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Sidney Lumet: un demiurgo de cine liberal

Sidney Lumet: un demiurgo de cine liberal
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Hace diez años que Sidney Lumet falleció (9.4.2011) y es hora de valorarlo como se debe, porque se lo tuvo como un buen artesano, cuando en realidad fue un creador. Lo que sucede es que Lumet nunca quiso ser elegante ni necesitó ser un maestro, porque prefería movimientos de cámara económicos y encuadres que potenciaran la emoción y la puntuación exacta de una escena, más que su lucimiento personal. Antes que nada, era un narrador de historias, y siempre que pudo prefirió Nueva York a los rodajes en estudio. Su carrera como director se extendió por más de 50 años, desde el teatro y la TV hasta la adopción del video digital con su última película, la magistral Antes que el diablo sepa que estás muerto. Durante ese tiempo, Lumet fue nominado a cinco Oscar, cuatro por dirección (12 hombres en pugna, Tarde de perros, Poder que mata, Será justicia) y uno por guion adaptado (Príncipe de la ciudad), pero nunca ganó. Y aunque recibió un Oscar Honorífico en 2005, Spike Lee dijo al escuchar la noticia: “Sidney fue nominado cinco veces y fue robado. Eventualmente obtuvo un Oscar por su trayectoria. Siempre hacen esa mierda en la Academia”.

No todas sus películas fueron clásicos. Hay títulos malos en la lista: basta recordar el horrendo musical El mago o el policial Tan culpable como el pecado, films a los que por suerte nadie recuerda. Pero Lumet era un pragmático, y en 1995 confesó: “He hecho películas porque necesitaba el dinero. He hecho otras porque me encanta trabajar y no podía esperar más. Como soy un profesional, trabajé tan duro en esas como en las otras que he hecho”. A lo largo de su carrera lo bueno supera con creces a lo malo, y en las mejores demostró los rasgos que nos gustaban de Lumet: mano firme y madurez. Por encima de todo le encantaba el cine, y dedicó su conmovedor y erudito discurso de aceptación del Oscar a sus compañeros y al medio, diciendo: “Me gustaría agradecer a las películas. Sé que suena generalizado, pero para mí es muy real. Tengo el mejor trabajo en la mejor profesión del mundo. Sólo quiero agradecerles todo a ellas”. Como dijo Martin Scorsese al fallecer Lumet: “Llega el fin de una era. Lo vamos a extrañar inmensamente, pero su venerable trabajo perdurará”.

Nacido en Filadelfia el 25 de junio de 1924, Lumet era neoyorkino de adopción, porque fue en 1928 que su familia se instaló en Brooklyn. En 1929 debutó como actor infantil en radio y luego en un teatro judío. En 1947 fundó una compañía teatral independiente, y en 1950 fue contratado como director de TV por CBS. Hasta 1956 Lumet realizó para ese medio docenas de dramas, se desempeñó como conductor de programas y dirigió en teatro obras de autores prestigiosos como Bernard Shaw y Camus. Muchas adaptaciones televisivas tuvieron libretos del inquieto Reginald Rose. Con él y Henry Fonda Lumet debutó en 1957 en cine, dando inicio a una obra que llegó a 44 títulos, y puede dividirse en tres áreas. La más valiosa la forman una serie de films polémicos de tono liberal, donde se ocupó de las falencias del juicio por jurados (12 hombres en pugna), el peligro del holocausto nuclear (Límite de seguridad), los sobrevivientes del nazismo (El prestamista), la brutalidad de ciertos métodos militares y policiales (La colina de la deshonra, Hasta los dioses se equivocan), el penoso despertar del sueño americano (El grupo, King: de Montgomery a Memphis), la corrupción policiaco-judicial (Sérpico, Príncipe de la ciudad, Será justicia, Preguntas sin respuesta, El lado oscuro de la justicia), la inadaptación social (Tarde de perros, Al filo del vacío, Find Me Guilty, Antes que el diablo sepa que estás muerto), la inmoralidad de la prensa (Poder que mata), la denuncia del maccarthysmo (Daniel) y el caos del sistema sanitario (Cuidados intensivos).

La segunda área la forman un puñado de adaptaciones teatrales muy aferradas al texto, con una notable culminación en O’Neill (Viaje de un largo día hacia la noche), un acierto en Miller (Panorama desde el puente), y tonos más desparejos en Chejov (La gaviota), Tennessee Williams (El hombre en la piel de víbora), Ira Levin (Trampa mortal) y Peter Shaffer (Equus). Por último, hay 19 tareas impersonales, aunque disfrutables (Llamada para el muerto, Crimen en el Expreso de Oriente, El precio del poder y El gran golpe, por sólo citar cuatro) o fallidas, como las mencionadas en el segundo párrafo, más alguna otra (La cita, Dime lo que quieres).

Pese a esa división, ciertos rasgos recorren toda su obra. El más visible, la omnipresente mirada a Nueva York, desde un punto de vista lúcido y amargo, con apuntes a la miseria como promotora de la delincuencia, los abusos del poder y la intolerancia sociopolítica. La experiencia del director, que pasó su infancia en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, se nota en muchos films, y su condición de judío casado durante años con una mujer negra (la hija de Lena Horne) explica su interés por el análisis étnico. Lumet ha mantenido una línea inconformista, comprometida con ideas a las que nunca renunció. Sólo así se explican algunas audacias: comparar los métodos militares de reeducación con ejercicios de brutalidad y sadismo en La colina de la deshonra; hablar en 1976 de un mundo globalizado y librado a la corrupción y la inmoralidad en Poder que mata; o proponer en la Era Reagan a dos comunistas como mártires en Daniel. Sus personajes desafían al sistema o se aíslan tras un muro de silencio, convencidos que su causa es justa, y acaban convertidos en parias sociales. Son antihéroes de historias donde la honestidad ideológica y la entereza moral terminan siendo el nervio motor del asunto. Esa postura, pilar básico de su obra, es lo que la hace imperecedera.

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".