Home Literatura Entrevista: Nicolás Peruzzo   “Uruguay tiene una historia muy rica de dibujantes”
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Entrevista: Nicolás Peruzzo   “Uruguay tiene una historia muy rica de dibujantes”

Entrevista: Nicolás Peruzzo     “Uruguay tiene una historia muy rica de dibujantes”
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El ilustrador Nicolás Peruzzo acaba de presentar, junto al guionista norteamericano Neal Wooten, la quinta edición de “Pancho, el Pitbull”. Se trata de una historieta que además incluye tutoriales de dibujo y manualidades para que los niños puedan realizar en sus casas.

¿Cómo fue que te fuiste acercando al dibujo?

Cuando era niño, mis abuelos tenían una papelería que también vendía revistas (entre ellas, de historietas). Mi madre trabajaba con ellos, y me llevaba todas las tardes. Así que pasé mi niñez leyendo historietas atrás del mostrador, mientras dibujaba a los personajes que leía; lo hacía en la parte de atrás de unas hojas de la Agencia de Loterías y Quinielas del barrio, que contenían los números del último sorteo. Una historia que podría haberle pasado a Manolito, el amigo de Mafalda.

¿Cuáles fueron tus dibujantes de referencia?

Los primeros dibujantes que descubrí, y que siguen siendo mi gran referencia, fueron Quino y Albert Uderzo, dibujante de Astérix. En la adolescencia comencé a leer cómics de súperhéroes y empecé a estudiar los estilos de mis favoritos: John Byrne, Paul Smith, Barry Windsor-Smith y Jim Lee. A los veintipocos años comencé a diversificar mis lecturas de historietas, y descubrí autores europeos, japoneses, autores independientes norteamericanos, y especialmente a nuestros historietistas locales. Todos ellos ampliaron exponencialmente mis perspectivas sobre el potencial narrativo de la historieta.

¿Como ves la historia y el presente del dibujo nacional?

Uruguay tiene una historia muy rica de dibujantes, desde los pioneros como Fola o Emilio Cortinas, pasando por la edad de oro del humor gráfico uruguayo de la mano de Peloduro, a la camada de dibujantes de El Dedo / Guambia. Quizás algunos de estos autores más antiguos no sean conocidos para el gran público, pues sus obras rara vez fueron compiladas, y quien estuviera interesado en leerlas tenía como única opción ir a las tiendas de canje y rastrar las viejas revistas en las que fueron publicadas. Afortunadamente en los últimos años Matías Castro y Marcelo Sánchez, de Montevideo Cómics, han hecho una gran tarea de investigación, restauración y rescate de estos autores, editando libros con estas obras clásicas de la historieta uruguaya, y regalándolos a los asistentes a la convención. En el presente el dibujo nacional está en un momento de transición. La generación de historietistas surgida a mediados de la década del 2000, y que floreció gracias al impulso de los Fondos Concursables, se encuentra en una meseta. Algunos autores han pasado a trabajar exclusivamente para el exterior, y otros han tenido dificultades para mantener una continuidad en sus publicaciones, en parte debido a que la categoría “relato gráfico” de los Fondos Concursables fue fusionada con otras categorías, y en lugar de los nueve o diez libros de historieta que se premiaban anualmente, actualmente son dos o tres. De todos modos, en los últimos años han surgido nuevos autores que están autopublicando historietas muy interesantes, y que permiten augurar un futuro optimista para el dibujo nacional.

¿Qué intentas transmitir como docente a tus alumnos respecto al dibujo?

Tanto en mis clases para niños como en los cursos que doy para adultos, siempre intento transmitir la idea de que lo más importante a la hora de dibujar es buscar una voz individual. Especialmente si hablamos de historieta. No creo en el concepto de dibujar mal y dibujar bien. Existen estilos de dibujo que son funcionales a lo que queremos narrar. Son muy pocas las personas que tienen el don innato del virtuosismo. El resto de nosotros debemos emprender una búsqueda un poco más larga hasta encontrar un estilo de dibujo que se amolde a nuestras limitaciones. Y de ese modo pueden conseguirse grandes cosas. A mis alumnos suelo mostrarles ejemplos de grandes obras de la historieta universal que no tienen un dibujo académicamente virtuoso, pero fue precisamente la habilidad de sus autores de encontrar un lenguaje propio lo que las hizo destacarse y trascender.

¿Dibujante se hace o se nace?

Todos somos dibujantes cuando somos niños. Desde muy temprana edad nos comunicamos y nos expresarnos por medio del dibujo. En general, la mayoría deja de dibujar antes de llegar a la adolescencia. Una pequeña minoría lo sigue haciendo, y si se forma, se puede convertir en un dibujante profesional. Yo soy de la creencia de que cualquiera puede hacerse dibujante, con el tiempo y la dedicación necesaria. Aunque quizás exista algo innato en esa necesidad constante que tenemos los dibujantes de expresarnos por medio del dibujo. Es algo que hacemos desde muy pequeños, y seguramente lo hagamos por el resto de nuestras vidas.

¿Cómo nació la idea de “Pancho, el Pitbull”? ¿Qué objetivos perseguis con esta historieta?

Cuando junto al guionista norteamericano Neal Wooten creamos “Pancho el Pitbull”, teníamos como idea una tira humorística para Facebook, dirigida al público anglosajón adulto al que le gustaran los perros. Cuando decidí publicarla en Uruguay, modifiqué los guiones para adaptarlos al público infantil. La repercusión entre los lectores fue mucho mayor a la esperada, así que a partir del segundo libro comencé a trabajar con el objetivo de crear una historieta como la que me hubiera gustado leer de niño: que no solo tuviera un dibujo atractivo, humor que no sea condescendiente con los niños, sino que respete su inteligencia, y que además incluya tutoriales de dibujo o manualidades para hacer en casa. Siempre me hace muy feliz cuando un niño me comenta que no solo ha leído el libro, sino que usó los tutoriales para practicar sus dibujos. En última instancia, mi objetivo con estos libros es que los niños lectores de Pancho sean tan felices leyendo y dibujando a estos personajes como yo lo fui atrás del mostrador en lo de mis abuelos.

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