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¿Verdes, de envidia?

¿Verdes, de envidia?
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Trascendió hace unos días que casi treinta jerarcas gubernamentales, por su condición de retirados militares, cobran el sueldo correspondiente a su cargo además de la jubilación.  Por lo tanto, perciben un doble ingreso, y ambos de un monto interesante. La situación es legal, pero plantea muchas interrogantes.¿No fue bandera de Cabildo Abierto que iban a combatir los privilegios? ¿Es ético que tengan dos remuneraciones? ¿No cuestiona esta situación la ventaja que tienen los militares por jubilarse en forma temprana, y de pertenecer a otra caja? ¿Se acabó el recreo, pero no las prebendas? Frente a la difícil situación que atraviesa mucha gente, ¿no sería un buen ejemplo tomar las medidas correspondientes para terminar con este privilegio que, además de muy injusto, parece absurdo?

 

La ética y la moral por Mario Ferreira

Hay una eterna discusión que surge cada tanto, acerca de los privilegios con que cuenta la clase política (aunque no es la única; sucede algo similar con los privilegios de algunos grupos como el de los empleados públicos frente a los trabajadores privados, tema que sería interesante debatir en otra oportunidad). Y es una discusión que, por lógica, el sistema nunca se ha dado en profundidad ya que cruza en forma horizontal a todos los partidos; es la muestra del corporativismo político que como cualquier otro, defiende a ultranza sus beneficios aún en desmedro del bien común. Y es extraño que, sabiendo que todos ellos cuando salen a buscar nuestros votos hablan de “la lucha por la igualdad de todos los uruguayos” y que no cumplen luego sus promesas, no seamos capaces como sociedad civil, de poner estos temas como parte de la agenda.

Cuando son de nuestra simpatía, aparecen siempre los pretextos de que “siempre fue así”, o de que “no se puede cambiar”, o quizás en algunos, el sueño de llegar a formar parte de ese grupo. Pero sin embargo nos quejamos (y con justa razón, como debiéramos hacerlo siempre) cuando nos enteramos que varios militares en usufructo de sus abultadas jubilaciones, ocupan cargos públicos a partir de los cuales acceden a suculentos sueldos.

Manini ya demostró que no es creíble. Toda su campaña giró alrededor de la letanía de “voy a pedir que me desafueren”, para terminar, justificando lo contrario. La pregunta es: ¿qué entendemos por ética y moral y qué entiende, en este caso, Cabildo Abierto?

Muchísimos autores afirman que la moral es un hecho histórico que varía de acuerdo a la realidad. Podríamos hablar de una moral feudal, cristiana o burguesa y así, sucesivamente. Un ejemplo que proponen como prueba de esto: filósofos como Platón o Aristóteles (adalides de la moral), aceptaban la existencia de esclavos.

Personalmente creo que hay algo más importante en el ser humano que dicta lo que está bien o lo que está mal, algo así como una “memoria ancestral de valores” (podría llamarse Dios, conciencia, etc.) que muestra el mejor camino para nuestras decisiones en pos del bien común. El caso está en si le hacemos caso o no.

Es evidente que, en este momento del país, la inmoralidad de determinadas acciones como la del tema que nos ocupa (aunque no en exclusividad), es evidente, contradiciendo, además, el discurso público en base al cual atrajeron agua para su molino. Y esto agrega otra cara del tema: el engaño.

Sería importante que toda la clase política diera una clara muestra de compromiso real con la gente a través de gestos, que muestren una intención de trabajar por la igualdad de oportunidades y condiciones de todos los habitantes del país.

 

Fuerzas armadas, privilegio e impunidad por Federico Kreimerman

 

La actual Caja Militar es un régimen que mantiene importantes privilegios, con esta premisa, no se puede ignorar que existe dentro de las Fuerzas Armadas, principalmente en la llamada «tropa», una composición mayoritaria de sectores pobres, muchas veces jóvenes de distintos lugares del interior, que como consecuencia directa de la política económica no encuentran un puesto de trabajo, terminan dentro del ejército por necesidad. Por ello es importante que los cambios de régimen no afecten a este sector, que no alcance a quienes tienen los sueldos más bajos.

Pero no podemos hablar de atacar los privilegios castrenses sin poner sobre la mesa la situación de los militares procesados por su responsabilidad durante la dictadura, que aún cobran importantes sumas de dinero. Quienes estén condenados por crímenes de lesa humanidad no deben cobrar ningún tipo de jubilación.

Personalmente rechazo que los militares gocen de impunidad. Es urgente realizar una investigación a la interna de las Fuerzas Armadas para esclarecer responsabilidades, enjuiciar y castigar a los criminales de la dictadura y a quienes atentaron contra el pueblo.

Pero no puedo dejar de señalar la hipocresía de quienes habiendo tenido 15 años de gobierno con mayorías parlamentarias hayan mantenido intacta la Ley de Caducidad, impidiendo que se investiguen todos los crímenes de la pasada dictadura y se juzgue a todos los culpables de haber perseguido, torturado y desaparecido a nuestros compañeros.

También nuestro país debe replantearse la concepción de un ejército organizado bajo la hipótesis de guerra con otros estados, la cual es utilizada para justificar el aparato armado y su abultado presupuesto en desmedro del gasto social en educación, salud y vivienda. Por último, pero no menos importante, reclamar la apertura de todos los archivos clasificados para su investigación, y dotar de recursos económicos y técnicos al grupo de profesionales que llevan adelante las tareas de búsqueda de nuestros compañeros desaparecidos. Para que el pasado no se repita, hay que conocer la verdad.

 

Lo que se está haciendo no es ético por Martin Forischi

Lo que todos estamos esperando es que el Uruguay salga adelante, lamentablemente no vemos ninguna posibilidad, y la verdad es que no hay un motivo real para aferrarnos a un Uruguay mejor en el corto plazo.

Escepticismo gigante de quien suscribe, y sin posibilidades de poder soñar con este Gobierno de turno, este país en lugar de evolucionar involuciona día a día, y cuestiones como la de este considerable número de jerarcas que cobran una prestación monetaria por su pasividad y a su vez la remuneración como funcionarios públicos, hacen que lamente profundamente el Uruguay que tenemos.

Del punto de vista legal la situación es jurídicamente válida, sin perjuicio de que bajando a tierra los sistemas de jubilaciones en el Uruguay era poco probable que lo viésemos en la práctica, por lo que este hecho de alguna manera le complico la vida al Gobierno, o por lo menos lo comprometió.

El cruce de “cajas previsionales” es frecuente. Es común ver una persona que se jubila como funcionario público, y luego pasa a trabajar en el ámbito privado, pero es poco probable el caso que se jubila por alguna otra caja para luego ingresar en la función pública, y este es el caso de estos jerarcas en cuestión.

Yendo a lo general y no quiero aburrir con términos legales para entender el complejo sistema de previsión militar, y sin analizar los casos concretos de estos jerarcas gubernamentales, con la nueva ley de retiros militares, es difícil comprender por qué algunos retirados perciben una pasividad monetaria importante y otros no, esto es producto de la nueva ley que rige el sistema previsional militar, la 19695 del 12/11/2018, donde se prevé diferentes situaciones.

Si al 28/2/2019 se verificare alguna causal de las que preveía la ley anterior, o hayan sumado 15 años o más de servicios, se jubilaran por el anterior sistema previsional. Si menor es la cantidad de años de servicios se regirá por la nueva ley, por eso la zona de transición es compleja de explicar, y notamos que algunos retirados militares cobran más que otros, pero viendo todo el sistema previsional general notamos inequidades respecto a un pasivo de BPS por ejemplo.

Pero la situación de los jerarcas es distinta, y digo que es distinta porque voy a la segunda parte, a lo particular, es extraño, teniendo en cuenta la coyuntura del país, ver que funcionarios públicos tengan 2 ingresos importantes, eso es difícil de explicar, no resulta justo. ¿Qué se puede hacer? No sé. ¿Es lo que se debía hacer? No sé.

Si sé que lo que se está haciendo no es ético, no tiene explicación. Llama mucho la atención, que al momento que jubilados militares asumieron como jerarcas, no se previó esa situación mediante la creación de una ley que inhiba estas situaciones para quienes cumplen funciones públicas.

 

Castas y privilegios por David Rabinovich

No hay debate posible. Lejos de combatir privilegios, el poder militar ha sido siempre su custodio. Siempre. Además de oficiar como reaseguro último del status quo, ha sido socio de las clases altas desde el fondo de la historia.

Dicen que las familias de la oligarquía Argentina aspiraban a tener un hijo obispo y otro general. El resto de la descendencia se dedicaba a los negocios. Salvando estilos y distancias, hay algo de eso a lo largo de toda nuestra América.

La casta de los guerreros nace cuando el mejor cazador se hace jefe de la tribu y líder contra las amenazas que pudieran significar otras tribus. La valentía, la astucia y la fuerza fueron cualidades insoslayables para mandar en la manada humana. Más tarde aparecen otras cualidades para adornar la condición de jefe: el honor por ejemplo. El mejor guerrero se quedaba con las mejores hembras y aspiraba a que sus hijos fueran los sucesores. Así nacieron las estirpes, los reyes y los súbditos. De forma similar, los brujos antiguos dieron lugar a los obispos y los papas, los imanes y ‘los guías espirituales’ de todo tipo. Poder y privilegios son los cimientos de las sociedades jerarquizadas. En las repúblicas, sus democracias representativas, sus sistemas de valores, sus mercados, la ideología que las ordena, todo el andamiaje justifica y perpetúa el poder concentrado y dominante de pequeños núcleos sobre las masas. En el centro de todo el poder está la propiedad privada. “La propiedad privada es el robo” decía Proudhon. Y se refería a ese largo proceso que se inicia en la prehistoria con la instalación, por la fuerza, de jerarquías en las sociedades primitivas. Con el devenir de los tiempos los estamentos de complejizan y el factor que los ordena es la capacidad de apropiarse de bienes materiales, muy en especial de la tierra. Es un proceso que continua hoy en día y ejemplos no faltan por cierto.

Basta entender el papel que juega el poder en la historia. Las consecuencias que el uso abusivo de la fuerza ha tenido, defender y “legitimar” cuanta indecencia y abuso se imponga sobre la plebe, para que no sea sorpresa la distancia entre los discursos y las realidades a la hora de evaluar las conductas de los estamentos superiores de las Fuerzas Armadas.

Entender la vinculación histórica con las familias de grandes terratenientes, así como el origen y el papel de Cabildo Abierto en nuestra sociedad actual, luego de analizar papel y origen del mundo militar es sólo un paso más. Para quienes los privilegios son una parte esencial de su cultura de casta, la justificación de todo ingreso por sobre la media está implícito. Y el doble discurso es la norma: ¿acaso no viven reclamando por los soldados, cuando en la práctica concentran los beneficios en la alta oficialidad?

Uno de los primeros y más importantes conflictos internos en CA tiene que ver con la distribución de los cargos con absoluta prevalencia de lo militar ¡Nada de lo que sorprenderse!

 

Solo verdes, no hay maduras por Andrés Copelmayer

Esperar un comportamiento ético de Manini y su tropa cívico militar, es impensable. El ex Comandante mintió a familiares sobre el supuesto paradero de desaparecidos, no cumplió promesa de desaforarse y asistir como indagado a la Justicia, y arremetió contra la Fiscalía de Corte acusando a todo el sistema de imparcial por ideologización de izquierda revanchista

Pero la izquierda también tiene sus verdes. La gestión y financiación de las prestaciones de la seguridad social terminó siendo el talón de Aquiles de la gestión económica del Frente Amplio durante sus 15 años de gobierno. Por motivos ideológicos, no poder o no querer, no usó las mayorías parlamentarias para consensuar una reforma estructural del sistema de seguridad social ni para legislar respecto a las cajas que están por fuera del sistema (Caja Militar y paraestatales: Bancaria, de Profesionales Universitarios y Notarial). Por eso a tragarse las verdes sin protestar, al constatar que en el actual gobierno sigue siendo legal que hoy haya 31 militares retirados con puestos de gobierno que además de su novel salario, acumulan el cobro de jubilaciones de privilegio.  Bochornoso pero cierto, porque cuando fuimos gobierno no supimos cumplir.

Otra verde es que Lacalle haya cedido en las designaciones del Partido Militar. Manini, al elegir los nombres para ocupar cargos de confianza que le correspondían por cuota política, designó militares retirados pertenecientes a su logia, casi todos defensores del golpe de estado de 1973 y de la doctrina de la seguridad nacional. Para asegurarse esos votos “duros” en la LUC y el Presupuesto, el Presidente fue condescendiente y ni siquiera chequeó antecedentes. Hasta el impresentable Sub Secretario de Defensa Rivera Elgue, deudor contumaz del Brou y negador de las desapariciones forzadas en el Uruguay, pasó el filtro presidencial, que fue mucho más riguroso para evaluar nombres y cargos de la cuota correspondiente al Partido Colorado y al sector de Larrañaga. También hay verdes para el Partido Colorado. Rápidamente el troglodita de Sanguinetti volvió a engullírselo, desapareciendo a Talvi y consolidando pacto de gobernanza con el Herrerismo y el Partido Militar. Más cargos, menos votos, más coalición y menos batllismo fundacional del Uruguay moderno. Más verdes para dirigentes claves del FA que siguen sin admitir que se tragaron el sapo de creer que Manini entraría a la política en clave progre y “artiguista”. Colaboraron con su lanzamiento político no echándolo a tiempo en sus reiterados desacatos como Comandante en Jefe. El 18 de mayo de 2017 debió ser cesado en su cargo cuando en su discurso expresó sobre los militares y la eventual reforma de la Caja Militar: “Tienen el privilegio de sentirse no funcionarios sino servidores del Estado y de escuchar en silencio las discusiones sobre su futuro, casi siempre teñidas de falsedades y tergiversaciones”. No lo echaron a tiempo, y por el contrario lo sancionaron reiteradamente, victimizándolo y ayudándolo a crecer políticamente.

Verdes para la gente de a pie que escucha como el gobierno vende discurso de austeridad mientras se mantienen privilegios dictatoriales, que benefician exclusivamente a los oficiales y no a la tropa. Verde para el sistema político que ahonda las grietas y es incapaz de generar políticas de estado en temas de valor estratégico para el desarrollo nacional como son la política exterior, las de convivencia y seguridad ciudadana y las de educación.

Verde que te quiero verde para el Partido Militar que aprovecha la grieta para seguir creciendo al amparo del alto precio de la libertad.

 

Pobres militares por Cristina De Armas

Cada Partido Político tiene en su seno – o eso pretende – sectores que puedan representar a sectores diferentes de la población para darle un espectro lo más amplio posible a la hora de la convocatoria al voto. Cabildo Abierto (en adelante CA) no es la excepción, así conviven en él un legislador como Lust y su pedido de medidas prontas de seguridad, y el Ministro Salinas, quien rinde cuentas a su esposa de su actuación y que nos ha ganado a todos el respeto y la buena valoración por su impecable actuación en estos tiempos de Pandemia. Por supuesto el Ministro como tal es hombre de gobierno y no de partido, pero no está mal recordar de donde viene.

Parece haber un problema con que retirados militares con cargos de gobierno representando a CA perciban aún sus jubilaciones militares a la vez que sus sueldos públicos actuales. En primer lugar, hay que recordar que los cargos de gobierno se ejercen durante cinco años luego de los cuales si cambia el gobierno o no se les convoca por falta de votos o voluntad de la estructura partidaria quedan sin trabajo y por tanto sin remuneración alguna. Los legisladores cobran aún un porcentaje de su sueldo durante un año más, pero nada más. Deben entonces volver a su vida normal en la actividad privada. Si renunciaran a sus jubilaciones, no las podrían recuperar luego, y esto no sólo sucede con los militares, abogados, contadores y tantos otros que llegan a la edad jubilatoria teniendo cargos de gobierno y han acumulado en su actividad privada los años de trabajo necesarios para la jubilación, pueden jubilarse y lo hacen por ella y perciben entonces ambas remuneraciones, la jubilación privada y el sueldo público. La diferencia está en aquellos que se jubilan en la actividad pública como es el caso de legisladores donde la jubilación se les suspende mientras están en funciones cobrando un sueldo en la actividad pública. Hay quienes asumen la posición de que eso debería suceder también en el caso de los retirados militares y es de recibo la inquietud; puede ser una solución definitiva  Otros tantos mantienen su actividad profesional privada a la vez que sus cargos públicos, no hay objeción para ello si no existe conjunción entre el interés público y privado (artículo 161 del Código Penal). Así se entiende que no invalida el cobro de sus jubilaciones al discurso de CA sobre la austeridad y la baja a los sueldos en la actividad pública.

Por supuesto, lo que llama la atención en las publicaciones son los montos de esas jubilaciones. En ese caso hay que recordar que los militares no se votan los sueldos a sí mismos y que esas jubilaciones fueron otorgadas por el sistema político al que CA no pertenecía porque no existía. Esta sociedad hace mucho tiempo que sabe los años en que se puede jubilar un militar de carrera y lo ostentosas de esas jubilaciones. El sistema político todo parece haber tenido siempre la intención de mantener a la jerarquía militar sin premuras. El posible motivo de ello queda a la libre interpretación del buen lector.

En los días en que me disponía a escribir esta nota surge la idea del senador Manini Ríos – y que el propio presidente ha dicho recordar desde 2015- sobre la posibilidad de que la tropa pueda construir rutas nacionales. Una forma de aumentar los sueldos de militares aún sumergidos en la pobreza, porque son la mayoría, los militares pobres.

No puedo dejar de preguntarme; entre el trabajo en las rutas de la tropa militar o el de alguna empresa constructora privada enorme, de esas que hacen real esfuerzo por lograr contratos para obras con el Estado, qué podrá decidir la política. Pobres militares.

 

Cumplan con el pueblo por Juan Pablo Grandal

Recuerdo hace un tiempo haber leído un artículo de prensa sobre la problemática global de la corrupción, creo fue cuando los casos de corrupción relacionados a Odebrecht estaban en boca de todos. Uno de los temas que se analizaba es como se veía esta situación desde el mundo desarrollado, y en particular recuerdo que, refiriéndose al caso japonés, se expresaba que, parafraseando, mientras todo funcionara bien, los japoneses estaban dispuestos a aceptar niveles moderados de corrupción. Y eso es efectivamente así: sin ser un experto en la temática, igualmente puedo asegurar con suficiente certidumbre que países como Japón o Corea del Sur son extremadamente clientelistas y con niveles de corrupción elevados. Sin embargo, esto no ha parecido impedir su desarrollo, y en el caso japonés, ni siquiera recibe una condena de sectores significativos de la población.

El poder funciona como funciona, es inevitable que corruptelas o clientelismos varios sucedan. Puedo entender la condena total a la corrupción desde el anarquismo, pero creo que los que creemos en la existencia del Estado y ciertas estructuras de poder jerárquicas debemos aprender a coexistir con ella. Por lo tanto, si uno ve que su país se desarrolla, los niveles de empleo y salarios son altos, el trabajador vive seguro, la educación es de calidad, poco debería importarle lo que suceda en las cúpulas.

Pero he ahí el problema. Aquí vemos episodios como los referidos en la temática de hoy, día por medio prácticamente, que atraviesan a todo el sistema político, pero, ADEMÁS, tampoco vemos que se tomen pasos significativos para encaminar a nuestro país al desarrollo, para trabajar en búsqueda del bienestar de nuestro pueblo, uno simplemente no lo ve. Simplemente ve un sistema político cuyas actitudes varían entre estar de brazos cruzados ante las problemáticas del país y ofrecer justificaciones varias sobre por qué cambiar nuestra realidad nacional es inviable o indeseable. Y mientras tanto, todos los partidos, sin excepción, encuentran formas de acomodar sus militantes y simpatizantes en el Estado de forma alevosa.

Y cuando digo todos, me refiero a todos. Como suele suceder con los partidos que antes de ingresar formalmente al sistema político tienen un fuerte discurso anticorrupción, Cabildo Abierto al acceder a los pasillos del poder rápidamente se acostumbró a su nuevo hábitat. Y por suerte, porque muchas veces los discursos fervientemente anticorrupción apuntalan proyectos políticos preocupantes y que llevan a problemas mayores. También sucedió con el Frente Amplio, que habiendo pasado 33 años en la oposición, al llegar al poder, se comportó de forma indistinguible del Partido Colorado. No quiero decir aquí que no haya méritos para apoyar al Frente Amplio o Cabildo Abierto (o los colorados, o los blancos, etc.), pero vamos, la oposición a la corrupción o al acomodo, no brilla en ninguno de ellos. En la política, cuando se critica la corrupción o el acomodo, generalmente se lo hace con algún caso del partido contrario, y siempre tiene que ver con política partidaria o proyectos personales, nada que ver con la moral o los principios de los que generalmente se hace alarde. Maquiavelo escribió sus grandes obras hace varios siglos, pero nosotros en pleno 2020 nos seguimos comiendo cuentos idealistas. Así vivimos en un contexto en que se defiende la democracia (lo cual comparto), pero una democracia que solo existe en la imaginación de algunos, y apela a una perfección moral que no solo no existe, no puede existir, y pretender que exista quizás es un peligro aún mayor.

Acá hay un problema de constitución del Estado. No por una cuestión moral, sino porque la propia naturaleza del Estado uruguayo batllista, que tan claramente analizaba Methol Ferré, funciona de forma tal que es un lastre para el desarrollo del país. Como analiza Methol Ferré, se utiliza la burocracia estatal para mantener artificialmente bajo el desempleo y acomodar aliados políticos. Jamás tendremos una burguesía nacional fuerte si con mayor facilidad uno se puede enriquecer amigándose con tal o cual partido político y accediendo al Estado. No es un tema de moral, pero conociendo mínimamente como funciona el poder, hay que darle los menos espacios posibles para que actúe como un lastre para el desarrollo y el bienestar del pueblo. Aquí viene la famosa reforma del Estado, tan prometida, pero nunca llevada a cabo. ¿Quiere esto decir que tras una reforma el Estado y el sistema político pasarían a ser perfectamente morales? No. Ni siquiera deseo eso. Acomodos seguirá habiendo, y la corrupción seguirá existiendo, aunque comparto que los casos más alevosos deben recibir mayor condena. La cuestión es generar estructuras que permitan el desarrollo y bienestar de nuestro pueblo. Que haya regocijo abajo, y ahí si hay o no dignidad arriba, que los poderosos lo analicen en su propia conciencia. Me importa lo primero. Desarrollo, bienestar, producción, trabajo. Lo demás, se verá. Pero cumplan.

 

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