El estreno para Latinoamérica en la plataforma de streaming Netflix de “Madres paralelas”, el más reciente filme del cineasta manchego Pedro Almodóvar, pretexta un repaso por su filmografía, que cuenta ya con veinticuatro títulos, doce de los cuales pueden verse en la popular plataforma. Hijo del destape español postdictadura, la obra del director, actor, músico y productor tiene entusiastas fanáticos y ácidos detractores, pero nunca resulta indiferente.
Pedro Almodóvar es, ante todo, un provocador. Cuando nació, Franco llevaba ya once años en el poder, muriendo cuando el futuro cineasta contaba apenas veintisiete años de edad.
El haber transcurrido su infancia, adolescencia y primera juventud bajo el criminal régimen del “Generalísimo” lo marcó profundamente, tanto a él como a toda una generación de artistas, que luego de la muerte del dictador y en medio de la transición democrática, liderarían el destape español.
Debutando en 1978 como director de un cortometraje, “Salomé”, y como actor secundario en “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?” y “Un hombre llamado flor de otoño”, el inquieto creador abordó, desde entonces, un puñado de temáticas recurrentes.
Entre sus tópicos habituales, muchos autobiográficos, se encuentran la sexualidad , haciendo hincapié en la homosexualidad y el travestismo, la maternidad, la religión, las relaciones de pareja, la infidelidad, la traición, la pérdida, la soledad, la familia, las tradiciones, y la mujer en sus distintas facetas.
Nacido y criado en un pequeño municipio rural, sus padres eran arrieros, y en su familia había una gran presencia femenina, lo cual se condensa en su vasta filmografía.
Los once filmes del transgresor creador español que pueden verse en Netflix como si se tratara de un ciclo, doce si se cuenta “Madres paralelas” estrenada en el 2021, permiten un adecuado repaso de lo más representativo de su obra.
Esta cuidada selección que abarca más de veinte años, va desde el filme “Entre tinieblas”, de 1983, una salvaje comedia de humor negro que parodia a la Iglesia, hasta “Volver”, del año 2006, una trama dramática de corte surrealista. Mención aparte merece su más reciente largometraje, que, si bien retoma alguna de las obsesiones del artista, incluye algunos temas no recurrentes en su trayectoria.
La España que emergió luego de la caída del franquismo, un régimen ya apolillado y rancio a mediados de los años setenta del siglo XX pero que se derrumbó definitivamente con la muerte de Francisco Franco, era un país ávido de restañar heridas pero también sediento de una movida cultural iconoclasta y revulsiva. El llamado destape español mostró grandes influencias del Punk, el arte Pop, el cine pornográfico, e incluso de la parricida generación Beatnik norteamericana, de fines de la Segunda Guerra Mundial.
Como una hemorragia creativa, surgió una subcultura que daba voz al marginado, al sexual o ideológicamente diferente, al que cuestionaba a la Iglesia como cómplice y participe de la represión franquista.
Podría decirse que toda la filmografía del removedor artista es una suerte de work in progress, u obra en progreso. Todas sus películas forman parte, de una forma u otra, de una sola gran obra en continuo desarrollo.
Ya en sus primeros filmes, entre los que se cuentan “Entre tinieblas” y “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” emergen algunas de sus marcas de identidad: las drogas, la psicodelia, una visión paródica o ácida de la Iglesia, los personajes femeninos que sufren pero que logran sobreponerse a sus adversidades, todo enmarcado en una estética kitch que abreva del culebrón, es decir, la telenovela más clásica y popular.
En “La ley del deseo”, plantea un drama sentimental que explora temas como el amor homosexual, la transexualidad y la búsqueda del que se siente diferente y socialmente marginado.
“En Mujeres al borde de un ataque de nervios”, apoyado en un sólido elenco femenino que luego sería habitual en sus filmes, Carmen Maura, Rossy de Palma, Chus Lampreave, Julieta Serrano, el director se sumerge en una telenovela romántica y dramática, acompañada de boleros y una estética pop.
“Tacones lejanos” amalgama lo policial con el drama familiar- con imponentes actuaciones de Victoria Abril, Marisa Paredes y Miguel Bosé- con inteligentes toques a lo Hitchcock.
En “Kika”, el realizador retorna a su comedia más kitch y desenfrenada, coqueteando nuevamente con el policial y planteando una futurista crítica a los medios de comunicación, apoyada en la imponente dupla Verónica Forqué – Victoria Abril.
“La flor de mi secreto” es un culebrón puro y duro, liderado por la impresionante Marisa Paredes, que abunda en boleros y relaciones conflictivas.
“Carne trémula” es un policial dramático, donde Almodóvar retoma temas como la marginalidad y la droga, y donde brillan unos muy jóvenes Javier Bardem y Penélope Cruz.
En “Hable con ella”, “La mala educación” y “Volver”, el cineasta español vuelve a analizar tópicos como la maternidad, la soledad, la tradición y los abusos perpetrados por la Iglesia, retomando personajes femeninos pertinaces en su lucha por redimirse.
El ciclo culmina con el estreno de “Madres paralelas”, una película en la que, sumado a sus obsesivos tópicos, vuelve su mirada sobre un tema poco abordado en su filmografía.: el de las secuelas del franquismo.
En este largometraje, el creador plantea la búsqueda de los desaparecidos que dejó aquel régimen genocida, como una forma no sólo de conseguir una tardía justicia, sino de cerrar un ciclo y de recuperar aquella dolorosa memoria, tornándola en indispensable enseñanza para las generaciones futuras.
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