la Plaza Independencia y dice que está en la Quinta Avenida de Nueva York, todos le dicen “Sí, Paco”. Para que te hagas una idea. Y yo no le digo que sí a todo a Mujica, ni a Tabaré Vázquez ni a nadie, porque el Frente siempre fue así, de discutir. Las bases discutían, cosa que ahora no pasa. Le está faltando eso al Frente, discusión en las bases, y discutir hasta el final. En el buen sentido. Como pasaba en los comité de base. Parecía que no servía, pero servía de mucho.

Hasta como formación.

Sí. En el caso de Lescano fue una tenida que tuvo con el Tano Gutiérrez, y al tiempo cayó. Y cayó el contador de la DGI, que era el que tenía el tema de Casal con la DGI. Cayó. Y cayó Bauzá, porque le hizo pagar a Casal lo que nunca había pagado. Como ahora va a caer Valdez, que tiene una ventaja, que tiene el dos de la muestra en la mano, fue uno de los promotores de Infantino como presidente de la FIFA. Cuando te metés con Infantino, te metés con la FIFA. Entonces estos muchachos de la calle Guayabos preguntan si pueden perder algún beneficio. Se manejan así. Acepto que alguien no quiera a Bauzá, a Valdez o a Rodríguez por consciencia o porque no coinciden, pero no por temas de otro tipo. Y es lo que pasa, lamentablemente. Es lo que ha pasado siempre acá. En el caso de Bauzá lo sacaron los dirigentes, el poder, porque le sacaron la policía. Y apenas se fue Bauzá, a los diez minutos había policías por todos lados.

Orden de Mujica.

Orden de Casal, diría. Mujica siempre tuvo con Casal una relación muy buena.

Lo llevó a Europa a conocer a Florentino Pérez.

Sí, claro. Estuvo allá con él. No critico eso, sino lo otro. ¿Por qué se sacó a un presidente? En Uruguay tenemos el récord mundial de echar a un presidente de la AUF que fue el único de los diez integrantes de la CONMEBOL que no agarró el sobre con la plata.

En Tenfield Digital dijeron que agarró quinientos mil dólares. Pero Burzaco dice que no.

Todos dicen que no. Y toda la investigación, los fiscales, los abogados. Quisieron enlodar a la mujer y no sé cuántas cosas más. La honestidad no se premia, no hay que dar una plaqueta ni una foto, pero, yo digo una cosa: ¿no lo podían invitar a Bauzá, como una excepción, donde está Varela, por ejemplo? Varela, que no les paga a los jugadores de El Tanque. ¿No lo pueden invitar para darle un voto de aplauso por ser honesto? No lo invitan porque no los dejan. Porque tienen miedo. Porque tienen envidia. ¿Decís que Tenfield publicó eso de los quinientos mil dólares? ¿Publicaron algo ahora sobre que Bauzá no tiene nada que ver? No deben haber publicado nada.

Seguramente no.

Bauzá tiene todo el derecho de hacerle un juicio al que quiera. No sé si lo hará, es un tema de él. Pero en el único lugar donde se reconoció a Bauzá fue en una asamblea en Bella Vista, donde todos nos paramos a aplaudirlo. Nada más. Pero en Bella Vista no se le dio ni siquiera un banderín, porque vos no podés premiar la honestidad. Honesto tenés que serlo, y punto. Ahora bien, teniendo el único representante honesto, lo echa. El único —y seguramente mandado— que lo quiso enlodar a Bauzá fue Figueredo. Ningún otro integrante del Ejecutivo se sumó, y eso me llamó la atención. Fue el único, ¿y por qué? Porque lo mandaron. Estaba haciendo un mandado.

Parece hasta vergonzoso, repatriar a Figueredo para que cumpla la pena acá y poder estar afuera al poco tiempo, con una supuesta colaboración. En Estados Unidos estaría preso para siempre.

Ahí no se juega. Y no comulgo con el 99% de las cosas de Estados Unidos, pero en ese aspecto, sí.

Acá parece que los favores llegan desde todos los ámbitos.

Cuando el poder está enquistado en muchos lugares, y cuando le debés favores al poder, ahí es que viene el problema. Te hago una pregunta: ¿quiénes son los opositores en este país? Blancos, colorados, Partido Independiente…

Y Unidad Popular.

Todos ellos. ¿Alguno preguntó por la deuda de Casal? Bordaberry habla de la enseñanza, de la seguridad, de todo, todo el día, en todos los canales. ¿Alguna vez lo viste hablar de esto? Creo que hubo uno solo, un diputado blanco. Fue el único que dijo que iba a crear una comisión. Pero no creo nada. Si fuese que a mí me perdonan una deuda de dos mil dólares… Pero no, son millones de dólares perdonados. Y sin embargo, no dijeron nada. No me puedo acordar el nombre del contador de la DGI… Lo sacaron y lo mandaron a una biblioteca del Ministerio de Economía, frente a la pared. El poder es muy fuerte, y los que se meten con el poder la pasan mal.

Pero hay gente, como lo están demostrando los jugadores de la selección, que tiene la capacidad de enfrentarlo.

Es la única guerra que iba a perder Casal. No se puede con eso, con los jugadores. Son los artistas.

Con los jugadores que tienen ingresos de otro lado.

¿Les prestaron atención a las publicidades donde participan los jugadores? Eso antes no era para ellos. Aparecen todos, son todos socios. Y además casi todo lo producido va para obras sociales. Está todo muy bien, pero esa guerra la perdió. Él podía ganarme a mí, a Bardanca, a los clubes o a algún dirigente… Fijate que hay dirigentes que ahora han cambiado, porque por ejemplo me llamó la atención la postura de Palma, que cambió cuando votó a favor de Nike. Jamás habría pensado que cambiaría. Y cambió. De todas maneras ha dado sus batallas. Los dirigentes son increíbles.

Si hace falta, y si te oponés, te mandan a la B o a la C.

Creo que no llega a tanto, pero… Lo grandes están totalmente cooptados. Hay plata de por medio para los estadios, además.

Te sacan los jugadores, te refuerzan al rival.

Eso lo saben todos, están todos avisados. Es una especie de fantasía, porque Casal ya no maneja tantos jugadores. Casal tiene otro negocio, su idea es llegar a ser el dueño de la televisión de América.

Pero hay otros tigres.

Está Fox, y está el tigre más tigre de los tigres, que es Domínguez.

Pero Casal ya tiene Perú.

No pesa nada, no le importa a nadie. Uruguay, Perú, a nivel de televisión no pesan nada. No tienen peso a la hora de la elección, además. Tiene Venezuela, también. Pero no pesa. Los que pesan son Argentina y Brasil: Nacional y Peñarol multiplicados por diez. El que lo sacó a Valdez como presidente y lo mandó a la FIFA fue Brasil, que no quería a Uruguay, seguramente porque los uruguayos tienen muy buenos dirigentes, y está la historia, y dijeron: “Dejamos crecer otra vez a Uruguay y… No, vamos a poner otra vez un paraguayo”. Veníamos de un paraguayo corrupto y pusieron a uno que es el hijo de Domínguez Dibb. Ser hijo no quiere decir nada, pero…

Yerno de Stroessner, además.

Por eso te digo. Fox tiene Argentina y Brasil, porque se unió con las grandes cadenas brasileñas. Ya está. Podrá tener todo el resto de América, pero se matan de la risa. Tenés todo de Panamá para abajo, pero si no tenés Brasil y Argentina… Jugá un campeonato sudamericano sin Brasil y Argentina… ¿No ves la Libertadores, que hay seis argentinos y siete brasileros? La final va a ser entre ellos, ya está, que les den la copa.

¿El fenómeno Más unidos que nunca, lo esperabas?

No, me sorprendió.

Es una lucecita de esperanza.

Quiero ver cómo se dan los acontecimientos. Después del mundial los jugadores que están ahí no deberían dejar iniciar el fútbol si no se pagan todas las deudas, pero no solamente las que impiden jugar el campeonato. Acá hay jugadores a los que no se les paga. Te pongo un caso: hay dinero que va a venir para los clubes, bárbaro…

Y tendrán que pagar. ¿El crédito laboral no es el primero?

No, no. Eso lo tiene que conseguir Más unidos que nunca, que el dinero llegue directamente a los jugadores, pero no a estos a los que les debe El Tanque, sino a ese montón de gente al que El Tanque le debe. Entre los que pasaron por ahí tiene que ser repartido el dinero. Te pongo el caso de Bella Vista, que pagó todo lo de los jugadores. Si no, no podía jugar en intermedias. Pagó todo, refinanció todo. Había jugadores que ya no jugaban y se presentaron, y con razón, porque Bella Vista tenía que pagarles. Y en el caso de El Tanque hay un montón de muchachos que dejaron de jugar y no pudieron cobrar, que habían refinanciado y que están en otro club, y que ahora, al no jugar El Tanque, no cobran. Después te dicen que te deben cuarenta pero te van a pagar diez, y tenés que arreglar porque, si no, no cobrás nunca más. Acá hay un dinero importante, no sé cuánto le toca a cada club. Para mí, en condiciones normales, no podría haber fútbol inmediatamente terminado al mundial. Es imposible. Fijate otra cosa… El fútbol uruguayo es increíble. Te enterás y te reís. ¿Cómo es posible que jueguen desde julio? A partir del jueves en todas las casas vas a tener a todo el mundo mirando fútbol: cuando termine van a querer hacer otra cosa. ¿Cómo es posible que quieran jugar enseguida, para después parar en octubre porque viene un campeonato mundial femenino? Es increíble. En ninguna parte del mundo se para por campeonatos femeninos, y no tengo nada contra el campeonato femenino.

Es absurdo.

Totalmente. Porque además te tengo que pagar el sueldo durante tres meses sin jugar. ¿Cómo van a hacer para pagarles cuando no juegan, si no les pagan cuando juegan? Me parece que no  va a haber una salida fácil para que haya fútbol enseguida. Está muy complicada la parte económica. La B no tiene sentido. Si ustedes van a la AUF y preguntan cuánto recaudan,  cuánto venden y cuánto gastan, no van a poder creer que haya fútbol. La B vende treinta y cinco, cuarenta entradas. Si sale el planteo de jugar a puertas cerradas, se terminó la historia. Con eso terminás de matar y liquidar el producto. Es el paso previo a cerrar.

¿Cómo se empezó a degradar el fútbol?  

Se perdió la identidad de los equipos de barrio, que llevaban gente. Y la televisión se llevó un grupo muy grande. Antes eras hincha de Nacional o Peñarol, y el sábado ibas al Estadio a ver tu equipo, pero el domingo ibas a ver si perdía el rival. Hoy, el domingo a tu rival lo ves por tele. Ahí sacaste un mundo de gente, que recorría todos los otros partidos. Además no hay un producto que a la gente le interese, que sea atractivo. Dejé de ir a ver a Bella Vista cuando trabajaba, pero igual nunca dejé de ir a las asambleas y elecciones. Los que vamos a Bella Vista somos los mismos, nos vamos muriendo. No nacen hinchas de cuadro chicos, son muy pocos. Se ha creado una oposición entre los grandes, que los ha hecho crecer.

Y el mismo sistema, el periodismo.

Eso siempre fue igual, ojo. Lo que pasa es que el periodismo es comercial.

Ponés el noticiero y el lunes ya están hablando del partido del siguiente domingo de los grandes.

Esto es lo mismo: los informativos hablan del fútbol local como si fueran la Europa Ligue. Mi hijo es hincha de Nacional, y me dice: “Papá, están festejando el campeonato Intermedio y quedamos eliminados contra Estudiantes de La Plata.” Y bueno, tienen derecho. Si ves el festejo, es como que Nacional hubiera ganado la Libertadores. Cuando ves el festejo de Ghiggia, después del gol, que da una vueltita, se abraza con otro y se va al medio de la cancha… Si un muchacho de estos, que hace un gol en Intermedio, se trepa al tejido y da cuatro vueltas y vienen todos los suplentes y se le trepan… ¿Si hace un gol como el de Ghiggia en Maracaná, qué hace? ¿Se sube a un avión?

Era la revancha personal de Aguiar, también.

Sí, pero un festejo así, en la final de un campeonato intrascendente… Y le hubiese pasado a Peñarol también, mirá que habría festejado igual. Y si jugaban un clásico, daban la vuelta olímpica. Hay una deformación de todo. Y no le echemos toda la culpa a Tenfield nada más. No, no, hay un montón de cosas que vienen de antes, y que después se agudizaron. Se agudizó el tema económico, los clubes están fundidos. Hay varios que no sé cómo aguantan, sinceramente. Y hay otros que vendieron el alma. Yo digo que vendés el alma cuando alquilás el club. Cuando vos gerenciás al club, vendiste tu alma. Vendiste todo, no tenés derecho a nada. Sí, el domingo vas y decís que estás en la Supercopa, en la Libertadores. El Torque es otra cosa, porque fue armado para esto. Pero hay equipos como la IASA, a los que yo conocí con mil hinchas en la tribuna y que ahora tienen cincuenta. ¿Quiénes son los dirigentes de Sudamérica?

Pero también hablás con los presidentes y te dicen que cuando llega la cuenta del agua…

Por eso, es un todo. Y cuando viene el tema de las cámaras y la seguridad. Ese es el tema más grave, el de la seguridad. Un día jugaba Bella Vista de mañana, con Salus, en el Nasazzi. De tarde jugaban Boston River y El Tanque. Y cuando terminó el partido me invitaron, ahí en una especia de cantinita donde hacen las mejores tortas fritas del Uruguay. Nos pusimos a comer una torta frita y a hablar algo en la cantina. Yo había parado el auto por Lucas Obes, y cuando me quise ir, no pude. Era la una y media de la tarde, y el partido era a las cuatro. Habían vallado todos Lucas Obes. Jugaba El Tanque y Boston River… Con todo respeto, serán doscientas personas. Me dejaron salir, no había nadie. Vi tanta gente de seguridad…

¿Partido de alto riesgo?

No, esa es la seguridad normal. Estaba todo vallado, un gasto enorme. Traer el vallado, poner la gente. Pregunté: habían vendido veintisiete entradas. ¿Cómo hacés para bancar eso?

Es joda.

Boston River tiene un grupo de venezolanos que son una sociedad anónima, les da lo mismo, bancan el espectáculo. Ese espectáculo lo bancó Boston River. ¡Veintisiete entradas!

Antes de los venezolanos estaba Navarro Montoya. No podían pagar el agua de la sede.

Y en la divisional en donde juega Bella Vista es un campeonato de equipos de barrio, con algunos del interior. En Bella Vista se hacen rifas, se venden tortas. Y esto es la intermedia, que no pagás. ¿Sabés cuánto tiene de presupuesto un cuadro de la B? Ochenta, cien mil dólares, entre una cosa y otra. ¿Con qué lo bancás? Es imposible, creeme.

Entonces de aspirar a tener figuración en una copa internacional a nivel de clubes ni hablamos.

Nacional y Peñarol están por fuera de esto.

Igual hace treinta años que…

Sí, pero capaz metés un 2011 y… Lo echaban a Neymar, y capaz que si no le anulaban el gol a Alonso acá, capaz que Peñarol era campeón de la Libertadores y tenía una foto del 2011. No fuiste campeón pero pegó en el palo. Tampoco te golearon, estuviste ahí, peleando. Y después Nacional estuvo en 2009 y Defensor casi llega a la final. Capaz alguno zafa. Pero el producto fútbol profesional uruguayo no existe. Está fundido. No existe, es una mentira. Se le da una difusión como si fuera grandioso, pero no existe. Sé que es doloroso para el que lee esto, porque la gente es futbolera. Yo pasaba todos los días por la puerta de El Día y pensaba que trabajando ahí como periodista ganaría mucha guita. Después pasaba por la Plaza Libertad y pensaba que si entraba como administrativo en la ONDA iba a tener trabajo para toda la vida. Miraba la chimenea de la FUNSA y pensaba lo mismo. Y se fundió todo, hermano.

¿No somos viables como país?

No, tenemos muchos problemas. Es decir, no son todo pálidas, y el Frente Amplio en estos gobiernos ha mejorado un montón de cosas de la gente. El que no lo quiera ver, que no lo vea. La gente vive mejor. Pero tenemos otros problemas que no hemos solucionado. Hay un problema de seguridad que no es solamente de Uruguay. El que lo quiera ver como un problema uruguayo, que lo vea. Lo quieren politizar, pero el tema no se puede politizar. Es un tema social que tiene que empezar por la educación. El tema de la seguridad no tiene que empezar metiendo presos.

No es con represión.

No, y ni siquiera con un aparato de seguridad de gran nivel, como dice el señor Novick, que trajo al de Nueva York, Giuliani. No, no. No se soluciona así. No se solucionó en toda América. Viene Maxi Rodríguez de Rosario y dice que se quiere quedar a vivir en Montevideo, porque allá no puede salir a la calle. La situación de seguridad que tenemos nosotros se arregla con educación. Ahí sí tenés que meter. Y cuando los niños son delincuentes, los que tienen que ir presos son los padres. No el niño, sino los padres. Al niño hay que educarlo. Y en el fútbol pasa lo mismo.

¿Cómo ves a la selección?

Muy bien, pero eso no quiere decir que sea campeona del mundial. Pienso que es un buen equipo. Uruguay tiene buenos jugadores, y tiene una cabeza de un tipo que piensa.

¿No le llegó de carambola esto de que tuvo que renovar?

Creo que él se nutrió de todo lo que hizo Pékerman en Argentina. Él lo dijo. No te olvides que él llegó en 2006 y dijo que quería hacer campamentos en el interior y todo el mundo dijo que no podía ser, que se tenía que dedicar a la selección. Inclusive conozco ejemplos, como un chico de Piriápolis, González, zaguero del Atenas que ahora está en Defensor, y que con quince años llegó al Complejo. Hay toda una unión, Tabárez trabaja con todas las selecciones, las de afuera, las de adentro y las del costado. Vos llegás al Complejo y te saludan todos los jugadores. Vamos a la práctica de cualquier cuadro y no te saluda ninguno. En el Complejo es ley saludar, decir buenos días y muchas gracias. Mirá que esto tiene mucho que ver con lo que vino después. ¿Sabés cómo recibió Tabárez a los jugadores en 2006? El Complejo tiene un montón de habitaciones, pero los recibió en el pasto, sentado en la cancha. Los hacía pasar de a uno y los sentaba ahí, y les decía lo que quería para la selección. Algunos siguieron, otros quedaron por el camino. Hizo de la selección una selección, no un cuadro de fútbol. Y es lo que te estaba hablando de la educación: él educa desde abajo. Hay muchachos que hoy están jugando en cuadros chicos y que estuvieron en la selección pero que no se adaptaron a ese sistema, y hay otros que tenían menos condiciones pero se adaptaron y están jugando en la selección mayor. Hay todo un trabajo. A la selección la veo muy bien. Y me pasa con mi gente, que tienen la bandera puesta. No bajan la euforia. Esto lo viví y me hace acordar al 74 cuando fuimos campeones del mundo antes de jugar. Pero no tenía el sustento que tiene esto. Uruguay podrá perder o ganar, pero está todo hecho para hacer un buen mundial. Los jugadores no concentraron, no hubo gira previa. Eso mata a los jugadores. Los jugadores argentinos estaban desesperados que querían días libres y se sacaban fotos en la piscina. Los nuestros se iban para la casa y se quedaban con los hijos. No concentró un día Tabárez. Solamente el día previo al partido con Uzbekistán. Son libres. Si a Suárez el Barcelona el día del partido lo hace ir a las seis de la tarde, cuando se juega a las ocho, no puede ser que la selección uruguaya esté concentrando cuatro días antes. Pero no lo podés hacer con todos. En las selecciones anteriores si hacías eso con O’Neill, que igual fue de los mejores jugadores que vi… Acá hay una consciencia: entra Godín a la concentración y está este botija zaguero de quince años de Piriápolis y comen uno al lado del otro. Son seis canchas, y de repente viene el Maestro y a un jugador de la mayor lo manda a practicar con los botijas de quince años. Ahora, lo van a destruir. Ya están diciendo que se gasta mucho.

¿Vos no criticaste el avión?

Yo no hubiese ido en ese avión.

Vos, pero los jugadores…

Los habría llevado con todo el confort, pero solamente a los jugadores. La plata vino de la FIFA, yo hubiese gastado menos en un avión más chico con el mismo confort. Lo que pasa es que acá querían viajar todos.

Vendieron treinta plazas a ocho mil dólares.

Averiguá. Creo que hay más de un pasaje regalado, pago por la AUF. Los pasajes son para allá, no para acá. Si salen campeones del mundo no sé qué hacen. Mirá que si Uruguay tiene la desgracia de terminar en cuartos de final se van a tener que volver en monopatín, no en ese avión. Lo que creo es que si tenés un fútbol económicamente destruido, entonces tenés que manejar muy bien los gastos. Ese viaje —que además fue tan promocionado, en un país que como en toda América Latina hay carencias— hubo gente a la que le chocó. Yo lo habría manejado de otra manera.

¿Por qué decís que se va a terminar lo de Tabárez?

Lo van a querer terminar, porque no quieren más este proceso. Los clubes hace tiempo que quieren terminar con los gastos. “Gastemos más en las selecciones juveniles”, dijo Tabárez en un reportaje.

Y los clubes quieren liquidar los gastos juveniles.

Aparte esta selección está enfrentada al poder, ojo. Si Uruguay quedaba eliminado en la eliminatoria o quedaba quinto, los asesinaban. Iban a decir que tenían la cabeza puesta en la Mutual y no en la selección. Pero ganó, y cerró bocas. Conozco algunos que a esta selección la están dando favorita para matarla. En mi gremio hay gente que da favoritos a Nacional o a Peñarol porque los quieren secar, matar o poner la mochila. Y en la selección es lo mismo. Si me preguntás, te digo que no es candidato, pero no porque tenga miedo.

¿España, Brasil, Alemania?

Uruguay no es candidato. No tiene a Messi. Messi es Putin, no nos olvidemos de eso. Cuando dijeron que Argentina no iba, Putin dijo: “¡No, no viene Messi!” El poder es el poder, y Uruguay no lo tiene. Con todo respeto, Uruguay para el mundial tiene mucha historia que no tiene Torque, pero es Torque con relación a los otros equipos. ¿Viste cuándo Torque jugó la final el otro día? Es así. Si Uruguay juega la final contra Alemania, es Torque contra Nacional. Ahora, que después le peguemos un sopapo, como estuvo a punto de pegarle Torque a Nacional es otra historia.

¿Qué se precisa para ganar el mundial, qué atributos?

Jugar, jugar bien.

Pero no alcanza con eso.

No, si sos Inglaterra del 66 tenés que tener el línea ruso, o el juez cruzado. Si sos el Brasil del 70 o la Alemania que le hace siete goles a Brasil en Brasil, ¿cómo no podés ser campeón del mundo? Alemania no ganó por peso político. Lo de Argentina en el 78 a todos nos deja dudas, con el partido con Perú, con la dictadura y todo el peso que había por fuera. Los dictadores querían Argentina campeón del mundo. A la Copa de Oro acá, de la que fueron grandísimos campeones, nunca se le dio lustre porque fue en la época de la dictadura. Hay un peso que está por fuera del deporte. En el mundial del 54 a los húngaros los mataron en la final, y ahí los alemanes tuvieron peso político, tuvieron peso dentro de la FIFA. Uruguay en el 50 salió campeón, y me acuerdo de largas charlas con Roque Máspoli donde me decía que Uruguay no había pegado una patada, que era todo mentira, y que había jugado mejor que Brasil, y que los únicos que creíamos en nosotros éramos nosotros. Ahí nos podían haber afanado, si el árbitro daba penal cuando Gambetta la agarró con la mano. ¿Quién le iba a decir que no? Afuera había doscientas mil personas. Tenía apoyo, ¿no? Decí que el inglés fue un fenómeno. Que Dios lo tenga en la gloria a míster Reader, ponelo en una foto al lado de Ghiggia (risas).

Se precisa esa combinación de actitud que es lo que tenía el Uruguay del 50…

Y jugadores de fútbol. Es lo que tiene este equipo. Este equipo tiene eso, que sabe hasta dónde puede llegar. Y le han nacido algunos jugadores ahora… Mirá que vos podés jugar cuatro mundiales y que no pase nada. Estos muchachos jugaron tres mundiales, salieron cuartos en Sudáfrica donde ahí sí el poder funcionó en contra. Yo lo vi el partido con Holanda, estaban calientes por lo de la mano de Suárez.

Fue robo ya antes con Ghana.

A Uruguay lo querían pelar, y lo pelaron en Brasil. Pero para mí el mundial de Uruguay en Brasil fue mejor que el de Sudáfrica. Perdió contra Costa Rica y tenía dos monstruos, Italia e Inglaterra, y los pasó a bodega a los dos. Es una generación de futbolistas. Esta selección fue cuarta en Sudáfrica y coronó en Argentina, donde ganó una Copia América. Eliminó a Argentina en Argentina. No es cualquier cosa, es una generación de selección. Varias veces salieron vicecampeones juveniles, además. Ahora salieron campeones juveniles después de muchos años. Repasá rápidamente el equipo: Muslera, campeón en Turquía; Varela, campeón uruguayo con Peñarol; Maxi Pereira, campeón en Portugal; Giménez y Godín, campeones en Europa en el segundo torneo de importancia; Nández campeón con Boca; Vecino hace el gol que después de ocho años clasifica al Inter; Bentancur, campeón con la Juventus de Italia; De Arrascaeta campeón con Cruzeiro en Mineirão, después de no sé cuántos años; Suárez, campeón en España; Cavani, campeón en Francia. Algunos perdieron la Eurocopa, la Champions, pero todos ganaron algo. Nacen jugadores como Torreira, o como Maxi Gómez. Stuani es un buen suplente, los tres arqueros son buenos. Campaña es campeón de la Sudamericana.

Y hablás de Martín Silva en Río de Janeiro y…

Es un ídolo.

Decís que sos uruguayo y te hablan de Martín Silva.

Ahora lo quieren dejar en el Vasco da Gama, tiene treinta y cinco y le quieren hacer un contrato hasta que él quiera jugar. Los jugadores en la selección tienen un perfil muy especial en la selección, también. Arévalo Ríos era un tipo limitado desde lo intelectual, pero al lado siempre había un tipo como Eguren, un jugador del que nadie habla, pero era fundamental en la otra selección. O Andrés Scotti. Esos eran los tipos que armaban todo de afuera. No era Lugano. Lugano era para ver a quién había que agarrar a piñas o con quién hay que pelear por los premios. El Ruso Pérez, el rusito, metedor, pero hablabas con él y era impecable. O Cavani, que es formadito. Suárez es otra cosa, tiene una gran compañera, que en el jugador de fútbol es muy importante. La familia de ella es la familia que no tuvo Suárez, la que lo protegió, lo cambió, lo rodeó.

Es dificilísimo estar en la cima sin una base.

La selección tuvo cuatro o cinco caciques. Fucile era otro, un fenómeno. Godín es otro. ¿Sabés quién es un fenómeno en esta selección?

Giménez.

Va a ser igual. Godín lo está haciendo, está todo el día arriba de él. O el Mono Pereira. Pero para mí los dueños de aquel equipo eran Scotti y Eguren. A Eguren el Maestro lo citaba sabiendo que no lo iba a poner. Le hizo un gol en la eliminatoria a Colombia. Pero qué pasa, adentro era “Sebastián, arreglame esto, hablá con aquel, hablá con el otro”.

Hay espíritu de cuerpo en la selección.

Es a través de Tabárez. Tiene sus grupos. Tiene el grupo de los que les gusta la música. Estaba Arévalo Ríos, después vino Carlos Sánchez, Urreta, Cáceres. Y después está el grupo de los otros. Y tenía a Lugano, siempre Uruguay tuvo uno de esos kamikazes. Cuando alguien no entendía algo, Lugano se lo hacía entender. Y Tabárez sabía que tiene que haber alguien así, porque no es bobo. Ahora Uruguay no tiene eso, no tiene otro como Lugano. Godín es otra cosa, es más de la escuela de Eguren y Scotti. El Loco Abreu, balero y pico. Comerciante, se vende a sí mismo. Está en Canal 12 ahora, ¿sabés lo que le deben pagar? No va al mundial, se quedó acá, con la familia, en el canal, y gana más que estando allá. Después si quiere se va a Hawái. ¿Qué se va a meter a que lo graben a las cuatro de la mañana? No lo hablé con Alberto, pero estoy seguro que cuando le dijeron que había que salir a las cuatro de la mañana se quedó en Montevideo. Un fenómeno. Qué va a ir al mundial, si cobra lo mismo y está en la casa. Tarda diez minutos en llegar a la casa. La pensó toda, el Loco. Es un tipo inteligente.

¿Hay reemplazo de Tabárez para mantener la línea?

Sí.

¿Pero con respaldo?

No, no, no va a haber respaldo. Lo van a querer matar.

Entonces no hay reemplazo.

Si Uruguay llega a hacer un gran mundial, sigue Tabárez. Hasta que le tengamos que hacer un minuto de silencio. O capaz me lo hace él a mí. Lo de Tabárez es tan bueno que formó técnicos. Garay es muy bueno. Y los que no pudieron seguirle el trillo se fueron de la selección. Creo que Otero es muy importante, es un tipo que jugó al fútbol, fue mundialista, y estuvo al lado de Tabárez todo el proceso, y con más incidencia que Rebollo. Otero es el sustituto natural. Debería serlo. Pero con estos nenes, con Varela y compañía, puede ser cualquiera.

¿Lo eligen ellos?

Primero van a elegir el nuevo ejecutivo, pero tienen el problema del que ya les conté. Cuando yo estoy jugando al truco y tengo el dos de la muestra, aunque no tenga ninguna carta más, una hago. Si llego al final con el dos de la muestra, gano. Y Valdez tiene el dos de la muestra. Si Bauzá hubiese tenido un Infantino, no lo echaban. Pero estaba más solo que el uno. Hacía sol y andaba de paraguas.

Anda circulando una versión de que después del partido en las eliminatorias entre Uruguay y  Argentina se le pararon de punta a Tabárez y le dijeron que así no podían jugar más, y que ahí habría venido el volantazo.

No creo. Viajé no sé cuántas veces, hasta que me retiré, y eso es imposible. Es un bolazo. No se le plantan a Tabárez, ni Lugano lo hacía. Si me decís que Tabárez les preguntó qué pensaban, es otra cosa. Pero que haya salido de algún jugador, no existe. Tabárez le da un beso y un abrazo a cada jugador que va a salir a la cancha. Es un míster. No estaba ni enterado de eso. Quizás me equivoque, pero si me preguntás lo que pienso, no hay posibilidad. Hace poquito dijeron que los jugadores se habían enojado porque habían sacado a Valverde. Lo quieren a Valverde, es buen pibe. Pero que los jugadores le hayan dicho al Maestro… Eso no, no existe. Es mentira. No hay posibilidades. Si ves la formación del grupo, pensás como estoy pensando yo. No hay nadie que se le pueda parar a Tabárez. A ver si soy claro: vos como ser humano tenés derecho a discrepar, pero no pasa por ahí. Tabárez trajo a Bentacur, a Vecino, armó la nueva selección para tratar de jugar al fútbol. Es el primero que se dio cuenta que tenía que hacer un recambio, que no se podía seguir jugando así. Fue el primero, y lo hizo en el momento oportuno. Fijate que contra Paraguay ya puso a Valverde, y ya estaba Vecino, después vino Bentancur.

¿Cómo tenemos tantos buenos jugadores en un país tan chico? Y con todas esas limitantes.

Acá hay una cosa que no tienen otros países: la competencia que hay desde los cinco años en el baby fútbol. Algunos inteligentes la querían sacar, decían que tenemos que ser como Holanda, donde no se compite. Si sacás la competencia, somos unos aburridos. Mi hijo jugaba en el Poco Sitio, y la gente le decía: “Hay que ganar, estamos a dos puntos de este cuadro, hoy hay que ganar, che”.

¿Cuánto pesa la organización? En el 86 Uruguay tenía un cuadrazo y fue un desastre.

Pero tenía una pésima organización. Era el Club Atlético Uruguay, bo.

La selección del Profe Borrás.

Y bueno, practicaba en el Parque Méndez Piana, con todo respeto. Tenían que arreglar con el canchero para que les calentara la caldera para tener agua caliente. Cuando Uruguay va a jugar contra Alemania y llaman a Jacinto Cabrera que estaba pintando, llegó al aeropuerto con las manos pintadas de cal. Escuchame, era como cualquier cuadro de fútbol. Por eso hoy la selección es una selección. Quiero periodos largos de los entrenadores en la selección, como en el 50, 54 y 57 cuando estuvo Juan López, ocho años. Eso provocó una continuidad.

Sos hincha de los procesos.

No me gusta la palabra proceso, prefiero la palabra proyecto. Estoy de acuerdo con los trabajos de largo aliento.

Uno ve Brasil ahora con Tité, que lleva un año y poco, y le cambió la cara totalmente de arranque.

Brasil se preparó para ganar el mundial en su casa…

Y puso a Filipao que fue un fracaso.

Armó un relajo (risas). Son países distintos. Ellos de pronto no lo necesitan, porque tienen una cantidad de jugadores enorme. Es como Argentina, donde va a dirigir Sampaoli.

Sacó campeón a Universidad de Chile.

Y nada más, y una vez a Chile por penales. Yo veo a los periodistas argentinos y me mato de la risa. Me hace acordar a aquel Uruguay, para mí hoy Argentina es el Club Atlético Argentina.

¿Amigos de Messi?

Y sí; si no, no entendés cómo juega Mascherano. Que llegue este hombre y diga que no lo quiere y a los diez días diga que sí lo quiere… Eso no pasa con Tabárez. Eso que dicen algunos colegas, de que están enojados por Valverde, no existe en la selección. Podrán perder, capaz pierden los tres partidos pero eso es fútbol. Pero lo de que estén enojados con Valverde no existe. Escuchame, Suárez mete una púa y dice que su compañero de habitación es Lodeiro y llora, y Tabárez se mató de la risa, porque para él Lodeiro no tenía que estar. Estamos hablando de Suárez, el Messi uruguayo. Y se lo peló a Lodeiro. Duerme solo. Lo otro lo dicen los detractores, que están metiendo púa. Es como el juego del jenga, van sacando fichas, y le quieren pegar el sopapo. En algún momento lo van a tirar. Lo pueden tirar cuando quieran. El poder estaba seguro de que la eliminatoria iba a ser más dura. Cuando arrancamos sin Cavani y sin Suárez, pensaron que aquello era una papita.

¿Valdez es hoy enemigo del poder?

No me animo a decir eso.

Pero lo quieren tirar.

Ah, sí. No es afín. Amigo o enemigo, no sé. El que fue enemigo del poder fue Bauzá. Y Sobral, y Donato Rivas, y Cejas, y De Oliveira. Esos fueron los que se plantaron y contrataron una consultora y le hicieron pagar lo que nunca había pagado.

Y estos le hicieron pagar con las camisetas.

Pero los clubes votaron… Palma, no puedo creer. Había no sé cuántos millones de diferencia. Bueno, acá había un contrato ochenta millones contra cincuenta, y ganó el de cincuenta. Esto es viejo. No hay salida, bo.

¿Es como la deuda externa ese contrato de Figueredo? No se sale más.

¿Viste lo de Macri? Me pongo muy nervioso cuando hablan del FMI. Desde chico me enseñaron que las cosas que pasan en Buenos Aires vienen a Uruguay a los cinco años. Y cuando los veo a estos hermanos argentinos metidos con el FMI me viene un escalofrío. Ellos en materia de fútbol tienen más problemas que nosotros. Muchos más.

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