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Jan Komasa, un joven descubrimiento polaco

Jan Komasa, un joven descubrimiento polaco
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En la era del coronavirus el acceso a Netflix y otras plataformas ha permitido al cinéfilo tomar contacto con talentos inesperados. Uno de los más interesantes es el del joven cineasta polaco Jan Komasa, dueño de una obra breve, rigurosa, polémica y talentosa.

Nacido en Poznan el 28 de octubre de 1981, Komasa proviene de una familia vinculada al arte. Su padre Wieslaw es un aclamado actor teatral. Su madre Gina ha sido integrante de un prestigioso grupo de góspel y spirituals, además de ser productora musical. Y su hermana Mary es una compositora y cantante muy popular en Europa Oriental. En 1988 la familia se afincó en Varsovia, porque Wieslaw comenzó a formar parte del elenco estable del Teatro Polaco. Por eso desde temprano Jan comenzó a estudiar dirección en el Instituto de Arte Dramático de Jerzy Grotowski. También se dedicó a estudiar filosofía, y siendo muy joven se casó y fue padre. En forma paralela comenzó a asistir a la Escuela de Cine de Lodz, donde advirtió la apatía y aburrimiento que caracterizaban a un alto porcentaje de los jóvenes de su edad. Su cine sería el mejor vocero al respecto.

Komasa ha realizado dos cortos, dos documentales, tres miniseries para TV, un episodio para un film colectivo y cuatro largos de ficción. Su debut con el corto Dios, estás aquí (2004) fue muy auspicioso: representó a Polonia en Cannes en la competencia estudiantil, logrando el tercer puesto. De inmediato, su segmento para el film colectivo Himno a la alegría (2005) fue invitado al Festival de Rotterdam, y a esas alturas Jan comenzaba a ser considerado como la voz renovadora del joven cine polaco. No vi sus documentales ni sus miniseries, pero sí sus cuatro largos de ficción, accesibles en internet.

Como debut, La sala de los suicidas (2011) fue inmejorable. Un chico de clase alta tiene una vida que parece perfecta, hasta que un beso inocente con un amigo lo cambia todo. Alterado por la repercusión del asunto en las redes sociales, y por la tóxica relación con sus padres, se aísla del mundo exterior y dedica todo su tiempo a ese mundo virtual que lo condenó. Así conoce a una joven misteriosa que lo introduce en una sala de chat oculta, para personas con tendencias suicidas. Seducido, se deja arrastrar a un juego desenfrenado en el que tardará en darse cuenta que el propósito de esa comunidad virtual no es apoyar al suicida, sino todo lo contrario. La película provoca innumerables reflexiones, mientras que Komasa presenta a internet como un agujero negro, o un túnel sin luz ni salida. Una fotografía en azul entintado acentúa esa sensación de angustia, dando a la narración un aspecto premeditadamente siniestro. Film imprescindible, puede resultar abrumador a la hora de ponerse a pensar en los temibles manejos psicológicos de las redes sociales.

Su segundo largo, Varsovia 1944 (2014), reconstruye el levantamiento de esa ciudad, cuando el ejército clandestino polaco, leal al gobierno en el exilio, se rebeló contra los nazis, esperando hacerse con el control de la situación antes de la llegada de los soviéticos. Es cine comercial con aspectos destacables: una impecable recreación de escenarios y ambientación, buena factura técnica en las escenas bélicas, que funcionan muy bien en pantalla, y una correcta visión de los hechos históricos, desplazando a sus protagonistas a través de los distintos sectores por los que tuvo lugar la lucha armada en Varsovia. Menos firme es el plano narrativo, porque hay personajes demasiado planos y un triángulo amoroso que aporta poco al conjunto, aunque un punto a favor es el final, que no sabremos si es real u onírico. Entre aciertos y desniveles, el resultado es entretenido y espectacular.

La madurez del cineasta se vio reflejada en Corpus Christi (2019), una culminación que cuenta la historia de un joven de 20 años detenido en un centro penitenciario, lugar en el cual experimenta una fuerte transformación espiritual. Quiere ser sacerdote, pero sus antecedentes penales se lo impiden. Ya libre, llega a un pueblo donde se hace pasar por cura, haciéndose cargo accidentalmente de esa parroquia, y propiciando un proceso de sanación en sus habitantes, tras una tragedia ocurrida tiempo atrás. El film es inusualmente maduro y potente y se luce con un doble final abrupto, tanto en la historia del pueblo, sutilmente profunda, como en la del protagonista, caóticamente desquiciada. El personaje supera las inseguridades, y lamenta decir las palabras que sabe que podrán ayudar a quienes se hallan perdidos, aunque al hacerlo selle su propio destino. La idea manejada es que nuestras acciones tienen consecuencias y no siempre son justas, pero deberíamos saber cuánto se puede ganar con el sufrimiento personal.

Y ahora en Netflix puede verse la última película de Komasa, Hater (2020). El joven protagonista es expulsado de la facultad por plagiar un examen, luego cena en la casa de una elegante pareja burguesa, que es su benefactora, y allí el espectador se entera de dos cosas: que el joven está enamorado de la inaccesible hija menor de la pareja, y que cuando encuentra trabajo en una compañía que hace marketing mediante redes sociales demuestra ser un campeón en destruir a quien se cruce en su camino. La película lanza una mirada de profundo rencor social, en la cual todo funciona de modo inquietante, porque pasada una década Komasa parece seguir odiando a internet. Aquí vuelve a reflexionar sobre las terribles consecuencias que pueden sufrirse, debido a las manipulaciones de información que existen en la actualidad. Hater es el Taxi Driver de las redes sociales, que terminan dominadas por una suerte de Michael Corleone de la informática. Con su corta pero valiosa obra Jan Komasa se revela como la voz joven más importante del actual cine polaco. Habrá que estar muy atentos a sus futuras películas.            

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".