“un teatro es un proyecto de amor y de resistencia”
El martes 21 de agosto llega al Teatro Solís “Próximo” el último espectáculo escrito y dirigido por Claudio Tolcachir. Voces conversó con el actor, dramaturgo y director argentino sobre algunos aspectos de este espectáculo y sus resonancias en el actual contexto de su país.
En Dinamo, tu anterior espectáculo que llegó al Solís, convivían tres personajes en un espacio muy reducido que sin embargo no se encontraban. En Próximo la situación es exactamente la opuesta, dos personajes muy cercanos respecto al vínculo viven a miles de kilómetros uno del otro.
Totalmente (risas), es verdad, no lo había pensado. Hacer una obra de teatro para mi es como crear un universo, un espacio, no soy un escritor de sentarme a escribir un texto, soy más de inventarme un juego y empezar a investigar sobre él. Como en Dínamo la paradoja era que están en el mismo espacio sin que lo sepan, en Próximo la paradoja es que están en continentes distintos pero sin embargo son lo único que tienen el uno para el otro. Me parece que siempre necesitás que el nacimiento de la historia ya sea contradictorio. Tenía experiencias personales como el hecho de que yo estaba en Roma y operaban a mi viejo del corazón y tenía una sensación física extrañísima de que estaba ensayando pero no estaba en Roma sino que estaba en la sala de espera en Buenos Aires. En un momento mi vida estaba totalmente atravesada por cosas que estaban lejos, y que eran mucho más vivas que las que tenía al lado. Y eso se dio en el proceso de creación también. Yo estaba en Roma, Santi (Marin), estaba en Madrid, Lautaro (Perotti) estaba en Buenos Aires, y queríamos hacer una obra juntos (risas). Entonces las primeras reuniones eran desopilantes porque era un Skype de seis cuadraditos con la vestuarista, la escenógrafa, el productor… y de pronto apareció la imagen generadora, que era teatral también. Porque el teatro nos permite que dos cuerpos estén uno al lado del otro y sin embargo jugar a que están a miles de kilómetros. Uno en invierno y el otro en verano. Uno yéndose a dormir y el otro levantándose. Había algo que todo el tiempo estaba en contradicción.
Has comentado que tus personajes siempre están como fuera del sistema ¿Cómo son los de esta obra?
Mirá son dos personajes que arrancan en situaciones de vida totalmente diferentes. Pablo es un inmigrante ilegal, un argentino que se fue persiguiendo un amor y cayó en Australia sin entender una palabra de lo que pasa alrededor, lo que genera que se vaya aislando. Eso lo veía estando en Madrid, en Roma, tanta gente que está ahí, en su laburo, pero su vida social está en otro lado, su familia está en otro lado. La otra punta, que es el personaje de Elián, es un actor muy conocido, es hijo de un político poderoso, y experimenta otro tipo de soledad. Ser famoso también implica una soledad, porque vos no podés salir a la calle a hacer lo que se te canta. Elián tampoco es libre, así como Pablo no entiende lo que le pasa alrededor Elián tampoco puede compartir lo que le pasa, por lo tanto estos dos personajes cada vez se necesitan más, terminan siendo uno el refugio del otro.
Y en general cualquier personaje al que a mi me dan ganas de contar su historia está perdido, perdido como estoy yo (risas). Digamos que hay un montón de gente que sabe como vivir y otros miran de afuera, pero de golpe empiezan como a construir un ecosistema que funciona entre ellos. En vez de pelear porque están afuera del mundo empiezan a decir: “bueno, empecemos a armar nuestro mundo, ya que no nos necesitan”. Después te das cuenta que la mayoría de la gente se siente así.
El trasfondo social siempre está presente en tus obras, aunque no sea el tema de forma explícita ¿Cómo lo ves en éste caso?
Te diría que en otras obras me di cuenta más tarde. Pero ahora yo no tenía cara para, por cómo estamos, pegar un mazazo desalentador. El mensaje que baja desde el poder es: “muchachos, todo lo que creían que era un derecho no existe, era mentira”. Lo dicen además. “Les hicieron creer que podían tener calefacción, que podían comprarse un televisor, pero no, eso no es verdad, la realidad es esta, yo decido cuánto ganás, cuándo te echo, no tenés derecho a una explicación y las cosas son así”… Y para que eso funcione necesitás un pueblo sin ningún tipo de fe en su propio poder. Eso es un trabajo fuerte, llegar a creer que realmente vos no tenés derecho a que te escuchen. A que tus hijos tengan un hospital. Y yo me doy cuenta que no es mi realidad. Nosotros tenemos un teatro, al cual en dos años le han subido más del mil por ciento el gas, la luz, los impuestos. Pero seguimos. Entonces para mí hablar de una obra sobre el amor tiene eso. Resistir. “Che, nos desencontramos pero vamos a seguir. No me animo, pero vamos a seguir”. Yo encuentro que esa es mi vida. La resistencia en un proyecto de amor. Que puede ser una pareja, pero no es el único ejemplo. Para mí un teatro es un proyecto de amor y de resistencia, un grupo es un proyecto de amor y de resistencia y un hijo y una pareja también. Entonces para mí sí es una obra que tiene un valor político en este caso más consciente que otras, en cierto homenaje a la resistencia. Hay palabras que se decidieron que son malas palabras en Argentina. Como “militancia”, “lucha”, hasta “ideología” parece una mala palabra allá. Y no, uno no tiene porqué aceptar que sean malas palabras… A mi me parece una muy linda palabra “militancia”
Próximo. Dramaturgia y dirección: Claudio Tolcachir. Actúan: Santi Marín, Lautaro Perotti.
Funciones: martes 21 de agosto a las 18:00 y a las 20:00. Teatro Solís.
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