La Mujer Maravilla gozó de enorme popularidad entre 1975 y 1979 gracias a los 60 episodios de la serie televisiva que protagonizara Lynda Carter. Después el personaje desapareció, hasta que el año pasado hizo contundente aparición en Batman versus Superman. Encarnada por la ex modelo israelí Gal Gadot, los veinte minutos en que aparecía eran lo único rescatable de un film horrendo, pero ese breve pasaje dejó huella y a partir de hoy podrá verse a la amazona protagonizando su propia aventura. Y es aquí cuando los fanáticos de los superhéroes deben saber que Mujer Maravilla sólo en la media hora final puede ser incorporada al catálogo de pirotecnia habitual de los cómics llevados al cine. Porque lo que se cuenta aquí es el origen de esta guerrera, que aterriza en nuestro mundo contemporáneo durante la Primera Guerra Mundial. Con su lazo de la verdad, su mítica tiara heredada de la amazona Antíope y sus poderosos brazaletes, la joven es sin duda un producto típico de la época en que fue concebida (1941), un momento bélico donde parecía muy importante empuñar las armas sólo en defensa de la paz. Igual que hoy.
La princesa Diana (Gal Gadot) vive en una isla paradisíaca poblada solamente por amazonas, míticas guerreras lideradas por Hipólita (Connie Nielsen) y adiestradas por la más grande luchadora de la mitología, Antíope (Robin Wright). Ellas sólo pelean por la verdad y la justicia (igual que tres mil años después harán Superman y Batman), y en especial vigilan que Ares no vuelva a ejercer su belicismo en el planeta. Pero desde una rara neblina del tiempo llega un soldado británico (Chris Pine) que cae con su avión en la costa de ese paraíso. El resto de la historia transcurrirá por entero en 1918, porque un fuerte vínculo se establece de inmediato entre Diana y ese hombre: la joven quiere venir a nuestra época porque tiene la certeza de hallar a Ares y poder destruirlo en forma definitiva, erradicando las guerras de un plumazo; por su parte, el moderno soldado advierte que esa chica es infinitamente más poderosa de lo que a primera vista parece.
Muchas cosas funcionan bien en la película, comenzando por una zona inicial situada en una Antigua Grecia de estupendo diseño digital, y prosiguiendo por una serie de escenas de acción donde los enfrentamientos son verdaderas coreografías visuales. Más tarde la película mejora en la extensa zona donde una desubicada heroína del pasado debe adaptarse a las convenciones del presente. En todo ese pasaje hay abundantes dosis de bienvenido humor. Sin embargo, la media hora final es literalmente un disparate que deambula entre la habitual parafernalia pirotécnica de los cómics y un sinnúmero de diálogos pomposos que los actores recitan con más profesionalismo que convicción. Es una lástima que tanto ruido y explosiones gratuitas rebajen el buen nivel desarrollado hasta entonces. Pese al traspié, sin exigencias el entretenimiento subsiste, a lo que debe sumarse la enorme belleza de Gal Gadot, que además muestra particular contundencia a la hora de encarar la lucha. Ella sola ya vale el precio de la entrada.
Mujer Maravilla (Wonder Woman) USA 2017. Dirección: Patty Jenkins. Libreto: Allan Heinberg, basado en historia propia con Zack Snyder y Jason Fuchs, sobre personaje creado por William Moulton Marston. Fotografía: Matthew Jensen. Música: Rupert Gregson-Williams. Con Gal Gadot, Chris Pine, Robin Wright, Connie Nielsen, David Thewlis, Danny Huston, Elena Anaya, Lucy Davis, Ewen Bremner. Estreno: 1º de junio. Calificación: Aceptable.
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