Despedida a un icono por Carlos Acevedo

Gene Hackman in Francis Ford Coppola’s “The Conversation.” (1974). Courtesy: Rialto Pictures

La reciente desaparición física del actor y escritor norteamericano Gene Hackman a los 95 años de edad, justifica un repaso por la prolífica y exitosa carrera de uno de los intérpretes más talentosos de su generación. A pesar de su retiro, para algunos algo prematuro, hace más de dos décadas, su trayectoria, que abarcó todos los géneros, se desarrolló durante más de medio siglo, contando con más de cien participaciones en películas y series.

Retirado de la actuación en el año 2004, el legendario actor había cumplido 95 años el 30 de enero. La semana pasada fue hallado sin vida, junto a los cadáveres de su esposa Betsy Arakawa y del can de ambos.

Eugene Allen Hackman nació en California en 1930, y tuvo una adolescencia y juventud signadas por el abandono y la pérdida. Sus padres se divorciaron cuando el contaba solamente 13 años de edad, y su progenitor se marchó y desapareció de su vida para siempre. De vocación tardía comparado con otros actores, ingresó en la escuela de interpretación Pasadena Playhouse de Los Ángeles a los 30 años, donde forjó amistad con otro actor destinado a convertirse en un ícono del cine: Dustin Hoffman. Sus profesores, lejos de alentarlo, le auguraron un mal futuro en el mundo de la actuación. Empero, Hackman nunca dudó de su vocación.

Tras la muerte accidental de su madre en 1962, con la que mantuvo una relación tensa y distante, volvió a estudiar y comenzó a obtener pequeños papeles en obras teatrales de escaso relieve. Dos años después, llegó su primera gran oportunidad al recibir una oferta para actuar en Broadway, lo cual le otorgó la suficiente visibilidad para incursionar en el cine, en un principio en pequeños papeles secundarios.

En 1967, Warren Beatty lo recomendó para interpretar al hermano de Clyde Barrow en “Bonnie y Clyde”, de Arthur Penn, película en la cual Beatty fue coprotagonista y productor. Si bien era un papel secundario, su dramática actuación le valió su primera nominación al Oscar. Tres años después, obtuvo su segunda nominación, por su papel en “Nunca canté por mi padre”, de Gilbert Cates.

Su aspecto de hombre común lo hicieron ideal para meterse en la piel de variados personajes. Hackman interpretó a burocráticos, espías, perversos vaqueros, políticos corruptos, abogados inescrupulosos, duros policías, villanos de historieta y desencantados vagabundos, brillando incluso en alguna comedia.

El primer premio de la Academia de su carrera llegó por su brillante actuación protagónica en “Contacto en Francia” (1972), dirigida por William Friedkin. Ese mismo año interpretó además a un excéntrico reverendo en “La aventura del Poseidón” y a un pordiosero en la desgarradora “Espantápajaros”, de Jerry Schatzberg, junto al enorme Al Pacino.

En 1975, bajo la dirección del gran Francis Ford Coppola,  encarnó a un taciturno detective privado en el tenso drama psicológico “La conversación”, una de las cimas de su carrera.

Una de sus caracterizaciones más recordadas es, sin dudas, su interpretación del villano Lex Luthor en la exitosa primera adaptación a la pantalla grande del personaje de historieta Superman, en el filme homónimo dirigido por Richard Donner en 1978, donde demostró una vez más su versatilidad y su veta humorística. Hackman actuó, además, en dos de las secuelas de dicha saga.

En el año 1988. tuvo un destacado papel en el drama bélico “Bat 21” de Peter Markle, donde manifestó nuevamente su amplio registro actoral, que no se encasillaba en un género o estereotipo de personaje, si bien pasó a la posteridad por encarnar a un puñado de perversos villanos.

Menos recordada es su brillante actuación en “Mississippi en llamas”, potente drama dirigido por Alan Parker en 1989, que le valdría una nueva nominación a los premios de la Academia.

Su segundo Premio Oscar llegó en 1992, por su interpretación de un sádico sheriff en “Los imperdonables”, dirigida por su amigo Clint Eastwood, quien lo convocó nuevamente, cinco años después, para personificar a un corrupto presidente de Estados Unidos en “Poder absoluto”.

Durante los años noventa, se destacó por variados roles, en “Fachada” (1993), de Sidney Pollack, “Marea roja” (1995), de Tony Scott, y una nueva incursión en la comedia en “La jaula de las locas” (1996), de Mike Nichols, remake norteamericano del recordado clásico ítalo- francés de 1978.

Durante su  amplia y fructífera carrera, el reconocido artista obtuvo también numerosos Globos de Oro y premios Bafta, entre los muchos galardones con los que fue reconocido.

En el año 2004, anunció públicamente en una entrevista su retiro definitivo de la actuación, al no obtener papeles que le resultaran interesantes y declararse además demasiado estresado para continuar trabajando. La decisión también fue motivada por su vocación por su otra gran pasión: la literatura, que cristalizó en varias novelas publicadas en las últimas dos décadas.