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Se espera que confirmen a Xiomara  por Ruben Montedonico

Se espera que confirmen a Xiomara  por Ruben Montedonico
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La diferencia en las elecciones que arroja el escrutinio electoral del pasado domingo en Honduras a favor de Xiomara Castro -alrededor del 20%- sobre el segundo lugar (el alcalde derechista de Tegucigalpa, Nasry Asfura) acotan las posibilidades de fraude que, según se afirma por diversas fuentes confiables, ocurrió contra la misma candidata en dos oportunidades similares anteriores (2013 y 2017).

En la post-guerra pasada y en particular en las últimas dos décadas del siglo XX, la nación sirvió como asiento principal en Centroamérica (incluido el extremo ístmico panameño) de las fuerzas militares del Comando Sur (Southcom) de EE.UU. para el control político de la región. Desde una posición a 100 km. al norte de la capital del país, ocuparon la base de Soto Cano y coadyuvaron a conformar y entrenar a un par de miles de soldados locales como cuerpo de paracaidistas, estructurando el centro fundamental del ejército.

Sin embargo, en esa base -comúnmente conocida como Palmerola- se organizó la mayor parte de la denominada “contra” que incursionó contra posiciones de la Nicaragua sandinista. Esa fuerza militar fue sostenida económicamente por dos sucesivos gobiernos de Ronald Reagan; el comercio narcotraficante (desde México y Colombia a EE.UU. por Pablo Escobar Gaviria, Gonzalo Rodríguez Gacha, Rafael Caro QuinteroMiguel Ángel Félix Gallardo y el hondureño Ramón Matta-Ballesteros); el aprovisionamiento de armas incautadas por Israel (a través de sus ex oficiales Katz y Klein, desde Miami) y el visto bueno de su Consejo de Seguridad Nacional, encargado de emplear al Mosad e interrelacionarlo con la unidad 8-200 de la Defensa. Al final, los fusiles AKM 47 chinos y otras armas fueron introducidas a Honduras por el departamento Gracias a Dios (donde solía nadar el embajador gringo John D. Negroponte) por unos cubano-estadunidenses (entre los que estaba Mario Dellanicol, que trabajaba para la CIA); fueron entrenados en diversas tareas por personal del argentino Batallón 601 (dirigido por José Osvaldo “Balita” Riveiro). El minado de costas del Pacífico de Nicaragua (en particular al puerto de Corinto) se hacía con lanchas rápidas que partían de islas del golfo de Fonseca, seguramente del puerto de Amapala, en la isla del Tigre.

Desde esa base partieron parte de los 26 mil soldados estadunidenses que invadieron Panamá en diciembre de 1989 y si la presidenta de Honduras resulta ser Xiomara Castro -esposa del derrocado presidente de esa nación, Mel Zelaya- deberá administrar, también la base gringa y su recientemente inaugurado aeropuerto, con aportación española de 23 millones de dólares (acordada por el antiguo gobierno de Mariano Rajoy).

De no ocurrir ningún “imprevisto” de aquí al 27 de enero -fecha en que asumiría la presidencia la señora Castro de Zelaya –“la comunista”, según sus adversarios- se encontrará con un país que tiene a dos millones de sus connacionales viviendo en EEUU (que envían 7 mil 500 mdd cada año a Honduras); algunos miles de migrantes esperando en suelo mexicano; se estima que casi el 70% de la población está entre la pobreza y la miseria; un 30% del suelo es ocupado por empresas extranjeras dedicadas -entre otras cosas- a vender energía eléctrica, agua pura y telefonía; pequeñas capas medias y la gran burguesía acostumbradas a la servidumbre generalizada entre medio de desempleo, la falta de seguridad sanitaria, el narcotráfico, la corrupción y la violencia generalizada que no distingue entre inocentes y “pecadores” que defienden derechos humanos básicos, como ocurrió con la asesinada Berta Cáceres en 2016.

Xiomara Castro enfrentará, asimismo, un país que destina el 13 % del presupuesto a dos agrupamientos militares, defensa y justicia, que intentan dar seguridad a la población, en tanto para educación de todos los niveles se destina sólo el 4,91% del PIB%.

La segunda ciudad del país, San Pedro Sula, fue la mayor en incidencia criminal del planeta y aún hoy se encuentra entre las más riesgosas del mundo. En el listado acerca del Índice de Desarrollo Humano -según Naciones Unidas– que mide la esperanza de vida, el nivel de salud, el acceso a la educación y la dignidad en el nivel las personas, Honduras se ubica en el lugar 130 del mundo, el más bajo del área continental y desde el punto de vista latinoamericano únicamente es superado por Haití, que se ubica en el sitio 163.

Espero que Xiomara Castro haga un mejor gobierno que su marido y que la dejen cumplir todo su periodo de gobierno. Tiempo atrás, sobre las terribles circunstancias que le tocó vivir al ex presidente, escribí algo así como que le correspondió a “Manuel (Mel) Zelaya, en Honduras, en 2009, ser destituido y expulsado del país (en pijama) por los militares, conniventes con los poderes Judicial y Legislativo, sólo (tuvo) una intención primaria de reforma. (Los golpistas) tenían de previo la autorización y el apoyo del imperio. En Honduras, el poder que produjo el golpe se dio con la aquiescencia de Obama-Hillary Clinton, sumándose la jerarquía de la iglesia católica y los periódicos El Heraldo y La Tribuna. En este caso fueron infructuosos los intentos de ‘normalización’ emprendidos, primero, por el chileno José Miguel Insulza -secretario general de la OEA- y luego por el engreído narcisista premio Nobel de la Paz (1987) y ex presidente tico Óscar Arias”, en acuerdo con la secretaria de Estado -según ella misma escribe en su autobiografía- dejando fuera a Zelaya.

Al rememorar lo anterior y esperar “algo” del gobierno “progre” que eventualmente encabezará Xiomara Castro, esperemos que no intervengan Wall Street o los interesados amigos de Hillary, y que a Joseph Biden o a Kamala Harris no les prenda el halcón del Departamento de Estado, Antony Blinken, ni sus pichones, ninguna pulga en la oreja, hechos consumados o por consumarse, u otras trampas: con desempeñar el cargo ya llenó su mochila. Con 4 u 8 años postergada, estará urgida por aplicar su programa de gobierno, sin desbordes ni inmersiones en otras honduras.

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