Dejamos de ser argentinos por Atanasio Aguirre

Decía ser argentino oriental, en sintonía con Juan Antonio Larrañaga el caudillo y héroe de la Agraciada, que se presentaba así. Categóricamente sostenía  que todos todavía lo somos. El historiador Guillermo Vázquez Franco, quien falleciera en las últimas semanas, a los 100 años, deja un legado removedor del relato histórico uruguayo. Sus varios libros muestran una auténtica rebeldía ante quienes han tratado de dibujar un ¨cuento chino¨ escondiéndose la verdad ¨ignominiosa¨ del nacimiento de Uruguay como país independiente.

Se desprendía de sus argumentos que desconocía la validez de la Convención General de Paz de Río de Janeiro, ámbito en el Emperador de Brasil se abroga, con el apoyo del imperio inglés, la potestad de decidir el destino de los que llamó ¨la Provincia de Montevideo, hoy llamada Cisplatina¨. Le ponía mal a Vázquez Franco que el texto fuera escrito en portugués, casi como una tomadura de pelo.

Esto coincide con la visión que tiene Hugo Flombaum, argentino, quien fuera asesor de Duhalde y ahora columnista de La City.com.ar: ¨Ganamos en la guerra, perdimos en la diplomacia¨. Pedro I, cuando las Provincias Unidas confirmaron su unificación, pensó que era buen momento para atacar (10 de diciembre 1825). Contaba con una infraestructura bélica muy superior a la argentina. Pero primero el Almirante Guillermo Brown por mar, y luego Carlos de Alvear por tierra, dieron vuelta el panorama. Ituzaingó terminó de deprimir al imperio del norte. Pero cuando las cosas se veían muy oscuras para el emperador, funcionó ¨la traición de Rivadavia¨ según Flombaum. Bernardino Rivadavia asume como Presidente y sustituye a Juan Gregorio de Las Heras -líder principal de la defensa- y enseguida sorprende enviando a un mensajero a Río de Janeiro a pedir la paz a cualquier costo. Un alivio para Pedro I.

Los defensores de Rivadavia sostienen que la milagrosa defensa de Alvear y Brown, no era suficiente para enfrentar una escalada en la guerra. Los detractores sostienen que Rivadavia daba prioridad a traer de vuelta a Alvear para defender a la capital de algunas provincias rebeldes.

Como sea, finalmente se firmó una paz que dejaba en manos de los brasileños hasta la isla Martin Garcia. La reacción en todas las provincias liquidó las posibilidades políticas del Presidente, quien terminó renunciando y desapareciendo de la escena. Dorrego toma el poder y pretende volver a la guerra, pero con la intervención diplomática inglesa, se reajusta el acuerdo anterior y se firma el tratado del 28, arrancando a la Banda Oriental de sus socias históricas, las Provincias Unidas. Un mejor tratado que el anterior, pero que sigue siendo ¨ingnominioso¨ para Vázquez Franco, y contrario a la voluntad de nuestra población en aquel momento y del mismísimo José Gervasio Artigas.

Lo que Argentina había ganado en lo bélico, terminó entregando en lo diplomático; las Misiones Orientales siguieron en manos de Brasil, incluídas en pacto anterior, Argentina también perdía la Banda Oriental a cambio de su independencia y una cosa que destacaba con razón Vázquez Franco es la pérdida del control del Río de La Plata. ¨lo que hasta ese momento era un río interior, para el manejo argentino, como el Misisipi en EE:UU o el Amazonas en Brasil, pasaron a ser aguas internacionales¨ Para beneficio de ingleses y europeos en general por supuesto, podríamos agregar.

Por eso para el autor, ahora fallecido, el tratado que creó nuestra independencia fue ¨ignominioso¨ y sostenía que deberíamos rechazarlo. De ser así, volveríamos atrás al mandato de la Florida el 25 de agosto de 1825. Explicaba que aún hoy nuestros pasaportes.por ejemplo, son lo que son, uruguayos, por la vigencia de la Convención Preliminar de Paz, gracias a la generosidad de un Emperador Brasilero, dicho con ironía, claro.

Redactado el 27 de agosto de 1828 en portugués, con una traducción oficial al español como gran cosa, ¨ Su majestad, el emperador del Brasil declara…¨ Vázquez Franco destaca que el establishment histórico trata de hacernos creer que esto es un reconocimiento a nuestra independencia, pero eso es falsear el texto. Específicamente el emperador declara que nos ¨permite¨ la independencia. ¨Nos amputaron¨ sostenía sin vacilar el académico.

De acuerdo a su visión hoy debería estar flameando la bandera argentina en nuestros edificios públicos en cumplimiento de las leyes del 1825.

Es verdad que el 25 de agosto nos declaramos independientes, es un hecho que quizás Vázquez Franco no destacaba. Sí, fuimos independientes y soberanos para decidir… por unos 15 minutos. De las 3 leyes que se aprobaron, la primera fue la Ley de Independencia, la que declara ¨írritos, nulos y sin ningún para siempre¨ los actos de incorporación a Portugal y Brasil por el Congreso Cisplatino de 1821.

 Con cierto humor Vázquez Franco señala que la vigencia de esa primera Ley duró muy poco, que probablemente los representantes ni se levantaron de sus asientos para la segunda declaración, la Ley de Unión cuyo texto dice:

Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen, manifestada en testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer periodo de la regeneración política de dichas Provincias.

La tercera fue la Ley de Pabellón, que provisoriamente recurre a una bandera similar a la de los 33 a la espera de la respuesta de las Provincias Unidas. Estás aceptan la reincorporación en Octubre y la bandera oficial pasa a ser la de Argentina.

El proceso natural de nuestra nacionalidad, que podría decirse que se inicia en las Instrucciones del año 13, tuvo un desvío forzado en el año 28. Vázquez Franco no aceptaba ese desvío. Con él se fue el vocero principal de nuestra incorporación a una Argentina federal. Por eso hoy dejamos de ser argentinos.

En próximas entregas miraremos otros mitos que combatía Vázquez Franco.