En una variedad de países desarrollados los partidos políticos de derecha no tradicional han incrementado su peso electoral y político en los últimos años. En algunos casos, donde ya existe cierta experiencia acumulada, estos partidos lograron romper el “cordón sanitario” que a menudo se ha utilizado por los partidos convencionales para evitar su ingreso al gobierno. En los casos donde aún son una novedad, lograron ingresar en los parlamentos nacionales. Los dirigentes tradicionales de los sistemas de partidos europeos -socialdemócratas, liberales, conservadores- ven con preocupación el auge de partidos desafiantes que comparten un denominador común: un perfil de derecha, radical, populista y con una cara más amigable.
Son partidos en su mayoría relativamente jóvenes. Aunque el fenómeno no es nuevo, revela un renovado éxito electoral. Tal es el caso del Frente Nacional en Francia, Vlaam Blok en Bélgica o Demócratas de Suecia. En la otra punta, partidos noveles como Vox en España o Basta en Portugal también refuerzan la evidencia de que sus plataformas son bien recibidas por una parte considerable de los votantes. Ergo, estos partidos, lejos de ser testimoniales, son protagonistas en el tablero político, constituyéndose en muchos casos en socios potenciales para la formación de gobierno, con lo cual ganan en influencia y normalización. Por extensión, el auge de estos partidos indica un profundo cambio estructural en el espacio político europeo. En el fragor de la competencia política, sus ideas más controvertidas terminan siendo adaptadas y adoptadas -en parte- por partidos tradicionales, principalmente de derechas, lo que lleva a una mayor normalización no solo de los partidos sino de los aspectos más controvertidos de sus plataformas políticas.
Estos partidos evidencian, casi que sin excepciones, una estrategia populista de acción política. En tal sentido el uso del contrapunto entre la “voluntad general del pueblo” versus la “elite” es un claro ejemplo. Esta última generalmente adjetivada como burocrática o corrupta. A ello se agrega, por extensión una relación directa entre el líder y su electorado, sin intermediaciones, más allá de que naturalmente se apoyan en un partido de base. Cuestiones como la migración, creencias religiosas, nacionalidad, derechos de las minorías, o el establishment político, periodístico y empresarial, se definen como clivajes controversiales por parte de estos partidos.
De los 25 países considerados en este estudio, actualmente en 5 de ellos los partidos de derecha radical tienen representación en el gobierno: Hungría, Italia, Letonia, Polonia y Suiza. El número asciende a 10 países si se suman aquellos donde en algún momento la derecha radical integró el gobierno, aunque hoy estén en la oposición: Austria, Estonia, Finlandia, Noruega y Ucrania. Y en los 25 países hay representación parlamentaria a nivel nacional de la derecha radical.
A continuación, se muestra la evolución electoral de estos partidos en un lapso de cinco elecciones.
Presencia de la nueva derecha en países de Europa Elección 1 (entre 2003 y 2006 según país)**
Presencia de la nueva derecha en países de Europa Elección 5 (entre 2019 y 2022 según país)
El avance es evidente. Hungría, Polonia, Noruega, Francia y Suiza eran los casos más destacados. Pero posteriormente vemos que comenzó a extenderse en países donde este tipo de partidos no tenían representación parlamentaria. Especialmente puede observarse ese proceso en España, Portugal e Italia. Pero también en Alemania, República Checa y Eslovaquia.
Como vemos hay una reconfiguración de la oferta política en el espacio ideológico de las derechas. En buena parte de los países esto se manifiesta en una competencia entre distintas derechas, convencionales versus radicales. A otros sistemas políticos se les suma la competencia dentro mismo de la familia de partidos de derecha radical. Sin embargo, casos como el de Estados Unidos muestran que también un clásico partido conservador puede ser tomado por un líder populista y reconvertido, adoptando dentro de sí las demandas y el estilo populista de la derecha radical. Pero incluso allí donde compiten ambos tipos de derechas cabe preguntarse si es posible una estabilización a largo plazo de la competencia, o si, por el contrario, el nuevo equilibrio implica el canibalismo entre los partidos en competencia. En el caso de Italia, por ejemplo, la centro-derecha de Silvio Berlusconi perdió buena parte de su electorado ante la competencia entre La Liga y Hermanos de Italia. En Francia, se ha consolidado la competencia entre Macron y Le Pen, dejando en los libros de historia la vieja polaridad entre socialistas y republicanos.
El influyente ejecutivo de medios Steve Bannon (ex asesor de Donald Trump) referente de la nueva derecha, consultado por su papel en la coordinación con líderes europeos populistas, decía: “el mundo se verá obligado a elegir entre dos formas de populismo: el de derecha o el de izquierda. El centro está desapareciendo”. Esa podría ser una conjetura válida. Es decir, en realidad no estamos ante un hecho coyuntural donde aparecen nuevos actores políticos fortuitos, sino que se está produciendo un viraje hacia democracias iliberales donde la competencia comienza a gravitar entre partidos populistas.
Este escenario resulta preocupante por el carácter populista de la mayoría de estos líderes. Pero debe preocuparnos especialmente América Latina ya que tiene condiciones mucho más favorables que Europa para el florecimiento de líderes populistas de derecha y de izquierda. Primero y fundamental, porque en varios países las democracias están funcionando con partidos muy débiles. Y además porque la desigualdad social es creciente, los sistemas de protección social son débiles como quedó de manifiesto con la pandemia, las crisis migratorias no tienen un tratamiento en los organismos multilaterales, como tampoco lo tiene el cambio climático que impacta sobre vastos sectores de la población. Y por último y no menos importante, porque la corrupción permea a los partidos políticos.
* Magíster en Ciencia Política. Tw: @ale_guedes87 . Blogger Blog La Polis Uy
**Mapas de elaboración propia en base a registros electorales.
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