Home Política La reforma tiene sus herencias por Ruben Montedónico  
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La reforma tiene sus herencias por Ruben Montedónico  

La reforma tiene sus herencias  por Ruben Montedónico  
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Mientras las contiendas electorales dirimen el futuro de tres naciones sudamericanas entre el 20 y el 27 de octubre, dos hechos han sacudido la región en Ecuador y Chile.

Era previsible la generalización de los rechazos por las antipopulares medidas tomadas en dichas naciones, pero los gobernantes que las impusieron, acompañándolas de excepcional represión que estrechó los márgenes de libertades individuales y anuló normas vigentes de democracia, calcularon mal las repercusiones y el calado de la repulsa popular.

Lenín Moreno puso en marcha recetas del FMI adicionadas a un puñado de dólares de deuda que le dieron; tras haber echado a andar los incrementos en los hidrocarburos, previendo los rigores del rechazo, huyó de la capital, puso cordillera por medio y se acomodó en el puerto de Guayaquil. Y aunque sus ministros de Defensa e Interior se erigieron amenazantes frente a indígenas y mestizos, terminó reculando y estableciendo un diálogo con sus impugnadores acerca del Estado y la conducción económica.

En Chile, el aumento determinado por el Ejecutivo en un servicio público fue repudiado por los usuarios (con mayoría de jóvenes) y se produjeron movilizaciones multitudinarias y pese a que cuentan que “Los militares se apostaron en los principales puntos de Santiago”, lo contestaron con palos, piedras y consignas de “fuera los milicos” y “Piñera cagón, me paso por la raja (el trasero) tu estado de excepción”: esto aún ante la amenaza de que se recurriría a la aplicación de una ley de la dictadura pinochetista. El empresario-presidente Sebastián Piñera, aunque mantuvo la vigencia del toque de queda en cinco regiones -incluida la capital-, tras unas siete muertes, centenares de heridos y presos, acordó suspender el alza tarifaria del metro.

Un hombre de edad avanzada decía: “Di la pelea el 73 y estoy acá junto a la juventud nuevamente. No quiero que mis hijos y mis nietos pasen todas las calamidades que pasamos nosotros”: la vida le dio oportunidad de ver los estertores del pinochetismo.

Jorge Sharp, alcalde de Valparaíso, hizo una interesante declaración: «Ante la indignación de la gente, el gobierno suspende la democracia. Ante las alzas y abusos, la derecha militariza las calles. Es el libreto conocido de la política que por más de 30 años vendió y privatizó nuestras vidas y país. Hoy la gente dice fuerte y claro: ¡Basta ya!”

Hasta no hace mucho -y algunos llegan a repetirlo en ciertos lugares- anunciaban el fin de los gobiernos independientes de Washington -aquellos que nada querían saber de dominios y coloniajes sin bandera, de “patios traseros”, de dependencias, ni de doctrinas Monroe; esto, aunque la derecha nos azotaba desde sus medios con falsedades, interpretaciones antojadizas, ópticas segadas y terminologías apropiadas para encubrir realidades. Hasta hoy editan sus mapas coloreados intentando convencernos que el camino a la felicidad y lo “políticamente correcto” es allanarnos al advenimiento del neoliberalismo (renovado o no; extranjerizante, siempre; que nos traerá dependencia -al contado- y muchas promesas de prosperidad) y reprimirá con dureza a quienes infrinjan la ley (no a los que saqueen los países).

Al parecer, quienes se levantaron contra las medidas liberticidas de Ecuador y Chile no entendieron ese evangelio: tampoco lo hicieron los pueblos aymaras y quechuas, fundamentalmente, que el domingo 20 -según las primeras noticias que me llegan- votaron en Bolivia y le dieron una ventaja de más de 7% a Evo Morales sobre el principal candidato de la derecha -Carlos Mesa-asegurando el Congreso y la segunda vuelta del 15 de diciembre.

Se presiente que en Argentina ocurrirá algo al revés el 27, en que Mauricio Macri y su gobierno ultraliberal sufrirán un estruendoso fracaso electoral (con las excepciones de Capital Federal y Córdoba) y el peronismo -con sensibilidades sociales- volverá al gobierno y operará sobre un país saqueado, con macrodeudas y las arcas nacionales vacías que dejará el régimen saliente junto con la devaluación del peso y la enorme inflación.

En Uruguay, entretanto, se harán comicios el próximo domingo y entiendo que lo primero que hay que despejar es esa iniciativa que se viene difundiendo del plebiscito extrapartidario que modifica la ley penal con aumento de penalidades a quienes se condene como delincuente y en que se crean instituciones bajo tutela militar. Hay que decir que el clima, sensación de inseguridad y la delincuencia son temas que están instalados en la sociedad uruguaya y que deben tratarse ampliamente, con un solo veto: el del aumento de la represión.

Hay un sector de mis paisanos a los que debe refrescársele la memoria y nada mejor que un ejemplo práctico: los militares son como una mascota de apartamento que cuando se les saca la correa en la calle ya no se la podrán colocar otra vez, se desbordan. Quienes sufrimos la quita al Poder Judicial de los enjuiciamientos para que lo hicieran militares a civiles; los que vivimos los tiempos de las “Fuerzas Conjuntas” (operaciones militares y subordinación policial); la “Guerra Interna” a término y la dictadura, vemos un intento de engendro que viene del pasado. Cuando nadie ignora las torturas sistemáticas contra los detenidos de la predictadura y de ésta, las desapariciones de personalidades antidictatoriales, los asesinatos, la impunidad de la mayoría de los responsables y se siguen desenterrando cuerpos en predios castrenses, debemos poner el alto a cualquier encumbramiento fuera de funciones de los empleados públicos militares.

Por último, pese a las limitaciones que conllevan los gobiernos sudamericanos dichos de izquierda en el siglo XXI, a la hora de votar se deben reconocer avances que produjeron en favor de los más, aunque esos regímenes se hayan vuelto conniventes con el capitalismo local, regional e internacional. A menos de una semana de ir a las urnas, entiendo que el 99% de los concurrentes ya tiene elegido qué hacer. Yo seguiré recordando a Osiris: “Hay un camino en mi tierra/…”.

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