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Redes sociales: un antes y un después por Ignacio Nuñez

Redes sociales: un antes y un después por  Ignacio Nuñez
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En 1936 el psiquiatra Jacques Lacan propuso que, entre los 6 a 18 meses de edad, el niño empieza a percibirse y adquiere la capacidad para identificarse en su reflejo. Según el autor, esta fase del espejo es el puntapié inicial en el desarrollo de la estructura psíquica conocida como el “yo”. Si bien, esta fase es considerada obsoleta por los teóricos contemporáneos, ha servido como base conceptual para el estudio de la formación y desarrollo de la identidad de las personas. Actualmente se entiende a la adolescencia como momento clave para el desarrollo, siendo una etapa en la que predominan las relaciones sociales y se terminan de cristalizar una cantidad de componentes que conforman a la vida psicológica, incluyendo la personalidad, los valores personales y la identidad personal. De esta forma, la identidad resulta uno de los componentes psicológicos más importantes dado que es la autodefinición de la persona frente al mundo y a los demás, actuando como la lupa con la que se da sentido a los acontecimientos que uno vive.
Con los avances tecnológicos, se han generado nuevas formas de interacción entre las personas que eran impensadas en 1936, como la conectividad constante generada por los dispositivos móviles y el desarrollo de las redes sociales. El segundo es de suma interés dado que ha afectado directamente en los modos de interacción social que se dan entre las personas, e inciden en la interpretación de la realidad que se hace. Esto se debe al aumento de la cantidad de grupos a los que se tiene acceso mediante las redes sociales, y la información que uno está recibiendo, generando la necesidad constante de filtrar la información que se recibe. Esto genera lo que algunos autores han denominado “identity bubbles” (burbujas de identidad), donde las opiniones grupales son reforzadas a tal escala, que se convierten en parte de la identidad de los grupos sociales, y, por ende, parte de la identidad de sus integrantes. Esto es potenciado por la aparición de influencers que, mediante su manejo de las redes y su carisma, tienen la capacidad de generar y fomentar opiniones centrales para los distintos grupos (independientes de que las figuras carismáticas sean reales o anónimas). Esto, junto al fenómeno de las fake news que son utilizadas para manipular la percepción sobre ciertas personas y/o hechos, lleva a que las personas refuercen su intransigencia y preconceptos sobre aquello de lo que ya están convencidos, culminando en mayores interacciones hostiles entre los pares.
Esto resulta clave para entender la forma en la que las redes sociales inciden en la toma de decisiones de las personas y sus interacciones. Cuanto más intrínseca es la información para la persona, menor apertura tendrá para recibir información que la contradice, dado que choca con lo que la persona entiende como correcto y verdadero. El gran riesgo está en que esta intransigencia y modo de interacción hostil pase del plano virtual al físico, con personas que, acostumbrados a intercambiar únicamente con aquellos que comparten sus ideas, sean incapaces de sostener diálogos con personas que adhieren a ideas contrarias, generando consecuencias negativas para con los demás. Esto se ha ejemplificado hace poco con la discusión sobre el cierre de una cuenta de emprendimiento debido a las críticas e insultos virtuales generados cuando la dueña subió una foto con el Presidente. Este hecho que se dio en el mundo virtual, tuvo un impacto en el mundo real, debido a que la cuenta era su fuente de contactos e ingresos, afectando su bienestar laboral y económico. Este fenómeno de “cancelación” y “bloqueo” ha sido observado con mayor frecuencia y son un reflejo de este rechazo hacia aquello que dista de los ideales y pensamientos del grupo social adherido.
La universalización de las redes sociales ha sido un antes y un después en la forma en que las personas reciben información, interpretan su mundo e interaccionan con sus pares. Como todo fenómeno nuevo, todavía se deben estudiar los efectos y consecuencias que tienen en nuestras vidas, lo que queda claro es que debemos ser cuidadosos de no perdernos en un mundo ficticio compuesto únicamente por nosotros mismos.

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