Miopía, manipulación y misoginia

Hace tres semanas empezamos una pequeña compulsa a nivel partidario para escuchar

argumentos de porque alguien elige a su precandidato a la presidencia de la República.

Opinaron colorados, blancos y frenteamplistas y fiel a nuestra costumbre intentamos llegar a

todos los sectores para tener sus diferentes puntos de vista y fracasamos con total éxito.

En el partido Colorado opinaron varios sanguinetistas y dos votantes de Ernesto Talvi.

En el partido Nacional obtuvimos solo partidarios de Lacalle Pou, de Larrañaga y Sartori nadie.

En el Frente: 4 de Bergara, 3 de Martínez, 1 de Andrade, 3 genéricos y ninguno de Cosse.

Todo bien, calavera no chilla, nosotros invitamos y responden lo que tengan tiempo y ganas.

Lo interesante es que ni blancos ni colorados que no vieron a sus candidatos se quejaron.

Pero los frentistas somos de otra especie y empezaron a caer las acusaciones de todo tipo.

No faltaron los que vieron oscuras operaciones a favor de Mario Bergara de nuestra parte.

Saltaron los que se quejaron de que solo una mujer frentista opinaba en la reflexión semanal.

Y por supuesto nos encajaron la etiqueta de misóginos porque nadie apoyó a Carolina Cosse.

A esta altura del partido, en VOCES tenemos la piel más dura que si fuera de cocodrilo porque

los ataques de los “militontos” han sido una presencia constante, que ya no nos hacen mella.

Tenemos suficiente material para escribir el libro: “La insoportable necedad del ser…frentista”

Pero el tema central que queremos tocar hoy es recordar que el 30 de junio no solo se elige

un candidato a presidente por el Frente Amplio, también se eligen las convenciones a nivel

nacional y departamental, que, según la ley, son las máximas autoridades partidarias.

Está claro que el Frente ha ninguneado históricamente estos organismos a favor de los

plenarios que se eligen en las internas partidarias, cuando se vota el presidente del FA.

Sin dudas estos organismos son mucho menos representativos que la convención porque la

participación es abismalmente inferior que en las internas que se realizan ahora en junio.

Y si queremos transformar en serio este país, primero hay que empezar en cambiar la casa.

Y volver a hacerse el chancho rengo con la anquilosada estructura frenteamplista es pan para

hoy y hambre para mañana, porque cada día que pasa la participación de la gente es menor.

Sería un buen inicio que los precandidatos recogieran este guante y empezara de una vez por

todas, la democratización interna del Frente Amplio para recuperar la gente y la mística.

Abran los ojos, miren que, en política, la miopía más tarde que temprano termina en ceguera.

Alfredo García