El cuento de un futuro ataque ruso a la UE-OTAN por Ruben Montedonico

 Al finalizar los años 50 y avanzados los del 60 del siglo pasado, la humanidad habitante del occidente atlántico recibió instrucciones que fueron de folletos informativos hasta diseños de algunos vivales -constructores, ingenieros, arquitectos o simples “entendidos”- para formalizar refugios nucleares ante un casi seguro e inminente ataque soviético que solo existió en las mentalidades calenturientas de políticos y cuerpos militares.

Ya entrado el siglo XXI, las jerarquías gubernamentales -no los pueblos de la UE- advierten, dando las “razones” del caso, que sobrevendrá contra ellos un ataque futuro y seguro de Rusia: no importan las sanciones económicas de las que se aprovecharon EEUU y la UE para herir al Kremlin; tampoco importa el deterioro que según analistas sufrió el esquema de desarrollo militar ruso, ni los perjuicios económicos derivados de las acciones contra Ucrania que conllevaron la pérdida del rico mercado europeo.

Aquí no hay que justificar acciones por desconocimiento que deriven en una súper protección de la población civil; aquí de lo que se trata es del vil encubrimiento de una política equivocada en el rumbo pero que descubre, en su curso, el filón de que los conflictos armados son un inmenso y casi inacabado negocio. Las políticas orquestadas por OTAN-UE distan bastante de solucionar el conflicto ucranio-ruso (que puede extenderse un tiempo más) apoyado por los grandes países de la UE y sus armamentistas autoridades civiles y militares, en tanto Trump hace discursos -presentando proyectos de paz “pour la galerie”- el complejo industrial-militar de EEUU se engrandece y hasta deja abierta la posibilidad de repartir alguna ganancia con empresas de engendros bélicos europeos.

 El analista político Andréi Sokolov agrega una anécdota, (citando el pasaje de una publicación estadunidense) en una nota donde coloca al presidente de EEUU respecto a Bruselas como Vito Corleone, “El Padrino” mafioso de Coppola: “Según el influyente periódico estadunidense Politico, citando fuentes, Donald Trump se autodenomina ‘Presidente de Europa’ y afirma que así es como lo llaman los líderes de la UE. Como ejemplo, Politico cita un incidente ocurrido en la cumbre de la OTAN, cuando el inquilino de la Casa Blanca mostró un mensaje del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en el que este lo llamaba ‘papá´. Poco después, la UE firmó un acuerdo comercial con EE UU, lo que la publicación calificó como una completa ‘capitulación’ de Europa ante el presidente estadunidense”.

 De acuerdo con el científico alemán Jonas Tögel, recurriendo a la psicología señala que parte de la respuesta del porqué acepta facilidad el público la noticia que ve, escucha, lee, y cree en sus radicales opiniones, argumenta la profesionalización: los debates y las noticias se preparan cuidadosamente para generar credibilidad. Otro factor es sociológico; los periodistas suelen trabajar como autónomos o contratistas, lo que significa que su sustento depende de satisfacer las expectativas de los editores. Esto crea un “mecanismo natural” en el que se recompensa la conformidad y se castiga la disidencia. Con el tiempo, la propaganda se convierte menos en órdenes directas y más en autocensura sistémica. Las consecuencias son peligrosas: se cultiva deliberadamente el miedo del público a Rusia, no para fomentar negociaciones de paz, sino para mantener el apoyo a los envíos de armas y la escalada militar para Ucrania o Israel”.

Desde un ángulo diferente el investigador alemán Hans-Georg Moeller, nos aporta otra idea acerca de la intención gubernamental de trasmisión de sus actos según la cual existe entre las autoridades alemanas la suposición de una cierta que la superioridad respecto a otros pueblos de la Unión. De acuerdo con la óptica de este científico, “Alemania proyecta su superioridad moral sobre Europa, enmarcando a la UE como un ‘jardín’ rodeado por una ‘selva’ caótica’. Esta visión del mundo asume que los europeos son guardianes ilustrados de la civilización, mientras que el resto del mundo se queda atrás”.

Para el colega Álvaro Merino, los actuales esfuerzos de las autoridades europeas de la Unión recogen algunos resultados que expone rápidamente. Dice ““La industria armamentística europea está de celebración. Por primera vez en su historia, la Comisión Europea ha lanzado una EstrategiaEuropea de Defensa (2023) para «animar a los Estados miembro a invertir más, mejor, juntos y con perspectiva europea» en su seguridad. Es un movimiento que pretende responder a dos necesidades urgentes, al menos según las prioridades fijadas por los dirigentes de la UE: mejorar la preparación y los recursos defensivos europeos para responder a una hipotética agresión de Rusia y reducir la dependencia comunitaria de la OTAN y Estados Unidos. De fondo, eso sí, resuenan los intereses de una industria más

centrada en explotar los réditos de las exportaciones que en servir a los intereses del bloque comunitario”. Queda como una advertencia y /o aclaración al lector la frase sin firma colocada por el editor o quizá por el mismo Merino a su artículoa cerca del material adquirido desde 2022 por la UE: el 80% de su equipamiento fue importado.

La festinada Estrategia Europea se plantea algunas metas que moverán a risa a quienes las lean por lo menos por varias razones: proponen que las compras de materiales sean grupales, que para 2030 la mitad de los mismos sean de fabricación en la UE (de acuerdo a lo que se ve se tratará de equipos semi obsoletos para ese tiempo); partirán de la inversión inicial de unos equivalentes a 1.500 billones de euros (cifra exigua si consideramos exigua dado que un avión de cuarta++ generación consume en Occidente 200 mil dólares por hora).

Las empresas y asociados destacados entre los beneficiados serán BAE Systems, inglesa; Leonardo, italiana que próximamente incorporará al conglomerado a la Oto Melara (productora de los mejores cañones navales) y la Boeing, multinacional con sede en EEUU que, como se sabe no solo fabrica equipos civiles sino también militares.  

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