
Mientras la agenda pública se ocupa de grandes e insoslayables temas que nos conmueven,
tales como, el petróleo, UPM, elecciones argentinas, TLC con Chile y los líos de los blancos,
hoy queremos abordar un tema menor que solo abarca a un millón setecientos mil seres vivos.
Ese es el número aparentemente real de perros que conviven con nosotros en Uruguay.
Bueno eso de conviven es un tanto relativo, si analizamos la realidad de estos animalitos.
Varias decenas de miles, son perros vagabundos que han sido abandonados por sus dueños.
Otras centenas de miles sufren de prisión domiciliaria en las peores condiciones de encierro.
Porque tener un pichicho o varios en un apartamento, solos durante 23 horas, sacándolos un
ratito para hacer sus necesidades, comiendo insípidas pastillitas y muchas veces castrándolos,
no puede ser considerado por nadie bienestar animal, yo lo denominaría simplemente tortura
El ser humano es un bicho egoísta y prefiere muchas veces a un perro antes que una persona.
Por suerte tenemos muchas ONG que salen en cerrada defensa de las indefensas mascotas.
Y así vimos que protestaron por el intento de exterminar a la jauría de perros del Saint Bois.
¿Recuerdan que los inocentes canes habían atacado y matado a un paciente del hospital?
Ahora trascendió que cuatro perros mordisquearon en la pierna a una vecina de Canelones.
Allá por Cerro Largo tres cimarrones bonachones mataron a dentelladas a un hombre.
Y en Las Piedras una niña de 18 meses sufrió el ataque de un inofensivo y tierno pitbull.
Seguramente las personas implicadas algo habrán hecho para que los cachorros reaccionaran.
Y enseguida salió un justiciero a reclamar que los mataron sin darle la chance de rehabilitación.
¡Hablemos en serio, por favor!
Nuestra sociedad laica ha generado que muchos humanos santifiquen a los perros.
El culto a los perros y los caballos en nuestro país es un tema exclusivamente cultural.
Si fuéramos chinos o franceses, ambas especies cuadrúpedas serían manducadas a destajo.
Y no puedo creer que haya infradotados que antepongan un bicho a un ser humano.
Alfredo García