Para investigar sobre el sentido de una determinada práctica social o una determinada concepción ética o moral muchas veces lo más pertinente es retroceder bastante en el tiempo e indagar qué significado tenía esa práctica en otro momento histórico. Ese método, que se ha llamado “arqueológico”, permite ver que tan permeada está esa práctica por las condiciones sociales de una época y qué de esa práctica trasciende los distintos momentos históricos. Ayer pensé en decirte adiós, obra teatral de Domingo Milesi, no va tan atrás en el tiempo como para hablar de un trabajo arqueológico, pero sí toma una distancia temporal que nos permite preguntarnos, viendo un conflicto plausible de hace dos o tres décadas, qué significan hoy el amor y la pareja en contraste con aquella situación.
Milesi presenta una historia pequeña, cotidiana, una pareja que debate sobre si seguir o no juntos en una madrugada de la década de los noventa. Esto inevitablemente llevará a que recuerden los momentos en que se conocieron y empezaron su vida juntos, así como a que revean la proyección que hicieron sobre su vida en pareja. Pero la situación permite, de forma implícita, visualizar como han cambiado algunas prácticas en apenas dos o tres décadas. Y el cambio que parece más evidente y radical a la vez es la propia condición de posibilidad de terminar una relación.
Sofía Espinosa y Domingo Milesi interpretan a una pareja que se conoce bailando Pump Up the Jam, el hit de Technotronic de fines de los ochenta. La canción tiene un par de estrofas en que Ya Kid K canta: “Quiero un lugar para quedarme” y sacándolo de la pista de baile los protagonistas de la obra parecen encontrar el uno en el otro ese lugar para quedarse. Pero unos cuantos años después la mujer parece no estar segura de por qué siguen juntos. Y uno de los disparadores de esa duda es justamente el constatar que varias parejas de amigos empiezan a separarse. Hay que volver treinta años atrás para entender que esa situación masiva era toda una novedad, lo que contrasta notablemente con la situación actual, en que las parejas casi nunca son concebidas como “un lugar para quedarse”. Hoy las relaciones de pareja parecen establecerse sobre la posibilidad de separación en cualquier momento, lo que era vivido como una tragedia hasta los años ochenta. Justamente en los noventa parece haber un cambio de sensibilidad -unido a que la mujer entra masivamente al mercado laboral- en donde la realización individual empieza a tener un protagonismo mucho mayor que, por ejemplo, “construir una familia”. Otro factor clave para la fisura en la concepción de pareja es la discusión sobre tener o no tener hijos, que se vincula a lo anterior y en cierta forma da más o menos “libertad” para tomar algunas decisiones. Lo cierto es que Milesi coloca a su pareja justo en el límite en que cambia la situación en que la separación es percibida como un fracaso y empieza a verse como una posibilidad más, y permite de esa forma algunas reflexiones que estarán a cargo ya no de la pareja del espectáculo sino del espectador que lo va a ver.
Pero más allá de la reflexión sobre los vínculos, hay un aspecto formal que le otorga gran potencia a la historia. Milesi se interesa por trasladar al teatro algunas posibilidades narrativas del cine, esto ya lo habíamos visto en Lo que los otros piensan (2016) cuando colocaba a una familia “disfuncional” en un auto para contar una historia inspirada en las llamadas road movies. En Ayer pensé en decirte adiós redobla la apuesta y el diseño escenográfico juega con diversos planos cinematográficos (plano cenital en el dormitorio, plano contraplano en el living) que tampoco parecen ser gratuitos. El cenital permite ver a la pareja como una unidad que se resquebraja, mientras que la discusión posterior ya muestra a la pareja dividida en dos personas que exponen sus argumentos a favor y en contra de continuar una relación. Los flashbacks también encuentran un espacio delimitado en una escenografía que es una proeza muchos más por imaginarla que por realizarla, lo que también debe haber sido complejo.
Las actuaciones también plantean los contrastes. Espinosa es quien lidia con el personaje cargado de dudas, que parece no sentir que está en el lugar que desea, mientras que Milesi interpreta al personaje que es aturdido, al principio de forma incrédula, por los cuestionamientos de su pareja. En ese sentido parece mucho más “eléctrica” la actuación de Espinosa que la de Milesi, que lentamente empieza a darse cuenta que las dudas que se le plantean van en serio, y que la historia de dos parece haberse agotado.
Ayer pensé en decirte adiós se carga, por supuesto, de muchas referencias a literatura popular, música y cine de la época, lo que le da un tono “vintage” que potencia la reflexión sobre la velocidad con que ha cambiado lo que pensamos sobre algunos sentimientos y las relaciones de pareja. Hasta la semana pasada se podía verla en el Teatro Victoria, y mañana viernes 5 de abril habrá una función en el Centro Cultural Florencio Sánchez del Cerro. No se la pierdan.
Ayer pensé en decirte adiós. Autor y director: Domingo Milesi. Elenco: Sofía Espinosa y Domingo Milesi.
Funciones: viernes 5 de abril a las 20:30. Centro Cultural Florencio Sánchez (Grecia 3281). Entrada libre.
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