Home Política Raúl Sendic, héroe del pueblo. por Julio A. Louis
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Raúl Sendic, héroe del pueblo. por Julio A. Louis

Raúl Sendic, héroe del pueblo. por Julio A. Louis
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A los grandes seres humanos a veces se les ignora, o, aún peor, se les denigra. Desaparecidos, se descubren sus valores, se les exalta o se les desvirtúa. Raúl Sendic (el”Trotsko”, el “Bebe”, el Rufo”) es uno de esos casos,  entre desconocido, lisonjeado y tergiversado.

Quienes lo conocimos en la Juventud Socialista, al cabo de años de praxis compartida, fuimos impactados por su ejemplar valor físico e intelectual, sencillez, modestia, abnegación, fraternidad. Aún en la áspera confrontación de ideas era imposible desconocer su lealtad y rectitud. Trataré de ser fiel a esa conducta, que nos permitió a sabiendas de diferencias, romper la fila de los reclusos en el Penal y estrecharnos en un abrazo a fines de l984, veinte años después del anterior encuentro.

En su trayectoria se destacan cuatro períodos.

  1. A) Sus comienzos y formación en el movimiento estudiantil, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) y el Partido Socialista hasta mediados de los años 60. De entonces, reproducimos su pensamiento en la publicación “¡Tierra ahora! La rebelión de los peludos” que redactamos con José E. Díaz (disponible en la Biblioteca Nacional).
  2. B) Su rol teórico y práctico en la formación y desarrollo del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN Tupamaros) hasta su último encarcelamiento de 1972.
  3. C) La larga reclusión (1972-1985).
  4. D) Desde la liberación a su muerte (28 de abril de 1989), lapso en el que retomamos la relación. No corresponde que me refiera a los años de cárcel puesto que estuvimos separados, salvo el fugaz encuentro relatado. No compartimos la experiencia del MLN T, a mi juicio, su gran error teórico y político. Ella es matriz de desviaciones militaristas y confusamente nacionalistas, pregoneras de la “unidad nacional”, en contra de su concepción socialista.

Raúl es internacionalista, marxista, luxemburguista, crítico de la experiencia stalinista, aunque entonces, los jóvenes socialistas desconocen a Lenin, al que se le ubica como mero iniciador de la posterior práctica de Stalin. Apasionado por los movimientos nacionalistas revolucionarios del Tercer Mundo, comparte el pensamiento guía de Vivian Trías. Estudia la Revolución Argelina y recomienda leer “Argelia, año 8” del socialista ecuatoriano Aguirre. Medita sobre la Revolución Cubana, que la izquierda diferenciada del P. Comunista, valora como modelo alternativo de construcción socialista. A propósito de Cuba, el apoyo u oposición al paredón de fusilamiento para contrarrevolucionarios, genera una partición de aguas entre los que admiten o rechazan la dictadura revolucionaria. Y por primera vez la lucha armada se juzga imprescindible para la conquista del poder, superando la lucha legal y reformista de la izquierda latinoamericana, mero engranaje del régimen.  Con socialistas y compañeros de otros orígenes, Sendic teoriza y organiza el MLN T.

Anteriormente, durante los años 50 y primeros de los 60, los principales esfuerzos militantes de las corrientes de izquierda se centran en la clase obrera (urbana y rural), cooperando al desarrollo de su conciencia y organización. Los obreros rurales son los más relegados por la falta de concentración de los establecimientos, las distancias, la represión, la menor experiencia. Se precisa ir hacia ellos, aportarles las experiencias de los obreros urbanos, adaptarlas a su realidad. Desde la Comisión Gremial del P. Socialista o desde el litoral norte con base en Paysandú, Raúl organiza o coopera en la formación de sindicatos (el SUDA de los arroceros, el SUDOR de los remolacheros, la UTAA de los azucareros). En ese proceso estos obreros comprenden que “separado, serás una gota de agua, unido, serás catarata” al decir del líder nordestino brasileño, Francisco Juliâo. Pero Raúl es más que un organizador. Sostiene que, en el país dominado por el latifundio, no debe separarse la lucha salarial o por las condiciones de trabajo, de la de fondo por la propiedad de la tierra. Desde entonces, la lucha por la tierra es el objetivo principal, en particular proponiendo la expropiación de los campos de Silva y Rosas en Artigas. Y ese planteo radical (en tanto va a las raíces) divide a la izquierda revolucionaria de la reformista.

Raúl palpa la ferocidad de la represión contra los obreros rurales, pero que se expande y cobra otras vidas inocentes: por ejemplo, la de la Sra. López de Orrecchio que mira una vidriera y recibe una bala disparada contra los cañeros de UTAA o la del Prof.  Arbelio Ramírez que recibe otra bala de los fascistas el día que el Paraninfo de la Universidad recibe al Che Guevara.  De allí que, detenido sin justificación durante una huelga en la UTE, escribe en “El Sol”: “Hoy día nos podría dar más garantías individuales un revólver bien cargado que toda la constitución de la República y las leyes que consagran derechos, juntos. Esto debemos entenderlo todos, antes que sea tarde. Que nadie se crea que, porque no lo tocaron esta vez, siempre lo van a respetar. Ahora bien, ¿hasta cuándo soportaremos? ¿No habrá llegado la hora de devolver los golpes, de escarmentar a los aprendices de fascistas antes de que se reciban de fascistas? ¿No tendremos que reprocharnos más tarde haber fomentado la violencia con nuestra tolerancia infinita?” (1963)

Esa reflexión se generaliza en el Partido Socialista y en grupos políticos menores. “La guerra de guerrillas” del Che, origen de la teoría del foco armado que generaría las condiciones para el triunfo de la revolución, impacta y agudiza el debate. ¿Un foco armado por sí mismo es capaz de generar estas condiciones? ¿O es un Partido sólido en su formación, organización y experiencia de lucha, el único apto para dirigir la lucha armada? (“El Partido manda al fusil” afirma Mao). Raúl estima que “las palabras nos dividen, los hechos nos unen”, identificando palabras con definiciones ideológicas y hechos con acciones armadas. La teoría del foco encuentra en esa tesitura su campo de acción, sustituyéndose el foco rural propuesto por el Che, por el urbano practicado por el Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros (MLN-T). La consecuencia de agruparse sin identidad ideológica profunda, sin partido de la clase, es el desarrollo de un aparato armado separado de las masas populares, masas que el MLN-T deja libradas a la dirección del P. Comunista y otros grupos. El resultado es el divorcio entre estos guerrilleros, derrotados sin que las masas intervengan a su favor (1972), y la lucha de éstas culminada con la Huelga General, en la que la clase trabajadora cae derrotada por su incapacidad de preparación ideológica, política y militar, mientras los tupamaros ya están presos (1973).

Después de su liberación, cuando todavía el MLN no integra el Frente Amplio, Raúl fundamenta el Frente Grande: “Fuimos a los problemas, a las raíces de los mismos, y los radicamos en el problema de la tierra,  en el problema de la banca, en el problema de la deuda externa y en el problema del salario, como los elementos básicos que hay que modificar para que este pueblo pueda salir adelante […] En el mundo de los 80 el gran enemigo se llama capitalismo pero que incluye muchas secuelas, desmoralización, droga,  alcoholismo, etc.”. Y termina: “Que se haga un frente que se comprometa con estas soluciones. Que dentro del mismo nos unamos las fuerzas afines para darle un impulso a esa salida, y a otras más profundas” (discurso en el Estadio Franzini, 1987).

Treinta y cuatro años después las soluciones son las mismas. Aunque en las condiciones actuales la vigencia del pensamiento de Sendic, pasa por repensar el Frente Amplio, agrupar con un programa y organización a las fuerzas de éste proyectadas hacia soluciones socialistas y a individuos y agrupamientos independientes, que acuerden como primer paso, la Unidad de Acción en diversos planos. La amenaza a nuestros pueblos es la alternancia entre la Coalición Multicolor (disfraz de la vieja derecha) y un Frente Amplio sin pensamiento ni acción revolucionarias.

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