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Una difícil época para la solidaridad

Una difícil época para la solidaridad
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El otro lado de la esperanza (Toivon Tuolla Puolen), Finlandia/Alemania 2017. Dirección, libreto y selección de banda sonora: Aki Kaurismaki. Fotografía: Timo Salminen. Con: Sherwan Haji, Sakari Kuosmanen, Ville Virtanen, Kati Outinen, Dome Karukoski, Jorn Donner. Estreno: 28 de junio. Calificación: Buena.

 

Las mejores películas del finlandés Aki Kaurismäki (digamos, La muchacha de la fábrica de fósforos, La Vie de Bohème, Juha, El hombre sin pasado o El puerto) funcionan desde un lugar ficticio en el cual nada de lo que sucede parece real, y sin embargo -en rara paradoja- nada de lo que nos rodea cotidianamente parece tan real como lo que en esos films vemos. Esa cualidad kaurismakiana se repite en El otro lado de la esperanza, donde la narrativa parte por dos caminos diferentes hasta que en un momento determinado ambas vías chocan. Por un lado está Khaled, un inmigrante sirio que llega a Helsinki por casualidad, después de padecer maltratos de todo tipo en su viaje por Europa, en el que incluso se vio obligado a separarse de su hermana menor, a la que está empeñado en reencontrar. Este joven llega oculto entre los carbones de un barco carguero, y de inmediato se presenta a las autoridades porque quiere ser legalista, sin saber el significado de la palabra burocracia. Lo notable es lo que responde cuando le preguntan cómo hizo para que no lo descubrieran: “Fue fácil. Nadie quiere verme”. Por otro lado se ubica Waldemar Wikstrom, un vendedor ambulante de camisas, típico representa de la clase media y la edad cercana a la jubilación, que también deja a sus espaldas una forma de vida: lo primero que vemos de él es cómo abandona su hogar y a su mujer, y comienza a incursionar en el negocio de los restoranes.

Desde ese doble punto de partida, Kaurismäki comienza a aceitar su habitual juego de ironías entre los dos personajes, el inmigrante real y el metafórico. Khaled se juega la vida a cada paso, mientras que los riesgos de Wikstrom apenas se dan en una mesa de póker. Khaled ha traspasado fronteras peligrosamente reales; las de Wikstrom en cambio están simbolizadas en los reiterados y oportunistas cambios de menú étnico del restorán, para atraer nuevos consumidores. Hasta que las peripecias de ambos los unen por casualidad, haciéndoles vislumbrar una probable esperanza en medio de la xenofobia y la gelidez institucional que los rodea.

Sólo Kaurismäki parece ser capaz, en el cine actual, de realizar una comedia basada en el humor serio acerca de una situación tan dramática como la que padecen los refugiados ilegales en la Europa actual. Las armas para ese hallazgo deben buscarse en la estética de la película. Por un lado, mediante la disposición, exposición, desarrollo y acciones de los personajes finlandeses, utilizando su ridículo ceremonial corporal para satirizar a la sociedad de su país. Y por otro lado, la propia sequedad de las imágenes o la forma de iniciar y acabar los planos, que van más allá de lo que en realidad muestran. Ejemplo de ello es el deliberado contraste entre un mural del ícónico Jimi Hendrix, reiteradamente enfocado por la cámara, y la aparición de viejos músicos intentando sobrevivir a duras penas con su arte. Sus intermedios musicales no están porque sí, sino que sirven para distanciarnos (y de esa forma percatarnos mejor) del nivel de violencia social, racial e institucional que parece imperar hoy en el viejo continente. A todo eso debe sumarse una ambientación tan minimalista y austera como lo que se cuenta, y que se apoya en una fotografía sin brillo y de frías tonalidades. Todo para señalarnos que la amistad, la sinceridad, el amor y la tolerancia apenas sobreviven en esta era tan reñida con el concepto de solidaridad. El resultado es un film político que denuncia una terrible situación, y lo hace de una manera tan distanciada que termina volviéndose cálida.

 

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".