Entrevista: Gabriel Amijai Benderski
“Conocer el diseño pasado nos ayudará a comprendernos como sociedad”
El diseñador gráfico Gabriel Amijai Benderski lleva adelante la web lapatria.uy, un archivo de diseño gráfico uruguayo que “busca revalorizar nuestro patrimonio cultural” a través de una mirada a las diversas propuestas producidas en nuestro país. El objetivo es “entender el comportamiento del diseño como canal comunicativo y su vínculo con el entorno”.
¿Cómo nació la idea de llevar adelante esta web?
El proceso de producción no fue de la noche a la mañana. El proyecto surge como Impresos del Uruguay, una web del mismo nombre en donde se habían subido 89 volantes encontrados y fotografiados en la sala de materiales especiales de la Biblioteca Nacional. Este primer acervo se construyó gracias a la poca referencia que conocía sobre las artes gráficas autóctonas y mis ganas de aprender sobre cómo se comunicaban los diferentes eventos sociales de principios del siglo pasado. Específicamente, quería descubrir impresos efímeros, es decir aquellos papeles que se habían editado para durar un corto tiempo. Se seleccionó esta área porque es la que menos saber se tenía. Se buscaba llenar un vacío. Luego, se entendió que el trabajo realizado era la punta del iceberg y que había mucho más por hacer. El diseño gráfico uruguayo debía ser recopilado para ser revalorizado. Se puede opinar que la tradición del diseño nacional, si la hubiese, no está narrada, historiada o contada, más allá de algunas cuestiones iniciales, otras tentativas y otras más de convicción práctica, de simple recopilación de trabajos. El diseño uruguayo parecería no tener tradición ni historia. El compromiso con mi profesión, mi actividad, mi disciplina, me llevan a querer llenar vacíos. Esta tarea es imposible para una sola persona, pero aspiro a contribuir con la disminución de tales carencias, para mí esa es una manera de volver mi tiempo valioso. El patrimonio es la valoración del tiempo pasado, me gustaría en mi posteridad tener una tradición en la cual quedar inscripto. Sostengo que conocer el diseño pasado nos ayudará a comprendernos como sociedad. O sea, ocuparse del patrimonio es invertir en el futuro.
¿Cómo fuiste armando el material que se puede apreciar en la web?
El acervo de La Patria está constituido por compras realizadas en internet o en Tristán Narvaja así como también gracias al generoso aporte de contribuyentes los cuales me invitan a su casa para fotografiar sus pertenencias. Al día de hoy, el archivo cuenta con 919 imágenes propias y su correspondiente descripción en español e inglés. El proceso para la inclusión del material a la web sigue el siguiente esquema: búsqueda y selección, fotografía y retoque y, por último, inclusión de la descripción. La inclusión de la descripción que acompaña al diseño es arduo. No siempre se tiene registro de quién es el diseñador detrás de la pieza. Con respecto al proceso de selección, todos están invitados a enviar sus diseños, estudiantes y profesionales. No tiene sentido esperar a que un estudiante obtenga un título para incluir su trabajo, además se piensa que los estudiantes se emocionan al tener la oportunidad de mostrar sus cosas. En cuanto al estilo, no hay ningún juicio, los diseños se eligen si tienen un buen manejo de jerarquía, un buen uso tipográfico o de color. El proceso de selección es tan abierto como puedo imaginar. El nombre elegido para el archivo se inspira en la obra “El Altar de la Patria”, un óleo de Juan Manuel Blanes de 1896 en el que se representa alegóricamente a Uruguay como una mujer. La elección del nombre del archivo se debe a esta alegoría personificada del país. Esta representación comunica a través de ideogramas lo que significa Uruguay, siendo este el mismo propósito del archivo, representar el diseño uruguayo.
¿Cuál es el material más curioso o exótico con el que te encontraste?
Por casualidad o causalidad, apareció un volante que informaba una lotería cuya composición tipográfica es insólita. Este impreso fue el que afianzó la relación con la Biblioteca Nacional y con Gabriela Jaureguiberry, bibliotecaria de la sala de materiales especiales. Para componer “Mil onzas de oro”, un titular de trece letras, hacían falta tres. El impresor tuvo que resolver talentosamente cómo realizar el trabajo. Faltaban una “a” y dos “o”. La “a” y “o” de “onzas” y el caso más ocurrente es la última “o” de “oro” que es un 6 con un injerto. El encabezamiento se lee a la perfección y no causa sorpresa o ilegibilidad al lector. El asombro que se podía ver en los ojos de la bibliotecaria se convirtió rápidamente en fascinación y, por lo tanto, en la mía. Sabíamos que aquí había algo y sin duda había mucho más por descubrir. Sebastián Santana Camargo, contribuyente del archivo, me informó sobre el primer diseñador gráfico del cual se tiene registro. En años anteriores existía la profesión, pero parecía no estar definida como tal. Había una confusión entre qué hacía un ilustrador, publicista o impresor. Un calendario escolar editado en 1970 por el Consejo de Educación Primaria y Normal aparece con el siguiente crédito “Diseño gráfico por Jorge Carrozzino”. Carrozzino, parece ser el primer diseñador gráfico del Uruguay, referencia que es de suma importancia para construir el relato de mi vocación.
¿Cómo se ubica en general el diseño nacional respecto a los de la región e incluso el mundo?
En mi opinión, está infrarrepresentado debido a la falta de una narración de nuestra historia donde se construye un relato. Lamentablemente, aprendí sobre lo oriundo cuando comencé el archivo. Esto muestra que hay un dilema, una falta de inquietud por el historial que compartimos. Por otro lado, se reconoció que sufro de autodiscriminación, es decir, se percibe al diseño uruguayo como subordinado al diseño británico, alemán o japonés. Este sentimiento ocurre gracias a la poca difusión que tiene y que se suma a la falta de un cimiento histórico. La Patria espera cambiar mi forma de pensar y que la consecución de los objetivos del archivo logre que lo nuestro ocupe el lugar que le corresponde en mi mente.
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.