La amistad en tiempos de Instagram

Soledad Lacassy es una directora dueña de una potente voz generacional. Interesada en abordar el universo de la juventud contemporánea, ha trabajado sobre historias en las que los vínculos entre pares ocupan un rol central para protegerse de un contexto que muchas veces aparece contradictorio y hostil. También resulta interesante la reflexión sobre la manera en que la subjetividad de jóvenes y adolescentes se construye desde la mirada de los otros, y en esto último, para las generaciones más cercanas, es clave el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías. La mirada de “los otros” era una de las claves ya en la comedia Mirame que nos miran (2020), texto de Julieta Lucena adaptado por Lacassy y codirigido junto a la autora. Y la “construcción” de una imagen de sí mismas mediante el uso de las redes sociales era una característica constituyente de algunos personajes de Vaciar chat (2022), también de la dupla Lucena – Lacassy.
Mirame que nos miran y Vaciar chat se estrenaron en El Circular, hubo que esperar a Los lugares intermedios (2023, de María Eugenia Puyol) para que finalmente Lacassy dirigiera un espectáculo en una sala de El Galpón (aunque no era producción del teatro), institución en la que se formó como actriz y a la que pertenece. En este espectáculo la amistad de un grupo de adolescentes se ve ensombrecida por la violencia que sufren dos amigas, y el desenlace trágico tiene como uno de sus protagonistas a la imposibilidad de dar cuenta de ese hecho, de comunicarlo, de nombrarlo. El excelente resultado de estos espectáculos, que también constituían una reflexión sobre la manera en que los jóvenes se sitúan en la sociedad contemporánea, llevó seguramente a que El Galpón, ahora sí, le propusiera a Lacassy que dirigiera un texto que transite por algunos de los tópicos antes mencionados. El texto elegido fue Karaoke Elusia, del catalán Oriol Puig Grau.
El autor estrenó Karaoke hace cinco años en la Sala Beckett de Barcelona, y una vez que Lacassy empezó a trabajar en la versión montevideana se contactó con él para intercambiar ideas, entendiendo que lo más relevante del texto es mostrar la amistad que une a los tres protagonistas: Samuel, Anita y Cristian. Y así aparecen los personajes ante la platea, como tres amigos que celebran el egreso de la secundaria en un karaoke, compartiendo canciones e intercambiando anécdotas. Rápidamente entenderemos que la celebración se da por fuera de la fiesta “oficial” que realizó la generación de egreso del colegio donde se conocieron. Mediante flashbacks, la historia irá articulando un relato fragmentado en el que se entrecruzan situaciones de acoso y abuso en el contexto liceal, diferencias de clase social, intentos de suicidio y graves dificultades institucionales para abordar las situaciones que involucran a los estudiantes. Ahí, justamente, es donde aparece el vínculo de amistad como la gran fortaleza que mantiene a flote a los personajes.
Puig Grau, nacido en Barcelona en 1992, ha confesado que en su proceso de trabajo intentó hablar de algunos temas tabú “de los que nadie me habló cuando tenía diecisiete años”. Es así que la salud mental, el suicidio juvenil y el acoso escolar, temas que fácilmente se entrelazan entre sí, son protagonistas de Karaoke Elusia. Tanto Lacassy como el resto del equipo de la versión local son menores pero cercanos generacionalmente a Puig Grau, y no solo logran capturar algunas de las emociones que atraviesan a sus personajes, traduciendo algunas de sus características a nuestro contexto, sino que han demostrado ser capaces de volverse un diapasón que vibre en los mismos tonos que plateas integradas por adolescentes de nuestro país. Porque si bien Karaoke Elusia se estrenó en la Sala Cero de El Galpón hace dos semanas, el proyecto fue estrenado antes para Extensión, el proyecto que la Institución desarrolla hace décadas para que niños, niñas y adolescentes se acerquen a la experiencia teatral. Los espectáculos de Extensión suelen terminar con un foro de intercambio, y en este caso Lacassy señala que han notado que los adolescentes “sienten que el foro es un espacio seguro, y muchos se han animado a contar cosas muy delicadas o muy fuertes que les han pasado, o que han pasado en sus liceos. Y como que invitan a que todos entendamos lo grave que es y lo mucho que podemos ayudar. Eso me parece fundamental, que entendamos que todos somos responsables de esto que sucede, del bullying, del suicido en la adolescencia, que no nos es ajeno. También han intervenido docentes, muy agradecidos de que pongamos estas temáticas en el escenario y porque se dan cuenta de las carencias que hay a nivel institucional”.
Lo anterior sirve para anotar algunas de las principales fortalezas del espectáculo. Aquí el acoso, por ejemplo, no aparece como algo vinculado a conductas individuales o grupales patológicas, sino como algo estructural. Tampoco el suicidio aparece producto de alguna situación particular. Los intensos vaivenes emocionales de la adolescencia, que pueden tener como característica las dudas sobre la identidad, y, sin ninguna ampulosidad, la pregunta existencial, son atravesadas en las sociedades contemporáneas por una multiplicidad de estímulos que potencian emociones o subrayan la desigualdad y las diferencias de poder. Que un adolescente que se pregunta por el sentido de la vida sea pisoteado por eso mismo, y que la institución escolar sea incapaz de intervenir en esa situación es un problema estructural de nuestras sociedades.
La indiferencia o prepotencia de parte del mundo adulto, o incluso la torpeza de otra parte que sí intentar ayudar, aparecen naturalmente parodiados por los propios personajes adolescentes que protagonizan la situación, y esto da mayor credibilidad a las representaciones. Nuevamente Lacassy introduce las redes sociales y los dispositivos tecnológicos como instrumentos constituyentes de la subjetividad de los personajes, que pueden potenciar la exposición de los personajes. La directora aprovecha algunos recursos ya trabajados en Vaciar chat para que el universo adolescente aparezca también en su faceta “virtual” y para esto se conjugan tanto el trabajo de Mavi Parada en audiovisuales como el diseño general de Lucía Rossini.
Con frescura y sin afectaciones, el equipo de Karaoke Elusia propone un recorte de las experiencias de la juventud contemporánea, algunas particularmente dolorosas, invitando a la reflexión pero también celebrando la amistad. La obra va hasta fines de marzo. No se la pierdan.

Karaoke Elusia. Texto: Oriol Puig Grau. Dirección: Soledad Lacassy. Elenco: Giuliano Rabino, Vladimir Bondiuk, Sofía Tardáguila.

Funciones: sábados 21:00, domingos 19:30. Sala Cero de Teatro El Galpón.