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Vení Bochita volvé

Vení Bochita volvé
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Antonio Pippo  

 

¿Es posible que un partido político de los más antiguos del planeta, que estuvo en el gobierno casi un siglo, se transforme en un holograma, un polvillo fantasmal perdido en amarillentas páginas de libros de historia?

Sí, es posible. Le está pasando, en un acelerado proceso, al Partido Colorado. El último empujón -¿penúltimo?- se lo dio Pedrito Bordaberry, quien mandó un mail renunciando a cualquier candidatura y se fue a Europa para demostrar que la tristeza por la decisión no lo ahogó en un mar de lágrimas, ni de gin tonic, pero lo llevó a un temporario exilio que algunos, por ejemplo su ex amigo y cuasi mayordomo Fernando Amado, hoy devenido castor político que te hace un agujero en cualquier tronco que le arrimen, celebró alborozado. Fue un festejo raro, porque sólo se le juntaron un pelado con pinta de feriante que ha cargado cajones de verdura y aliado hasta con la mona Chita, y un tipo estilo aristócrata jubilado, legislador más aburrido que Bottinelli haciendo stand up y de rara prosapia para semejante compañía: su segundo apellido es Batlle.

Tema excesivo para mi capacidad de pensador, siempre alta pero que jamás me permitió sacar una tómbola ni prever los oscuros giros del destino que hicieron que Raúl Sendic fuera vicepresidente, Constanza Moreira senadora y Victoria Rodríguez ganase un Iris y no un rallador de cocina.

Hombre de decisiones rápidas, decidí pedir orientación a la turca Magdalena, que, me dijeron, tiene una bola con visión de futuro –una sola, comprobado- incomparable. Y, por otro lado, le atiende un quiosco a Cachete Espert y baila tango en la plaza Fabini con el Oreja Prestes.

Una personalidad ecléctica. Rarita, diría. Pero me la recomendó Urruzola, y yo le creo todo a la María. Por las dudas no le discuto ni sobre el clima.

-Dígame, Magdalena… ¿a quién ve como el hombre que puede rescatar al Partido Colorado, impidiendo su fallecimiento por ausentismo de candidatos?

-Y, a ver… -dudó la gorda, mientras acariciaba la bola, empañada ella, como si fuese un consolador-. Veo a un hombre escasamente joven, mejor dicho viejo, con las cejas muy espesas…

-¡No me joda! Ese es Sanguinetti…

-¿Y…?

-Ya tiene olor a naftalina, m´hija…

-Bueno… Yo de colorados no sé mucho. Me cuesta verlos en la bola. Más bien los veo en bolas, que no es lo mismo. Y son todos ancianos. ¿Qué le dicen estos nombres: Batlle y Ordóñez, Domingo Arena, Berreta -¡de apellido, eh!-, Gestido, Pacheco… Ah, mirá, al Bocha lo recuerdo con cariño, de la época de Baires ¿sabés?

-Pero… ¡están todos muertos!

-¿El Bocha también?

-¡Sí!

-Sin embargo yo alcanzo a sentir su espíritu por aquí, como que me rodea toda y me acaricia…

La obesa vidente se levantó, excitadísima, y cayó la bola al suelo y se convirtió en mil pedazos: -¡Vení, Bochita, volvé…! Te tengo una botella de etiqueta negra y me vine sin ropa interior…

Me levanté hecho un basilisco (no sé cómo es levantarse hecho eso, pero suena finoli, académico): -¡Cerda chanta! ¿Para eso vine a consultarte?

-¡Es que anda en la vuelta, te lo firmo! Vos sabés que si lo hizo una vez lo puede hacer otra… ¿Fuiste por L’Avenir por las dudas…?

-¡Andá a la puta que te parió! ¿Me estás tomando el pelo? ¿Un fiambre va a resucitar al Partido Colorado?

-¡No! No entendiste nada, pelotudo… No hay modo de resucitar a ese cadáver, querido. Lo que puede hacer el Bochita es una realidad paralela, como una cosa mística, superior ¿me comprendés? Lo demás ya pasó, ya fue, quedó la huella. Los colorados ahora van a mirar todo de arriba, que es igual a decir de afuera…

Me levanté, tiré la silla y lamenté no poder reventarle la bola maldita en la cabeza. Me fui sin pagarle. Me gritó: -¡Ya te va a cobrar el Cachete!

A la noche, después de seis whiskies en Colonia y Paraguay, me serené.

¿Y si la gorda –como Seregni antes- tiene razón y vamos a un bipartidismo bajo una tutela espiritual?

 

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Antonio Pippo Tiene 58 años de trabajo en el periodismo. Ha trabajado en todos los canales de TV del país, abiertos y por cable, menos VTV; ha trabajado en casi todos los diarios, semanarios y revistas (los que se han editado y los que aún se editan en el país); ha trabajado como columnista en varias radios. Ha sido docente de comunicación en la Universidad  ORT. Ha publicado seis libros. Ha dictado charlas y conferencias en la capital y diversas ciudades del interior sobre temas de periodismo. Fue productor general y co protagonista de un espectáculo de tango que se presentó en el país durante diez años, cerrando ese extenso ciclo el año pasado.