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MÓNICA SILVA, PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN RURAL “Dios está en todas partes, pero atiende en Montevideo”

MÓNICA SILVA, PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN RURAL  “Dios está en todas partes, pero atiende en Montevideo”
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Es la primera mujer que ocupa la presidencia de una institución tan tradicional como la Federación Rural y sin duda marcha un hito histórico. Es productora rural en su Salto natal y luego de un pasaje por la política siendo edila del Partido Colorado ahora está volcada por completo a la vida gremial.

 

Por Alfredo García / Fotos: Rodrigo López

Salteña. Hija de productores.

Sí, mi padre fue productor toda la vida. Mi abuelo y mi bisabuelo, también. Son tierras que vienen en la familia de ahí. A los pocos días de nacer me llevaron para el campo, en Arapey Chico. Gracias a la atención del intendente, tenemos los caminos deshechos. Demoro dos horas para hacer cien kilómetros. Mi padre falleció y me quedé con la mitad. Tengo un pedazo arrendado.

Te dedicás a la producción ganadera.

Sí, vacunos y lanares. Eso es lo que tengo desde hace dos años, cuando quedé a cargo. Me gusta mucho estar afuera, es mi lugar en el mundo.

¿Qué formación tenés?

Terminé el bachillerato y en ese momento ingresé a Facultad de Ciencias Económicas. Pero no funcionó. No quería quedarme en Montevideo. Me dediqué a hacer dactilografía e hice programación en computadoras, que en aquel momento eran con tarjetas. Pero aprendí el proceso y eso me sirvió montones. Mi padre tenía un negocio rural. Me llevó a trabajar con él al escritorio.

Ahí empezaste.

Ahí empecé. Estaba con él, y a su vez empecé a hacer todo lo que tenía que ver con papeles, asistiéndolo con el campo. Llegó un momento en que él se jubiló y tomó otro camino. En ese momento estaba haciendo gestoría y me quedé con eso, en mi casa, y en eso seguí.

¿Tuviste actividad política?

Mi padre fue muy político. Se retiró el día que Jorge Batlle asumió la presidencia. En 2005 me llamó Germán Coutinho, y me dije que por qué no. Perdimos, pero yo seguí ayudando desde afuera. En 2010 se armó una fracción con Malaquina. Terminé de edil. Después no renové mi banca.

¿Desde cuándo estás en la cuestión gremial?

Desde el 2015, cuando asumo. En 2019 fui la primera presidenta de la Asociación Agropecuaria de Salto. Enseguida de empezar, asumí como consejera de la Federación. Después de la pandemia se suscitó esto otro, y aquí estoy.

¿Cuántas federaciones están en la Federación Rural?

No tengo el número exacto, pero anda alrededor de cincuenta.

¿Qué los caracteriza?

Se caracteriza por tener sus federadas desparramadas por todo el país. Esas federadas son las que luego votan cuando se hace el congreso de la Federación. La federada nombra un delegado que viene al congreso y vota, y así se elige. Es una representación importante.

¿Cuántos productores aglutinan?

Es un número que puede variar.

Son productores de chicos a medianos, en general.

También hay grandes.

¿Y qué los diferencia de la Asociación Rural? ¿Por qué existen dos?

Pienso que la Asociación Rural maneja todo lo que es el registro genealógico del país. ¿Por qué se crearon dos? No lo sé. Es distinto el sistema por el cual nosotros terminamos conformando un consejo de treinta personas. De la Asociación Rural te puedo decir que siempre la tuve muy cerca, porque me encargaba de los pedigrees de mi padre, y es ahí donde se llevan los registros. Son sistemas diferentes.

Las dos pesan por igual.

Creo que hay que trabajar juntos. Conformamos Campo Unido. La Asociación Nacional de Productores de Leche, la de Cultivadores de Arroz, la Comisión Nacional, las Cooperativas Agrarias Federadas, la Asociación Rural y la Federación Rural. Esos somos quienes conformamos Campo Unido. Ya tuvimos dos reuniones, en las que buscamos tener un consenso en temas puntuales.

¿Viste cómo fue el proceso de formación de Un Solo Uruguay?

Un 8 de enero nos llamaron de Paysandú para que fuéramos al local de ellos, donde había unas personas que querían hablar porque iban a hacer una asamblea y habían pedido el lugar. Fuimos desde Salto, y los escuchamos. Nos pareció bien. Después vino la movida de Durazno, aquella imponente. A las últimas no hemos ido.

Entonces había intereses comunes entre la Federación y Un Solo Uruguay.

Claro que sí.

Da la impresión de que era gente que se salió de las estructuras.

Porque entendieron que las gremiales no estaban respondiendo a sus demandas. Reconozco que había gente que nos preguntaba qué hacíamos nosotros. Y sí, el gobierno no escuchaba nada.

¿Era tan así, que no escuchaba nada?

No escuchaba. Benech hizo varias cosas que tenía que hacer, pero Tabaré Vázquez no cruzaba la calle para venir acá.

Pero Aguerre era productor rural.

Sí. Lo conozco bien y tuve una excelente relación con él. Cuando era edil, dos veces tuvimos sesiones juntos, en la primera crisis de la naranja, que terminó en lo que terminó ahora, lo convoqué, y él fue. Después, en la junta de Salto presentó el plan estratégico, por el cual se reconvirtió el sector. Estados Unidos quería naranjas sin semilla. Se perdieron muchos productores y fue muy doloroso. Y encima hubo también crisis con el sector de la leche.

¿Entonces por qué decís que el gobierno no los escuchaba?

Pero nosotros no lográbamos este diálogo que tenemos ahora, este acercamiento, de entender las demandas, de tratar de trabajar y buscar las soluciones. Eso lo vemos ahora; pero antes, no. Agarramos unos años excepcionales.

La producción agropecuaria tuvo muy buenos años.

Imponentes. Sí, fueron los precios máximos de la soja. Fue brutal. Fue un momento especial, con precios muy buenos. Pero después nos mató la competitividad, la falta de escucha, el pensar que éramos unos quejones. Las cosas se fueron deteriorando y quedó mucha gente en el camino.

¿Hubo mucho abandono de propiedades rurales por parte de los productores?

Es que se le hace muy difícil al productor chico. Yo soy una productora mediana chica. El flete me cuesta lo mismo. Estoy a ciento diez kilómetros. Cómo hacés la producción, el tipo de cambio, si tenés o no otro tipo de ingreso, todo eso influye. Me refiero a tener comodidades, como tener un pueblo cerca, buenos caminos. Yo no tengo un ómnibus que pase por la puerta. El costo y el mantenimiento llevan mucho dinero. Los productos son caros. Trasladar la gente, los materiales. Todo eso es costosísimo. El costo del combustible es fuerte. Y después está el clima, que es clave. Podés ser el mejor productor, pero si te pasa como pasó el año pasado en esta zona de San José, Maldonado y Rocha, no tenés con qué. Bajan los precios y no tenés defensa. Van tres zafras de lana. Algunos logramos vender alguna, ahora. Pero estaba en los galpones. Las ovejas hay que esquilarlas, hay que pagar la esquila, con todo lo que eso significa, pero no podíamos vender.

¿Fue por la pandemia?

Sí. No compramos ropa, no hubo demanda. Pero los que se esmeran en mejorar van teniendo su recompensa. El proyecto de lanas finas ha sido fantástico, eso se sigue demandando y se paga bien.

¿Hay proyección a futuro para las lanas finas en Uruguay?

Se está trabajando en eso. Los productores siguen trabajando en afinar.

Creo que teníamos alrededor de veinte millones de ovejas.

Veinticinco y ahora estamos en seis.

¿Es porque la lana se dejó de usar?

En principio, creo que eso tiene que ver. También hay un problema con la venta de la carne. Hoy la carne está valiendo más, pero la salida se complica. Cuando el productor tiene la carne pronta no hay tanta demanda, y el lanar lleva una inversión importante de personal, de cuidados, porque se abicha mucho. Tenemos jabalíes, zorros, tatús, mulitas, caranchos, seres humanos y perros. Todo eso es una agresión para el animal, y lleva mucho trabajo.

¿Es intensivo en trabajo humano?

Hoy se está tecnificando mucho, si mirás cómo se está mejorando en la parte de corrales. Pero hay poca gente, y es uno de los grandes problemas que tenemos. Conseguir personal no es fácil. Ahora viene la época en que empiezan las esquilas, y hay menos. La gente se va a trabajar con las máquinas, donde se produce más, y queda poco personal. La población en el sector rural se ha ido reduciendo.

¿Cómo se incentiva una mayor producción rural?

Llevando lo que nosotros estamos pidiendo: buenos caminos, conectividad, infraestructura, salud, educación, transporte. Hoy la gente anda en moto, pero después salen y pinchan dos veces, porque el camino es horrible. Cuesta llegar al pueblo. La gente a veces sale una vez al mes, por los costos que tiene. Y en los pueblos la calidad de vida no es la de la ciudad. Con el celular hay otro problema. Necesitan tener señal, y no la tienen. Tanto el productor como el trabajador tienen hijos de cuatro años que tienen que enviar al jardín, y por lo tanto hay que formar otra olla. Se va la mujer con los niños, y al patrón le pasa lo mismo. Son otras condiciones. Justo ayer hablaba con una muchacha que me contaba que la habían llevado a la escuela a los diez años. Le pregunté si ella hoy haría lo mismo con su hijo, y me dijo que no, porque quiere que el chico vaya a inglés, a computación. Es muy diferente del río Negro para abajo, también.

¿Hay diferencia?

Los departamentos de esta zona tienen mucha más población. Colonia es un espectáculo. Salto empieza a despoblarse hacia las puntas, donde además las tierras son más duras y es más difícil producir. Ahí, en la menor cosita que falte el agua, la quedás. Gracias a Dios hoy el productor se está tecnificando mucho. Se está buscando tener más recursos de agua y acceder a nuevas tecnologías. Enseñar a trabajar a los perros, utilizar las banderas. Cambió el trato que se les da a los animales. No más gritos en los corrales y en las mangas. Y el animal cambia. Eso va en un proceso en el que hemos ido avanzando, de no pegar. El animal no le tiene miedo al ser humano.

Vos sos productora de bovinos y ovinos.

Sí, y con los ovinos, también lana.

Hoy los precios de la carne son buenos. No se pueden quejar.

No, pero nos quejamos. Estamos reconociendo que hay buenos precios en los granos, y que el sector lechero está mejorando. Lo que pasa es que cuando hacés la cuenta de lo que vas para atrás, lo que tenés que pagar, lo que significa el costo, el resultado no es el mismo.

Los impuestos ciegos siguen siendo una carga para ustedes.

Sí. Por suerte el ministro lo tiene claro. ¿Qué significa un impuesto ciego? Aquello que de repente tiene que ver con la tierra. La tierra la tenés que hacer producir, y para hacerla producir tenés que invertir. El ministro fue claro: no pretendemos que nos bajen, pero si produzco más, pago más. Te viene una seca, ¿y qué hacés? Y así como te viene una seca, te inunda la lluvia. Y tenés que pagar. Y si no pagás, te quedás sin BPS, y tampoco podés pedir crédito. Es un círculo vicioso de nunca terminar.

La solución es el gravamen a la producción.

Claro. Si gano más, pago más. Pero llegado el momento, en situaciones puntuales… El factor climático está siempre. O nos viene un problema sanitario y nos pega.

Permanentemente se escucha a la gente del campo decir que son los grandes productores de la riqueza del país y que Montevideo vive del campo.

No lo decimos nosotros, lo dicen los números. La producción que sale del país, la principal, los principales ingresos del país, son los forestales y la carne. El departamento que más carne procesa es Canelones, porque ahí están los frigoríficos. Hoy están en la primera línea los que sacan la celulosa. En Salto estamos orgullosos de la genética. Salto y Artigas y Tacuarembó, tienen su manera en el circuito ganadero. Al centro del país tenés mucha agricultura, por las tierras. En Salto lo que pasa es que te agarra el basalto y no lográs nada.

¿El feedlot sirve o no sirve?

Creo que sirve, cómo no. La producción de feedlot está bastante regulada. También es muy demandada, hay gente a la que le gusta. Tiene más terneza, el famoso marmoleo. Eso genera también una buena salida. Pero ese animal crece en el campo y hace la terminación en el feedlot. No es como en Estados Unidos, donde el animal pasa todos los inviernos metido en un galpón. Lo nuestro sale del campo. Hemos logrado bajar la edad de faena, y eso es importante.

¿Es positivo para nosotros un TLC con un país como China?

Creo que sí, porque nosotros dejamos un 12% en aranceles. Eso influye en la competitividad.

Lo chinos tienen mercado suficiente para comprarnos a nosotros toda la producción.

Nos carnean a nosotros, si quieren. China se levantó y empezó a consumir. Es imponente. Se ha cambiado la alimentación, también. Hay más apertura. Eso influye, claro. Pero tampoco es bueno depender solamente de China. ¿Qué haríamos frente a cualquier inconveniente que pueda haber? La mayor parte de la carne se exporta, y el mercado interno es menor, al contrario de lo que pasó en Argentina.

¿No les complica que los frigoríficos sean extranjeros?

No. Posiblemente en Uruguay no haya los capitales suficientes para hacer semejantes inversiones. Ese es uno de los problemas, también.

Se estaba exportando carne vía Rio Grande do Sul en lugar de Montevideo.

Estamos con un problema grande en el transporte marítimo. Se está tratando de buscar soluciones. Hay un problema en el mundo a raíz de la pandemia, con los barcos y los contenedores. El mundo se paró un año y medio, y empieza a funcionar, a demandar, y nosotros somos tan chiquitos que los barcos posiblemente llegan a San Pablo y cargan todo. No es tanta la cantidad como para llegar acá. Y Argentina está bastante complicada.

La política argentina con respecto al campo fue muy diferente de la uruguaya.

No me quiero meter en políticas que no son las nuestras, pero nuestros vecinos tienen unas complicaciones que nosotros no tenemos.

¿Cómo tomaron el tema de las ocho horas del peón rural? ¿Sirvió o no sirvió?

Es todo un tema, por las horas de sol. En invierno es difícil cumplir con las ocho horas, porque no nos da. Es imponente lo que significa la mañana. Y después tenemos el tema del tipo de trabajo que tenemos. Pero nos hemos adaptado, y se respeta. Pero es muy diferente la relación, y el propio trabajador adapta sus horarios al sol, del que dependemos. En invierno, a las seis de la tarde ya está casi oscuro.

¿Cómo ha sido la relación de los productores con los sindicatos de los trabajadores?

Poca.

¿Por qué? ¿Hay pocos que están agremiados?

No hay una relación. Yo realmente no los conozco. No es fácil. La idiosincrasia es muy diferente.

¿No sirve tener interlocutores válidos?

El tema con el sindicato tiene que ver, también, con la diversidad de lo que significa el campo, donde tenés sectores totalmente diferentes. Iba en la carretera, no sé si hace dos años, y me acuerdo que se venía una tormenta. Eran los últimos días de la cosecha de soja. Estaba todo el mundo desesperado. Las máquinas parecían marcianas. Si no cosechaban, el agua se llevaba los granos. Ante eso, ¿qué hacés? Bueno, se subirá el patrón. Pero son situaciones puntuales. Lo que le pasa al trabajador le pasa al patrón, no somos diferentes.

Sentís que hay discriminación hacia la gente del campo por parte de los montevideanos.

No siento que haya discriminación. Creo que tenemos que conocernos. Siempre digo que la imagen del hombre de campo que se tiene en Montevideo es la de ir a comer un asado. ¿Qué hacemos nosotros? Los esperamos con todo lo mejor que tenemos y les dedicamos el día. ¿Saben lo que es recibir la visita? Es lo máximo. Estamos todo el día para atenderlos, y la gente se va con esa sensación de que no hacemos nada. Posiblemente trabajamos mucho más el día anterior y al siguiente, para ese día de la visita dar lo mejor de nosotros. Esa es la particularidad del hombre del campo, el dar lo mejor. Pero esa es la imagen que creamos. Hoy todos los patrones están implicados en las tareas, estamos todos colaborando.

La tecnología llegó para quedarse.

Ha sido fantástica y nos ayuda montones. Estamos racionando, aprendimos a racionar. El tener agua fresca, y no la de la zanja, también mejora el ganado. Poder mirar que los animales estén bien, que estén cómodos. Lo que se llama el bienestar animal, que es un distintivo brutal. Si salen a la carretera, van a ver que al mediodía las vacas están echadas, rumiando. El traslado del ganado, cómo lo estamos cuidando cuando está subiendo al camión. Alguna vez se nos dice que criamos a los animales para matarlos. A nosotros también nos duele cuando se va el camión. El proceso biológico cuando empiezan a nacer los terneros, los corderos, son vivencias especiales.

El tema de las jaurías de perros es complicado.

Sí, estamos hartos de eso.

¿Tiene solución?

Tiene que haber menos población de perros, que no pueden estar sueltos, y el culpable es el ser humano, que agarra un perrito y, cuando se aburre, lo tira en el campo. Quisiera que vieran cómo queda un animal luego de eso, en unas condiciones desastrosas. Y tiene que comer. Eso no quiere decir que no haya otros que con malas costumbres también muerdan. Está bien, todos queremos al perro, yo tengo perros, me encantan, me acompañan, me ayudan. Pero el perro tiene que estar cuidado, tiene que tener las pastillas para la hidatidosis, tiene que tener la patente, tiene que estar sano y comer bien. Pero si tenemos un perro en malas condiciones, se transforma en un enemigo, y cuando eso pasa, no tiene arreglo. Veamos las condiciones en que quedan las ovejas. No saben lo que sentimos nosotros cuando vemos a los animales todos mordidos. Nos duele. Han atacado vacunos, y también seres humanos. ¿O nos olvidamos de eso?

¿Cómo viene la relación con el nuevo gobierno?

Nos conocen, vamos a empezar por ahí.

En la campaña electoral el presidente dijo que estaba con el campo.

Nos conocen y también conocen los números. Nosotros tenemos que producir para que estén los ingresos, y para nosotros es un desafío grande. El año pasado llegamos a los famosos tres millones de terneros, lo que significa una faena importante, que se quiere que aumente, porque eso significa más venta de carne, más reposición. El gobierno sabe y trata de que nosotros produzcamos más. Que plantemos más, también; no nos olvidemos del sector agrícola. Que se plante mucho, que haya mucho arroz. Uno de los problemas que hay ahora es cómo aumentaron los fertilizantes. Es un círculo vicioso, y dependemos de muchos valores que se dan a nivel no ya del Uruguay sino global.

Para ustedes los combustibles son un problema serio.

Dependemos, también, del valor del petróleo. Pero por lo menos ahora sabemos. Y se subsidia un sector sacándole al otro, que también tiene problemas. Necesitamos más competitividad, para producir más y que haya más ingresos.

¿Están satisfechos con la política actual de combustibles?

No. Queremos más. Nosotros fuimos por la desmonopolización. Eso no quiere decir que sea la panacea. Nos explicaban que el combustible también aumentó. Yo lo escuché al presidente de Estados Unidos pidiendo que aumente la cantidad de petróleo, y eso contrabalancea. Estamos no sé si en la salida o en el aprender a convivir con el Covid, y eso incide. No me gusta decir que no paramos, pero no pudimos parar, tampoco. Tuvimos la gran ventaja de estar en el medio del campo, al aire libre, sin mucho contacto. Éramos una burbuja, y eso fue fundamental. ¿Pero cómo vamos a parar? Cuando el grano está pronto, se tiene que subir a la cosechadora, y es ahora, no mañana. Llueva o truene. No sé si alguna vez vieron las cosechadoras tapadas levantando la cosecha en el medio del agua. No importan las condiciones climáticas, tenemos que hacerlo.

Es como el tambero, que tiene que ordeñar las vacas pase lo que pase.

Sí, no es como la vez que dijeron: “No la ordeñes”.

¿A ustedes les beneficia en algo la LUC?

Hicimos una consulta. Hay dos artículos que nos importa mucho que no se deroguen. El cambio en la legítima defensa es uno, en el que la LUC incluyó toda la zona de galpones.

¿Era un problema?

¿No te acordás de un robo de una lana en un galpón? Yo a veces estoy sola. Incluye todo. Ese artículo no queremos que se derogue. Y tampoco, y no solamente para el sector nuestro sino para todos los sectores, la inclusión financiera, que nos perjudica.

¿Por qué?

Porque no hay cajeros. Si el peón rural cobra por banco tiene que ir al pueblo, y viajar al pueblo le cuesta un mundo de plata. Pierde. Y de repente llega y el cajero no le da todo el monto. O tiene que manejarse con un POS que le va a dar de a poco. No es viable. Y tampoco estamos de acuerdo con que si quiero vender mi auto tengo que ir al banco, cuando a veces no se tiene banco porque no se puede pagar la cuenta. O si vendo una pequeña casa. Complica. Y hay otra cosa que tiene que ver con el Instituto de Colonización, que es difícil de explicar. Antes de que se iniciara el Instituto era el Banco Hipotecario, y esa gente tenía arreglada la propiedad. Si se deroga eso, vuelve a estar de nuevo insertado en Colonización, y se complica. Esos son los artículos. Nosotros no nos vamos a meter en lo político, somos gremialistas. Pero sí que nos vamos a defender de lo que nos perjudica. El tema acá es que se derogan los ciento treintaicinco artículos o no se derogan. No es que voy a votar para que no se derogue el número dos.

¿Qué aspiraciones tienen como productores rurales?

Producir, que para nosotros es un orgullo, porque además lo disfrutamos. Tener un buen estándar de vida, que nos incluyan en el país, especialmente en referencia al río Negro hacia arriba.

¿Es tan grande esa diferencia geográfica?

Es por poner una línea, que no es exacta, pero es una línea. A veces, creo que no tengo señal hasta que me acuerdo que estoy en Montevideo. Es un tema. Lo entiendo, hay menos población. Pero ahí es justamente donde tiene que estar el Estado. Esa gente que hoy se amontona en los asentamientos vino por no tener señal, por no tener luz. El tema de la luz hoy está bastante bien. Quedan solamente unos pequeños lugares difíciles, que parece que se van a solucionar. Hace años que decimos que se va a cubrir el 100% de la electrificación. Ojalá se haga efectivo. Está el tema de los caminos, de la salud, de los trámites. Hay veces que por los trámites hay que venir a Montevideo.

Dijiste que Dios está en todas partes, pero atiende en Montevideo.

Claro que lo sentimos así.

Bueno, ustedes la sede la tienen en Montevideo.

Increíblemente estamos en Montevideo. ¿Pero cómo hacemos, si no, para hablar con un ministro, con este y con el otro?

¿Cuán importante es la descentralización para los productores rurales?

Implicaría una mejor calidad de vida. Es eso. Nosotros aspiramos a una mejor calidad de vida.

¿Colonización sirve para algo?

Claro que sirve. Hay colonos tremendamente exitosos. Pero a los que les das trescientas hectáreas no pueden ser exitosos. Y además no es que te doy la tierra y arreglate como puedas. Se necesitan otros apoyos. Agua, por ejemplo, o una infraestructura como la gente. Hoy todos queremos tener una casa en condiciones, no vivir en un rancho.

¿Cuáles son sus prioridades como productores?

Queremos que la ciudad nos conozca, que vayan, que se muevan. En Salto decimos que la distancia entre Montevideo y Salto es larguísima, pero entre Salto y Montevideo es corta. Ahora no, por la pandemia, pero si te subís al transporte departamental un viernes ves a los docentes, a los profesionales, que vuelven de las reuniones en Montevideo. Hoy, con el zoom, se ha solucionado mucha cosa, pero necesitamos más asistencia en la salud, en las escuelas. Los niños se levantan a las cinco de la mañana para tomar el ómnibus y, si está lloviendo, no llegan.

¿Por qué no se ha desarrollado más la industria porcina en Uruguay?

Pienso que es un tema de colocación y de que tampoco los uruguayos comemos tanta carne de cerdo. Quizás habría que promocionarla.

Lo tuyo es histórico, es la primera vez que se elige a una mujer.

Es histórico eso y lo es también que un presidente de la República concurra a la mesa de la Federación. El primero que concurrió personalmente.

Siempre reafirmás que entraste por mérito propio. No te gusta nada el tema de la cuota.

No, porque no quiero que me den un cargo por ser mujer. Quiero trabajar en conjunto. Resulta que ahora borramos a los hombres, que dicen que fue lo que ellos hicieron con nosotras. Creo que las mujeres trabajamos y llegamos. Hoy está probado. Al principio creo que me negué en la parte política pero después la acepté, porque en los cargos de dirección eran todos hombres. No era que no querían que entrara porque fuese mujer. Era por poder. Yo fui votada por hombres.

¿Cuál es tu objetivo para tu período como presidenta?

Que se concreten las aspiraciones que tienen mucho tiempo. Poder trabajar, poder lograr algunas mejoras, como que la conectividad sea mejor. Pero no depende solamente de mí. Que el productor sienta que está siendo escuchado y pueda expresar lo que piensa. Para mí eso es importantísimo. Hay alguien que levanta la voz.

 

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Alfredo Garcia Nació en Montevideo el 9 de agosto de 1954. Es Licenciado en Historia por la Universidad de Estocolmo, Suecia; que fue su lugar de residencia entre 1975 y 1983. Hizo un postgrado en Marketing y realizó los cursos del Master de Marketing en la Universidad Católica de Montevideo. Trabajó durante veinte años en la industria farmacéutica en el área privada. Su labor como periodista comenzó en los semanarios Opinar y Opción a principios de los ochenta. Participó en 1984 en el periódico Cinco Días clausurado por la dictadura. Miembro del grupo fundador del diario La Hora, integró luego el staff de los semanarios Las Bases y Mate Amargo. Escribió también en las revistas Mediomundo y Latitud 3035. Es el impulsor y Redactor Responsable del Semanario Voces. Publicó el libro Voces junto con Jorge Lauro en el año 2006 y el libro PEPE Coloquios en el año 2009. En el año 2012 publica con Rodolfo Ungerfeld: Ciencia.uy- Charlas con investigadores. En 2014 publica el libro Charlas con Pedro y en 2019 Once Rounds con Lacalle Pou. Todos editados por Editorial Fin de Siglo.