40 años de CERES por Ricardo Peirano

Se cumplen 40 años desde que un grupo de empresarios y economistas nos juntamos para firmar el acta fundacional del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES). La única discusión, que se saldó a último momento, fue la inclusión de la S. Había algunos partidarios de que la nueva entidad se concentrara casi exclusivamente en la economía. Otros propusieron incluir la parte Social, que, con el paso del tiempo, demostró ser muy importante.

El resto se había debatido los meses previos y estaba todo muy claro: había unanimidad entre los presentes de la necesidad de contar con un centro de investigaciones económicas y sociales totalmente independiente y académicamente riguroso con el objetivo de generar ideas, propuestas y estrategias para influir en la elaboración de las políticas públicas.

Como dice expresamente el art. 2 del Estatuto, ese trabajo debe ser “por encima de orientaciones ideológicas o partidarias específicas. Para garantizar y preservar los valores esenciales de una convivencia pluralista”.

Este aniversario es, pues, una buena oportunidad para reflexionar sobre el papel que corresponde a los centros de investigación y pensamiento.

El historiador Yuval Noah Harari, reconocido por su obra Sapiens, nos ofrece en su libro Nexus. Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA, un análisis revelador sobre el funcionamiento de las redes de información en distintos sistemas de gobierno.

Harari nos dice que, en los regímenes dictatoriales, las redes de información están altamente centralizadas. La información fluye hacia un núcleo de poder, donde se toman las decisiones más trascendentales. Así funcionaban, por ejemplo, la Alemania nazi y la Unión Soviética. Aunque hoy, gracias al desarrollo tecnológico, este control absoluto es más difícil de imponer, sigue siendo el anhelo de todo dictador. Los tiranos desprecian los mecanismos de autocorrección sólidos: la justicia, el cuerpo legislativo, la prensa, la academia y los centros de pensamiento, que cumplen un rol esencial en la búsqueda de la verdad.

Y es que la verdad, es el pilar sobre el cual deben construirse las políticas públicas si aspiramos a un desarrollo real y equitativo. Sin ella, las decisiones pueden estar guiadas por prejuicios, intereses particulares o información sesgada, voluntarismos utópicos con consecuencias perjudiciales para toda la sociedad.

En contraste, una democracia saludable opera con una red de información distribuida y con mecanismos de autocorrección robustos. Además del gobierno, que maneja grandes volúmenes de información a través de sus agencias, existen múltiples canales independientes que permiten la libre circulación del conocimiento. Partidos políticos, tribunales, medios de comunicación, empresas, organizaciones civiles y ciudadanos interactúan en un sistema descentralizado que fortalece la deliberación y el debate público. Porque en democracia, entendemos que nadie es infalible, y por ello, el cuestionamiento constante es una herramienta vital para la toma de decisiones.

Dentro de esta red de información, juegan un papel fundamental los think tanks, como lo es CERES. Estas instituciones independientes aportan valor incalculable al debate público, ofreciendo análisis rigurosos y propuestas fundamentadas en evidencia. Su impacto se refleja en distintos aspectos:

  • Producción de conocimiento riguroso: A través de estudios e investigaciones, los think tanks generan información confiable sobre economía, política, salud, educación y otros temas clave.
  • Educación ciudadana y combate a la desinformación: Al difundir información clara y accesible, fortalecen la capacidad crítica de la sociedad y reducen la propagación de noticias falsas.
  • Independencia y credibilidad: Si bien algunos tienen orientaciones ideológicas, su verdadero valor radica en la objetividad y la rigurosidad metodológica, lo que refuerza la confianza en sus aportes.
  • Incidencia en políticas públicas: Sus estudios pueden influir en la agenda gubernamental, aportando evidencia empírica para la toma de decisiones estratégicas en beneficio del interés general.
  • Conexión entre academia, sociedad y política: Actúan como un puente entre la investigación científica, los medios de comunicación, la sociedad civil y los responsables de diseñar políticas, facilitando el análisis de problemas complejos y promoviendo soluciones viables.

En definitiva, en una democracia, donde el acceso a información veraz y la deliberación informada son fundamentales, los think tanks elevan la calidad del debate público y fortalecen la rendición de cuentas.

En este largo viaje de 40 años CERES ha tratado de estar a la altura de las circunstancias para cumplir esta misión. Y realizar su aporte al debate de las políticas públicas. Una tarea ardua pero que ha dado sus frutos.