La semana que estamos viviendo pinta bastante complicada.
Allá lejos indios y pakistaníes empezaron con juegos de guerra.
En el Kremlin se reúnen muchos mandatarios mundiales a festejar
la victoria sobre los nazis con el nuevo Zar de todas las Rusias.
Algún alcahuete latinoamericano va a manguear con la gorra en la
mano y muchos leninistas se confunden con este nuevo Vladimir.
Se sigue denunciando la terrible matanza de palestinos en Gaza,
y parece que los muertos de Ucrania son de segunda categoría.
Hay guerras muy mediáticas, y allí la madre África nunca figura.
Más acá un montón de viejos en batón rojo se juntan en un
conclave digno de la Edad Media, para elegir un rey sin corona.
Acá en la aldea brotan como hongos los inspectores del clearing
y buscan sin piedad entre los adversarios políticos para pegarle con
todo, no se salva nadie y llegado el caso, cualquier “deudita” sirve.
Se vienen las elecciones departamentales y entre los formalizados,
los acusados de corrupción y clientelismo, el próximo congreso de
intendentes puede convertirse en la cueva oriental de Ali Babá.
Pesan más las divisas políticas que las gestiones o la idoneidad y
lustro tras lustro se repiten los partidos en muchísimos lugares del
territorio, pero el énfasis es que solo Montevideo debe cambiar ya.
Sin duda el Frente tiene muchos debes en la capital, pero ignorar
los desastres administrativos blancos, es engañar al ciudadano.
Ahora parece que se aprueba la ley de ingresos a las intendencias,
sin el voto nacionalista, y se pone en peligro los feudos caudillistas.
El domingo concurrimos a las urnas, que cada uno vote como
quiera, pero estaría bueno que la honestidad y la gestión sea tenida
en cuenta por los votantes para elegir los futuros jefes comunales.
Mientras el mundo está que arde nosotros seguimos en la chiquita,
comentando la patineta del expresidente o el silencio de Yamandú.
Esperemos que siga teniendo fuerza el querido Pepe Mujica.
Alfredo García