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Danilo Astori: Si duramos solo un período, fracasamos

Danilo Astori: Si duramos solo un período, fracasamos
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Nos recibió en su despacho del Palacio Legislativo que más parece una sala de biblioteca que la oficina de un senador. En los estantes hay más fotos de Nacional, La Falta y Jaime que de su grupo político. El próximo ministro de economía conversó largo rato con nosotros y con su natural vocación docente no tuvo reparos en explicarnos los planes económicos del futuro gobierno. Danilo Astori remarcó una vez más su compromiso frentista y su voluntad de darlo todo para que el gobierno de Tabaré Vázquez, sea un éxito. Con el espíritu pragmático que lo caracteriza nos dijo al irnos: “con esta entrevista tienen para llenar dos semanarios”. Lo que sigue son los mejores conceptos de esas dos horas de charla.
Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos Andrés Cribari.

¿Cómo te definís ideológicamente?
Frenteamplista.
¿Nada más que eso?
El Frente Amplio es una síntesis política que recoge aportes de la izquierda clásica, aportes importantes de los partidos fundacionales que tuvieron sus momentos de gloria, aportes de origen cristiano, y yo soy cristiano, también aportes de gente independiente. En ese crisol se fue acuñando un pensamiento de izquierda nacional.
¿A quién votaste la primera vez?
Mi primer voto fue en el año 58 a la Unión Cívica por aquello de que en aquellas épocas muchas veces hacíamos lo que nos hacían hacer. Yo estudié economía porque mi mamá me dijo que lo hiciera. Tuve la suerte de que después coincidiera mi gusto con el consejo de mi vieja. Recuerdo la frase de ella: seguí Ciencias Económicas que tiene futuro. Y el viejo votaba la Unión Cívica. Después, a partir del 62, voté siempre a la izquierda. En el 62 voté a la Unión Popular, en el 66 al Partido Socialista y ya en el 71 en el Frente Amplio. Como verán mi voto no es secreto.
¿Extrañás a Seregni?
Me ocurren dos cosas: primero lo extraño mucho físicamente, péro tengo una especie de satisfacción espiritual por la riqueza de lo que me dejó. Fue una compañía bárbara para todos los momentos de reflexión y de decisión.
Las encuestas marcan un crecimiento de Asamblea Uruguay y un acercamiento del Frente a superar el 50%. ¿Qué pensás?
Pienso que las encuestas de las firmas más conocidas están bien hechas. Con el margen estadístico de error que siempre tienen, igual son buenas guías.
¿A qué se debe entonces ese crecimiento de Asamblea Uruguay?
Yo no podría explicar las causas concretas, pero me parece que siempre que hay un crecimiento se debe al trabajo. Nosotros estamos trabajando muy intensamente en todo el país para obtener la mayor votación posible. Lo vamos a seguir haciendo y aspiramos a registros superiores para contribuir al triunfo del Frente y para contribuir a hacer el mejor gobierno posible. Si llegamos al gobierno, a mí me a tocar la responsabilidad del Ministerio de Economía y eso requiere mucho respaldo. Yo estoy seguro de que lo tengo, pero el respaldo más sólido y más genuino para mí, nace en Asamblea Uruguay. No puedo ubicar una causa especifica de crecimiento en las encuestas. Creo en el trabajo. El Frente va a ganar si hace un buen trabajo.
¿A qué se debió tu paso al costado en las elecciones internas?
El argumento central de ese paso al costado fue concentrarnos en ayudar al Frente a ganar y a hacer el mejor gobierno. Esto fue el 3 de abril, después de un proceso de discusión interna en Asamblea. Sabiendo que todos los sondeos de opinión daban como seguro ganador de una interna a Tabaré Vázquez, quisimos concentrarnos en ayudar al Frente a ganar.
¿Te sentís cómodo en el Frente a pesar de que has sido muy atacado?
Cómodo me he sentido siempre. Cómodo significa estar en el lugar en que uno debe estar siempre. Épocas difíciles, por supuesto que hubo, con debates, discrepancias, angustias, sobre todo cuando uno está muy convencido de que algo tiene que ser de una manera y se encuentra con que está solo defendiendo esa postura. Pero siempre he dicho que a medida que nos vamos acercando al gobierno las diferencias pasan a un segundo plano. Y yo estoy sintiendo que eso es así, que se cumple. Hoy predominan mucho más los acuerdos que las diferencias. Y la razón es muy clara: mirando hacia el futuro, nos une algo que hemos hecho y aprobado entre todos, que es el programa de gobierno. Por eso creo que en una situación de gobierno las cosas cambian.
Hay gente que dice que votaría al Frente si el candidato presidencial fueras vos. ¿Qué les decís a esos indecisos?
Lo primero que le digo es que la inmensa mayoría de la gente prefiere a Tabaré. Uno no puede enfrentarse a lo que la inmensa mayoría de la gente quiere. En segundo lugar, les digo que vamos en el mismo barco, en el mismo equipo, con la misma orientación, a trabajar juntos porque el programa es el mismo cualquiera sea el candidato.
¿Por qué votar a Asamblea Uruguay?
Primero porque hay que ayudar al triunfo del Frente. Lo segundo es ayudarlo a hacer un gobierno bueno. Ahí viene lo que nosotros llamamos “cambio responsable”. Sentimos que este es un sector que puede hacer aportes a la responsabilidad del cambio, que a nuestro juicio es lo que asegura que el cambio se haga y que dure. Y si tengo que ser ministro de Economía, voy a sentir que en una buena votación hay un respaldo. Con variantes, “cambio” siempre estuvo en la consigna porque hace mucho tiempo convencidos de que el país lo necesita y hoy más que nunca. Lo de “responsable” es porque pretendemos hacer un cambio que no trascienda ni comprometa las posibilidades reales. Se trata de un proceso largo en el que hay que ir encontrando sus bases de sustentación con mucha responsabilidad, que no puede apurar ritmos, que tiene que ir con mucha responsabilidad recorriendo etapas. Me baso en un testimonio de Lula. Todo el primer año de gobierno tiene que estar destinado a demostrar que hay credibilidad, solvencia, que no va a haber locuras, va a ser el debut del Frente en el gobierno.

¿Se gana en primera vuelta?
Si hacemos las cosas bien, yo creo que sí. No me gustan los pronósticos triunfalistas que son anestesiantes. Tampoco hay que decir que vamos a perder para estimular a la gente a trabajar mejor. Tengo la convicción de que, si trabajamos bien, ganamos. Trabajar bien es concentrarnos en lo nuestro, ir con nuestro mensaje a focalizar en la gente que hoy integra la categoría de indecisos. Con un tercio de los indecisos, el Frente gana en primera vuelta. Tenemos que trabajar con el argumento de que el país necesita cambiar porque, debido a la inexistencia de esos cambios, se han padecido las dificultades laborales y en las condiciones esenciales de vida. La gente lo sabe porque el indeciso es de una categoría económica de media a baja. La gente más acomodada no está indecisa. Sabemos que los indecisos son de instrucción media a baja y que han votado predominantemente al Partido Colorado. Eso está medido. Todo eso se sabe.
¿Si se llega al gobierno, es por mérito propio o por demérito ajeno?
Por las dos cosas. Los partidos fundacionales en la historia tienen momentos de gloria, en que resisten agresiones externas, se pelean, pero siempre encuentran una salida que es buena para todos. Enfrentaron crisis severísimas, en gran medida originadas en el exterior. Se vivieron momentos de autoritarismo, pero los últimos cincuenta años son un período de pérdida total del rumbo. Y eso la gente lo percibe. En 1958, después de un siglo, el Partido Colorado perdió las elecciones y no fue casual porque algo estaba pasando. Vienen dos gobiernos del Partido Nacional y el país sólo se pone peor, enfrentando con una dureza insólita, al borde de la negación de las libertades. Viene la dictadura, once años, el país no encuentra salida. Vuelve la democracia, vuelve el Partido Colorado y la alternancia con el Partido Nacional, hasta llegar al momento actual en que la gente dice basta, me cansé, me harté, le voy a dar una oportunidad a quien nunca la tuvo. Nadie puede negar que en estos cincuenta años se usó el aparato del Estado para perpetuar el sistema. Eso dañó notablemente al Estado. Lo transformó en algo pesado, ineficiente, espantoso, con pérdida de calidad que se ve a todo nivel. Por eso creo que podemos hacer un gobierno mucho mejor que estos que se han venido desgastando, en algunos casos quizás hasta perdiendo las ganas de gobernar. Los dos principales méritos propios son: primero, nuestras credenciales del gobierno municipal, porque la gente percibe que para estar quince años por lo menos hubo que tener capacidad de decisión y el otro es que encarnamos la alternativa. Somos los que nunca gobernamos y pedimos la oportunidad de hacerlo. Yo creo que la campaña electoral actual se puede sintetizar en dos palabras: o cambiamos o seguimos igual. Llegó la hora de cambiar y acá está el único cambio.

¿Se está armando un buen equipo?
No tengo la menor duda. Yo no quisiera que esto se interpretara como una actitud soberbia, pero si de algo estoy segurísimo es que va a haber un buen equipo con buenos profesionales en todas las áreas. En la mía, no tengo la menor duda, gente joven incluso, tal vez muy poco conocida, gente que ha tenido un perfil bajo pero que están en el sector público, conocen el Banco Central, el Banco República y en menor medida el Ministerio de Economía. Esos que no son tan conocidos, de repente son mejores que nosotros, porque la sangre joven y la capacidad de estudio juegan. Sin soberbia, estoy seguro que estamos capacitados para hacer un gobierno mejor que los que hemos tenido.

¿Existen generaciones jóvenes en otros ámbitos?
Ah, yo creo que sí. Los conozco menos, pero estoy seguro, después de haber visto los trabajos programáticos, que vamos a contar con gente que además tiene muchas ganas.
¿Qué gobierno esperás entregar en el 2009?
Primero, aspiro a que el gobierno siguiente sea nuestro, porque cinco años no nos alcanzan. Digo más, yo he dado un argumento muy duro al respecto, del que estoy convencido e intento trasmitir con toda sinceridad, y es que si nosotros duramos sólo cinco años en el gobierno, quiere decir que fracasamos. Nosotros triunfamos no sólo por ganar en octubre sino por hacer un buen gobierno y durar. Ahí, yo voy a decir que triunfamos. Aspiro a que Tabaré Vázquez entregue un país que ha empezado las grandes transformaciones que tiene postergadas desde hace décadas, que atendió las situaciones de emergencia más dolorosas, que empezó a generar más y mejor empleo, que estimuló la inversión y que al mismo tiempo inició un proceso de crecimiento sostenido.

¿Cuáles son esas grandes transformaciones?
En primer lugar, impulsar en el país un modelo de especialización productiva a alto nivel. Además, realizar un cambio muy profundo en el sistema financiero que lo lleve a apoyar la producción y no un sistema encerrado en la especulación. Hay que hacer una reforma del ñ Estado que termine con su utilización al servicio del clientelismo y del acomodo que ha ocurrido durante décadas, empezando a construir un Estado orientador, coordinador, impulsor de los grandes procesos de transformación. Hay que operar una reforma tributaria profunda, siguiendo los criterios de justicia, de eficiencia y aptitud para estimular el esfuerzo productivo. Necesitamos una mejor política exterior, coherente, más previsible, asignando prioridad estratégica al Mercosur y acumulando fuerzas en la región para plantearnos metas más ambiciosas fuera de la región. Debemos desarrollar políticas sociales que apunten a mejorar sustancialmente las condiciones en que vive la población, como una cosa duradera, profunda, genuina: implementar el servicio nacional de salud, la transformación educativa en todos los niveles de la enseñanza, una política de vivienda que empiece a encarar realmente las necesidades que existen. Finalmente se tiene que priorizar el desarrollo científico y tecnológico, que hoy son verdaderamente cenicientas presupuestales en este país. Sin eso Uruguay no puede aspirar a tener una especialización productiva de altos niveles de calidad y tampoco puede aspirar a hacer justicia, porque esto sirve para darle a la gente capital humano para defenderse en la vida, siendo el arma de justicia más duradera, más invencible. Estas son transformaciones muy importantes y Uruguay viene postergando esto por décadas y es lo que tiene que diferenciar un gobierno de izquierda.

¿A qué tipo de especialización productiva se apunta?
Lo tenemos que definir colectivamente, pero creo que hay cosas que están cantadas: agroindustria alimenticia y pesca. De pesca se habla poco, pero Uruguay tiene una riquísima ubicación. De la agroindustria alimenticia, ni hablar, porque es obvio que Uruguay no tiene que dar examen en la materia. También estoy pensando en servicios de amplia cobertura en turismo, transporte, comunicaciones, servicios portuarios, todo a favor de la ubicación estratégica del Uruguay. Finalmente, la producción de la inteligencia: informática, telecomunicaciones, biotecnología. Uruguay ha acumulado, a pesar de todos los pesares, una masa crítica importante que le permite hoy aspirar a especializarse. Sólo pensar que sin apoyo alguno Uruguay fue el primer país en América que produjo y exportó tecnología nacional en materia de telecomunicaciones informáticas sirve para tener una idea de que acá también hay una posibilidad de crecimiento.
Salvo en los años de la crisis, Uruguay tuvo crecimiento. ¿Cómo va a hacer un gobierno del FA para llegar a la gente?
Justamente, porque hay dos características que tienen que diferenciar a un gobierno de izquierda. La primera, mucha importancia a la creación de empleo, más y mejor empleo. Esta es una correa de trasmisión que cuando funciona mal transmite pobreza, desigualdad. Cuando funciona bien, hace que la demanda de trabajo aumente y esa es la mejor política salarial que se puede practicar. La segunda característica es que sea un crecimiento con políticas sociales, para que mejore la calidad de vida. Eso no ha existido y por eso el crecimiento que hubo no sólo fue efímero sino que tampoco se nota en el bolsillo de la gente.

¿Cómo se conjuga eso con la inversión, pensando que mejores salarios no atraen a los inversores?
Tenemos que ser capaces de distribuir mejor, por ejemplo, a través del costo tributario de la inversión o por el costo de la ineficiencia del sector público que hace que la escasa inversión que llega al país termine descargando aspiraciones de rentabilidad sobre el salario de los trabajadores. Se concilia retribuyendo decorosamente el trabajo y disminuyendo otro tipo de cosas, como tasas de interés impagables en un sistema financiero que ha funcionado de espaldas a la producción sumando todos los errores del Ministerio de Economía de este país, que han sido letales. Este país combinó durante el transcurso de mucho tiempo, manejo irresponsable de las cuentas públicas, deuda pública para financiar el déficit y atraso cambiario. Eso destruyó la producción. Nosotros no vamos a repetir esos errores. Por eso sin duda podremos pagar mejores salarios.

¿De dónde salen los cien millones de dólares para el plan de emergencia?
Uruguay tiene una situación fiscal, que ha mejorado, no tanto por la reducción del gasto sino por el incremento de la recaudación, al punto que ha llevado al Ministro de Economía a hacer una rebaja de impuestos. Nosotros estamos convencidos, después de la gira que hicimos en julio y de la entrevista que tuvimos con el director gerente del FMI, que los organismos nos van a ayudar, flexibilizando los vencimientos en los dos primeros años de gobierno. En un panorama así, el plan de emergencia se financia sin ningún drama. Respecto al PBI de hoy, que espero que el año que viene sea mayor, son siete décimas de punto porcentual. ¿Qué drama hay entonces para financiar el plan de emergencia? Es voluntad política y convicción de que las cosas se pueden hacer. Por supuesto que nosotros vamos a tratar de seguir reduciendo el gasto que el país no merece, pero también tenemos otros gastos que el país merece pero que están por el suelo, como los salarios de los servidores públicos imprescindibles: policías, maestros, funcionarios de la salud, del Poder Judicial. Esa gente está sumergida. Entonces, vamos a revisar todos los contratos de obra y a dejar de lado aquellos que son onerosísimos y de gente que ni siquiera a veces va a trabajar. Con el actual panorama fiscal, Uruguay no tiene problemas para financiar un plan de emergencia.
¿Y por qué no se ha hecho?
Porque, a lo mejor, no tienen la convicción de que eso sea necesario. Yo he oído recientemente voces del Partido Colorado que dicen que el 80% de nuestro plan ya se está haciendo. Si se estuviera haciendo, no tendríamos la situación que tenemos.

¿Cuáles fueron las causas de la crisis del 2002?
Hubo de todo. Ya mencioné la trilogía letal que lamentablemente operó con efectos destructivos. Eso tuvo muchísimo que ver. Los factores externos jugaron su papel de agravamiento.

¿El Frente llevó agua para su molino?
No lo hizo. Creo que el Frente estuvo a la altura de sus mejores momentos políticos. Se sabe que yo discrepé en la interna porque creo que se debió haber votado la ley de fortalecimiento del sistema financiero y que los compañeros no lo entendieron así. Pero, desde el punto de vista institucional, el Frente estuvo en su mejor momento. Eso muestra capacidad y dimensión de gobierno.

¿Cómo debe hacerse la reforma del Estado?
La reforma del Estado tiene que plantearse, antes que nada, en aspectos como la solvencia, la dirección, estatutos objetivos en materia de funcionarios, desterrar las prácticas de clientela en uno y otro ámbito, mejor control social de la gestión pública, descentralizar la gestión, que está muy concentrada en Montevideo. También hacer la reforma significa empezar a ordenar el panorama caótico que hay desde el punto de vista salarial. Y es, también, algún criterio general que oriente, sin violar la autonomía municipal, la situación de las Intendencias.

¿Cómo se consiguen buenos técnicos para la función pública si el FA piensa en pagarles remuneraciones que tal vez sean inferiores que en la actividad privada?
En primer lugar, eso refiere a cargos de mucha especialización. Segundo, esto hay que encuadrarlo en el ordenamiento del caos salarial que hay en la función pública. En tercer lugar, los topes ya existen y habría que ver si mantenemos esos topes, sabiendo que efectivamente son retribuciones muy bajas para actividades especializadas y va a ser una dificultad.

¿Qué opinás de la gestión de Zaindestadt en la DGI?
Yo reconozco que es un muy buen profesional, lo conozco de cuando fue alumno mío en la facultad, y creo que su actuación, individualmente considerada es buena. Lo que no quita que piense, y creo que él también lo piensa, que tengamos que transformar mucho la DGI para poner en práctica el nuevo sistema tributario.

¿Puede ser un director colorado en un gobierno del FA?
Voy a contestar la pregunta en términos más generales. Yo no sólo me imagino, sino que quisiera que haya gente de otros partidos, lo que el FA ya ha hecho en la Intendencia. Vamos a hacer un poco de historia y a refrescar la memoria. ¿Qué fue lo que hizo Tabaré Vázquez cuando ganó la IMM? Fue a ver a todos los partidos para invitarlos a integrar el gobierno municipal. Que haya recibido una pobrísima y mezquina respuesta no significa que no haya hecho el intento. Arana tiene en su gabinete directores que no son del Frente y me parece formidable que así sea. Yo quiero lo mismo en un gobierno nacional, que tenga la gente que sepa y que sirva, con vocación de servicio, que adhiera al proyecto. Le haría mucho bien al Uruguay. No estoy invitando a que se borren las diferencias, porque eso no es posible. Lo que pido es que se busquen lugares de encuentro y eso sirva de ampliación de la base de sustento del gobierno. Los gobiernos tienen un desgaste natural aunque actúen bien. Y resulta que Montevideo se ganó con el 34% de los votos y hoy estamos en el 58%. Eso yo lo deseo para el país.
¿Qué posibilidades tiene el Mercosur con una composición ideológica más parecida?
Es más auspicioso. Dese el punto de vista político, aspiramos a que el Mercosur sea verdaderamente un proyecto político y no sólo un proyecto de integración comercial. Ese acercamiento ideológico importa, pero es apenas una parte de la potencialidad que podríamos lograr si avanzamos políticamente. Para mí eso significa definir posturas comunes ante los problemas de todo el mundo y que esto sea un proyecto de acumulación de fuerzas para defender mejor los intereses de los países del Mercosur. Ya hay un embrión de proyecto político con la cláusula democrática pero hay que llegar a más cosas, como plantearse una postura común ante los sucesos que conmueven hoy en día al mundo, a la posición de Estados Unidos, la paz en Medio Oriente, el combate al narcotráfico, por poner ejemplos.

¿Hay que transformar a la Universidad?
Yo creo que la enseñanza pública superior tiene que formar parte de la transformación educativa del país. Yo tengo la sensación de que en la Universidad todavía hay mucho por hacer en materia de modernización. Hace falta, por ejemplo, mas conexión horizontal entre diversas áreas de especialización para brindarle al estudiantado más posibilidades de combinar conocimientos. Creo que tiene que haber un gran esfuerzo para acortar alguna asignatura, formar mejor a los docentes. Cuando sentamos a un niño frente a una computadora, eso tiene que tener una articulación con lo que hagamos cuando ese niño tenga 20 años y esté en la Universidad. Sin subestimar el contenido cultural de la educación, hay que ir aproximando cada vez más la formación educacional a las necesidades de especialización productiva. Si nos vamos a especializar en la biotecnología, eso tiene que tener un nacimiento en la educación inicial y tener una coherencia.

¿Te parce que sea bueno que haya más de una candidatura para las Intendencias?
Yo aspiraría a que hubiera una sola candidatura. Distinto es con las precandidaturas. Pero reconozco que hay situaciones políticas en que el adversario utiliza esa arma y que no sería sensato renunciar a eso. Yo quiero que haya candidatura única para todo el mundo. En las elecciones pasadas tuvimos una gran votación en las nacionales y en las municipales nos vinimos abajo. Naturalmente, soy consciente de que mucha gente hizo eso deliberadamente, porque hubo mucho voto blanco al Frente en la primera vuelta que después volvieron a su partido para las municipales.

¿Te parece que la revista Euro Money que distinguió a Alfie te haga el mismo homenaje cuando seas el mejor Ministro de Economía?
No creo. (se ríe). No creo que repitan la distinción.
¿Fuiste a los 25 años de Falta y Resto?
Sí, claro, si no iba no se hacía.
¿Estás contento con la vuelta del Loco Abreu?
Loco de la vida.
¿Sabés si vota al FA?
Vos sabes que no sé…
¿Será de los indecisos?
No sé. Seguro que en área no es ningún indeciso.

Publicada en VOCES Nro. 4, 16/9/2004

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