Esperando a Yamandú

Cinco años atrás los comentarios circulantes eran muy similares.
Entonces se hablaba del inútil, el que nunca trabajó, el pituco,
se mencionaba su profunda ignorancia y su falta de mérito propio.
Se tuvieron que tragar sus palabras y diatribas y hoy se enfrentan a
un líder partidario que se perfila como peligroso adversario futuro.
Hoy se habla de la falta de carácter, de la incapacidad de opinar,
se afirma que va a ser un pelele y que no va a poder gobernar.
Muchos sostienen que el poder lo va a ejercer tras bambalinas el
“Rasputin” que nos tocó por padrón, o sea el exfiscal Jorge Díaz.
Otros están convencidos que el verdadero presidente, apoyado en
su manejo del aparato del MPP, va a ser Alejandro Pacha Sánchez.
No faltan aquellos que vaticinan que el “siniestro” Partido Comunista
con Castillo de ministro de trabajo le va a torcer el brazo al gobierno
Avizoran que el peso de los “radicales” del Frente Amplio van a
embretar al presidente electo y nos llevaran a ser una nueva Cuba.
La verdad que lo primero que me cuestionaría, si estuviera en los
zapatos de la futura oposición, es como pudieron perder, siendo
gobierno, con un candidato inocuo al que catalogaban de Tribilín.
Se durmieron muchachos y le erraron feo en su estrategia electoral.
Seamos claros, nadie llega a presidente de la república si no tiene
determinado carácter, ambición y atributos personales que le
permiten alcanzar la primera magistratura, muy pocos lo logran.
Existen dos tipos de liderazgo, uno es autoritario y otro conciliador.
Hay quienes son personalistas y hay otros que juegan en equipo.
La experiencia de gobernar tantos años Canelones, con los
resultados obtenidos y la popularidad alcanzada, no fue en vano.
La capacidad de dialogo del futuro presidente no tiene discusión.
La relación con los compañeros que lo rodean es fraterna y el
hombre escucha, pero quien decide en última instancia, es él.
Entonces dejen de hacer especulaciones fantasiosas, por favor.
Aquel que compre a Yamandú por un canario bobo, pierde plata.
Alfredo García