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¿Quiénes escribirán las reglas del juego en los próximos años? (I) por Luis Pereyra

¿Quiénes escribirán las reglas del juego en los próximos años? (I)   por Luis Pereyra
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Estados Unidos sanciona a China, impone aranceles, obstaculiza el desarrollo de las redes 5G de Huawei y promueve el desacople de las economías. Europa acompaña, a veces a regañadientes y en particular Alemania y Francia a veces se rebelan. Las decisiones –o la falta de ellas- de los gobernantes europeos y estadounidenses han conducido al mundo a situaciones ridículas que –a la corta o a la larga- solo contribuyen al afianzamiento chino. En este caso analizamos dos errores estratégicos para occidente: la inserción de las empresas chinas en la economía europea y, en otro trabajo, la dependencia de las “tierras raras” chinas.

 LAS GOTAS Y EL CHARCO

Empresas chinas en la economía europea

La Unión Europea es el mayor socio comercial de China —por delante de Estados Unidos—, mientras que China es el segundo mayor socio comercial de la Unión Europea. Comprender su interrelación implica interpretar las diferentes lógicas de cada interlocutor y en particular tener presente que no existen normas universales –el pensamiento único que se nos quiere inculcar- respecto al funcionamiento de la economía.

Las agencias internacionales de prensa normalmente nos muestran gotas de información pero pocas veces muestran el goteo permanente que ya llama la atención y menos aún el charco que se forma.

Las compras chinas de empresas de alta tecnología en Alemania –particularmente pequeñas y medianas- pasaron de 1.000 millones en 2015 a 11.500 millones en 2016. En 2017 China compró otras 57 empresas alemanas. Grandes conglomerados chinos han comprado en Alemania empresas muy especializadas y con alto nivel tecnológico e inserción internacional: la empresa de lámparas OSRAM; Weichai Power de Kion Group, dedicada a la ingeniería hidráulica; ThyssenKrupp acordó venderles su unidad Tailored Blanks, especializada en la fabricación de partes de vehículos con láminas de acero y tecnología de punta. A lo largo y a lo ancho de Europa se sucedieron las compras de acciones –total o parcial- de empresas de los más diversos rubros: NIDERA (alimentos) y LUMILED (electrónica) de Holanda; Talismen SINOPEC Energy, del Reino Unido; una empresa china es dueña del 10% de las acciones de la empresa operadora del aeropuerto de Heathrow, el más importante del Reino Unido;

SYNGENTA empresa suiza especializada en agroquímicos y biotecnología[i]; ADAMA Ltd., séptima compañía mundial en el sector agroquímico; el 100% de las acciones de PIRELLI…

Empresas automovilísticas destacadas también cuentan con inversores chinos como accionistas: Geely, dueña de la sueca Volvo y de la inglesa London Taxi Company, adquirió un 9,7% de acciones en Mercedes Benz. El Grupo francés PSA comercializa las marcas Peugeot, Citroën, DS, Opel y Vauxhall: los dos principales accionistas de la compañía son el Banco Público de Inversiones francés y la compañía china Dongfeng Motor.

En materia de infraestructuras, se destacan:

  • La gestión del puerto griego de El Pireo, eslabón estratégico en el Mediterráneo en el marco de la Ruta de la Seda.
  • En el puerto alemán de Duisburg se construyó la terminal de contenedores más grande del interior de Europa; uno de sus propietarios es la empresa china de navegación COSCO SHIPPING LOGISTICS.
  • Una empresa china participa en la joint venture chino-británica que desarrollará el City Airport de Manchester, en Reino Unido
  • Poseen terminales en los puertos de Barcelona, Valencia y Bilbao
  • Están avanzadas las negociaciones para que los puertos de Venecia y Trieste se integren a la Ruta de la Seda. Ya está operativa una línea férrea que une el puerto de Venecia con Duisburg en Alemania, terminal europea de la Ruta de la Seda por vía férrea.

Una compra poco conocida: en 2011 la empresa china Lenovo compró la División de computadoras personales de IBM.

La compra de la empresa de robótica Kuka en 2016[ii] fue uno de los disparadores de la atención gubernamental alemana acerca del carácter de las ventas que se estaban realizando. La empresa, una de las cinco más importantes a nivel mundial, se especializa en el diseño y fabricación de robots dedicados a la automatización industrial, particularmente en el sector automovilístico. Kuka, además es propietaria de Swisslog, empresa proveedora de soluciones de automatización para el sector hospitalario y logístico. La empresa china Midea -la mayor fabricante de electrodomésticos de su país- ahora es propietaria de casi el 95% de las acciones de Kuka.

No son gotas al azar. Es un chorro que se filtra en los principales intersticios de la industria europea.

Desde hace pocos años Bruselas, Berlín y París comenzaron a mostrar su preocupación ante el ingreso de silenciosas inversiones chinas que podrían poner en peligro el control de sectores estratégicos y la pérdida de soberanía tecnológica. Los pocos casos en que se impidieron ventas a empresas chinas fue en base a estudios caso a caso sin estrategia global. En marzo de 2019 la Unión Europea aprobó un mecanismo de control de las inversiones extranjeras. Este instrumento permitirá a la Comisión Europea -su brazo ejecutivo- alertar cuando una inversión amenace la seguridad o el orden público poniendo particular énfasis en la protección de infraestructuras críticas (energía, transporte, comunicaciones) y en la protección de tecnologías estratégicas como las relacionadas con la robótica o la inteligencia artificial. Asimismo, por primera vez la Comisión Europea califica a China como «rival sistémico» y «competidor estratégico».

Un país grande debe tener el control de sus propias redes de infraestructura y logística. Las empresas chinas –privadas y estatales- aplicaron muy bien este principio en un proceso que comenzó aproximadamente en 2008. Asimismo, para avanzar tecnológicamente tomaron como punto de partida el know how ya probado, nacional e internacionalmente. Y no es casual que la mayoría de las inversiones chinas, tanto estatales como privadas, se concentren en las economías europeas más desarrolladas como Reino Unido, Francia y Alemania.

EL CAMINO CHINO Y LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA

Durante las décadas de los 70 y 80 Japón y Corea del Sur atravesaron una etapa de absorción de tecnologías de EEUU y Europa y de imitación de productos. Pasaron por etapas de adquisición de licencias y de asistencia técnica, y luego de un proceso de aprendizaje, asimilación y creación de bases propias arribaron a la situación actual de innovación y desarrollo con aportes al desarrollo científico-tecnológico mundial.

Por diferencias ideológicas China careció de las oportunidades que tuvieron Japón y Corea del Sur. Finalizada la Segunda Guerra Mundial y ya en el marco de la Guerra Fría, el objetivo de Estados Unidos y sus aliados en esa región del mundo fue impedir el desarrollo de China comunista y forjar aliados capaces de liderar la región. A la fuerte presencia de bases militares –que perduran al día de hoy- y la presencia amenazante de la VI Flota de Estados Unidos, se unió la política de transferencia de tecnología –particularmente de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido- y un fuerte apoyo económico y comercial que fueron bases principales para el desarrollo tecnológico e industrial de esos países.[iii]

La República Popular China fue consciente de la importancia estratégica del desarrollo científico tecnológico. Por un breve período tuvo el apoyo de la Unión Soviética, pero la misma se cortó por diferencias ideológicas. Deng Xiaoping fue el primer líder chino en visitar Estados Unidos poco después de que los dos países establecieron relaciones diplomáticas en enero de 1979. Durante esa visita enfatizó en la necesidad de su país de conseguir tecnología para el desarrollo de su programa de las cuatro modernizaciones[iv]. A partir de 1980 China permitió la realización de joint ventures entre empresas extranjeras y chinas con una condición: la parte china debía tener acceso a la tecnología de la parte extranjera. Ante la magnitud del nuevo mercado que se abría, las empresas extranjeras no dudaron y aceptaron la condición. Hicieron millones de dólares. Pasados los años y ante la creciente independencia tecnológica china, la acusan de robo de tecnología y de no respetar la propiedad intelectual.

Ante los hechos consumados de inserción china en el corazón de la economía europea, los documentos de la UE parecen propios de un epitafio más que un mensaje de futuro. El 12 de marzo de 2019, en un Comunicado de Prensa manifestaba: “…la Comisión Europea y la Alta Representante quieren iniciar un debate para afinar el enfoque de Europa, haciéndolo más realista y multifacético. China es al mismo tiempo, y en diferentes ámbitos políticos, un socio de cooperación con el que la UE comparte objetivos muy similares, un socio negociador con el que la UE necesita encontrar un equilibrio de intereses, un competidor económico que persigue el liderazgo tecnológico y un rival sistémico que promueve modelos alternativos de gobernanza.”[v]

Comentando estos hechos, Josep Borrell (entonces Ministro de Relaciones Exteriores de España y actualmente Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores) escribía: “…El Consejo Europeo no se ocupaba de la relación estratégica entre la Unión Europea (UE) y China desde 1989, después de Tiananmén… mientras China aumentaba su influencia internacional, primero en Asia y el Pacífico, después en África, en América Latina e, incluso, en el tejido económico y empresarial europeo, la crisis del día oficiaba de árbol que nos impedía ver el bosque… es sorprendente que se haya tardado tanto.[vi]

 China avanza y logra sus objetivos: fuertemente integrada en la economía mundial, se expande en los principales mercados integrando know-how extranjero a un desarrollo científico técnico endógeno de primer nivel. No solo tiene dinero; lo tiene al servicio de una estrategia –sobre la que en estas líneas no hago juicio de valor- que privilegia lo “Creado en China” por sobre su pasado “Hecho en China” de productos occidentales.

Primacía de la planificación centralizada, sistema financiero en función del desarrollo y fuerte rol del Estado versus mercado, son conceptos durante mucho tiempo antagónicos, que volvieron al debate con motivo de la presente pandemia. «Las empresas alemanas compiten cada vez más con sistemas económicos basados en la intervención del estado y el proteccionismo», decía el ministro de finanzas alemán Altmaier, «es un combate injusto que cada vez más nuestras empresas están perdiendo». En asuntos estratégicos, la primacía del Estado es imprescindible para llevar a cabo los objetivos generales del conjunto de la sociedad. La solución inversa, aplicada por las economías europeas, conduce al fraccionamiento de las resoluciones y a la delegación de las decisiones últimas en manos de las empresas, siempre atentas a los reclamos de sus accionistas.

Una atención particular merece el caso de las “tierras raras”, imprescindibles para la enorme mayoría de los dispositivos en uso en el siglo XXI. Volveremos sobre estos temas vinculados a problemas en última instancia ideológicos y de lucha por el poder.

[i] Con una inversión de 43.000 millones de dólares ha sido la mayor adquisición de una compañía extranjera por parte de una empresa china hasta el momento

[ii] Una inversión de 4.500 millones de euros

[iii] Algo similar al Plan Marshall

[iv] La necesidad de fortalecer la agricultura, la industria, la defensa nacional y la ciencia y tecnología –las cuatro modernizaciones- fueron objetivos formulados y destacados desde 1963. Su implementación fue llevada a cabo a partir de 1978 bajo la dirección de Deng Xiaoping.

[v] https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/IP_19_1605

[vi] https://www.lavanguardia.com/internacional/20190325/461208061029/europa-china-eeuu.html

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