Home Política Sudamérica intensifica las luchas sociales    por  Julio A. Louis  
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Sudamérica intensifica las luchas sociales    por  Julio A. Louis  

Sudamérica intensifica las luchas sociales    por  Julio A. Louis   
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La década del 90 es de ofensiva neo liberal. Sin embargo, Chávez accede al gobierno de Venezuela en 1998 y pronto se suceden gobiernos progresistas en varios países de América del Sur. No obstante, desde 2008 se asiste a otra ofensiva yanqui en su “patio trasero” y la pandemia actual la ha agravado.

Ésta ha sido provocada por la destrucción del medio ambiente, motivado por la necesidad de la creciente explotación de los recursos naturales por las trasnacionales. Una de sus consecuencias es el crecimiento de la desigualdad social. Pocos billonarios ganan cada vez, mientras amplias masas populares sufren el coronavirus, la desocupación, el hambre y la miseria. Por eso esas masas desesperadas se movilizan, muchas veces sin objetivos claros, fuera de querer cubrir sus necesidades mínimas.

Si la crisis es mundial se agrava en los países del Sur pobre. Y en América Latina, la región más desigual del mundo, provoca enormes movilizaciones populares. Centraré el análisis en los tres países donde la lucha de clases (y también de las etnias aborígenes) genera una represión contrarrevolucionaria que originan regímenes neo fascistas. Se llama neo fascismo a un fascismo con características diferentes a los que soportó, sobre todo el Cono Sur en las décadas del 60 y del 70 con las dictaduras basadas en la Doctrina de la Seguridad Nacional. Son ellos Colombia, Chile y Brasil.

Colombia es el país de mayor violencia contrarrevolucionaria. Su dilema es el autoritarismo o la apertura democrática, el golpe de Estado o la renuncia de Duque. En ella aparece una nueva modalidad de golpe: el auto golpe gradual. Al estilo de Fujimori Duque concentra un gran poder legal y real. Promueve mayor militarización, y no se ha respetado el Acuerdo de Paz con la guerrilla de las FARC-EP. Hay masacres en los territorios que fueron ocupados por la guerrilla y contra manifestantes desarmados en Bogotá y otras ciudades.   Se ha llegado a bombardear niños, hay violación permanente de los derechos humanos, presencia irregular de tropas yanquis (que también agreden a Venezuela), desconocimiento y supresión de facto de autoridades locales y de los fallos judiciales -una vez más la política predomina sobre lo jurídico- y un enorme presupuesto militar.  Por ende, no se necesita un golpe militar: ya hay un gobierno autoritario sustentado en el poder militar.

Duque y su Partido controlan el Estado en lo jurídico y lo económico, de modo que la independencia de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) es una ficción. La pandemia les permite gobernar un Estado de Excepción permanente. Las masacres son más de 60 entre 2020 y 2021, hay más de 230 firmantes de los Acuerdos de Paz y 573 líderes sociales y de derechos humanos asesinados. Se promueve el fascismo. Y se va en camino a las Dictaduras de la Seguridad Nacional del Cono Sur en décadas pasadas, vista como una “nueva normalidad”. 

Tampoco hay garantías en el proceso electoral. Está demostrado que la elección de Duque como presidente fue ilegítima. Y, por ende, las elecciones del 2022 serán en medio de una dictadura descarada.

BRASIL   Con más de 300.000 muertos, una crisis política profunda y recesión económica Brasil se ha convertido en una bomba sanitaria que amenaza a la región.  Es el epicentro mundial de la pandemia y un laboratorio de nuevas cepas. Además de defensor del fascismo, Bolsonaro negó la pandemia, enfrentó a las autoridades que han tomado en serio el covid 19 y sostuvo que el coronavirus es una “gripecita”, un “resfriadito”. 

Sin embargo, Bolsonaro conserva niveles importantes de adhesión. Se explica por el apoyo de un sector minoritario de la población, alrededor del 30% identificado con hombres de mediana edad, blancos y de clase media del Sur-Sureste del país, de ideas racistas, xenófobas y misóginas. Esa minoría se completa con la adhesión de sectores que han ido cambiando. Ha disminuido el apoyo de la clase alta, pero se compensa con la adhesión de sectores populares sobre todo del Nordeste, resultado del programa de transferencia de dinero a las familias más pobres. Además, lo apoyan las iglesias evangélicas, el mundo financiero, los partidos conservadores y los militares, cuyos miembros ocupan casi la mitad de los cargos del gabinete. Esa influencia militar nunca ha faltado porque el fin de la dictadura de la Seguridad Nacional fue una transición pactada, en la que los militares se aseguraron la impunidad.

Ante tal situación se abren tres caminos: un juicio político, con dos antecedentes de presidentes desplazados: Collor en 1992 y Dilma en 2016; un difícil auto golpe, ya que es dudoso que los gobernadores y los militares lo acompañen; y las elecciones. Ante esta última posibilidad, Bolsonaro cambió de estrategia: creó un comité de crisis para enfrentar la pandemia, aprobó la vacuna y apareció en público con barbijo.

En contraste con las guerras sangrientas que condujeron a la independencia de la América española, la historia de Brasil desde su emancipación es sin guerras, mediante pactos entre las élites. Así fue el último país latinoamericano en abolir la esclavitud (1888). Mucho después, en los años 60, el movimiento guerrillero no tuvo la fuerza que tuvo en Argentina, Chile o Uruguay.

El regreso de Lula es la esperanza, pues su discurso se basa en el trabajo, la salud y la economía y defiende a Petrobras, al Mercosur y las vacunas.  Las persecuciones contra él, fue anulada tardíamente por el Supremo Tribunal Federal, recobrando sus derechos políticos, situación que no es ajena al contexto.

CHILE actual está marcado por el estallido social que comenzó el 19 octubre de 2019 y abrió la crisis del régimen y del modo económico y social con una movilización popular totalmente inesperada para la clase dominante. Sin embargo, es un fenómeno previsible, uno más de los que están sucediendo en el continente. Fenómenos que comenzaron en Puerto Rico en 2018, reclamando la salida del gobernador. Después, en 2019, en Ecuador se produjo la rebelión indígena y obrera, desencadenada por el alza de la gasolina.

En Chile anteriormente hubo protestas en general, pero no eran nacionales, concentradas en sectores de trabajadores específicos. Esta vez el levantamiento fue liderado por jóvenes estudiantes, los que arrastraron tras de sí a jóvenes de un amplio abanico de sectores sociales. La chispa que encendió la mecha fue un aumento en la tarifa del metro de Santiago. La dura represión policial contra adolescentes provocó la indignación y el movimiento se extendió para ser una marea nacional.

Aunque los militantes de los partidos de izquierda y los activistas sociales se sumaron a las movilizaciones, no tuvieron un papel destacado. Pero bajo la presión de las masas, el 23 de octubre, cientos de organizaciones agrupadas en la Unidad Social convocaron a una huelga general. Se estaba frente una situación que presentaba características prerrevolucionarias, en que los de arriba no pueden y los de abajo no quieren vivir como antes. Durante dos meses se produjeron barricadas y enfrentamientos con represión policial y gigantescas manifestaciones. La mayor tuvo lugar en Santiago el 25 de octubre de 2019. Según cifras oficiales del gobierno más de un 1.2 millones de personas participaron solo en la capital y más de tres millones en todo el país. La demanda generalizada fue la convocatoria de una Asamblea Constituyente que sustituya a la Constitución heredada de Pinochet. Y se evocaron las palabras de Allende el 11 de setiembre de 1973: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.” 

Los trabajadores y el pueblo comenzaron a crear organizaciones territoriales de base auto convocadas en todas las comunas y barrios populares. La gente movilizada se dijo: “nosotros auto organizados tenemos que tomar el futuro en nuestras manos.”

Las protestas no terminaron con la brutal represión policial. El gobierno estaba al borde del colapso. Pero luego no ha solucionado ninguno de los problemas del pueblo. Peor: el covid 19 y las medidas de confinamiento intermitente han desencadenado desempleo y aumentado la pobreza. Las ollas populares han paliado el hambre. De todos modos, el confinamiento impuesto a raíz del covid 19, de momento han disminuido el ritmo de las protestas.                                  

                              La catástrofe económica 

  El gobierno de Piñera trata de reeditar la política de los consensos de las primeras décadas de la transición entre el pinochetismo y la Concertación, garantizando la estabilidad del régimen y la profundización del capitalismo neoliberal.  Mas hoy hay una catástrofe económica con un 30% o 40% de desocupados, un renovado movimiento de protesta social y el llamado a la Huelga General encabezado por la Unión Portuaria. La diputada Pamela Jiles es ampliamente popular por impulsar en el Congreso leyes en favor de los más necesitados. A Piñera la llegada de la pandemia le dio un respiro, le permitió dictar el toque de queda nocturno, y los encierros justificados. Pero el manejo de la pandemia ha sido deficiente y la recesión económica es la más profunda desde los años 80.

Las recientes elecciones de mayo señalan la derrota de la derecha de Pinochet y de la socialdemocracia (Bachelet-Lagos). Los independientes alcanzan una representación inédita, que en sí tienen variadas orientaciones, pero la misma oposición a la derecha y a la socialdemocracia.

Un escenario de incertidumbre

Los movimientos de trabajadores y de otras clases y capas populares están debilitados, pero no han muerto. En Nuestra América partidos de esa composición social han llegado al gobierno. Pero también es cierto que hay movimientos de oposición al capitalismo diferentes al movimiento obrero: de cooperativistas, de pequeños productores, feministas, antirracistas, etc. En síntesis, hay que intentar la unificación de la izquierda antiimperialista y socialista, bien ligada a las masas populares y a los trabajadores, con fines estratégicos o de larga duración. Y al mismo tiempo, capacitadas para articular alianzas tácticas de corta duración.

NOTAS

 

  1. La principal fuente de información sobre Colombia es el artículo de Piedad Córdoba Ruiz, “Duque: auto golpe o renuncia” aparecido en “Resumen Latinoamericano” del 8 de mayo.

 

  1. Sobre Brasil es “Brasil sufre” de José Natanson. Y “Masacre en Brasil” de Bruno Bimbi. “Le Monde Diplomatique” de abril 2021 .

 

  1. Sobre Chile, (documentos aparecidos en el “Werker Rojo”),“Análisis dela situación política nacional para nuestra intervención en los nuevos combates”. Documento conjunto del Socialismo Revolucionario y el Partido de los Trabajadores. “Día Internacional de los Trabajadores. Fuera Piñera. Libertad para los presos políticos, por un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo”. Documento conjunto del Socialismo Revolucionario y el Partido de los Trabajadores. “El navío del régimen naufraga” de Patricio Guzmán.

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