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Fernando Pereira: ¿Todo terreno?

Fernando Pereira: ¿Todo terreno?
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Trascendió que varias fuerzas integrantes del Frente Amplio impulsan la candidatura del presidente del PIT CNT Fernando Pereira para conducir la coalición izquierdista. ¿Es la prueba de la supuesta connivencia del Frente con la central sindical? ¿Están inhabilitados los dirigentes gremiales de los trabajadores o los empresarios a dedicarse a la política? ¿Es el candidato adecuado para el Frente? ¿Cuál es la relevancia para el Frente de tener un presidente fuerte? ¿Se desviste un santo para vestir otro? ¿Queda acéfalo el PIT CNT? ¿Por qué esta posibilidad causa tanto alboroto en el mundillo político y mediático?  

 

Una persona y distintas trincheras por Andrés Scavarelli

El formidable economista indio Amartya Sen en su libro “Identidad y Violencia” nos enseña a ver el mundo de las distintas y concurrentes identidades que se dan en cada sociedad, pero va más allá, nos indica como nosotros, cada uno de quienes aquí estamos, vos, yo, el que tengas a tu lado y aún a quien no tengas a la vista, somos el compendio de distintas identidades, muchas veces coadyuvantes, y tantas otras, contradictorias.

Por eso señala que, a su entender y lo comparto, es un error categorizar a las personas “únicamente según un sistema de división singular y abarcador”, una suerte de tabla rasa o de gran tablero de ajedrez donde cada ficha tiene su lugar y de un lado están las blancas y del otro las negras. El mundo, las sociedades y nosotros mismos en nuestra plural individualidad somos mucho más que fichas y ocupamos mucho mas que un solo y único espacio en el tablero de la sociedad. Señala el autor en la obra citada que “un enfoque singularista (de la identidad) puede ser una buena forma de malinterpretar a casi todos los individuos del mundo, agregando que “…muchos de los conflictos y las atrocidades (de la historia o el mundo) se sostienen en la ilusión de una identidad única que no permite elección. El arte de crear odio se manifiesta invocando el poder mágico de una identidad supuestamente predominante”.

Parto de este punto de vista sin ceder a la tentación de jurista de analizar la cuestión desde la óptica del Derecho y los derechos, en particular sindicales, políticos y civiles, porque creo que es más atinado. Tomar como punto de partida la humanidad nos allana el camino del entendimiento. Del mismo modo que resulta entendible que hayan formaciones partidarias y personas vinculadas a lo gremial que puedan tener una mayor afinidad, en virtud de sus identidades, intereses o actividades, apoyando a partidos que defienden un modelo de sociedad, economía y relaciones laborales que en definitiva tiende a favorecer a la parte empleadora con normas de flexibilización laboral y otras, también es lógico, natural y legitimo que hayan partidos que tengan una mayor proximidad con aquellos sindicatos que defienden la otra parte de la actividad laboral, al trabajador.

Un insigne literato y diputado colorado ya lo señalaba “El trabajador aislado es instrumento de fines ajenos; el trabajador asociado es dueño y señor de su destino”, José Enrique Rodó, y por algo el dos veces presidente José Batlle y Ordoñez denominaba a su movimiento obrerismo y decía “Es necesario que los pobres vivan mejor, que sean felices, que no tengan para ellos solamente la tarea, en tanto para los demás queda el bienestar, es eso lo que deben hacer los gobiernos.”

Por eso se equivocan quienes se sorprenden, indignan de la cercanía entre el movimiento sindical y el Frente Amplio hoy, como lo fue con el Batllismo antes. Porque ambos movimientos, el sindical y el político son dos identidades coadyuvantes, dado que en la esencia de la sociedad no existe un cuenco estanco sindical y otro político, porque en realidad o en última instancia lo sindical busca incidir en lo gubernamental o en lo parlamentario por lo que es también una forma de ejercer derechos políticos. Dado esto es que puedo concluir sin temor a equivocarme que no hay un trasvase de lo sindical a lo político cuando, por ejemplo, un dirigente ruralista llega a senador o aun cuando un dirigente sindical decide entrar en la arena política, son simplemente distintos lugares donde defender sus derechos, intereses y posiciones o a lo sumo, dos identidades concurrentes hacia ese mismo fin, el de ser uno mismo y defender sus nobles causas de la mejor manera posible.

 

¿Por qué no? Por Mauro Mego

Hay gente en el Frente Amplio que no ha entendido que éste es una construcción plural y heterogénea. De modo que algunos solamente aceptan aquello que les resulta beneficioso para su secta. Por eso el coro de indignados propios que se ha presentado hablando de cuánto eslogan encuentran, como la “independencia de clase”, “el republicanismo”, “no estar en los dos lados”, y un sinfín más. La mayoría de ellos terminan alineándose y abonando las ideas de la derecha, que busca desprestigiar al Frente Amplio y al movimiento sindical. Hay que revisar la historia de la izquierda para echar por tierra rápidamente esos argumentos bañados en una pretendida superioridad moral e intelectual. La presidencia del Frente Amplio no tiene necesariamente que ver con la oferta electoral, esa es la confusión de los “indignados”. ¿Por qué no podría Fernando Pereira ser candidato a presidir la fuerza política? ¿Se lo impide ser el presidente del PIT-CNT? ¿Por qué?

En los últimos años todos creen ser dueños del “genuino” frenteamplismo, y de todo el resto de los “ismos” incluidas las herencias de los líderes que ya no están entre nosotros. Y no son más que estrategias de posicionamiento. En el fondo es querer un Frente Amplio a medida, a su medida. Si nuestra fuerza política hubiera seguido sus criterios, jamás hubiéramos llegado al gobierno. Me da la impresión que muchos desean la democracia interna pero sólo si se elige lo que ellos dictan.

Cientos de dirigentes políticos provienen de distintos gremios, sean sindicatos de trabajadores o gremiales empresariales. Nadie se ha horrorizado, es más, muchas veces se habla de la “expertise” en estos casos. Todos los sectores y sensibilidades dentro de Frente Amplio tienen derecho a presentar candidatos, pero ninguno tiene derecho a pretender “iluminar” al resto con su idea o su criterio, ni mucho menos hacer la del dueño de la pelota, que si no le gustaba como venía el partido, agarraba el balón y se lo llevaba.

La izquierda tiene una relación innegable con el movimiento obrero, pero sería tonto pensar que todos los trabajadores sindicalizados son frenteamplistas  y en ese sentido Fernando Pereira ha sabido conducir al PIT-CNT con una amplitud formidable. Pero es un hombre que tiene el derecho de elegir qué camino político se acerca más a sus ideas. La central obrera tiene décadas de experiencia como para seguir su camino y elaborar sus estrategias para seguir adelante. Yo, que soy un militante político nomás, entiendo necesaria una sensibilidad como la de Fernando Pereira, con un conocimiento de la calle, de los ritmos de la vida de las grandes mayorías fuera de mentalidad estrictamente metropolitana e internista.

 

Sindicalismo y partidos políticos: relaciones incómodas por Oscar Mañán

Hace 5 años y desde estas mismas páginas sosteníamos la hipótesis de que el sindicalismo uruguayo estaba en una “transición inconclusa” desde un modelo de “oposición clasista” a otro de “integración” siguiendo una vieja tipología de Touraine (1974). En los gobiernos del Frente Amplio (FA) coincidieron algunas propuestas programáticas con reivindicaciones históricas del movimiento sindical. Esto permitió, como nunca antes, un diálogo y acercamiento de las partes en temas diversos. Sin embargo, los modelos sindicalistas de integración, cuyos ejemplos clásicos son los europeos, de partidos laboristas o socialdemócratas, a priori no parecen una opción para fortalecer la lucha obrera en estos países.

Mujica ha puesto recientemente el nombre de Fernando Pereira, Presidente del PIT-CNT como precandidato a la presidencia del FA, por el que se viene trabajando en busca de consensos. Más allá de los nombres involucrados de sindicalistas, de aptitudes personales o del respeto que han sabido cosechar en sus largas y reconocidas trayectorias, no sería una buena señal para el movimiento obrero ni para el partido. Ya respetados ex sindicalistas ocuparon cargos de dirección partidaria o de responsabilidad en los gobiernos del FA, incluso en ministerios como el de trabajo, y no por ello el conflicto capital-trabajo cambió sus características más típicas. La concentración de la riqueza y especialmente de la tierra, no fue compensada por las políticas públicas que apuntaron a la “inclusión” o a la asistencia a los sectores vulnerados. Incluso, fue bajo tal reinado que se prohibieron las ocupaciones de los lugares de trabajo en el ámbito público (será que “la cuña del mismo palo es la que más aprieta” …).

En los últimos años en el movimiento sindical se forjaría la idea, particularmente en la mesa representativa del PIT-CNT, de que una alianza estratégica con el FA sería deseable para lograr cambios estructurales. La crítica de la realidad fue implacable por los resultados en materia de bienestar poco trascendentes logrados por sus gobiernos, más allá de indicadores que insinuaban avances parciales. El libro de la REDIU intitulado “La torta y las migajas” exponía crudamente tal alianza, y la fragilidad de los cambios fue tristemente puesta al descubierto en el primer año de “conservadurismo pandémico”.

La inserción en las luchas sociales es básica si el FA busca reforzar la estructura de un partido-movimiento (bastante controvertida durante sus gobiernos), y deberá forjar sus propios dirigentes. Para ello, el retiro a tiempo de los líderes de más peso y la promoción de la participación activa y sin cálculos electoralistas, debería ser una práctica más común. El movimiento sindical debe mantener su independencia de clase, más allá de las coincidencias coyunturales con los partidos que conforman gobiernos. No debería perderse de vista que los gobiernos gestionan los intereses de la clase dominante (entendida como “pacto de dominación” que va más allá de la clase poseedora de los medios de producción estrictamente). Con esto, vale recordar que incluso los cambios que aparecen congruentes con los intereses de la clase obrera, tendrán siempre como límite innegociable los beneficios de la clase dominante.

 

La novedad no es tal por Gonzalo Maciel

Hace días que Mujica proclamo al presidente del Pit Cnt como candidato a presidir el Frente Amplio. A nosotros no nos corresponde hacer un juicio de valor si está bien o mal, eso lo deberán decidir los frenteamplistas. Pero lo que si nosotros podemos hacer son varias apreciaciones.

En primer lugar, el Frente y el Pit hace muchos años que coordinan estrategias, incluso estrategias electorales, es bueno recordar que el Pit Cnt presidido por Pereyra hizo un paro contra Luis Lacalle cuando este era candidato a la presidencia.

Segundo, sus principales dirigentes integraron listas del FA en las últimas elecciones nacionales, y los que no, se han autodefinido de izquierda y/o votantes del FA.

Y tercero, dirigentes históricos del Pit Cnt ocuparon cargos en los gobiernos del FA y hoy algunos ocupan bancas en el Legislativo.

Por lo que no se entiende la sorpresa por esta movida y muchos menos se entiende que se plantee “están blanqueando un vínculo”. El vínculo, por llamarlo de una forma delicada, es explicito hace años, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Los motivos de esta decisión pueden ser varios, pero nosotros destacaremos los siguientes.

Una vez más, el Frente Amplio fuera del poder recurre a la acumulación de fuerzas para acceder nuevamente al poder y para eso utiliza su mejor brazo, el Pit Cnt. Pero esta vez no solo como socio, además le pide una de sus figuras para mostrar la unidad entre el Frente Amplio y “todo el pueblo” trabajador.

Otra explicación es, que el Frente hoy está huérfano de figuras aglutinantes, ya que los precandidatos están compitiendo entre sí y ahí casi no hay unidad que valga. Y, por otra parte, se ha derrumbado el verso de la conducción colectiva, la historia del FA también está plagada de líderes fuertes que vendían ese verso, que solo los distraídos compraban y compran.                             Y para cerrar, queremos dejar una interrogante que solo el tiempo nos dará respuesta. Si Pereyra es electo, ¿su aparente perfil conciliador y dialoguista, se diluirá como el de Miranda en su momento, que terminó siendo un manijero sínico y mandadero de los radicales que comandan el Frente Amplio?

 

Mirando la cancha por Esteban Pérez

Cómo dice el paisano “¡se enredó la yegua!”

El Frente Amplio enredado en sus luchas por el poder interno, sumido en un constante discutidero, sigue teniendo como eje central de su estrategia el Parlamento como campo de batalla y mantener, a través de él, suficiente visibilidad como para volver a obtener el gobierno en las próximas elecciones nacionales.

Es así que no valoró el clamor del campo popular opuesto a toda la LUC la que, más que un conjunto de leyes metidas de apuro, es el programa de gobierno de los multicolores.

Acuerdo tras acuerdo palaciegos el Frente Amplio terminó apoyando el grueso de la LUC y apremiado por el surgimiento de un movimiento social contra toda la LUC, manipuló arrastrando a buena parte de la cúpula del PIT-CNT  llevándolo a cuestionar sólo 135 artículos, que es lo que ha quedado en pie del referéndum.

Hablando un poco metafóricamente, de una bazooka pasamos a una lanza. Asumiendo la realidad esa lanza (los 135 artículos) hay que blandirla con energía, con muchos brazos e intentar herir al gobierno venciendo en el referéndum.

Los ruidos distraen nuestra atención no permitiéndonos concentrarnos en lo esencial. El Frente Amplio, con su lío interno de elegir su presidencia, mira hacia adentro una vez más manoteando un salvavidas que le permita oxigenarse, perdiendo otra vez la mirada de toda la cancha.

Como resultante ha trasladado su discutidero paralizante al seno del PIT-CNT quien ahora debate si Fernando sí o Fernando no, a la vez que desencadena una disputa interna no menos paralizante dentro de la Central de los trabajadores, donde cada tendencia tensará sus filas tras la obtención del cargo tan importante por su peso y visibilidad.

Mientras tanto el tiempo sigue transcurriendo y los acontecimientos se nos vienen encima.

El gobierno hace rato ya que está jugando el partido. Desde el día que se entregaron las firmas no esperó el resultado del conteo oficial y ya está en campaña electoral en defensa de la LUC.

El Frente Amplio, a su vez, está sumido en su discutidero y el PIT-CNT parece encaminarse a lo mismo, mientras el gobierno, la burguesía, el enemigo de clase, jugando en la cancha de la realidad, es dueño de la pelota y nos va ganado 1 a 0.

El movimiento social deberá reaccionar a tiempo prescindiendo una vez más de dirigencias enredadas y burocratizadas tomando la iniciativa, haciéndose de la pelota para empatar en primera instancia y luego poder ganar el partido del referéndum dando un fuerte golpe al gobierno patronal.

 

Separados al nacer por Miguel Manzi

En el 85 yo estaba en Madrid, y tuve el privilegio de trabajar en la campaña del PSOE para la reelección de Felipe González. A las órdenes de Helga Soto, armábamos el boletín “La campaña día a día”, que se distribuía cada jornada por fax desde Madrid a todas las provincias. Trabajábamos en un local a la vuelta de la calle Ferraz, donde estaba la sede central del Partido. Me acuerdo que en las listas y en la campaña tenían una alta visibilidad varios dirigentes de la UGT, la central sindical paralela al PSOE. Y me acuerdo que a mí esa conmixtión entre la dirigencia sindical y la política me llamó fuertemente la atención, formado como estaba en el PC del último tercio del siglo pasado, con una dirigencia exclusivamente política. Aunque, sin necesidad de haber estado en Madrid en el 85, cualquiera que haya seguido la trayectoria del PIT-CNT no debería sentirse sorprendido con la postulación de Fernando Pereira a la presidencia del FA. En efecto, ni el PIT-CNT ni el FA disimularon nunca su estrecha identidad ideológica, programática y política, patente en sus documentos oficiales, tanto como en los dichos y actos de sus principales dirigentes. Siendo esta identidad explícita y manifiesta, no encuentro ninguna razón para censurarla. Yo los combato a ambos por igual en cuanto marxistas, que sostienen, pero también promueven, la lucha de clases como motor de la historia; y en virtud de esa misma condición, por sus vacilantes convicciones democráticas, republicanas y liberales, como queda de manifiesto cada vez que las papas queman. El PIT-CNT y el FA no son lo mismo institucionalmente, pero comparten la misma visión del mundo y de la vida, y es del todo natural que sus dirigencias vayan y vengan a través de sus fronteras secas. Pereira, lata confeso, es un experto en la interna del PIT-CNT, donde en tándem con Abdala, bolche confeso, ha vivido y se ha desarrollado en los últimos 20 años. Pero calculo que, si termina presidente del FA, se lo comen en dos panes. Pereira es un hábil burócrata sindical pero no tiene peso en el ámbito partidario, cuyas mecánicas conoce solo de oídas, y donde carece en absoluto de poder específico propio, lealtades personales o historias compartidas. El liderazgo del FA está en disputa. Los relevos de Vázquez-Mujica-Astori no dan en la talla, y la orgánica hace rato que dejó de ser funcional. No parece que Pereira pueda compensar estas circunstancias adversas. Y si el pasajero éxito cosechado en la recolección de firmas termina en una votación contraria, Pereira será el mariscal de la derrota. En fin, creo que su nombre saca del apuro al Frente en la coyuntura, pero no lo saca de sus problemas hacia adelante.

 

Cruce de caminos (donde el diablo espera) por Fernando Pioli

La convocatoria de Fernando Pereira para presidir el F.A. sin lugar a dudas ha parecido sorprendente. Una apreciación rápida puede dar cuenta de la peligrosa lectura que es posible llevar a cabo desde el oficialismo, en el sentido de sostener la tesis reiterada de que el PIT-CNT es una extensión de la fuerza política opositora.

En honor a la verdad, esta asociación entre Frente Amplio y central sindical no debería resultarnos tan sorprendente. A nadie se le puede ocurrir que Pereira fuese votante de la coalición, del mismo modo que a nadie se le ocurre que la dirigencia de la Asociación Rural sea socialista.

El rechazo sobreactuado que se expresó en estos días desde personalidades allegadas al oficialismo no es más que una reacción histérica. La teatralidad con la que manifiestan su sorpresa resalta conmovedoramente con la naturalidad con la que se le asume desde el propio F.A. Este último parece mostrar cierto alivio y hasta complacencia en la promoción de una figura que proviene del ámbito sindical.

El asunto es que de este modo al lograr sumar a un articulador como Fernando Pereira puede resultar un gran aporte para la fuerza política, la que ha asumido cierta autocrítica por su alejamiento de las bases sociales, pero claramente es una pérdida que puede ser insalvable para el movimiento sindical. De hecho, parte del daño ya está hecho. Desde el momento en que Pereira no rechaza el ofrecimiento genera una grieta.

Es que del mismo modo que la fuerza política y el movimiento sindical están alineados ideológicamente también es claro que son organizaciones distintas. Una no puede usurpar el papel que realiza la otra, y este entrelazamiento gestado por la candidatura de Pereira pone en entredicho la independencia del PIT- CNT.

Lo mejor para ambos espacios es que el candidato finalmente se confirme, y de este modo libere a la central sindical. Es que, en la actual circunstancia, es la única salida sin que nadie salga herido. La expresión “juntos, pero no entreverados” se ha asociado mucho con la coalición multicolor en los últimos meses, pero en este caso también aplica bastante.

 

Tomando la posta por Martin Forischi

Si bien es cierto que el FA parecía dormido desde la derrota en las elecciones nacionales de noviembre de 2019, y que en este último año y medio había dejado muchas dudas, el encuentro progresista de Mujica y la certeza que suele entregar siempre da alguna luz de esperanza de cara a las elecciones presidenciables proponiendo el nombre de Fernando Pereira para las elecciones presidenciables del FA del 5 de diciembre. Claramente Pereira está tomando la posta para levantar a la izquierda uruguaya; ya lo hizo en alguna de sus oportunidades, tal vez la más importante o la más épica fue aquella recolección de firmas para solicitar el referéndum contra la LUC, en lo que luego fue claramente la oportunidad que le dio Mujica de ser uno de los presidenciables del Encuentro Progresista Frente Amplio.

Ahora dicho esto hay que mencionar que es una responsabilidad grande para el hasta hoy presidente del PIT CNT; pero Pereira está acostumbrado a presentarse fuerte, lo hemos visto en debates contra actores del oficialismo dando la talla, y ayudo a revertir una situación harto complicada como lo fue la junta de firmas antes mencionada, y claramente la vieja guardia del Fa tiene la esperanza de que Pereira haga lo propio para ayudar a fortalecer la izquierda uruguaya de cara al  2024, aunque con una salvedad imposible de disimular, y es que Pereira es el más flojo de esta nueva era de frenteamplistas, si lo comparamos con Yamandú Orsi, o el propio Sendic, y ni que hablar con históricas figuras que presidieron al FA cómo Seregni, o Vázquez. ¿Con esto que quiero decir? Que a Pereira no hay que endilgarle la responsabilidad del FA, no siendo ganadora de las elecciones en 2019.

Yo quiero decirles que ningún político gana solo ¿eh? Es imposible ganar solo, el tema es que ellos hagan su aporte al FA, como lo hace Orsi, Andrade, Cosse, cómo lo hizo Tabaré, Danilo, Pepe.

Es Pereira un tipo que vive la política de manera comprometida, con convicción, con contracción, con tenacidad al debatir, con esfuerzo. Recuerdo alguna vez haberlo cruzado en la plaza Cagancha solicitándome firmar para derogar los 135 artículos de la LUC, por supuesto que le respondí que ya había firmado 2 meses antes.

De obtener una victoria en las elecciones internas a la presidencia del FA, Pereira tendría 3 años de mucho trabajo, y me atrevo a decir que va a tener que reinventarse permanentemente, porque él se propuso lograr la épica juntada de firmas en un contexto de pandemia que hacía difícil que la gente se acercara a firmar y lo logró, militando incluso en los pocos programas de tv que le permitieron dar a conocer cuáles eran los artículos que se quieren derogar, hago un paréntesis ya que no quiero dejar afuera a Andrade que también militó a destajo por las firmas contra la LUC; ahora volviendo a Pereira, éste deberá hacer permanente esfuerzo para lograr el consenso entre las diferentes grupos de la izquierda uruguaya que forma el FA.

El problema es que Pereira solo no puede hacer que se gane las próximas elecciones; es si un buen candidato a presidente del FA, pero no creo que lo sea para candidato a presidente de la República por el encuentro progresista, ya que para lograrlo el FA tiene que recuperar los votos que perdió en el interior de la República, votos que posiblemente los pueda lograr Yamandú Orsi en Canelones, y la simpatía que pueda lograr con la gente de San José, Rocha, así también cómo los posibles votos de Bella Unión que pueda lograr Sendic.

Pero volviendo a Fernando Pereira creo que nos debemos preguntar por qué se recurre a figuras como la de él en este momento, tal vez se cree que es una buena opción para lograr la alternancia en el poder, aunque los blancos, con la promesa electoral de la no suba de impuestos, cayeron con las 3 subas hasta el momento de las naftas, y los más de 100 mil nuevos pobres.

Ahora que difícil se hace tener que escuchar al presidente de la república, todas las mañanas tener que escuchar los audios en las radios de las notas que le hacen, ustedes sabrán que yo ni me entero de lo que dice el presidente, me entero por acá, por lo que escriben mis colegas de Semanario Voces, y por lo que tengo que informarme para escribir en este medio de comunicación que aprecio, no puedo escuchar a un presidente que te miente en la cara tomando en consideración lo que dijo en la campaña electoral  y lo que hace ahora, ¿ quién puede creer una palabra de este señor? Y los que se excusan por gobernar en pandemia, ¿ustedes creen en serio que no hubiésemos sabido cómo sería un gobierno de Lacalle sin pandemia? Por eso se apela a figuras como la de Fernando Pereira, para logar recuperar el gobierno en las próximas elecciones.

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