Costumbres argentinas únicas por Atanasio Aguirre

Varios economistas internacionales han señalado que el modelo del presidente y economista Javier Milei para Argentina es un caso de estudio, un laboratorio exitoso hasta el momento. Si todo sigue según lo planeado, podría convertirse en un ejemplo a incluir en los libros de texto. El mundo entero está observando, especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI), este experimento de anarcocapitalismo que aplica políticas realistas para los tiempos que corren.

El contraste es aún más llamativo si se comparan estas medidas con las políticas ultranconservadoras y proteccionistas que impulsa Donald Trump, con sus fuertes aranceles y tarifazos. Mientras el presidente argentino apuesta por una economía de libre mercado, Trump parece no tener idea de que se trata, llevando a su país hacia un posible suicidio económico. Esto, considerando que China podría vender sus bonos estadounidenses, lo que sumiría a la economía del imperio de nuestro tiempo en una recesión irreversible. Claro que tampoco convendría a China.

No es el único que no entiende. Basta hablar con algunos conservadores locales, que buscan excusas como “no me gusta porque es violento en sus declaraciones”, sin importarles que Argentina se está convirtiendo en el país de mayor crecimiento del mundo, donde casi 8 millones de personas han salido de la pobreza.

Tenemos  una buena razón para celebrar; se visulizan claramente las diferencias entre ambos modelos. Se confirma lo afirmado por Friedrich Hayek: las grandes opciones político-económicas forman un triángulo —socialismo, conservadurismo y liberalismo—. En definitiva, hay diferencias notorias entre conservadores y liberales, algo que la narrativa izquierdista intenta ignorar y hacernos ignorar.

Los economistas que se oponen al gobierno de Milei están culturalmente cegados. No pueden ver que la inflación está controlada, que el cepo cambiario comienza a desaparecer y que el dólar se mueve dentro de una banda, como en cualquier economía razonable. Engañosamente, intentan presentarlo como una devaluación encubierta, pero la gente sabe que chocan contra la realidad.

En una visita sorpresiva a LN+ (La Nación TV), el presidente se reunió con su mentor, Jesús Huerta de Soto —el primero en usar el término anarcocapitalismo— y explicó cómo ve a Argentina en 30 años. Allí mostró el enorme optimismo que lo impulsa en este camino único y sus convicciones libertarias (en el manejo económico) para enfrentar todos y cada uno de los desafíos.

Empieza explicando que hoy Argentina es el país con mayor crecimiento registrado en el mundo y proyecta que se mantendrá así hasta alcanzar a las naciones más ricas. “La economía argentina tiene motores que la impulsan con fuerza”, destacando los minerales (litio, cobre, uranio), el mejor campo del mundo y el potencial energético.

“El campo tiene 200 mil trabas y aún así es competitivo. Si lo liberamos, junto con la industria, tendrá un crecimiento fenomenal”. Mencionó el desarrollo de energía nuclear, reactores modulares para exportación y la aspiración de convertirse en un hub de inteligencia artificial.

Más allá de cuanto rinda toda esa riqueza natural que todos sabemos que Argentina tiene, es fundamental que lo que un gobierno puede hacer para allanar el camino: “Estamos desregulando la economía para que los inversores se sientan cómodos”.

Para el mandatario la meta es clara: “Cada vez habrá más trabajo y mejores salarios, lo que elevará fuertemente el nivel de vida de los argentinos”.

Las críticas y los datos

Frente a los detractores, vale analizar un artículo de Sebastián Lacunza en La Diaria, donde reconoce que Milei termina su primer año con un piso de aprobación “considerable”, gracias a ¨una inflación menor a la prevista por un amplio arco de economistas¨. 

Tomemos nota que la predicciones de los economistas acostumbrados a una determinada cultura, no les va bien.

“La narrativa oficial se impuso contra la corriente en el indicador más urgente para la mesa de los hogares”, admitiendo mas adelante que ¨el alejamiento del fantasma de la hiper permitió a millones de familias pensar más allá de cómo harían para llenar la heladera¨

Si lo ponemos en perspectiva: dejar de sobrevivir para empezar a tener esperanza de vivir

Sin embargo, Lacunza se apoya en pronósticos ya equivocados para cuestionar: “¿En cuánto tiempo volveremos a hablar de otro préstamo récord del FMI que se evaporó?”.

No insistiría en los fallidos pronósticos de economistas imbuidos en una cultura estatista que parecen no entender el comportamiento autoregulado del mercado.

Resulta ilustrativo el caso del comentarista Ernesto Tenenbaum, obsesionado con su anti-mileismo, quien, en diálogo con el periodista económico Jairo Straccia, admitió con disgusto: “El gobierno está en un momento de euforia” por los apoyos internacionales. Su contraparte agregó que, según el FMI, Argentina crecerá un 5,5% en 2024, muy por encima del 2% de otros países. Tenenbaum terminó reconociendo: “Es un crecimiento muy robusto”.

Straccia enumeró más datos:

  • El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), un adelanto del producto bruto que es trimestral, creció 5,7% interanual en febrero. De enero a febrero ya va un 0,8%
  • El informe de la Unión Industrial Argentina ya avalado por el INDEC, marca un crecimiento del 6% en la industria.
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Incluye que la producción automotriz aumentó un 13,1%.

No manejó en ese momento que la pobreza bajó un 14%, sacando a cerca de 8 millones de personas de esa condición.

Es un mundo diferente. Las soluciones son duras, pero simples, y comienzan a demostrar su eficacia. Mientras tanto, países como Uruguay, atrapados en un modelo -con suerte- socialdemócrata, ni siquiera se ofrecen alternativas similares a su población. Seguimos sin crecer y, probablemente, empeoraremos.

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