Si, siempre se torna difícil y difícil la opinión que en particular se tiene por lo que dejan algunos momentos de conflicto o grandes decisiones en ciertas áreas y estados; cuando se trata de una nación de alta complejidad y volumen como Argentina -con un gobierno en franca minoría en la primera parte de su mandato, dependiente de las coaliciones legislativas ante cada norma o de la ayuda extranjera para la ejecutoria de algún cambio- el momento se vuelve inmensamente especulativo.
En momentos en que “a priori” el opinante apunta contra estilos vulgares, estridentes; cuando las realidades numéricas del país se exhiben al gusto del gobernante y se esconden datos a mediano y largo tiempo, y con ellos las cifras -no siempre comprobables y exactas- las dificultades crecen. Estas dos primeras frases van dirigidas a quienes el observador ha presentado al lector un mandatario (Javier Milei y sus funcionarios) de ideas a contrapelo con la racionalidad y envueltas en un lenguaje impropio de un político y más grave cuando este es el presidente de la tercera nación en importancia de un continente que el imperialismo tiene como reservorio de sus dominios. Como parte de la libertad del lector, también vale que se tomen a modo de disculpa de este opinante.
Para presentar el tema hay que recordar que el domingo ppdo. se renovaron en Argentina, bancas de diputados y senadores en comicios de “medio tiempo” que se corresponden con el tramo final de la administración de este Poder Ejecutivo. En diputados se trató de 127 representaciones por cuatro años cada una y en senadores 24 asientos con duración de seis años en cada caso.
Para la aplicación del plan económico y paliar la crisis generada por la falta de divisas y la inflación, el actual gobierno ha recurrido a restringir y recortar el presupuesto nacional, en particular donde los dineros del Estado jugaban el papel principal; el endeudamiento con entidades internacionales (el FMI, tocando cifras siderales); ha formalizado acuerdos que el común de la población desconoce (aceptando y/o gestionando contraprestaciones en momentos de crisis mundial de EEUU), y colocando -presuntamente- el oro del país en el Reino Unido. Pese al amplio ostracismo argentino en el concierto de naciones, en los días previos a las presentes elecciones Milei consiguió 20 mil millones de dólares (que dice aplicará para pagar adeudos en 2016) del Tesoro de EEUU con el fin de detener la subida del dólar paralelo que se vende en las calles del país y frenar los precios de productos de primera necesidad en tiendas y supermercados. Como efecto tenemos -entre otras cosas- los festejos de estos “libertarios” en las elecciones, esencialmente, legislativas.
De cara a la síntesis de “entre otras”, El País de Madrid -en nota destacada por su equipo de cobertura- afirma: “Milei llegó a 94 sobre un total de 257 legisladores en la cámara baja. Si bien seguirá lejos de la mayoría, el número de diputados le permitirá sostener los vetos (a las leyes) del Ejecutivo y evitar un eventual juicio político al presidente, como pretendían sectores de la oposición.” El objetivo de aumentar su exigua representación legislativa lo hacía dependiente de las alianzas; al ganar con más del 40% de las adhesiones a nivel nacional y con ello derrotar al peronismo (poco más del 33%) y el bloque opositor superó esta valla. Hubo casos en que se pretendió igualar peronismo con kirchnerismo: se trató sólo de una burda maniobra destinada a continuar el “descarrilamiento” de Cristina F. de Kirchner (detenida, juzgada y bajo prisión domiciliaria) que comparte el mismo espacio político con
Sergio Massa y Axel Kicillof.
El salvataje económico con efecto político que realizó desde EEUU el trumpismo, fue muy ajustadamente visto por Julio Gambina, docente argentino de economía y analista, que se refirió a él: “Esta realidad del ‘swap’ fue largamente anunciada y queda claro que los anuncios e incluso su materialización no resuelven los problemas ante la gravedad de la situación económica y política en el país. Más aún, el Tesoro de EEUU ya intervino en tres ocasiones ‘comprando pesos’, o sea, inyectando dólares al mercado cambiario para que la demanda de divisas se satisfaga.”
Atilio Borón, conocido comentarista argentino, opinó: “Cuando dicen que la ayuda es a cambio de nada {Milei}, es mentira. EEUU no tiene amistades permanentes, tiene intereses permanentes. A cambio le vamos a dar el acceso excluyente al Estrecho de Magallanes”. Adrián Rojze en Página 12 señala: “El nuevo salvataje financiero implica el fracaso del plan económico, un resultado cantado desde el momento en que Milei se propuso refundar la Argentina
sin tomar en cuenta su estructura social y económica”.
Pero no solamente en EEUU los demócratas criticaron el paso dado; desde Inglaterra, en un editorial del Financial Times, Gillian Tett escribió: “Lo que está ocurriendo es una forma descarada de imperialismo financiero. ¿Va a funcionar?” Más adelante indica: “(…) las reservas monetarias disponibles del país son peligrosamente bajas”.
Antes del pasado domingo, desobedeciendo lo que se entendía como un pacto de no hacerlo hasta el lunes 27, renunció el canciller argentino y en medio de su bronca, rápidamente el presidente nombró un nuevo ministro: casualmente es un hombre al que se lo liga al JP Morgan.
Tras estos comicios, Milei ocupará la semana en reajustar y rellenar el entorno y mantendrá el carnaval triunfalista
a la luz de los números que le ofrece la autoridad electoral; después vendrán los análisis políticos de por qué ganó.







