La tierra baldía por Cristina Morán
Así llamó T.S.Elliot al poema que publicó en 1922 entre lo que fue el fin de la primera guerra mundial y el estallido de la segunda, y es, precisamente, el título que eligió el director y actor Iván Solarich para llevar a escena una obra basada en dos de los veinticuatro cuadros que Bertolt Brecht nos dejó como legado: “Terror y miserias del Tercer Reich”. Todo fue una sorpresa porque si recibís una invitación para ir a Fábrica el sábado a las ocho y media de la noche en la calle Porongos entre Guadalupe y Rivadavia y participes de un foro luego de ver una propuesta teatral los pensamientos (tus pensamientos, claro, en este caso los míos) comienzan a multiplicarse con el acompañamiento inevitable de una sana curiosidad que será agradablemente sorprendida por el espacio, el lugar físico al que fuimos convocados y por lo que Solarich al frente del grupo teatral “Ciclón” brindó esa noche. En apenas sesenta minutos ocho actores nos hicieron ver, revivir los dos cuadros de “Terror y miserias del Tercer Reich” que el director seleccionó y ensayó con los jóvenes intérpretes durante largos meses y que recibió el merecido aplauso de quienes esa noche (protocolo mediante) lo disfrutamos. Luego del foro (llevado a cabo después de cada función) en el cual participamos junto a la directora, actriz Sandra Massera, el escritor Carlos Reherman y el arquitecto y edil departamental Mariano Arana, escuchamos al director que, respondiendo a nuestras preguntas, nos hizo saber que se unió a los jóvenes actores cuando estos le pidieron que los dirigiera en la obra que ya habían seleccionado. Puesto a trabajar, Solarich volvió a leer a Brecht y de los veinticuatro cuadros, eligió dos: “La búsqueda del derecho” y “La mujer judía”. Dejemos que hable el director:” Como lo planteado eran situaciones límites, entendí que debíamos ponerle el cuerpo, encontrar los cuerpos de los cuales emergieran las palabras. Y ahí nos adentramos en nuestra indesmentible animalidad. Cada uno eligió el suyo y lo sometió a la premisa fundamental: sobrevivir”.El espacio escénico es acotado, es un campo de concentración (también podría ser un vagón infame, o un celdario con sus muertos apenas vivientes, o una cámara de gas . Nos comenta el director que “en el diseño de todo el trabajo corporal y los diversos estados le fueron fundamentales legados que practica y conserva y que los recibió, entre otros, de Eugenio Barba y su Antropología Teatral, Tadeusz Kantor y su Teatro de la muerte y también recuerda a Eduardo Pavlovsky y Ricardo Barbis cuando se refiere al trabajo sobre los estados. Felicitaciones a Ciclón Teatro, al director Iván Solarich por partida doble: por su trabajo en “La tierra baldía”; por haber recurrido también a T.S.Elliot y finalmente por haber descubierto este lugar que supo ser una fábrica de metales y que un grupo de arquitectos convirtió en su estudio manteniendo un espacio para disfrutar la cultura en sus distintas expresiones. Es en Porongos 2623 entre Guadalupe y Rivadavia y para reservas 094.840.443. Todo lugar, todo espacio, todo rinconcito para la cultura, es y será siempre bienvenido. Gracias arquitectos. Gracias Iván. Hasta la próxima. Que seas feliz. Ahora y siempre.
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