Home Literatura Los pacifistas en un mundo de catástrofes por Ruben H. Díaz
0

Los pacifistas en un mundo de catástrofes por Ruben H. Díaz

Los  pacifistas en un mundo de catástrofes por Ruben H. Díaz
0

Un libro es bueno, cuando lo hace a uno pensar y plantearse hipótesis y conceptos. Eso me ocurrió con la lectura de “Las pacifistas en un mundo de catástrofes (1914-1945)” de Ivette Trochón, conocida historiadora y escritora.
Las cualidades de académica e investigadora con criterios sólidos e inteligentes de Trochón son notorios. El corazón de la obra es, sin duda, el desencuentro – “amistadas quebradas” dice la autora- entre Paulina Luisi y Clara Campomar. La primera, figura emblemática de la lucha por los derechos políticos de la mujer en nuestro país, con una trayectoria que trascendió fronteras. Clara Campomar, española, también con las mismas inquietudes, republicana, figura señera. Es, desde el punto de vista humano, lo más dramático. La perplejidad y desconcierto, la falta de esperanza, de un mundo que se reflejaba en la guerra civil española. Dos personas que no podían sino entenderse, ante el acoso y atropello de los totalitarismos, terminan en posiciones distintas desde actitudes comprensibles en ese momento crítico. Allí aparece la investigadora, con una documentación excelente, la historiadora equilibrada y comprometida, pero también la narradora que podría ser. El relato encuentra desde lo humano un señorío (perdón, un término tan masculino) que no es fácil de lograr.
Por lo menos este lector se sorprende al ver a Rosa Luxemburgo y Hanna Arendt mencionadas en primer término, cuando comienza la obra, en cuanto a figuras del pacifismo femenino. Sin duda dos de las más grandes pensadoras del siglo veinte. Tal vez las más dos grandes pensadoras del siglo XX. Rosa una figura de ruptura y enfrentamiento. Su grupo lo llamo Espartaco, organizadora de movimientos de protesta violentos, como el de 1919, donde perdió su vida víctima en la represión. Fue la primera en atacar desde la izquierda a Lenin y su revolución soviética. En tan poco tiempo, apenas dos años desde la revolución sin embargo anticipo al comunismo como el engendro de una nueva clase.
El juicio a Adolfo Eichmann en Jerusalem fue un acontecimiento central en el análisis del holocausto y la problemática que con tanto acierto aborda Trochón. Llama la atención que no haga ninguna referencia a ese acontecimiento. Mucho más cuando recordamos que dos mentes brillantes del siglo XX, Arendt y Berlín asistieron al mismo, y produjeron desde el punto de vista intelectual y filosófico comentarios definitivos y trascendentes sobre esos tiempos y circunstancias. Ambos judíos. Sin embargo, Arendt critica a los judíos que en los campos de concentración colaboraron con los nazis. A los que no perdona ni justifica. Berlín, en cambio, llega a un punto central de su filosofía, dice que cuando la vida se encuentra en peligro lo ético es sobrevivir. Arendt, que hizo un libro sobre la violencia, sostiene que el hombre no recurre a la misma cuando es justo o no, sino en el momento que entiende y cree que puede cambiar la situación. De esta manera explica porque no hubo levantamientos en los campos de concentración nazis, ni en los de prisioneros políticos de Siberia. Arendt tiene una circunstancia personal. Joven estudiante, fue cortejada por Heidegger. Perdió contacto desde que él acepto un cargo docente en el sistema educativo nazi hasta el final de la guerra. Cuando el conflicto termino reanudo la relación. Con sus paisanos, sin embargo, fue implacable.
Eistein no es una figura central en el libro de Trochón. Permea el trabajo, apareciendo en distintas etapas de la obra. Y lo hace de una forma que demuestra la dimensión analítica y académica de la autora. Porque con acierto señala que fue parte e importante en el trabajo de inteligencia y vínculo para que se hiciera la bomba atómica, y un militante de siempre para que la energía atómica no se usara con fines bélicos. Eistein fue un genio que dudo muchas veces. Primero que nada, dudo de la física cuántica, lo que lo llevo al error sobre la expansión del universo y disculparse en el cincuenta y cinco. Dudo sobre Dios. De ambas dudas surge una de sus frases más famosas: “Dios no juega a los dados”. Fue también un pacifista que dudo. En este ámbito también aporta Trochón, porque menciona un hecho que biógrafos muy importantes que han hecho trabajos trascendentes sobre el genio se han salteado, no solo tomo posición activa y militante frente al nazismo, también lo hizo con respecto a la guerra civil española.
Me gustó como trato el delicado tema de los vínculos entre comunismo y pacifismo. Sin concesiones ni simplismos. En definitiva, siempre hubo un pacifismo no comunista. Pero que no fue lo suficientemente fuerte como para evitar en determinadas etapas que el comunismo usara al pacifismo. También encanta su análisis marginal pero determinado sobre la revolución de octubre y el leninismo. Sería bueno que fuera más precisa en cuanto a la posición de Stalin en octubre. Sobre la misma existen dudas y preguntas que sus dos biógrafos más importantes –en mi criterio claro está- Deustcher y Montefiore, no revelan. Stalin no estuvo desde el punto de vista público en la revolución, pero tampoco se sabe, como lo afirma Trochón, que tuvo una posición enfrentada a la de Lenin en ese instante. La figura del momento fue Trosky. El líder y quien definió Lenin.
Este libro se ocupa de las catástrofes y el pacifismo de esos tiempos. Cuyo principal escenario fue Europa. Pero también tiene espacio para un correlato, sobre los movimientos de esa época en el Río de la Plata. En este aspecto, lo cual vuelve a destacar a la autora, lo más importante no es el texto, sino la ilustración. Con Paulina Luisi sentada como única mujer “en un mar de hombres”, en Ginebra, en la Asamblea Extraordinaria de la Liga de las Naciones convocadas a raíz del conflicto chino-japonés el 14 de febrero de 1932. Es particularmente significativo porque constituye un homenaje que Paulina Luisi merece, pero, además, porque nos define a nosotros como país, los uruguayos, que desde nuestra dimensión hemos sido capaces siempre se sentarnos y ser protagonistas en grandes escenarios. Este es un libro que se siente, fue escrito con mucho cariño, y donde en su elaboración y desarrollo fueron tenidos en cuenta con detalle todos sus contenidos. Es una obra si se quiere artesanal.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
Semanario Voces Simplemente Voces. Nos interesa el debate de ideas. Ser capaces de generar nuevas líneas de pensamiento para perfeccionar la democracia uruguaya. Somos intransigentes defensores de la libertad de expresión y opinión. No tememos la lucha ideológica, por el contrario nos motiva a aprender más, a estudiar más y a no considerarnos dueños de la verdad.