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¿Nace otra colchita de retazos?

¿Nace otra colchita de retazos?
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La aparición del acuerdo entre el Partido Independiente y el grupo de Fernando Amado, el de Franzini Batlle y la agrupación Navegantes encabezada por Esteban Valenti está moviendo el espectro político uruguayo.  Esta iniciativa que hace años impulsa Pablo Mieres para formar un polo socialdemócrata parece dar frutos. ¿Qué incidencia tendrá en la vida política nacional? ¿Será el partido bisagra entre los bloques del oficialismo y la oposición? ¿Cuántos desencantados pueden ser atraídos por este espacio? ¿Era la única opción que tenía Fernando Amado para mantener su banca? ¿Logrará Valenti mayor peso político como protagonista directo que como analista? ¿Qué apoyo tiene Franzini Batlle? ¿Qué van a hacer en el ballotage?  ¿Serán parte de un futuro gobierno de coalición con el partido que gane las elecciones? ¿Son batllistas, socialdemócratas o qué?

 

Mi respuesta es un NO rotundo por Nicolás Burgueño

Colcha de retazos se denominó a la coalición que en sus filas tiene ideologías muy diferentes, hasta contrarias (“lo político está por encima de lo jurídico” Vs “dentro de la constitución todo, y fuera de la constitución nada” en el Frente Amplio). Pasa en el Partido Nacional que se unen sectores con Ideales Wilsonistas, muy lejos de los Herreristas (pero con poncho y la divisa blanca), en el Partido Colorado se mezclan Batllistas con sectores muy conservadores (pero de sobretodo y divisa roja).

La coalición que se está formando, es exactamente lo contrario a eso. Un espacio en el que  ciudadanos que nos sentimos de izquierda, progresistas, socialdemócratas, republicanos, defensores de los valores de la democracia, centro izquierda, con altos valores morales y éticos, críticos, no obsecuentes; nos juntamos bajo un mismo lema para poder llevar esos valores al parlamento. Mientras los otros sectores que levantan esas mismas banderas, quedan opacados en sus partidos y maniatados por la “disciplina partidaria” o el “mandato”  (o son acusados de traidores y otro montón de adjetivos peores). Así que en esta “otra colchita de retazos” los retazos que la conforman serán más parecidos, Independientes, Seregnistas, Wilsonistas, Batllistas, y cualquier otro “ista” que sea afín a las ideas y programas que se estarán impulsando en conjunto.

Hasta el día de hoy se nos han sumado a esta “quijotada” los grupos de Esteban Valenti (Frente Amplio), de Franzini Batlle y  Fernando Amado (Partido Colorado), y los grupos de Coronel y Antonio Chiesa (Partido Nacional de Melo y Tacuarembó respectivamente). Por más que los comentarios de sus ex compañeros de partido coinciden en que “no llevan a nadie”, “son traidores”, “mejor perderlos que encontrarlos”… es probable que su peso no esté hasta el momento en la cantidad de gente que mueven sino en el ejemplo que están dando y en lo simbólico de esas partidas. Alejarse del rebaño para crear algo nuevo es algo que a lo largo de la historia ha sucedido en algunas oportunidades y que siempre ha empezado por unos pocos valientes que se atreven a dar ese paso, a pesar de ser insultados, agredidos y hasta tratados de traidores.

Nuestro Horizonte es ser una de las 2 opciones en el ballotage, y formar un gobierno plural, un gobierno de coalición con partidos que coincidan principalmente en nuestras ideas de mejorar la educación, la inclusión social, la reforma del estado y la seguridad.

Más allá de “salir” primeros, segundos o terceros en las próximas elecciones, es el comienzo de una nueva era política en el Uruguay, la era de los acuerdos políticos en la que un ideal mayor se impone a las chacritas, una era en la que formaremos entre todos la Unidad en la diversidad. #CambiarSePuede

 

El valor de lo divergente por Sebastián Viera

Decía Churchill: “valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar”.  Hoy todos somos valientes, pero solo a medias.

Es natural que aun en sociedades tan pequeñas como la nuestra, la política sea conflicto. Conflicto que por suerte existe; de otro modo, o todos pensaríamos igual, o nadie podría abrir la boca. Sin embargo, me temo que hoy estamos empezando a entender a este choque de ideas, como un portal al desprecio.

Sentarse y escuchar son actos que hoy nos hacen mucha falta. Los discursos políticos son una lluvia de aguijones cargados de críticas infamantes al rival. Las redes sociales se han convertido ya en el vertedero de la demagogia y el simplismo por antonomasia. La atracción que generan las noticias de política, es mayor cuanto más se arremeta contra alguien. En este escenario, el auténtico valor no está en mejorar nuestros cañones del descargo demagógico, sino en tomarse el tiempo para cargar de sentido al debate público. Este es, qué duda cabe, el valor que le busca agregar a la política uruguaya el acuerdo entre el Partido Independiente, Batllistas Orejanos, Avanza País y Navegantes.

La creación de este polo socialdemócrata es, antes que nada, una opción que llega para ensanchar los horizontes de nuestra vida política. Mientras se siga pensando a la realidad en términos binarios,flaco favor le estaremos haciendo al ejercicio de reflexión profunda que merece Uruguay. Con este espíritu, la razón indica que quienes piensen parecido y hagan política lejos de aquellos términos dualistas, voten juntos.

¿Pero qué somos? Somos portadores de una izquierda que no se templa ante los atropellos políticos que tanto escepticismo han generado en la ciudadanía. Una izquierda que quiere explorar nuevos caminos hacia la redistribución de la riqueza, la protección social y la educación gratuita verdaderamente de calidad.Una izquierda que no se manifieste como la voz suprema de la razón infalible, sino por el contrario, como una usina depuradora de nuestras prácticas políticas, que estimule el diálogo y el intercambio en pos de un proyecto nacional.

El desafío más lindo que tenemos por delante quienes cimentamos este proyecto, es transmitir a los desencantados que acá hay una opción auténtica por la cual vale la pena luchar. Creo que nuestros resultados dependerán de la tónica que asuman nuestros discursos. Si el foco será puesto en todo lo que ha hecho mal el partido de gobierno, bien podemos darnos por derrotados. Por el contrario, si el objetivo es mejorar la salud de nuestra política y traer nuevas soluciones a viejos problemas,  ya con esto habremos triunfado.

 

La necesidad de un nuevo camino por Gonzalo Pérez del Castillo

 

Colchita de retazos es el nombre que se da en Uruguay a los Partidos “Catch all” capaces de abarcar un amplio espectro de ideologías políticas. Los tres partidos mayoritarios en el Uruguay sin duda lo son.  El espacio socialdemócrata (que no llevará ese nombre) en proceso de gestación pretende todo  lo contrario: que un grupo de uruguayos que comparten  ideología y valores tenga la posibilidad de votar juntos con un mínimo de garantías que, en caso de ganar, tales convicciones serán respetadas. Parecería sencillo, pero no lo ha sido.                                                                   ¿Cuáles son esas convicciones, y principios políticos, que identifican a este nuevo movimiento? la democracia y la libertad, como valores superiores e irrenunciables; la ética y la honestidad, como principios elementales de quien asume responsabilidades públicas; la solidaridad y la sensibilidad social, para orientar las políticas públicas del gobierno; el trabajo, el estudio y el esfuerzo como base cultural para todo progreso individual y colectivo; la prosperidad en base a un mercado de bienes y servicios que sea viable y un Estado que cumpla la función de garante de la equidad; el combate a todas las circunstancias que generan, consienten y refuerzan la delincuencia; una revolución en la forma de encarar la educación y fomentar el conocimiento.                                          Si Ud., estimado lector,  ya reaccionó con un: ¿Quién puede no estar de acuerdo? Le pido que  lea de vuelta. ¿Puede admirar a los Castro o a Maduro quien considera la libertad un bien irrenunciable? ¿Puede llamarse responsable quien engendró el histórico y persistente despilfarro del dinero público en el Uruguay? ¿Es solidaridad social desconocer la pobreza o intentar  abatirla  repartiendo dinero y generando dependencias y malos hábitos (y muchos votos)? ¿Se ha respetado el esfuerzo en este país o se ha deleznado el “cartoncito”? ¿Son viables las empresas “100% en blanco” en el Uruguay? ¿Es explicable el aumento del crimen  sin complicidad,  en algún eslabón de la cadena, con las fuerzas de la ley y el orden? ¿Cuánto ha importado, de veras,  fomentar el conocimiento desde la infancia hasta la investigación científica especializada? No es tan simple ¿verdad? Y si seguimos votando mascarones de proa detrás de los cuales se esconden las fuerzas ocultas que manejan al país, por izquierda y por derecha, no cambiará nada. Necesitamos un gobierno que tenga convicción en estos principios, que tenga el coraje de sus ideas y que cuente con un equipo de colaboradores y legisladores que estén dispuestos a comprarse el pleito. ¿Cuántos votos tienen Valenti, Amado o Franzini Batlle? No importa.  Son líderes de opinión y tienen claro lo que es necesario ¿Cuántos desencantados pueden ser atraídos por este espacio? Solo los que se atrevan a desafiar las circunstancias y, como ellos tres, entiendan la necesidad de un nuevo camino.

 

Saldos y retazos por David Rabinovich

Las socialdemocracias se caracterizaron, sobre todo en Europa, por sus políticas redistributivas. Por eso cuando se anuncia que la preocupación central en materia de economía es la competitividad, no hablamos de repartir precisamente. La naturaleza de la competencia es generar monopolios. Las empresas más competitivas no son las más eficientes sino las más rentables. Ganancias se obtienen –por ejemplo- pagando pocos impuestos y bajos salarios. La rentabilidad social de una organización queda fuera de la foto.

En el panorama político uruguayo un partido con un par de senadores y algunos diputados puede ser determinante para la aprobación o el rechazo de las iniciativas llevadas al parlamento. Cuando los gobiernos no tienen mayorías propias, o son muy ajustadas, la tentación de alcanzar protagonismos personales, más allá de los respaldos reales que otorgó el soberano, es fuerte. Puede llegar a ser un objetivo político, legítimo claro. Estas coyunturas son propicias para proyectos individuales. Pensar en un polo ‘socialdemócrata’ actuando en la realidad del 2020 me resulta complicado. Un grupo pequeño de operadores políticos, inteligentes, preparados y convencidos de que están llamados a jugar un papel importante, no me parece extraño.

La historia reciente muestra que quienes se van del Frente Amplio ‘desencantados’ y pasan de inmediato a militar en filas ‘opositoras’ suelen ser personas que se sienten excluidos de los círculos de decisión cuando creen tener condiciones y méritos relevantes. Hay quienes consideraron que merecían un carguito que no les dieron. Otros/as nunca fueron de izquierda, sólo se confundieron.

Puede ser oportuno, entonces, repasar las teorías de Alfred Adler que se apartó del psicoanálisis freudiano (con énfasis en el instinto sexual) y creó una nueva teoría. Adler sostiene que el motor de la conducta es el instinto de poder. Si en realidad nos mueve ‘el afán de poderío’ sería bueno que lo tuviéramos en cuenta a la hora de revisar nuestras veleidades socialistas.

Creo que los integrantes de esta nueva propuesta electoral pueden llegar a tener un papel relevante, pero será en desmedro de la mejor política. Cada vez más y para más protagonistas ‘de primera línea’ los intereses populares son una disculpa. O un mero slogan.

Hay personas que cambian sus enfoques políticos, sus lealtades y hasta algunas de sus convicciones. Si se hace con desprendimiento y sacrificio personal, eso tiene mucho valor. Muy diferente es el tránsito de un militante más o menos destacado de una causa, a otro rol, en otra organización, que conlleva reconocimientos y recompensas.

Un poco de autoestima no me parece mal. Es necesaria. Además, en la sociedad competitiva e insolidaria que nos tocó, no deberían extrañarnos estas derivas políticas. Porque, en última instancia, también son legítimos los proyectos personales. Aunque algunos no me gusten.

 

Otra colcha de retazos… por Daniel Strozzi

¿Otra colcha de retazos o un espacio politico con mayor solidez ideológica?

Hace mucho tiempo el senador Pablo Mieres vislumbró la necesidad de impulsar la creación de un espacio socialdemócrata. Un espacio donde confluyan los que creen que las soluciones a los problemas de la sociedad se resuelven de forma colectiva, apoyando y generando intervenciones económicas y sociales que promuevan la justicia social, en el marco de una economía capitalista y dentro de una democracia representativa. Esto es lo que nos define.

Otras opciones partidarias son bien diferentes, en la que la analogía de “colcha de retazos” podría hacerse pensando en retazos de diferentes telas, juntando lana, lino, algodón, arpillera. Hay un solo partido con estas características de colcha de retazos y no es justamente el espacio socialdemócrata que se está formando.

Tampoco nos reúne la idea de derrocar a un rival, uniendo fuerzas con otras corrientes que no tienen nuestra visión política, eso lo tenemos muy claro también.

En definitiva, el surgimiento de este espacio socialdemócrata surge dando una solidez inusitada a una fuerza política, dada por la unidad ideológica y no por la unidad forzada para mantener u obtener el poder.

El espacio creado es una opción de gobierno, a eso apuntamos, con un equipo que genera propuestas de forma permanente, que sigue creciendo y ganando experiencia, que sumará desde el lugar que nos toque estar en el próximo gobierno, sea el ejecutivo y/o el parlamento.

Es un espacio que va a captar a muchos votantes que se identifican con la socialdemocracia, muchos batllistas desencantados del partido colorado, muchos frenteamplistas que rechazan la falta de transparencia del gobierno, la falta de tratamiento de los casos de corrupción dentro de la fuerza política. Pero no solo es un tema de corrupción, también se desencantan por la falta de propuestas de profundización cambios y transformaciones reales de un estado altamente ineficiente, sumado a políticas sociales que no logran su objetivo de desarrollo social, haciendo que los uruguayos busquen una opción como la que se generó a instancias del Partido Independiente. También el espacio puede seducir a votantes del partido nacional que no vean con buenos ojos la lucha por el poder, por momentos fratricida de los líderes actuales, sumado a un perfil de alguno de ellos que deja toda un ala de votantes que pueden no sentirse representados por sus ideas.

Todo esto nos da la esperanza de una votación sorprendente que establezca este espacio socialdemócrata en el espectro político nacional. Abarcando fuerzas que tienen una misma base ideológica y propuestas generadas a partir de esa base ideológica.

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