Desde la vuelta a la democracia ha pasado mucha agua abajo del puente (pese a la sequía) pero me estoy refiriendo a los ríos de la mente y la memoria. En mi caso parece que fue ayer que el trabajo y la producción nacional eran una bandera de avance de un país. Se fomentaba una producción nacional con algo nuevo para vender que enorgulleciera a los uruguayos…el tiempo pasó y esos conceptos se desvanecieron.
La unión utópica de países con objetivos en común, como el MERCOSUR, terminó destruyendo lo poco que se había fortalecido, no se cumplieron las protecciones, no se respetaron idiosincrasias, etc. Se vio que los números “cerraban” mejor si se tercerizaba, si se traía mercadería más barata de grandes productores, todo con la idea para que el máximo número de personas pudiera acceder a la mercadería. Pero no se abrieron nuevas fuentes laborales, no se protegió a quienes se debía, unos pocos empresarios se enriquecieron y los más tuvieron que irse, jubilarse o declararse en bancarrota o arreglárselas como pudieran.
Algunos dirán hay nuevas profesiones, hay nuevas formas de ganarse la vida, pero ¿se cubrió toda la demanda? ¿Todos pudieron adecuarse? En realidad no. Seguimos siendo algo más de 3 millones, porque el más inteligente, el más fuerte, el más emprendedor se cansó de apostar a un paisito que sigue pensando en paisito. Sin más en Argentina hay 600 mil uruguayos y muchos con reconocimiento y éxito.
Pero no siempre fue así
Un ejemplo de hace más de 100 años fue el Dr. Domingo Giribaldo, nacido en Pando de profesión entre farmacéutico y químico industrial. Fue el Director del Instituto de Química de la Facultad de Medicina y en 1911 ingresó a la Sorbone de Paris como uno de los 36 alumnos de Marie Sklodowska-Curie, que luego de recibir su segundo premio nobel, dicta sus últimas clases magistrales de Física, destinada a estudiantes de excelencia. Continuó sus estudios en Alemania en los cursos de Walther Nernst en el Instituto de Química-Física de la Universidad de Berlín y luego en el Laboratorio de Electroquímica de la Escuela Técnica Superior de Charlottenburg, dirigido por Franz Fischer. Luego crearía el método de electrólisis con celda de diafragma que patentara en Berlín en 1931. De regreso a Uruguay, y en condiciones domésticas Giribaldo diseña un complejo proceso para obtener hipoclorito de sodio, logrando producirlo por primera vez en América del Sur en 1925. Entre esos trabajos se encuentra su nueva solución desinfectante a base de hipoclorito de sodio, que dio lugar a la creación de “Electrón”, la industria de electroquímica de su familia hasta el presente. Este suceso convertirá a Uruguay en el primer país del continente en erradicar el cólera y el tifus por el Líquido Carrel modificado. Fue nominado al Premio Nobel de Química en 1949 por sus investigaciones en la termodinámica electroquímica. La significativa modificación al Líquido Carrel de Giribaldo, tuvo consecuencias inmediatas. El 26 de junio de 1925 el periodista Domingo Arena muy cercano al presidente Jose Batlle y Ordoñez escribió en el diario “El Dia” el artículo “Perfección nacional de un gran desinfectante” indicándose que este nuevo Líquido Carrel, llamado “El Montevideano”, se distingue del originario por constituir un compuesto muy semejante al suero de la sangre humana y por consiguiente con capacidad de aportar todas las ventajas que se atribuyen a la sangre misma, para darle vitalidad a los tejidos enfermos.
El tiempo pasó y se crea por ley en 1930 la Facultad de Química con gran empuje y luego de algunas generaciones, la Prof. Emilia Yanes de Spangenberg líder de la Cátedra de Electroquímica y experta en Electroquímica Analítica encomienda en 1971 al estudiante Julio Battistoni el armado de una celda de combustible de ácido fosfórico. En 1986 vuelta la democracia y con su regreso a la Facultad la Prof. Spangenberg me indica el desarrollo de temas energéticos con sus aspectos medioambientales para recuperar metales tóxicos para su posterior uso en catalizadores de celdas de combustible. En ese sentido, debo emprender estudios doctorales en la Universidad de La Plata trabajando con el Dr. Alejandro Arvia, postulado el Nobel en 1986 por sus hallazgos en electrodos orientados cristalinamente con aplicaciones catalíticas. Es así que desarrollé una serie de dispositivos como convertidores de energía patentando en Uruguay y recibiendo el Premio Génesis en 1997. Posteriormente inventamos un dispositivo para fabricar “hidrógeno verde” de agua de mar en 1999, en 2003 armamos la primera celda de metanol de 3.2 KW para uso en energía con nuestro Grupo de trabajo y la UTE, en 2009 con ANCAP y nuestro Grupo otro dispositivo de hidrogeno en 500 W (foto 2) que funciona hasta el día de hoy, en 2008 un Proyecto OPP Naciones Unidas para incorporar celdas de combustible en el transporte, uso doméstico e industrial. Con apoyo de Proyectos Naciones Unidas GEF terminamos armando el primer ómnibus a hidrógeno, pero en Brasil puesto que Uruguay empieza a mostrar sus flaquezas, no aceptando tecnología propia, ni fomentando nuevos desarrollos, sino importando alta tecnología extranjera a cambio de poco (como aerogeneradores españoles y franceses). Recuerden que otras facultades de nuestra universidad también fueron líderes de construcciones como en la Represa de Rincón del Bonete, como el armado de la Central Batlle… pero claro en la intervención militar trajeron tecnología extranjera nuevamente para reparar la protección catódica de las turbinas de esta Central Termoeléctrica porque seguramente tiene más prestigio o más seguridad o porque lo extranjero es mejor.
Allí se vuelve a repetir el mismo error, ¿quién dijo que el hombre no se tropieza una y otra vez con la misma piedra? Pero son otros hombres y otras piedras, entonces… ¿podemos aprender algo o seremos siempre el paisito de mente y alma? ¡No de corazón! Así que no dejemos que nos pongan otra Botnia, fabriquemos hidrógeno verde con tecnología local para uso nacional y luego si sobra vendámoslo.
Podemos hacer algo mejor que como el ganado en pie, podemos vender materia procesada, y en este caso con tecnología local que además nos brinda una cadena laboral que nunca se nombra. La “fabrica” crea empleo lateral gastronómico, de servicio, de transporte, etc, etc… y crea dignidad y amor propio. ¡Despierten uruguayos y valoren lo que tienen!
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