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Santiago Pérez, Fundador de Uruguay Adelante: Para el Estado validar la olla popular en su función social no fue fácil

Santiago Pérez, Fundador de Uruguay Adelante:  Para el Estado validar la olla popular en su función social no fue fácil
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Han estado en el ojo de la tormenta varias veces por diversas denuncias en la prensa y decidimos agarrar el toro por las guampas. Nos acercamos a su depósito en Maroñas, frente al Hipódromo, y durante dos horas sometimos a un interrogatorio cuasi policial a su referente principal. Saquen ustedes sus propias conclusiones, yo me fui satisfecho con las respuestas.

Por Alfredo García / Fotos: Rodrigo López

PERFIL:

Nació en Montevideo en 1985. Su padre tenía un puesto de frutas y verduras en el Mercado Agrícola, su madre trabaja en el Palacio Legislativo. Vivió en el Barrio Sur, en Malvín y en Punta Gorda. Fue al colegio Santa Rita y supo ser católico, ya no. Estudió en Ingeniería, y luego  hizo hasta tercero de profesorado de matemáticas en el IPA. Pasó un año por  la Escuela de Administración de Empresas, de la Facultad de Ciencias Económicas y terminó estudiando Negocios Internacionales en la Universidad Católica. En 2015, fue a trabajar a Estados Unidos, en una empresa de eventos deportivos. Así conoció a Falcão, el jugador de fútbol sala, que se convirtió en una especie de hermano mayor. Tiene una hermana.

 

¿El tornado de Dolores te cambió la vida?

Ese 15 de abril me acuerdo que salió la noticia en el informativo. Automáticamente mi cabeza salió de todos los planes de la empresa para 2016 y 2017. Todo eso quedó a un lado. Lo único que me importaba era cómo podía ayudar.

¿Por qué Dolores es tan importante?

Mi viejo es de allá. Pero Dolores fue mi lugar en el mundo y lo es hasta el día de hoy. Cuando sucedió el tornado, yo había entregado una tesis sobre redes sociales y vi que los videos de Facebook eran una herramienta muy importante de interacción con la gente. Cuando me enteré lo que había pasado, pensé cómo juntar las donaciones de la gente e hice una fanpage de Facebook: Todos por Dolores, cuarenta y cinco minutos después del tornado. Desde abril hasta agosto trabajé estrictamente para Dolores. Dejé de lado mi familia, la empresa se fue al tacho.

¿Cuántos eran?

Lo empezamos con otras tres personas, con mi hermana, Elena y Natalia. Ese fue el primer grupo de Todos por Dolores. Nos conectamos con el Club Soriano y les pedí si me podían dar un escritorio y acceso a internet. Me dijeron que sí, que sin ningún problema. La magnitud de aquello empezó a ser muy grande y empezamos a pasar de informar dónde se podía donar a pedir donaciones. Y creo que fue un clic importante que le puse una cara a aquello. Resultó que la cara era confiable. La gente me llamaba y me decía: “Santiago, te giro cuarenta mil dólares para que lleves a Dolores”. Y yo les decía que estaban locos, que nosotros no teníamos personería jurídica, que me conocían de un video y me querían mandar cuarenta mil dólares desde Australia. Me encantaba pero no lo podía aceptar. Tenía que conseguir una ONG que pudiera recibir esa plata y darle trazabilidad a ese dinero. Al principio fue a través del Club Soriano, y al poco tiempo nace Reconstruyamos Dolores, que pone cuentas auditadas al servicio de la sociedad. En un principio eran cuentas privadas y después se logró tener la personería jurídica. Desde el primer momento tuvimos la pauta de no manejar plata.

¿Cómo creció tanto?

Fue clave que Todos por Dolores fue un movimiento estrictamente apolítico. Mi militancia política en el Partido Nacional muere el 15 de abril de 2016. Todos por Dolores funcionó, entre otras cosas, gracias a eso, a que los partidos políticos perdían la camiseta una vez que entraban. Y así fue como pudimos trabajar por un objetivo común, con personas que a la hora de ir a votar teníamos banderas totalmente diferentes. Fue la clave para que además mantengamos la relación hasta hoy. Buena parte de la base de Uruguay Adelante es de Todos por Dolores.

¿De qué vivías vos?

Yo vivía en Brasil de mi trabajo en marketing deportivo. Vivía estrictamente de eso, de los eventos deportivos en Brasil y de otras cosas que iba a haciendo en momentos puntuales, con asesorías en marketing por tres meses, por ejemplo.

No eras funcionario de Todos por Dolores.

Nada. Todos por Dolores no tiene ni personería jurídica. Lo que tiene es una página de Facebook.

De esa base es que surge Uruguay Adelante.

Exactamente. Fuimos Gabriel Jauge y yo los que lo iniciamos. Gabriel era de la época de Todos por Dolores. Para nosotros era un pistero de ANCAP, después nos enteramos que era el dueño de la estación. Y nosotros le preguntábamos si quería plata para la nafta… (risas). “Tranquilos, que yo me arreglo”, nos decía. Y los kilómetros que metía, era impresionante. Replicamos la estructura. Encargados barriales que tuvieran una listita de casas para pasar a donar. Eso fue lo que hicimos, y empezó a funcionar muy bien. Gabriel en ese momento estaba ayudando a tres ollas.

En ese momento surgen las ollas populares.

Resurgen. Habían estado dormidas unos cuantos años. Algunas funcionaban en formato merendero, y todos lo que tenían merendero pasaron a tener olla también. Empezamos a colaborar con tres ollas, luego cinco, luego ocho, luego trece. Y la cosa crecía, y ni miras de poder encontrar el fin.

¿Dónde funcionaban físicamente?

En la oficina de la estación de servicio. La parte del depósito del minimercado fue nuestra. Así fue como empezamos, ahí fue donde empezó a nacer Uruguay Adelante. Básicamente necesitábamos cuantificar lo cualitativo. Al gran problema a que nos enfrentábamos era a que cada vez que necesitábamos cuantificar el problema no lo lográbamos, porque cuando a los referentes les preguntaba cuánta papa y cuánto boniato, la respuesta era: “Lo que tengo”. Nunca lograbas sacar una receta para poder ir a la cancha y decir: “Necesito tanto”, que era lo que en su momento nos había salvado en Todos por Dolores. Éramos muy concretos en lo que necesitábamos y pedíamos. Lo mismo empezamos a aplicar acá. Considero que si algo es clave para ser creíble es poder darle el mayor detalle posible al que está del otro lado. No es solamente poner una cara y que sea confiable. De caras confiables está llena la cárcel. Lo que necesitábamos era cuantificar, y en el cuantificado fue donde empecé a tener los primeros roces.

¿Con quién?

Con algunas ollas o redes de ollas, que me decían que yo no tenía por qué saber cuánto cocinaba cada cocinero. Mi respuesta era que estoy necesitando recabar información, porque lo que necesito es ir a golpear la puerta de las billeteras grandes de este país. Y a la billetera grande no le puedo pedir un indeterminado, le tengo que decir exacto cuánto preciso y cómo se va a gastar. Ese tipo de información es la que dio pie al primer proyecto nuestro, que surge después de haber cuantificado el consumo de alrededor de cincuenta ollas populares. Logramos sacar un parámetro de cuánto se consumía en cien porciones de comida. Ahí fue donde logramos cuantificar y ver que para que un universo de trescientas ollas se mantuviera con esa cantidad de porciones, funcionando desde agosto a diciembre, al gobierno le iba a costar tal cantidad. Se lo presentamos al MIDES. En aquel primer bosquejo era un millón de dólares.

En todo el país.

Estábamos tratando de trabajar en Montevideo y la zona metropolitana. Hicimos la propuesta al MIDES y recibimos la respuesta de que no había recursos, de que se estaban destinando a través de canastas y de la tarjeta TUS. El año pasado el gobierno destinó ochenta y cuatro millones de dólares en seis meses, desde marzo a setiembre, estrictamente para combatir la crisis alimentaria. Nuestro planteo era que con uno cubríamos eso. En ese momento no llegamos a buen puerto, pero sí tuvimos muy buena receptividad por parte de Pablo Bartol y de Santiago Caramés, que entendieron por dónde íbamos. Al mismo tiempo golpeábamos la puerta de todas las organizaciones que estaban en cancha trabajando para mitigar la crisis alimentaria, que es producto de la sanitaria, pero que puede ser el puntapié inicial de una crisis social que venga atrás. Cortar la crisis alimentaria era clave. Ahí es que contacto a la gente del PIT-CNT, de la red de ollas, a CanastasUy, a Un Techo, a Cruz Roja, a Unicef y a un montón de grupos que estaban en la vuelta. Traté de contactar a todo el mundo. El que no fue parte de ese inicio de Uruguay Adelante fue porque no quiso. También Gastronomía Unida y Colectivo Gastronómico, dos colectivos que pasaron a ser fundamentales para nosotros en saber cómo utilizar los insumos.

De comida ustedes sabían poco, ¿no?

Yo vengo de una base que nada tiene que ver con el reparto de comida. Sí desde la logística, en saber cuáles son los procesos de almacenamiento y que no se eche nada a perder, pero no soy especialista en saber cuánta proteína tiene que llevar un plato, cuántos granos y cuánta verdura. Gracias a ellos fue que pudimos ver que en las ollas se estaba gastando por exceso en aquello que es más caro comprar en unitario: la verdura. Si compro una bolsa de papa seguramente la pago tres veces menos que si compro el kilo de papa en la verdulería, por ejemplo. Y así con cada uno de los insumos. A fin de junio es que salimos a la cancha como Uruguay Adelante.

¿Y qué consiguieron?

Aportes de privados, muchos.

¿De qué montos estamos hablando?

El que te voy a decir es el último que tuvimos, a fines del año pasado. Apareció Alejandro Curcio, el dueño de Ayax, que puso una cifra muy importante de cientos de miles de pesos, que era lo que nos faltaba para cerrar el año. Pero fue eso, empresarios que donaban veinte, treinta, cincuenta, cien. Cerramos el año pasado con aproximadamente dos millones de pesos en donaciones. Un plus muy grande fueron las donaciones en insumos de canastas que venían de Unidos para Ayudar.

Fue todo donación privada, en definitiva.

Hasta marzo de este año nos manejamos con un 110% de donaciones privadas.

¿Qué monto de guita manejaron?

Alrededor de unos dos millones de pesos en plata y unas quince mil canastas de seis kilos que nos llegaron a desarmar, que llegaban en formato canasta y nosotros armábamos en formato olla. Solamente de canastas, nos vinieron noventa toneladas. Es mucho.

¿Cuántas ollas manejaban en ese momento?

Alrededor de ciento veinte, ciento treinta ollas.

Todas en la zona metropolitana.

Teníamos también algunas por fuera, que las mantenemos hasta el día de hoy, pero para esas utilizamos las donaciones privadas que siguen llegando. Cualquier donación privada queda chica al lado de tener una aporte mensual de trece millones de pesos. Es lo que nos llega de parte del MIDES.

¿Qué gente laburaba en Uruguay Adelante el año pasado?

En esa época estábamos sobre todo con Jesús Graña, que se había sumado al equipo por agosto, en la época en que estábamos organizando el plan piloto. Además estaba la mujer de Jesús, Florencia, Gabriel y yo. Éramos esos cuatro más algún voluntario. En ese momento se empieza a arrimar el grupo Garueva, con Gabriela, Verónica y Vanesa, que son parte de lo que hoy es nuestra estructura de llegada a los barrios, porque ellas tienen una territorialidad muy fuerte. Ellas eran un grupo que también repartía canastas y que empezaron a ver en nosotros un proveedor, y más que un proveedor empezaron a ser parte del equipo, desde el año pasado.

Toda gente voluntaria.

Nadie cobró un mango.

¿Y alcanzaba con tan poca gente para repartir noventa toneladas de alimentos?

Costaba, porque nosotros éramos la estructura central, pero los días de reparto, ya desde octubre del año pasado, siempre contábamos con voluntariado extra, que venía del Merendero de la Familia, o de otros merenderos de la zona de Chacarita de los Padres, que eran los que trabajaban con nosotros en el día a día de entregas, en el fraccionamiento y en la entrega al público.

¿Y dónde tenían el depósito?

Estábamos en el salón Los Portones, en camino Maldonado y Géminis, en el barrio de Chacarita de los Padres, en la barbacoa de un salón de fiestas que nos prestaron. Ahí manejábamos la parte de acopio y entrega. Teníamos también un salón atrás que era una cámara frigorífica que no estaba funcionando como tal, y ahí guardábamos las canastas. La parte de Fasoneros en ese momento yo no eran donaciones sino que comprábamos la funda. Eso está bueno decirlo, porque logramos convencerlos de que pasaran a cobrar, porque la canilla se iba a cerrar y nosotros necesitábamos que eso siguiera. Nos cobraban un ficto, pero nos cobraban algo para poder mantener la estructura. El día que llegaba la gallina, se entregaba. Pero a veces teníamos donaciones como las del Banco de Alimentos, que nos hizo una donación muy grande en carne.

¿Qué es el Banco de Alimentos?

Una ONG, la oficina local del Banco de Alimentos internacional. Acá trabajaron en conjunto con Unidos para Ayudar y con CanastasUy. El año pasado había mercaderías trancadas en el puerto, para los cruceros, que no iban a llegar a destino. Unidos para Ayudar logró destrancar esa comida para que pasara a donaciones. Hablaron con los privados y ellos accedieron a donarlo, porque era a pérdida o a donación. Logramos que parte de eso llegara a nosotros y se canalizó sobre todo por CanastasUy y el Banco de Alimentos. Estábamos en un movimiento de coordinación muy importante desde el año pasado, con las distintas organizaciones. Es a lo que apuntábamos cuando creamos Uruguay para Adelante. Eso fue lo que permitió extender la ayuda en el tiempo y lo que dio aire para llegar a cerrar el convenio.

¿Cómo convencían a los empresarios para que donaran? ¿Con el argumento Dolores?

No solamente. Si bien estaba esa parte de cierto círculo del empresariado que ya me conocía de aquella época, también eran muy importantes las otras organizaciones. Unidos para Ayudar, CanastasUy, el Banco de Alimentos y varias más. Vienen del lado empresarial. Ahí es de justicia reconocer que estamos frente a un empresariado que está cambiando. No es un empresariado al que le interese solamente la plusvalía. Que le interesa, claro que sí. Pero es un empresariado que entiende que tiene una responsabilidad social atrás de su empresa. Pero también entienden que son parte de un circuito donde si al que está afuera le va mal, entonces en algún momento les va a ir mal a ellos también. Estoy realmente convencido de que estamos presenciando un cambio en la cabeza del empresariado. A veces jodemos con que es marketing o de que están ganando puntos para el más allá. No pasa por eso.

¿Exoneraciones impositivas?

Es una falacia el tema del descuento de impuestos. Para que una empresa pueda descontar impuestos, la ONG que recibe las donaciones tiene que estar dentro de la ley de donaciones especiales. Entrar dentro de esa ley lleva tiempo. Nosotros hoy estamos transcurriendo ese proceso. Después de que te aprueban,  está el tema de ver cuánto te dan.

Donaban porque querían y porque les tenían confianza, porque ustedes eran transparentes con lo que hacían.

No solamente por la rendición de cuentas, sino que nosotros no manejábamos plata. Seguíamos todavía con aquella cabeza de Todos por Dolores. Cuando nos decían que nos querían donar plata les dábamos tres cuentas, la de CAMBAY para la leche en polvo, la de REDALCO para las verduras y la de Fasoneros para la carne. Hasta este año no manejamos plata adentro. Les pasábamos la cuenta a los proveedores.

Y esa plata volvía en mercadería.

Exactamente. No tocábamos la plata porque sabemos que eso se presta para malas interpretaciones. Hasta no estar totalmente auditados no podíamos pasar un peso por nosotros.

Varias veces hicieron propuestas al MIDES y se las rebotaron. No les tienen confianza, evidentemente.

Creo que no era un tema de falta de confianza sino de no visualizar todavía a la olla popular. Para el Estado validar la olla popular en su función social y como intermediario en medio de la crisis no puede haber sido algo fácil. La teoría te dice que tenés que combatir las ollas populares. Definir que Uruguay Adelante y otras organizaciones, fueran parte de esa intermediación para poder llegar y validar las ollas populares termina siendo una decisión política. Si dependía estrictamente de ser una decisión técnica, académica, no salía. Y no salía porque la academia está en contra de las ollas populares como herramienta social.

Son una realidad.

Es parte de una visión muy idealista del mundo, el tratar de deslegitimar la olla popular. Ahí es donde la academia no termina estando en el barro. Yo también quiero que no existan. Estoy todos los días en contacto con esta realidad. Me dicen que estoy en la oficina y que nunca voy a una olla, cuando recorrí un montón, cuando descargué un montón de camiones yo solito cuando llegaban y no había nadie para descargar el camión de gallinas, en pleno julio.

Eran gallinas flacas, no pesaban nada.

Eran solamente tres o cuatro toneladas. Nada. Cuando había que ir al medio del asentamiento para repartir en la olla, estábamos ahí. Íbamos con Gabriel mano a mano, cargábamos la camioneta y estábamos ahí. Y el vínculo con la persona que es el referente es lo que a nosotros nos motivó para ir avanzando en esto otro y decir que está bien que la olla no debería de existir pero que existe. Partamos de que existe, y logremos lo mejor posible atrás de esa realidad, trabajando con los referentes para que tengan los insumos mínimos indispensables para poder dar una comida de calidad. No es un tema de dar sobras. No, nosotros tratamos de trabajar con comida de calidad. No por entregarla gratis tiene que ser mala, sino todo lo contrario.

¿Cuándo se logra el convenio con el MIDES?

En marzo. El acuerdo lo apalabramos en diciembre del año pasado, unos días antes de Navidad. Ahí fue que dijimos que había que ordenar todo de un lado y del otro para estar con todo pronto para en marzo activar el convenio, y así se dio.

No tenían personería jurídica en ese momento.

No. Venimos de la mano con CanastasUy. Ya veníamos trabajando con ellos en ollas populares. Nosotros éramos la territorialidad y ellos el vínculo con las empresas y la gente que donaba. Sobre todo eran la estructura. En medio de ese trabajo conjunto es que surge la posibilidad de conveniar con el MIDES, con la posibilidad de que quien firme ese convenio sea CanastasUy.

Le prestan la personería jurídica para recibir la plata.

Estábamos trabajando en conjunto. Nosotros éramos unos de los voluntarios dentro de su estructura.

En CanastasUy estaba la esposa del presidente.

No, Loli está en Unidos para Ayudar. CanastasUy es otra  totalmente independiente. Fue la que más movió al pueblo el año pasado, con jornadas de recaudación muy fuertes, con cuatro jornadas en vivo en la tele. Movieron muchísimo en redes sociales, se prendieron los jugadores de la Selección.

CanastasUy les facilita el tema de la firma. ¿Ahí es donde está metido Juan Balza?

Exacto.

Que ahora lo denuncian por antisindical.

Es conocer muy poco a Juan.

¿Qué relación tienen ustedes con él?

Una relación de conocimiento y de respeto, y de mi parte de aprecio, por todo lo que ha dejado y todo lo que puso en riesgo para que Uruguay Adelante llegue a ser lo que es hoy. Y de agradecimiento absoluto. Juan no necesita meterse en los quilombos en los que se metió. Y no necesita tampoco de este tipo de eventos como los que está pasando el día de hoy. Lo hemos hablado en charlas mucho más filosóficas que estrictamente ligadas a esto, él lo que quiere es generar trabajo para que haya cada vez más familias que puedan tener una vida digna. Esto fue una herramienta dentro de este objetivo que él tiene. Tildar a Juan de antisindical es sobre todo desconocer lo que es él como persona y como empresario.

Entonces consiguen el dinero del MIDES a través de la firma de CanastasUy. ¿A dónde va esa guita?

A una cuenta auditada de Empatía Uruguay, que está en CanastasUy, y que tiene como premisa central nuestro compromiso del año pasado de que un peso que entra para alimentos es un peso que se va en alimentos. No hay un peso de esa cuenta que se vaya en alquiler, en nafta o en el salario de nadie. Y así fue como avanzamos con esa cuenta durante cinco meses, básicamente.

Les dieron sesenta y cinco millones de pesos.

Exacto. Son los trece millones de pesos que nosotros pedimos por mes. ¿Por qué esa cifra? Porque fue lo que pedimos. Ni más ni menos. No hubo negociación.

Y es guita que se usa solamente en alimentos.

Exacto. Está auditado de esa forma.

¿Lo audita un amigo de la casa?

Lo auditan el MIDES y el Ministerio de Economía y Finanzas. Están esas dos auditorías de por medio. Si no pasamos esas dos auditorías, no podemos recibir la partida siguiente.

¿Cuántas recibieron ya?

Recibimos tres. Dos bajo aquel acuerdo, bajo la personería de Empatía.

Y estuvo bien. No encontraron nada debajo de la mesa.

Sí, si no nos hubiesen entregado.

La tercera ya la reciben con personería jurídica propia.

Exacto, en un nuevo acuerdo. A partir del 16 de julio. Fue todo un tema poder tener la personería con los plazos tan acotados. Logramos tenerla. El acuerdo nuestro con Juan era tratar de trabajar en conjunto durante ese plazo; y es más, ellos recibieron muchos palos por culpa nuestra, porque terminaron estando en una situación en la que no habrían estado si no se hubieran metido con Uruguay Adelante. No los habrían tildado de un montón de barbaridades, como los tildaron.

¿Quién les da palo a ustedes? ¿De quién son enemigos?

Tratamos de no ser enemigos de nadie. Hay gente a la cual no le sirve que estemos donde estamos.

¿A quién no le sirve?

A quien hace política con las ollas.

Ustedes no hacen política con las ollas.

Efectivamente, somos una organización apolítica. Sí hacemos actividad político social. Pero no política partidaria.

Y hay otros que sí.

Totalmente.

¿Te referís a la Coordinadora Popular Solidaria?

No. Cada uno sabe a quién le cabe esa afirmación.

A ustedes les pega la Coordinadora.

Pero no es la Coordinadora a pleno, sino algunas personas. A esas personas que claramente no les conviene que las ollas dejen de ser una estructura política, no les sirve que Uruguay Adelante entregue alimentos.

¿Hay gente que usa las ollas populares para hacer trabajo político?

Totalmente. Es explícito. Creo que el lema es la solidaridad como herramienta política. Y, es más, son charlas que tuvimos cuando yo era parte de la Coordinadora de Villa Española. Consideraban que la olla tiene que ser un espacio de resistencia. Y como yo consideraba que la olla tiene que ser un espacio de reparto de comida, era el representante del empresariado explotador neoliberal. Ese tipo de relaciones tirantes vienen desde hace un año. No por eso hemos dejado de trabajar en conjunto. Pero sí, están los que hacen política. En general los que más hablan de nosotros son los que menos conocen. Los he invitado a absolutamente todos a venir acá, y no hay nadie que haya venido. Con los que vienen nos llevamos bárbaro. Dije que Uruguay Adelante les había sacado la bandera de las ollas, y me lo tomaron por el lado de que le di esas banderas al gobierno. No. También existe la neutralidad. El tema de fondo es que hay gente que no entiende que el mundo no es enfrentamiento de opuestos. Apuesto a la libertad de cada uno de los referentes para actuar como quiera. En una situación que de por sí ya es despareja, donde estoy dando las herramientas para que se le dé de comer al barrio, no puedo decir cómo lo tienen que hacer. Les puedo dar un consejo sobre cómo cocinar mejor, de repente. Pero no puedo torcer más la balanza, para que esa comida termine yendo con una papeleta o una lista.

¿Qué relación tiene Uruguay Adelante con la Intendencia de Montevideo?

Tenemos un grupo de coordinación con Mercedes Clara y su equipo. La Intendencia es la encargada de la logística y de la distribución para la Coordinadora Popular Solidaria.

¿A los que compiten con ustedes?

No es competencia porque nosotros les damos veinte toneladas de comida por semana.

¿Cuántas toneladas manejan ustedes por semana?

Entre setenta y setenta y cinco. Estamos alrededor de unas trescientas veinte por mes.

Y eso, hoy por hoy, se banca todo con la guita del MIDES. ¿Siguen recibiendo donaciones?

Sí. Ahí es donde quedan ínfimas al lado del elefante que es el aporte del MIDES. Trece millones de pesos por mes es mucha plata. Trato de callarme lo más posible, pero ahí es donde me termina jodiendo que se diga que el Estado está ausente, cuando en diez meses puso tres millones de dólares para comida, que está llegando a los mismos lugares que están tildando de Estado ausente. Es una tomada de pelo. Hay un montón de cosas donde podemos ir a pedir juntos. Es más, hice la propuesta de firmar juntos la solicitud de renovación y de cómo vamos a trabajar en conjunto.

¿Quiénes?

Uruguay Adelante y la Coordinadora. Me reclamaron que la plata que pedí era poca y que los insumos tendrían que haber sido otros. El problema es que el año pasado, cuando yo estaba armando todo esto, para pedir, me cerraron la puerta. Yo era la medallita que se colgaron, la del blanco que echaron de la red de ollas. Si yo hubiese armado una estructura blanca no tendría a todo el mundo frenteamplista metido acá adentro, trabajando en Uruguay Adelante. Como no hubiese tenido, en su momento, en Todos por Dolores, gente de todos los palos. La realidad acá es que trabajamos en serio gente de todas las ideologías, porque tenemos la capacidad de ponernos el objetivo por delante.

Planteaste solicitar en conjunto. ¿Qué pasó?

Me dijeron que no.

¿Por qué?

Porque no podían firmar un pedido conjunto con Uruguay Adelante. Eso me abre la interrogante. Me exigís que tengo que pedir. Fenómeno. Yo considero que tengo que pedir A, y vos considerás que tengo que pedir A + B. Yo te firmo el A + B, pero firmémoslo juntos.

Ustedes están dando veinte toneladas por semana. ¿Cuánto más piden ellos?

Ellos dicen que tendrían una llegada a cien ollas más de las que nosotros tenemos registradas al día de hoy. El problema es que no tenemos la información, solamente sabemos que tienen cien más. Si son cien más, serian diez toneladas semanales más. La realidad es que recién hace dos días pudimos contrastar los datos, pero después lo que falta es ir al campo y comprobar empíricamente que esos datos sean ciertos.

Ustedes pidieron en base a las ollas que ya tenían auditadas.

En realidad, no. Nosotros teníamos un universo de alrededor de ciento ochenta auditadas, y sabíamos que teníamos unas veinte o treinta por fuera de eso. Sabíamos que más o menos el año pasado cerrábamos en unas doscientas diez. La cosa estaba lejos de terminar, claramente iba a seguir creciendo y teníamos que pedir para mucho más. Y así fue que pedimos. Pedimos para trescientas ollas y trescientos merenderos. El número de trece millones de pesos mensuales sale de trescientas ollas y trescientos merenderos alimentando un promedio de trescientas personas cada uno tres veces por semanas. Ese estudio fue lo que presentamos y nos aprobaron. La realidad después nos sopapeó y nos demostró que la estimación quedó corta. Hoy por hoy, estamos en setecientas veintisiete ollas y merenderos.

Creció la cantidad de ollas.

Sin duda, en todo el país.

Ahora están cubriendo todo el país.

No todo, pero buena parte. Nos íbamos a repartir el país, entre Uruguay Adelante en Montevideo y la zona metropolitana, y el INDA iba a trabajar con los dieciséis departamentos restantes. Nosotros trabajamos fuera de nuestra zona de influencia base, que es donde tenemos activo el convenio. También trabajamos con Río Negro, Soriano, Colonia, Florida, Maldonado, Treinta y Tres y Cerro Largo.

Esas setecientas treinta ollas incluyen las de ustedes y las de la Coordinadora.

Exacto.

Vos los datos de las ollas de la Coordinadora los tenés más o menos.

Macro. Hace dos días nos pasaron el detalle. Desde junio no teníamos más que lo que ellos le habían pasado al MIDES. No nos querían pasar los datos a nosotros. Cuando vinieron y nos presentaron la situación de que ellos tendrían cien ollas más de las que nosotros les estábamos dando, y de que además nosotros les habíamos bajado la cantidad de insumos, el tema de fondo…

¿Es verdad?

Es verdad. Bajamos la cantidad de insumos, porque si ellos tenían doscientas veinticinco, como nos habían marcado, de las cuales se les habían bajado un 10 o 12%, ollas que no es que dejaron de existir, sino que vinieron para acá, migraron, entonces les tuve que bajar los insumos correspondientes, porque pasaron a ser entregas directas. Ahí es donde ellos dicen que les bajamos los insumos. Claro que se los bajamos, porque hay ollas que salieron de allá y vinieron para acá.

Lo lógico sería tener el mapa global de todo para poder ir acorde al MIDES.

Lo vengo pidiendo desde agosto del año pasado. Recién ahora nos dieron un bosquejo, y estamos viendo qué tan real es.

¿Hasta cuándo tienen convenio ustedes?

Hasta noviembre está firmado el convenio, pero la plata en sí nos da hasta diciembre.

La plata les daba para las ollas que tenían, y ahora tienen setecientas veinte.

Exacto. Nos da para la seiscientas que teníamos, y ahora estamos en setecientas veinte. Tenemos un montón de ollas más. Siempre digo que Uruguay Adelante aplica estrategias del mundo empresarial al servicio de un fin social. ¿Qué quiere decir eso? Que tratamos de bajar los precios al mínimo posible, a través del trabajo con distintos proveedores sin firmar exclusividad con nadie. Si yo tengo la espalda ancha y el proveedor también, entonces entre los dos vamos a conseguir un mejor precio todavía con respecto al precio inicial. Entre los dos conseguimos mejores precios que lo que conseguiría yo si fuera solo. Hay precios que los consiguen mejor nuestros proveedores, al tenernos a nosotros.

Has hecho alianzas estratégicas con proveedores para conseguir bajar los precios.

Totalmente. El único caso en que no podemos aplicar una estructura de ese formato es con la leche en polvo, que es un commodity internacional y se rige por ese precio. Lo logramos para la carne, logramos que las avícolas integrantes de la Asociación de Fasoneros dejaran de lado parte de su ganancia de exportar lo que tienen, para destinarlo al mercado local. Lo que nos venden a nosotros ellos lo venderían más caro en el mercado internacional, pero nos lo destinan a nosotros igual.

¿Es buena voluntad?

Creo que sí. Durante cuatro meses donaron doce toneladas de gallinas por semana. Nadie les estaba poniendo una pistola en la cabeza para que donaran toda esa carne. Y sin embargo el año pasado esa carne era oro. Y resulta que ahora la gente se queja porque la gallina es flaca.

Les dan palomas, ahora.

Son las mismas palomas que dábamos el año pasado y la gente estaba agradecida. La gallina pesada aparece este año gracias a la gestión de José Luis Strazzarino, que es quien convence a los dueños de los avícolas de destinar al mercado local esta mercadería que estaba para la exportación. Si eso no es buena voluntad…

Porque ustedes no conseguían la gallina gorda.

No. Ni sabíamos que existía, estábamos en un mundo nuevo.

Se vendía para afuera.

Claro. La gallina gorda, en general, tienen sellos halal y kosher, sellos que de por sí lleva años conseguir. Sería imposible que los tuvieran hoy si los hubiesen empezado a buscar a mitad del 2020. Nos metimos dentro de un sistema en el cual logramos que el empresariado nos vea como un aliado, a costa de perder plata. En su ecuación, la plata que entra es menos que la que entraba antes. No puedo pensar, entonces, que una avícola me tira una gallina chica porque quiere. No, es porque cuando se terminan las grandes, que antes no existían en el mercado, necesitamos completar. Y si una grande equivale a tres chicas, al que necesita eso le vamos a dar tres chicas por cada grande. La cantidad de carne neta es la misma.

O sea que la fotito en las redes…

Tiene un fin político, claramente. Agarrá un pollo y ponelo al horno. Cuando sale, no es el que entró. Agarrá ese pollo y ponelo en un guiso. Tiene otra presentación diferente. Perdón que desconfíe de la buena voluntad de la acción.

Tuvieron problemas sindicales acá. Hubo personas que le hicieron juicios, porque no eran voluntarios. ¿Qué pasó?

Se acordó con ellos dentro del Ministerio de Trabajo.

¿Pero eran laburantes o eran voluntarios?

Eran laburantes voluntarios. Como todos. Hasta el 16 de julio de este año lo que se pagó en Uruguay Adelante era la estructura. No la estructura de recursos humanos. Se pagaba el alquiler, la nafta de las gurisas cuando van y se meten en medio del asentamiento todos los días. Lo menos que podemos hacer era darles la camioneta, que nos las presta una concesionaria. Lo mínimo es poder cubrir los costos. Dentro de eso colaboramos siempre. Con esta gente que hizo la denuncia habíamos colaborado desde mayo del año pasado. Y les colaboramos con la fiesta de quince de la nena, con los medicamentos y los antibióticos del nene cuando estaba complicado. Y cuando necesitaban plata para las cuentas, también. Sí, Uruguay Adelante le dio plata a la gente que estaba acá, pero no en formato salario. Pagamos salarios, sí, desde que tenemos la personería. Y justamente estas personas son las que están en la primera fila para estar asalariados acá adentro al día de hoy. No estuvieron ellos porque definieron ir por otro camino. Están otras personas, y son las que están acá abajo.

Se les paga el salario con las donaciones de los privados.

Exacto.

¿Cuánto les sale este local?

Noventa y seis mil pesos por mes.

La guita del MIDES sigue siendo solo para alimentos.

Sí, estrictamente. Si no, no nos renuevan.

¿Qué presupuesto tiene hoy Uruguay Adelante fuera de los alimentos?

Un millón cuatrocientos mil pesos por mes. Es mucha guita, sin duda.

Y se ha mantenido en el tiempo.

A priori, sí. El tema es cómo justifico yo esa plata si no reparto la comida. Ahí claramente tendría que reestructurar Uruguay Adelante para la otra función que tiene, que es el trabajo fuera de la comida, y dejar de lado eso.

¿Por qué el INDA no cubre el rol de distribuir la comida, que lo están haciendo ustedes? El INDA también depende del MIDES.

Totalmente.  El tema de fondo es, por poner un efecto concreto si se encargara el INDA: la deficiencia para poder acceder a mejores precios.

¿Por el sistema de compras?

Sí. Yo, hoy por hoy, puedo activar cualquier compra en el día, y pago por anticipado. Los proveedores quieren venderme, tenemos una posibilidad que el Estado no tiene. De por sí, mientras que el INDA  o el Estado son un elefante para moverse, nosotros somos una gacela. Y además puedo activar formas de compras que el gobierno no puede. Por ponerte un ejemplo, si yo tengo un proveedor, como tuve, que me quiere donar cuatro mil kilos de zapallos, y me los quiere dejar en la puerta de su establecimiento en Canelones, yo puedo decirle que no me lo done, que contrate a la gente de la vuelta, que lo embolse en el formato que yo necesito, que me contrate el flete, y atrás de eso activamos la estructura dentro de una compra que me va a salir un poco más barata que la que estoy pagando, sin que me tenga por qué donar. El INDA no tiene ese tipo de facilidades. Nosotros sí podemos activar ese tipo de cosas, como activamos un pool de proveedores de Canelones, a través de reuniones con la Intendencia, con Orsi en el inicio de Uruguay Adelante, que nos proveían de verduras. Ese tipo de relacionamiento no lo puede hacer el Estado a la velocidad en lo que lo hacemos nosotros. El INDA no maneja carne, por ejemplo, porque no tiene una estructura en la que pueda asegurar la cadena frigorífica. No tiene camiones con frío.

¿Y no puede comprarles a los proveedores y que ellos lo lleven? El INDA es inoperante.

Si el INDA lo termina haciendo, sale mucho más caro. ¿Por qué cuando el gobierno tiene que hacer una ruta contrata a una empresa que la haga, y no va con su estructura gubernamental? Porque funciona mejor la empresa que hace rutas. Bueno, nosotros en esto logramos armar un sistema de trabajo que está por fuera de los vicios de la estructura gubernamental. Cuando vino Martín Lema a conocer Uruguay Adelante nos reconoció que al principio pensaba que esto tenía que estar dentro de la órbita estatal. No entendía por qué estaba en manos de Uruguay Adelante. Y mi planteo es que el día que el Estado pueda mantener los estándares de Uruguay Adelante, con gusto le doy la llave y las listas de proveedores y de precios, sin problema ninguno. El tema es que, si esta estructura el día de mañana pasa a manos del Estado, no la va a poder mantener. El privado es mucho más ágil que el público.

No hay tantas regulaciones. El Estado tiene que pedir precios.

Y demora meses en eso.

Por eso ahora se estaba quejando de que había atrasos en la entrega de alimentos del INDA.

Exactamente. No estoy en el día a día, pero me cuesta entender cómo se puede demorar tanto. Hay una falla muy grande que termina demostrando que efectivamente Uruguay Adelante es más eficiente que el Estado. Y aplaudo la decisión política de jugársela sabiendo que le iban a pegar por todos lados al gobierno. Hubo una decisión política contra la academia, contra buena parte del funcionariado del MIDES. Además, entregarle eso a una estructura poco convencional, donde hay un blanco, un frenteamplista y otros que son independientes. El peso en la balanza es el trabajo que tuvimos el año pasado, cuando logramos mantenernos estrictamente a través de privados, y al mismo tiempo articulando con lo público. Si no estuviésemos constantemente articulando entre lo público y lo privado, Uruguay Adelante no habría podido avanzar. La realidad es que el gobierno dio una solución sin precedentes a una crisis sin precedentes. Tildar al gobierno de haber estado ausente es una mentira. No solamente estuvo a través de los tres millones de dólares que destinó desde Uruguay Adelante. Si hubiese sido desde el Estado seguramente habría sido más.

¿Por qué los destinó a través de Uruguay Adelante?

Porque es más barato y eficiente. Porque nosotros controlamos la mercadería que tenemos acá. Cuando salen a decir que tenemos mercadería que sale en mal estado… A ver, los secos no pueden salir en mal estado. Los frescos los chequeamos uno a uno. Y además los chequea el que se lleva los insumos, y firma su conformidad con lo que se está llevando. ¿Cómo puede aparecer una foto de algo en mal estado, dos semanas después? Puede pasar, pero me suena raro. En cuanto a esa foto de la carne en mal estado, teníamos la aseveración de Fasoneros, de que se trataba de un desprendimiento de bilis que no afectaba la vida útil de la carne. Igual propusimos el cambio, y frente a eso prefirieron sacarle una foto y hacerlo político.

¿No hubo problema con la leche en polvo?

En algunas comparecencias frente a diferentes comisiones han llegado a decir que entregamos leche vencida a propósito. Cuando vimos que la leche tenía una fecha de vencimiento diferente hablamos con Conaprole, que nos mandó la carta firmada por la ingeniera química de la empresa. Se la hicimos llegar a todo el mundo. La bolsa tenía una fecha porque estaba destinaba a Brasil, que dentro de sus normas tiene el que la leche en polvo tiene que tener un año de validez, cuando en realidad tiene dos. Es la misma leche, lo único que cambia es el empaquetado. Teníamos la carta y así y todo fueron al Parlamento y dijeron que habíamos entregado leche en mal estado y que habíamos entregado gallinas brasileras. Frente a ese tipo de situaciones, ¿qué puedo hacer? Ese tipo de cosas en general las resuelvo por interno. No voy a Twitter.

¿No respondés?

Ante cada denuncia que sale en Twitter, mando un mensaje por interno, explicando que me gustaría hablar con la persona que tuiteó y mostrarle nuestro funcionamiento. Ninguno de los que contacté para que venga y vea de primera mano el funcionamiento de Uruguay Adelante me respondió. La única que dijo que no era conmigo sino con el MIDES fue la diputada Micaela Melgar. La invité a venir y me dijo que no era conmigo sino con el MIDES. Igual, me estaba usando para pegarle al MIDES, como punching ball político. ¿Tenés una duda? La puerta está abierta. Cuando alguien hace una manifestación y tilda de mercaderes del hambre a aquella organización que trabaja con el MIDES, mediando, es de esperar que unas cuantas personas empiecen a tomarnos un poco de rabia. Me parece no solamente infeliz sino muy irresponsable de parte de quienes hicieron eso en la última manifestación.                 Y además tenemos que tratar de trabajar en conjunto. Agarrar y tener que bancarme las puteadas por Twitter, porque hay gente que está ahí atrás dando manija, me parece totalmente injusto. Hoy sí soy empleado de Uruguay Adelante, pero durante mucho tiempo fui un voluntario como cualquier otro, que además de todo lo que hacía en su vida privada hacía esto otro. Yo podría estar en el área privada, sin lugar a duda.

¿No han venido políticos frenteamplistas a ver esto?

Sí. En su momento vino Verónica Mato. Después invitamos a varios más. La semana pasada estuve reunido con Amanda Della Ventura, pero tuvimos una charla de dos horas y media, espectacular. Le respondí todas sus dudas.

Orsi en Twitter habló bien de la coordinación de la Intendencia con Uruguay Adelante.

Con Yamandú tenemos un muy buen relacionamiento desde antes de ser Uruguay Adelante. Él vino apenas nos instalamos con su equipo, conocieron el lugar. Trabajamos en conjunto, con la Intendencia, con los municipios. Por poner un ejemplo, cuando empezó la movida, nosotros le mandamos un camión con siete toneladas de comida a Salto, entre frescos y secos, porque estaban muy complicados. Que yo sepa, la Intendencia de Salto no es blanca ni colorada. Y con Yamandú tenemos un muy buen relacionamiento. Canelones te Alimenta junto con Uruguay Adelante dan un soporte complementario a mucha gente en esa zona. Entender que esto es una herramienta blanca para meterse en los barrios es de una mezquindad política y social absoluta. Tratamos de trabajar con todo el mundo, pero no todo el mundo se abre a trabajar con nosotros. Hay algunos que nos siguen viendo como el enemigo, y hay otros, como Yamandú, que tienen la grandeza de abrir la cancha y ver que acá se hace mucho más que solamente repartir comida. Queremos que la comida sea la excusa y el vehículo para poder trabajar en que la gente que, hoy por hoy, necesita un plato de comida el día de mañana no lo necesite, y para que no lo necesite tenemos que cambiar la realidad.

Si das comida y no instrumentos para salir, en definitiva no solucionás nada.

Exacto, estaríamos replicando un sistema asistencialista. Y nosotros no estamos a favor del sistema asistencialista. Sí consideramos que ese sistema es fundamental en un momento de crisis, y que esta crisis va a seguir, aunque se levante la emergencia sanitaria. Porque hay una zona que está volviendo a los parámetros precrisis, pero hay un montón de gente que es la que antes ni siquiera era parte del panorama y que eran los que estaban en el día a día, en la changa,  sobre todo en la periferia. Esa gente es la que hoy, cuando cierra una olla, va para otra.

¿Cómo ha sido la relación con el PIT-CNT?

Fue cordial durante todo el año pasado. Trabajamos en conjunto con la brigada del SUNCA. Es más, las gallinas las repartíamos juntos. Nosotros las recibíamos y parte del reparto lo hacían ellos. En ese momento la gallina era bien valorada.

Era gorda.

No, era la flaca. La gorda no aparece hasta marzo de este año. No existía en el panorama. Se iba a Arabia o a Israel. Teníamos una relación de coordinación de movimientos, hasta que ellos definieron que nosotros no éramos la herramienta con la cual ellos se sentían cómodos trabajando. De nuestro lado estuvo siempre la apertura. Todo lo que pudieran colaborar para llevar a Uruguay Adelante a lugares donde no llegaba, o todo lo que pudiéramos colaborar para llevar al PIT-CNT a lugares donde no llega, es bienvenido. Nosotros estamos para ser complementarios en el laburo, no para robarle el terreno a nadie.

¿La Intendencia de Montevideo manda camiones para retirar la comida de la Coordinadora?

Exactamente. La Intendencia tiene una estructura propia, y además asiste a la Coordinadora en lo que es la parte logística de lo que nosotros entregamos. Estamos justamente tratando de generar este mismo proceso con la Intendencia. Venimos tratando de trabajar en la complementariedad de insumos, donde nosotros asistimos en lo que siempre nos mantenemos y que ellos vayan a las legumbres y la salsa de tomate, donde nosotros no estamos. Tenemos nuestras diferencias en algunas cosas, y tenemos nuestros momentos felices en otras. Con el equipo de Mercedes Clara tenemos reuniones quincenales o mensuales. Estamos en coordinación con ellos. Apostamos a seguir estándolo. La idea es poder ser complementarios. Es más, las ollas nuestras que reciben leche en polvo de la Intendencia nos avisan.

¿No se están duplicando esfuerzos ahí?

Totalmente. Por eso es necesario coordinar. Nosotros estamos abiertos, y estamos tratando, desde hace rato. De nuevo, creo que es mucho más por el lado de los tiempos y las burocracias estatales que de falta de voluntad. Sí considero que hay mala voluntad cuando de repente sale una foto de una gallina al horno diciendo que eso alimenta a cien personas, cuando es falso. Sí es ese tipo de gallina, pero son muchas más gallinas las que alimentan a cien personas. Otro caso es cuando tratamos de coordinar movimientos con la Intendencia. Entiendo que los tiempos de ellos no son los nuestros.

Es como con el INDA, es mucho más ágil.

Exacto. Eso al mismo tiempo es complicado, el amoldarnos. Muchas veces se nos tilda de que nos cortamos solos. La realidad es lo que nos mueve a nosotros. No podemos esperar a que la realidad se amolde a los tiempos que nosotros queremos. En ese contexto es que no podemos esperar por todo el mundo. Cuando no hay una solución, la tenemos que crear, no tenemos otra.

¿Cuántas toneladas de alimentos han entregado desde el principio hasta ahora?

Pasamos los dos millones de kilos ahora en setiembre. Dos mil toneladas. Es una cifra importante.

Y la idea es conseguir un nuevo convenio con el MIDES, con mayor rubro, por la cantidad de necesidades que tenés.

Exactamente. Sabiendo que no puede ser hasta el infinito. La idea es que las ollas empiecen a mermar a medida que se reactiva la economía. Pretendemos renovar por un año, no por seis meses. A eso le propusimos sumarse a la Coordinadora, para hacer la propuesta en conjunto y generar una base de datos conjunta con una lista de alimentos compartida, con listas de precios, ya tomando en cuenta lo que puede ser la inflación de acá a un año. Y entregar eso firmado por los dos. Lamentablemente, no quisieron ser parte de esa propuesta.

¿Por qué?

Tendrán sus razones. Creo que, si uno pone como centro a la gente, el cómo, termina siendo lo de menos. No quisieron y lo vamos a hacer nosotros solos. Estamos en tratativas con el MIDES. Lo único que le pedimos al MIDES es que, si no es con nosotros, que la asistencia se mantenga. No es que digamos que tiene que ser con nosotros. Consideramos que somos la mejor herramienta, sin lugar a dudas, pero si ellos consideran que es otra, les pedimos que mantengan los estándares y el tipo de trabajo que maneja Uruguay Adelante. En Uruguay Adelante el referente barrial es el centro, porque la comunidad es el centro. A ellos los tenemos que empoderar para que el día de mañana esa olla o merendero deje de repartir comida y pase a ser un club de niños, de baby fútbol, o lo que quieran ellos, pero que sea algo construido en comunidad. Y no que el día de mañana caemos a explicarles a ellos cómo tienen que llevar adelante su barrio. Porque buena parte de eso es lo que traemos dentro del chip caritativo.

¿No hay caridad en esto?

La caridad no es lo mismo que la solidaridad. La solidaridad se construye, y se construye entre pares. La caridad tiene una visión asistencialista de arriba hacia abajo, y no queremos ir por el lado de la caridad, sino que queremos ir construyendo con ellos. Y si queremos construir, tenemos que escuchar. ¿Es asistencia o es construcción? Hasta puede ser asistencia para la construcción. Pero el objetivo es que ellos puedan construir comunidad, que sean la locomotora del barrio. Y no estrictamente que mañana el referente abra un supermercado y contrate a todo el barrio, no; sino que se pueda ir por un camino en el cual encuentren el lugar, ya sea a través de emprendimientos propios, de capacitaciones, o que vayan a un lugar donde la comida no sea mañana el centro de reunión. Que si se juntan a comer sea porque quieren, no porque lo necesitan.

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Alfredo Garcia Nació en Montevideo el 9 de agosto de 1954. Es Licenciado en Historia por la Universidad de Estocolmo, Suecia; que fue su lugar de residencia entre 1975 y 1983. Hizo un postgrado en Marketing y realizó los cursos del Master de Marketing en la Universidad Católica de Montevideo. Trabajó durante veinte años en la industria farmacéutica en el área privada. Su labor como periodista comenzó en los semanarios Opinar y Opción a principios de los ochenta. Participó en 1984 en el periódico Cinco Días clausurado por la dictadura. Miembro del grupo fundador del diario La Hora, integró luego el staff de los semanarios Las Bases y Mate Amargo. Escribió también en las revistas Mediomundo y Latitud 3035. Es el impulsor y Redactor Responsable del Semanario Voces. Publicó el libro Voces junto con Jorge Lauro en el año 2006 y el libro PEPE Coloquios en el año 2009. En el año 2012 publica con Rodolfo Ungerfeld: Ciencia.uy- Charlas con investigadores. En 2014 publica el libro Charlas con Pedro y en 2019 Once Rounds con Lacalle Pou. Todos editados por Editorial Fin de Siglo.