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Rafa Russo: “Los españoles podríamos aprender unas cuantas cosas de los uruguayos.” por Martín Imer

Rafa Russo: “Los españoles podríamos aprender unas cuantas cosas de los uruguayos.”  por Martín Imer
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El pasado jueves se estrenó El año de la furia, debut en el largometraje del director Rafa Russo, que trata un tema que a todos los uruguayos nos interesa: la dictadura cívico-militar que se sufrió en nuestro país desde 1973 hasta 1985. La historia se sitúa un poco antes del estallido de la dictadura, en 1972, y se centra en dos guionistas de un programa humorístico de televisión, exitosos, que son testigos de cómo la situación social va empeorando, encontrándose en la posición única de poder hacer una protesta importante desde el espacio televisivo que escriben. Con todo para perder, los hombres tratan de salir adelante mientras su entorno se vuelve cada vez más comprometido por la violencia de los militares de la época. En esta entrevista, el realizador nos cuenta un poco sobre su vínculo con la historia que cuenta, la investigación realizada para poder llevar a la pantalla una imagen digna del Uruguay de la época y su visión del mundo de hoy.

¿Cómo surge su interés personal con un tema que, a primera vista, le puede resultar tan ajeno como la dictadura uruguaya?

El tema no me era tan ajeno, porque yo soy hijo de padres argentinos y he estado siempre muy interesado en la realidad política, social y cultural de Latinoamérica. Pero más concretamente la película empezó a surgir en mi cabeza a raíz de unas conversaciones con un amigo uruguayo, escritor, que me habló mucho del tema. Por otro lado, desde el punto de vista personal, como creador que soy, siempre he pensado qué haría yo en una situación parecida a la de mis protagonistas, por lo que contar la historia -ya tantas veces contada- de cómo un país cae por el precipicio del totalitarismo desde el punto de vista de unos guionistas me pareció que era un ángulo diferente y que me a mí personalmente me interpelaba.

La película tiene como eje el mostrar las formas en las que los medios pueden influir en los ciudadanos. ¿Cómo ve a los medios en la actualidad, en donde notamos bastantes señales de nuevos totalitarismos?

Tanto los medios como la gente de la cultura y el arte tienen un arma que no tiene la gente corriente a la hora de la luchar contra el autoritarismo: su palabra, su expresión artística. Pero es un arma de doble filo, porque, al margen de que te expone más y te juegas la vida, sientes que tienes una responsabilidad mayor, que no puedes no usarla y mirar a otro lado. No te puedes escapar en la ficción o en el entretenimiento, porque cualquier cosa que no sea retratar la realidad que te rodea en ese contexto tan opresivo palidecería ante esa realidad y no podrías sentirte bien en tu piel. Esa responsabilidad pesa sobre mis personajes protagonistas. “Estamos malditos”, como dice uno de ellos.

En cualquier caso, me interesaba mostrar cómo hay algo indómito en el espíritu humano que le lleva a buscar una vía de escape, una rendija para la libertad, a pesar de que no parezca que haya ninguna. El humorista utiliza su ingenio, el artista o creador busca manifestaciones metafóricas para burlar la censura. Lo hemos vivido también en España durante la dictadura. La gente encuentra la manera de mostrar su rebeldía.  El control de los medios es un paso fundamental en la represión de la libertad por parte de los totalitarismos, porque una vez que cae la libertad de expresión caen las demás en efecto dominó. Por eso tenemos que estar siempre muy alertas y preservar la independencia y libertad de los medios.  Hoy en día, el escenario ha cambiado mucho con la irrupción de las redes sociales, trayendo nuevas formas de control de la opinión pública y nuevos enemigos a la libertad de pensamiento. El virus del fascismo ha mutado, pero no ha desaparecido, desafortunadamente. Hay síntomas inquietantes.

Un mensaje fuerte en la película es la necesidad de denunciar esos totalitarismos, sobre todo ante un entorno pasivo. ¿Siente que, a pesar de las redes sociales, la sociedad puede presentar la misma pasividad en la actualidad? 

La existencia de las redes sociales no está siendo un cortafuegos contra el totalitarismo. El auge de los populismos, nacionalismos extremos y partidos de extrema derecha en todo el mundo es una realidad y una prueba de que no hemos aprendido de ciertas lecciones.  Y las redes sociales, al margen de ser el hábitat ideal para las fake news, tienen algo muy falso: parece que estamos más unidos que nunca, pero, al contrario, cada vez somos más perezosos e individualistas y nos preocupamos menos por el vecino. Parece que estamos más cerca, pero, no, cada vez estamos más lejos los unos de los otros.  Desde la aparente seguridad de nuestros hogares, nos sentimos inmunes en la virulencia verbal. Y el debate se deteriora al acentuarse y agriarse las diferencias. Todo esto nos sume en una mayor pasividad.

¿Ve similitudes entre las formas políticas uruguayas y españolas en las épocas militares?

Similitudes hay muchas entre todas las dictaduras militares.  La diferencia más grande es que en España la dictadura vino tras una cruenta guerra civil y que en el Uruguay la dictadura fue cívico-militar, y la mano negra de la dictadura se puso el guante civil para ir recortando libertades subrepticiamente.  Lo crucial ahora es la lectura histórica que se ha hecho en ambos países de esas épocas funestas respectivas, y en ese ejercicio de autoexamen, los españoles podríamos aprender unas cuantas cosas de los uruguayos.

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