Home Política Nuestro destino por Luis Nieto
0

Nuestro destino por Luis Nieto

Nuestro destino por Luis Nieto
0

Desde los primeros años de búsqueda de una identidad, los habitantes de la Banda Oriental, en este territorio de “suaves colinas onduladas”, constituyeron una comunidad muy peculiar. Su peripecia pudo acabar como acabó la mitad de su territorio, en manos de uno de los dos poderosos vecinos, pero se las ingenió para pelear con coraje, y manejar, al mismo tiempo, intrigas y alianzas que les permitió sobrevivir como un pequeño estado independiente. Tal vez pudo haber retenido para la Banda Oriental, una parte de las Misiones Orientales, pero Rivera eligió maniobrar hasta asegurarse que la naciente república tuviera límites estables en el río Cuareim. Siempre negoció y, al mismo tiempo, enfrentó a caudillos y gobiernos argentinos y brasileros.

Algo intangible del general Artigas había quedado en la Banda Oriental, que la volvíó respetada, a pesar de que él hubiese tomado la decisión de no volver a su tierra, y sus oficiales hubieran elegido caminos diferentes. La Banda Oriental no tuvo paz hasta principios del siglo XX, pero pasaron cosas. Han, hemos convivido, casi como el resto de América Latina, con vecinos devenidos en Estados, desde un tronco común, que en otras partes del mundo ha sido motivo de guerras y cambios de fronteras, hasta el día de hoy. Desde la usurpación del territorio mexicano, no ha habido casi cambios en las fronteras de América.

¿Y por qué, entonces, este continente parece condenado a no entenderse? La respuesta más fácil es atribuirlo a la injerencia del imperialismo de Estados Unidos. Es un argumento que tiene buena parte de razón. Fue muy evidente mientras duró la Guerra Fría, pero hoy, ¿alguien puede sostener que el Mercosur no funciona por las intrigas y las intervenciones yanquis?

Cuando los miembros del Mercosur, salvo Paraguay, le abrieron las puertas a Venezuela ¿el Mercosur no funcionó porque Estados Unidos le dio un ultimátum a la Argentina de los Kirschner, al Uruguay del Frente Amplio y al Brasil de Lula? ¿Acaso al comienzo de la Unión Europea no había fuerzas centrífugas que hacían muy difícil trazar una estrategia en común? Países imperiales como Gran Bretaña, Alemania, Portugal o Francia, ¿no tenían motivos para rechazar un plan que implicaba concesiones con las que no estaban acostumbradas a lidiar?

La ingeniería comunitaria, una vez terminada la última guerra mundial, era infinitamente más compleja que la americana, que salvo los territorios que Estados Unidos le quitó a México, y algunas escaramuzas latinas, nada más había pasado. Si la pregunta del porqué de los fracasos americanos se la hubiéramos hecho a Vivian Trías, podemos adivinar sus argumentos, que no diferirían mucho de su teoría acerca de las oligarquías criollas, aliadas del imperialismo norteamericanos, y sólo nos hubiese quedado la estrategia de cavar hondas trincheras para luchar contra un enemigo eterno, por la simple razón de que ese enemigo que Trías visualizaba habitaba las mismas ciudades, pueblos y campos donde vivimos todos. Esto ya está siendo una barrera que las sucesivas generaciones de americanos nos veremos impedidos de superar. El Partido Socialista que Trías contribuyó, con su destacado protagonismo a reconstruir fue negando a Frugoni, y atándose con nudos ciegos a la estrategia soviética. Hoy la Unión Soviética no existe, pero los nudos permanecen inmovilizando a América con la concepción de un socialismo imperial.

De tanto en tanto aparece alguna esperanza. El discurso de Petro por ejemplo. Por primera vez se escuchó a un presidente de izquierda contradecir, aparentemente, a quienes han interpretado a Marx, cuando reafirma que Colombia necesita más capitalismo, porque es la fuerza que va a desatar la actividad industrial y económica, condición sine qua non de acceso al socialismo. No estaba leyendo, se pareció a una lección bien estudiada. ¿Que la democracia latinoamericana debe pensar en los sectores más vulnerables? Por supuesto. Bravo por recordárselo a quienes se han beneficiado de las ventajas de la democracia, y a quienes la han utilizado en provecho propio. Esto también se aplica a nosotros, los uruguayos, que tenemos un profundo arraiga a las prácticas democráticas.

Petro habló de un gobierno de diálogo, y cuando eso debió verse con los ojos, Petro y Uribe se reunieron para hablar con respeto y por el futuro de Colombia. La política es eso, acordar con quienes piensan igual puede parecer más fácil, acordar con quienes tienen una distancia como la que existe entre Uribe y Petro es más difícil, pero es lo que buscó Santos, el que abrió esta puerta. ¿Debe Colombia apostar por marcarle la cancha a Petro y evitar que su manifiesta apuesta de izquierda contamine a la Colombia que debió soportar decenas de años de secuestros, asesinatos, desestabilización permanente, o por una Colombia de paz, democrática, aun corriendo el riesgo que el futuro presidente no esté diciendo lo que, realmente, tiene en la mente?

Los países, los pueblos de América no se merecen negarle a sus naturales lo que fue para los millones de desesperados que llegaron a estas tierras, nuestros abuelos, en busca de trabajo y prosperidad. Y menos que nadie a los más humildes, que no sólo sufren los bandazos de las economías inestables sino porque son los que menos posibilidades tienen de emigrar de forma ordenada, hacia algún lugar en el mundo que les ofrezca lo que nuestros países tuvieron, en algún momento, para ofrecer a quienes debían salir de sus países con una mano atrás y otra adelante.

Uruguay tiene que poner la casa en orden, lograr un pacto democrático que se parezca al Acto del Obelisco, en el que Víctor Semproni y Ulyses Pereira Reverbel, integrante del MLN uno, dos veces secuestrado por la organización de Semproni, el otro. El gobierno debe gobernar, eso está claro, debe quedar claro, pero la sociedad uruguaya debe ser más productiva en bajar las expectativas electoralistas del sistema político. Hace falta coraje para tomar iniciativas que consigan algo así, y trabajar por un gran pacto nacional que asegure tanto la gobernabilidad, como la verdad de las cifras que se manejan, y proponer proyectos concretos en lugar de hablar tanto de quién consiguió mejores resultados, si un partido u otro, cuando le tocó gobernar.

Hablemos juntos del futuro, es más sano para la salud cívica de los uruguayos.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js